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miércoles, 28 de agosto de 2024

RUTA DE ALCALÁ LA REAL EN TIEMPOS DE CARLOS III

 

RUTA DE ALCALÁ LA REAL EN TIEMPOS DE CARLOS III






PASEO DE LOS ÁLAMOS

             

El Paseo de los Álamos y La HUERTA DE CAPUCHINOS  no han presentado el aspecto ni el  desarrollo urbano tal  como hoy día nos la encontramos, en el que podemos distinguir varias fases.

1.     Antes de la conquista de  los Reyes Católicos, formaba parte del ruedo de la ciudad y, en su mayor parte, eran fincas  de cereales y, en torno a unos arroyuelos,  había zonas de  arbolado.

 

2.     En tiempos de Carlos V y Felipe II, se transformó primero en un ejido-. lugar común para pastar el ganado-, lindando con tierras de particulares y con los caminos de la Fuente del Rey  y de Granada. En dicho lugar pastaban ganado de la ciudad antes de ser inmolado en el matadero.  Posteriormente, se creó la Fuente Nueva, un lavadero, la puerta de los Arcos, y una Alameda, que comprendía principalmente el sitio de la actual Huerta de Capuchinos hasta el colegio Alonso de Alcalá, donde se ubicaba una ermita dedicada a  María Magdalena.

Esta alameda se plantó en torno a los años setenta del siglo XVI, tenía una calzada central y varios canales de riego, y a su cargo había un guarda nombrado por el cabildo municipal que cuidaba de los álamos, acequias y de las plantas.

3.     En el siglo XVII,  se  reservó una parte de aquella alameda para el convento y huerta de los Capuchinos, lo que hoy día es el actual barrio y quedó acotado en medio del ejido y rodeado de la ala meda y los dos caminos. , A partir de mediados del siglo XVIII, el parque recibió una nueva remodelación, prácticamente que afectó a todo el recinto, a la manera del  jardín francés, distribuyéndose en diversos parterres y una calle central con una fuente, así como se mantuvo parte de la alameda y se renovaron las plantas y flores. De este tiempo y principios del siglo XIX, viene el nombre de Paseo Público y el uso de una glorieta para las verbenas, amenizadas por las bandas de las compañías que se alojaban en la ciudad. A finales del siglo XIX,  sufrió una gran pérdida, pues  se destruyó la puerta de los Álamos.

 

4.     En el siglo XX, de nuevo, el convento se usó de casa señorial, fábrica de aceito y casas de los mayordomos, y en el resto del recinto se llevaron a cabo varias remodelaciones, una muy importante en tiempos de Benavides, y entre ellas, la última la pérdida de la alameda que rondaba la entrada a la ciudad por los años sesenta y, así como la urbanización de la Huerta de Capuchinos, primero levantándose  un hotel, posteriormente  también destruido junto con algunas casas de arte regionalista.

 

 

5. Actualmente,  en los últimos decenios del siglo pasado se ha remodelado el parque, se ha recuperado como patrimonio municipal la iglesia y  parte del convento, donde se instalará servicios de cultura como la biblioteca.






















Fotos 5O62, 5065 y 7472

PALACIO ABACIAL

EL Palacio Abacial en un principio, estuvo situado en la fortaleza de la Mota y adosado junto a la Iglesia Mayor. Pero, por las fechas aproximadas del documento, las casas abaciales se abandonaron en torno al primer decenio del siglo XVIII. Unos años antes, algunos abades ya habían intentado el traslado de la residencia abacial a la parte baja de la ciudad moderna, a pesar de que el cabildo municipal se lo había impedido en reiteradas ocasiones.

En el año 1725, hay constancia de la presencia de los altos cargos del cabildo eclesiástico en unas casas situadas en el Llanillo, donde convivían el provisor y gobernador eclesiástico el licenciado don Diego de Torres, el presbítero don José Casiano Tejedor, el secretario del Gobernador don Diego de Reyes, la familia de los Garrido, muy relacionada con la Iglesia Mayor- el presbítero don Pascual Garrido con Francisco Pérez Camacho y doña María Garrido- y el capellán don José Clavijo.

