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martes, 13 de agosto de 2024

INICIA, LA PRIMERA MUJER ROMANA DE ALCALÁ LA REAL

 

El mundo romano de la muerte en el museo local

 


COmentamos esta inscripción del  museo local, del Museo local de Alcalá la Real, que pertenecía a  una lápida romana que se encuentra en la sala romana referida al mundo de la muerte de los romanos. Este es su texto y responde a una muchacha, cuyos restos, tras haber sido incinerado,  se encontrarían en una urna funeraria:

 

                                   INICIA

XXI

ANN(ORUM

 

           

Esta inscripción queda reducida a lo más sintético posible, el nombre y la edad de la fallecida : INICIA, DE 21 AÑOS.

            Sin embargo, la mayoría de las  inscripciones suelen presentan una estructura formal que vamos a comentar para  que sirvan de formación y preparación para cualquier amante de la cultura y de las visitas museísticas, sin olvidar su importancia documental y didáctica. En concreto, todas ellas presentan siempre los mismos caracteres:

a) D.M.S. Deis Manibus Sacrum, Traducido como Consagrado a los Dioses Manes.

b) Nombre de la persona enterrada ( tres nombres)

c) A o ANN que corresponde a la palabra latina annos que significa años especificados con los dígitos de la numeración  romana.

d) H.S.E. que significa Hic situs est,  y traducido aquí  está enterrado.

e) S.TT.L. que es lo mismo que SIT TI BI TERRA LEVIS. Dicho en español, Que la tierra te sea leve 

f)      Al gusto de la familia aparecen en cualquier lugar de la inscripción otros datos de hazañas bélicas, cargos, vecindad, oficios o de otra índole.

 

LIVIUS ANDRONICUS,

ACTOR,

L. A.

H.S.E.

S.T.L.

 

Por eso, la segunda inscripción se manifiesta con todos los elementos de la estructura y ciertas variantes:

 

 

PUBLIUS MALIUS

CELSUS

  1. L.

 H.S.E.

S.T.T.L.

 

 

(Publio Malio Celso, de 50 años, aquí está enterrado, que la tierra te sea leva

 

 

 

 

 

 

 

Muy parecida  la inscripción recogida de otros lugares en el Corpus Inscriptionum Latinarum es la siguiente:

 

 

LOCUS PEDUM XV

MARCUS MARIUS

RUGA HIC S. EST

S.T.T.L.

 

(Lugar de 15 pies. Marco Mario Ruga, aquí está enterrado. Que la Tierra te sea leve)

 

 

Todas esta inscripciones corresponden al período propiamente latino, las cuales se diferencian tipológícamente de las inscripciones paleocristianas como está procedente de la aldea de la Rábita:

 

POTENTIUS,

FAMULUS XRTI.

VISXIT ANNOS LVII

 

(Potencio, siervo de Cristo, .

Vivió 57- NO ES SEGURA LA FECHA POR ESTAR LA PIEDRA ROTA POR ESTE SITIO^*- años)

 

 

Curiosamente, la sala romana de la muerte se completa con un sarcófago  procedente de la Fuente del Rey y una urna incineraria del Bajo Imperio, lo que manifiesta los dos ritos de la muerte que realizaban los romanos: la incineración, propio  de las clases nobles y la exhumación, más frecuente en las clases bajas y los esclavos.

El mundo de la muerte está bellamente ilustrado con unos paneles que recogen los dioses de la Muerte: Hades, Plutón y Proserpina, sin olvidar las ceremonias funerarias y la tradición romana de las imágenes que ocupaban un papel fundamental en el banquete de la ceremonia de despedida. También se recoge la leyenda de la Laguna Estigia por donde han de pasar todos los muertos hasta entraren el Averno o Infierno con la  nota pintoresca que el fiambre/ esqueleto del sarcófago presenta el célebre denario que se le pagaba para ser bien conducido a su compartimiento infernal

 

FRANCISCO MARTÍN ROSALES


II


A INSCRIPCIÓN INICIA. A MODO DE LEYENDA.