Por los años cuarenta y cincuenta de este siglo, las fuentes documentales hacen referencia a dos casas abaciales, como parte de patrimonio de la abadía y demandantes de servicios al cabildo municipal. Por un acuerdo municipal, en concreto, los regidores, en la década de los años cuarenta, les concedieron la licencia de agua de la red pública, que transcurría desde el arqueta del Pilar de Mari Ramos hasta la Fuente de los Álamos a través de la calle Pastores.

Otro acuerdo posterior del año 1749, ante la escasez y sequía que sufrían los vecinos, obligó a una revisión de la cañería  en las casas que se denominaban indistintamente Abaciales, Palacio Abacial  o del Señor Gobernador de la Abadía. Aquellas casas debieron estructurarse en torno a una atrio central de arcadas y un cuerpo de doble crujía, que daba a una sencilla fachada. En su interior se distribuían el resto de dependencias, tanto  oficiales- la Cárcel Eclesiástica, la Biblioteca, el Archivo, la capilla del Abad, en este caso, la del Gobernador, la sala de audiencias- como  particulares, dedicadas a  los aposentos del abad y al resto de miembros de su curia eclesiástica.

De esta época, también debe datar el claustro, con sus doce columnas superpuestas de orden toscano, y la capilla de los abades.  Como típico de las casas de la ciudad llana, además se le adosó un huerto a las espaldas del edificio que se describe en algunos documentos, provisto de un bello jardín, y, en su parte alta, se añadieron unas habitaciones que, en el resto de las viviendas de la ciudad, solían destinarse a graneros.

Todo ello estaba en consonancia con las casas y palacios señoriales que solían estructurarse con el mismo claustro y la escalera frente a la puerta; en este caso, en un lienzo lateral, fruto de reconversiones anteriores.

 

Hay constancia de que, según la declaración de uno de los administradores del siglo XVIII, don José González, la Iglesia Mayor Abacial disponía en el 1769  de tres casas en el Llanillo, que se valoraban de la siguiente manera: Por una casa situada a las cal Llanillo de esta ciudad, bajada a 3ª parte...................................440 reales;            Item por otra casa situada Calle Llanillo, rebajada la tercera parte......................................205.15 reales; Item por otra casa situada en la referida Calle Llanillo, rebajada la tercera parte.........................161 reales

 

 

El Palacio Abacial de Mendoza y Gatica

 

Nombrado abad don Esteban Lorenzo Mendoza y Gatica, no debía estar satisfecho con la  sobriedad de aquel edificio  y, en el año, 1779, encargó una portada para el Palacio Abacial. En su testamento, así lo expresaba con las siguientes palabras:

"declaro que, por estar sin la devida decencia y la dignidad, mandé que interim hiciese yo la obra correspondiente, se hiciesen a las de la fábrica algunos reparos necesarios en el Palacio Abacial que ocuparon los Governadores y se pagaban por el arrendamiento a la misma fábrica seiscientos reales de vellón con poca diferencia en cada un año, y desde que ocupé la subí a setecientos reales"

Su labor de mecenazgo se plasmó en una donación de dos mil ducados que permitió reedificar el palacio, dándole mayores extensiones y  levantando desde los cimientos toda la pared principal de cantería adornada de balcones y rejas y colocando en el cuarto bajo el archivo general en buenos estantes. La obra fue terminada en el año 1781, y, entre las innovaciones que supuso sobre el anterior edificio, provocó desgraciadamente la desviación vial del eje del Llanillo, aunque, al mismo tiempo, engrandeció esta calle tan importante de la ciudad y el propio edificio. La transformación afectó fundamentalmente a la fachada, donde destacan el balcón central, el pronunciado alero curvo, las bellas mansardas y la abundancia de planos convexos  y cóncavos .

Su estilo demuestra la influencia del último período de  la arquitectura barroca española, aunque la portada, de corte académico, contrasta por su mayor depuración de órdenes y composición.  En la parte superior de ésta se encuentra el blasón del abad y en la cornisa del tejado la siguiente leyenda. COSTEÓ ESTA OBRA EL ILLMO. SR. D. ESTEBAN LORENZO MENDOZA Y GATICA DEL CONSEJO DE S.M. ABAD MAYOR DE ESTA CIUDAD. AÑO DE 1781.

Según el profesor Galera resulta clara y evidente  la influencia de los palacios jerezanos  del Marqués de Montana y el de Bertemati. Aunque se observen algunas modificaciones en el Palacio alcalaíno, éste se organiza también sobre una planta cuadrangular, con un patio tras la crujía inmediata a la calle, al que se ingresa por amplio zaguán, con una escalera en uno de sus lados; el alzado  se compone de dos plantas y un sobrado  que suele ser cerrado y de poca altura, con balcones y ventanas, lo mismo que en la fachada, donde predominan uno de gran vuelo y con tejaroces. En palabras del catedrático jiennense:

 "su fachada se concibe a la manera ostentosa del palacio de la Baja Andalucía, con las pocas plasmaciones del concepto borromninesco en el uso de los planos cóncavos y convexos en la portada o en los grandes salientes curvos de los aleros, de que era (por su menor proporción)  un modesto, pero valiente antecedente el Hospital de Cambil".    

No debió ser tan simple la reforma del Palacio Abacial, pues las fuentes documentales indican que incidió significativamente  en las importantes mejoras que el dicho Señor Abad hizo a las Casas Abaciales  de esta ciudad para  la decente habitación de los Señores Abades. En las declaraciones de su referido testamento así nos lo manifiesta refiriéndose a la escasez de viviendas eclesiásticas:

"no solo lo hize las que son visibles en los altos y parte superior, sino la fachada y pared  dilatada de cantería, balcones, rejas, puertas de calle para que se distinguiese de las demás casas de la Ciudad, en que gasté setenta mil reales con poca diferencia, extra de lo gastado en la casa pequeña destinada para mi referida hermana" -También se denotan en su construcción la mano de los maestros albañiles del momento como Félix Méndez y Cobalea y del maestro alarife  Juan Miguel de Contreras, natural del Castillo, que intervinieron en otras obras religiosas  de la localidad, en las que el yeso y el uso del mampuesto predominaban frente a la labor de la cantería bajo la dirección de Antonio Martín Espinosa de los Monteros.

 

EL Palacio en el siglo XIX

 

En los primeros decenios de este siglo, se hicieron labores de cantería en el balcón central por parte del maestro de obras Manuel Granados, concretamente en 1826. Además, se intensificaron las labores de blanqueo, abanistería, rejería y de otros pormenores para adaptarlo a una mejor habitabilidad.

El Palacio siguió siendo residencia de los gobernadores eclesiásticos y de los abades, que estaban obligados a pagar por su uso una renta de arrendamiento. En su recinto, residieron los abades fray José Palomino y Lerena, fray Manuel María Trujillo y Tirado, don Manuel Cayetano Muñoz y Benavente, don José Carrión y Marfil  y el último de ellos, fray Antonio Sánchez Matas. Durante estos años, el oratorio del Palacio, era una de las salas más significativas junto con la sala cuadra- la que denominaban sala grande- y la sala capitular, donde se dirimieron importantes litigios ente el estamento eclesiástico y civil en la convulsionada España del siglo XIX. En la planta baja, tuvieron que hacerse importantes adaptaciones, pues el simple servicio del abad lo requería. Sirva de ejemplo que el abad Trujillo, tenía como miembros de su servicio: un cocinero y ayudante, tres cocheros y un mozo de mulas, un coche y seis mulas que le tiraban Sirva de ejemplo que el abad Trujillo, tenía como miembros de su servicio: un cocinero y ayudante, tres cocheros y un mozo de mulas, un coche y seis mulas que le tiraban. Por ello, toda esta planta baja debió albergar todos estos servicios y el importante archivo y biblioteca de la Abadía, así como varias dependencias dedicadas a la audiencia eclesiástica. Además tuvo adosada una casa en la que estaba instalada la Cárcel Eclesiástica y la vivienda del alcaide o vigilante de  este departamento judicial de la jurisdicción religiosa.   

En el año 1853, extinguida la demarcación eclesiástica de  la abadía tras la muerte del último abad, el Palacio se transformó en residencia del arcipreste de Alcalá la Real. A partir de este año, varios fueron los intentos de los distintos gobiernos municipales para emplearlo como órgano de docencia y judicial. En el mes de febrero de 1868 se incautaron los bienes muebles de la abadía y en sus dependencias, se le registraron una biblioteca 300 volúmenes de libros- que no estaban catalogados ni inventariados por medio de índices-, así como una colección de 9 cuadros ( siete grandes de pintura y dos pequeños).  En diciembre del año 1871, el ayuntamiento alcalaíno firmó con el Obispado de la Diócesis un concierto de alquiler, estipulado en 2.200 reales,  por medio del cual se le permitía el uso del  Palacio de los Abades y la Cárcel Eclesiástica para la instalación de una Escuela de Instrucción Primaria y el fomento de la enseñanza de la juventud. El clero local se reservó las habitaciones del Archivo Eclesiástico, la Secretaría, el Oratorio y dos  salas del piso segundo. A finales del año 1872, ejercieron por primera vez  la docencia en sus aulas los maestros Félix Contreras, José Paredes  y Santiago Sánchez. Unos años después, se instalaron los juzgados del partido judicial y, tan sólo, se mantuvieron  reservadas para la administración religiosa las dependencias de archivo y biblioteca. En 1873, este era el parecer del Ayuntamiento ante un informe solicitado por el señor Juez. "el magnífico Palacio Abacial que ha dado en arrendamiento el Excelentísimo Señor Obispo de Jaén por tiempo ilimitado, cuyo edificio por su bella construcción, muchísimas piezas que contiene, basto salón y oratorio que le adornan, lo tiene destinado el Municipio a locales de Instrucción Primaria del Juzgado Municipal y del de Primera Instancia del partido, quedando bacías una porción de buenas habitaciones".

Sin embargo, el establecimiento definitivo del Juzgado tuvo lugar en el año 1896, que así cantaba María Pilar Contreras: Mientras en Cuba el soldado/pelea con patrio ardor,/a Alcalá vuelve el Juzgado/y hay fiestas en su loor.

  

El palacio en el siglo XX

 

El Obispado de Jaén vendió todas sus dependencias en 1927 al  Ayuntamiento de Alcalá la Real. De su recinto, salieron por los años treinta del siglo XX, gran parte de estos archivos con destino a los órganos administrativos religiosos de la capital del Santo Reino en cuya catedral de Jaén todavía se conservan algunos legajos de expedientes matrimoniales, capellanías, cuentas de la abadía extinta y de las parroquias. Por los años treinta, tuvieron que hacerse varios requerimientos al arcipreste para que desalojara el archivo de la abadía con el fin de ocupar sus habitaciones para escuela. Durante la guerra civil algunas de sus habitaciones llegaron a utilizarse de comedor y de otros servicios. En 1947, el arquitecto Santiago Sanguinetti redactó un proyecto en el que se recogía una profunda remodelación del edificio dentro de los planes de la Dirección General de Regiones Devastadas. Se realizó una obra consistente en un saneamiento general del edificio, quedando estructurado en una serie de dependencias que comprendían desde el arresto municipal hasta servicios judiciales y sanitarios  pasando por otros muy heterogéneos como almacenes, archivo notarial y municipal, despacho del forense, academia de Música y viviendas de portero y alguaciles. Incluso se convirtió durante muchos días en la sede de algunas secciones de los jóvenes falangistas. En la primera y segunda planta, los juzgados siguieron sirviéndose de las habitaciones más nobles, y el resto se reservó para la vivienda de los jueces. En 1959, se ubicó el Centro Oficial de Enseñanza Media Nuestra Señora de las Mercedes, que nació bajo el patrocinio del Ayuntamiento alcalaíno, donde varias generaciones de profesionales y títulos universitarios se prepararon en sus aulas hasta el año 1969. En este año, se cedieron las dependencias a diversas asociaciones culturales y, posteriormente, el cronista oficial de la ciudad  ocupó una de sus dependencias.

Con los primeros ayuntamientos democráticos, se intervino de nuevo en la techumbre del edificio y en la fijación de algunos elementos bajo las directrices técnicas del arquitecto Francisco del Castillo y el aparejado José Fuente Cano. En el año 1995, tras un amplio y minucioso proceso y estudio  del Palacio, la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Alcalá la Real iniciaron las obras, basadas en un ambicioso proyecto del arquitecto jiennense Santiago Quesada. En 1999 su reconstrucción ha significado un paso trascendental y -no reformista como en anteriores actuaciones- por la consolidación de este monumento y, sobre todo, por la nueva funcionalidad de sus dependencias, donde el pueblo de Alcalá la Real dispone del Conservatorio de Música para enseñanza de esta especialidad artística. Al mismo tiempo, las nuevas y remozadas salas  albergan los restos del patrimonio mueble alcalaíno y de algunas joyas, dignas de gran interés, como el Tesoro de Ermita Nueva, donación de Juan Angel Pérez Arjona, los depósitos del futuro Centro Almohade y el espacio dedicado a la dinamización turística de la comarca alcalaína.

Fotos 025 copia

 

 

 

 

 

CASAS HIDALGAS

            Dentro de la remodelación que recibe la ciudad  durante este tiempo carolino y los reinados que le anteceden y suceden, hay que destacar una serie de casas o palacetes hidalgos. Sobresalen  varias  en el eje radial del Llanillo, calles Utrilla, Monjas, Caridad y Veracruz. La fachada se estructura en tres cuerpos distribuidos en tres calles centrados por los vanos de las ventanas y balcones, entre las que destaca la portada principal, dintelada, en cuyo entablamento o friso suele existir la leyenda de los `propietarios de la casa y la fecha de edificación. Suele cubrirse con  un  bello alero volado de madera y la rejería clásica resalta entre la piedra de cantería. El patio central o atrio con  dos corredores distribuye las diversas habitaciones de la casa, que actualmente se encuentran rehabilitadas por los distintos usos y aprovechamientos que se han aplicado a muchas de ellas, domésticos, religiosos o casa de vecinos.  La casa con dintel en el balcón masón del Llanillo, la casa del relojero de Fernando de Tapia la calle Veracruz  y la  familia Batmala en calle Bordador  sufrieron grandes reformas interior y exterior, pero parten de este tiempo, así como la que hacen esquina con la calle de las Monjas.   

Fotos HUELLAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA CASA DE LOS FERNÁNDEZ DE MOYA

Situada en la calle de Miguel de Utrilla, pertenece a esta familia, que ocupó varios cargos en el ayuntamiento alcalaíno y se trasladó a la capital jiennense. Se vincula al  neoclasicismo arquitectónico Data de 1792, como recoge la doble moldura  de córchalas en su friso. Sus enmarques  de puertas de parámetros almohadillado, su remate de fronçon triangular roto de su balcón su gran fachada y el bello claustro que distribuye las tres plantes, recuerdan que fue estancia hasta ahora de las monjas trinitarias y actualmente rehabilitada para casa de vecinos.  cornisa de su friso.

foto 12 HUELLAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA TORRE DE CONSOLACIÓN

Ocupó el espacio urbano del Juego de la Pelota, y fue diseñada por Antonio Martín Espinosa en 1746 y finalizada por el otro maestro de obras alcalaíno Juan Miguel de Contreras.

Foto torre

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA IGLESIA DE LAS ANGUSTIAS

 

Construida en dos etapas, la primera barroca en su presbiterio desde 1764 hasta 1785, tuvo como tracista Antonio Martín Espinosa de los Monteros, la segunda neoclásica para el resto del templo a partir de 1787 es obra de Juan de Paz.

Foto 5148 y 5149

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA CASA DE MATERNIDAD

Era propiedad  de la familia Castillo Sanz de Tejada y fue  Casa de Maternidad hasta mediados del  siglo XX. Data de 1778.

Foto maternidad  y maternidad (2)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA CASA DEL CURA

Data de finales del último deceno del siglo XVIII, y pertenecía a una capellanía, que la arrendaba en forma de casa de vecinos hasta la actualidad. 

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EL PÓSITO

El nuevo Pósito , obra de José de Oviedo, maestro de obras de la catedral de Jaén, data de 1759. Hoy día solo conserva la robustez de su muros y la huella de su escudo.

 

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FUENTE DEL REY

 

En junio de 1785 , se Llevó a cabo el corredor cobre los canales y pilas  del lavadero con sus techos y tejados" para precaver de las vistas licenciosas . Lo hizo a sus expensas el abad Mendoza y Gatica que lo costeó por medio de diez mil reales.

Foto 12 Huellas foto (3)

 













 






















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