INICIA        
           INICIA        
           Me acerqué a una inscripción romana del Museo de Alcalá la Real. Leí  la leyenda de su texto, que decía  INCIA, XXI ANNORUM. De pronto, del interior de la piedra salió esta voz  y me contó esta historia en varios capítulos
            Soy una joven romana que he nacido en la zona suroriental del conventus  asitgitanus, perteneciente a la provincia romana  de  la Bética. Quiero contarte mi historia truncada a los veintiún años por una muerte repentina tras unas fiebres altísimas que tuve que soportar en los albores de la primavera del año 212 después de Cristo. Creerás que este personaje fue un invento de tu profesor de Lengua y Cultura Latina. Pero esto no es cierto. Este personaje, fue verdaderamente  una persona de carne y hueso. Existí, viví durante 21 años y trabajé bajo el cuidado y mimo de mi matrona en una de las villas que se extendían en torno a una fuente cercana de la ciudad actual de Alcalá la Real.
            No nací  precisamente en estas tierras, sino que mis padres huyeron de una  famosa  ciudad hispanorromana, cuyo nombre no recuerdo,  y se asentaron  en estos lugares. Me comentaron que, antes de nuestra llegada,  hubo varios poblados muy importantes, a los que denominaban oppida, lugares situados en las cumbres de los cerros, cercanos a  los ríos, fortificados con unos pequeños muros  y relacionados unos con otros en forma de una red de comunicación muy parecida a las que luego existieron durante la frontera granadina. Entre todos ellos, destacaba  un poblado o núcleo más importante, también llamado oppida u oppidum, donde residía la fuerza militar y el reyezuelo del lugar. Estos poblados estuvieron habitados por los indígenas de este sitio, denominados universalmente por el gentilicio de los iberos, pero, que, en esta zona, dependía de una rama de ellos, los iberos batestanos. Mis padres me contaban que el núcleo más importante era  la  actual Baza, de la provincia de Granada, en aquel tiempo perteneciente al conventus gaditanus.
No sabía localizar mi ciudad y tomé un pergamino con la figura de la Bética, y le puse, en el centro el nombre de  Bética con letras más grandes, al mismo tiempo que la dividí en las cuatro  demarcaciones que me habían referido, para ello me ayudó mucho mi padre y  un mapa que él conservaba de cuando ejerció de tribuno militar  en el  ejército romano. Siempre fui muy amante de mi tierra pequeña y, por eso,  le pedí a mi padre otro trozo de pergamino, donde hice un plano  para situar  los pueblos, qué digo, los oppidda,  de nuestro entorno y las villas o casas de campo  de nuestros vecinos. Entre los primeros, mi padre me señalaba cuatro: Encina Hermosa o Cabeza Alta, La GinetaLa Mesa y el Villar de la Rábita; entre los segundos, recuerdo que no paraba de citarme nombres: la Fuente, Santa Ana, el Villar Alto y Bajo, La Lancha, Acequia Alta, Medialuna, Vegas de Paz, Ribera Alta, Puertollano, Fuente de la Salud,.. Se detuvo un momento y  me dijo que otro día  me contaría  la historia de cada uno de ellos. 
Me encontré a un descendiente de un antiguo indígena que  me refirió que, por este lugar, también pasaron otros pueblos no iberos, principalmente los cartagineses y no me lo decía con seguridad, pero me insinuaba que, probablemente, muchas torres, colocadas en las cimas de las montañas y  a la vera de los caminos, habían sido construidas por estos vecinos del Norte de África para introducirse en el interior de la Península y controlar los itinerarios de las tropas y las mercancías que intercambiaban con los iberos, Incluso, sus ascendientes romanos las mantuvieron para proteger los itinerarios de las vías romanas.
No podemos olvidar la presencia de los cartagineses en esta tierra, porque fue objeto del enfrentamiento con los romanos durante la Segunda Guerra Púnica .Mi padre me contaba que sus antepasados venían como libertadores de los iberos subyugados por los cartagineses , pero que, tras la derrota cartaginesa, se asentaron en muchos lugares, dividiendo a Hispania en Ulterior y Citerior, según se comprendiera más allá y mas acá de Roma, tomando como eje el río Guadalquivir y Cartagena. Cuentan que hubo algunas batallas por estas tierras en Iliturgi y en Castulo, donde Anibal se casó con Himilce, hija de un reyezuelo de aquella zona”.  




Miró, de nuevo y con detenimiento, la  inscripción,  y observo en la parte Inferior una pequeña circunferencia y un triángulo; al lado, varios triángulos invertidos; en un nivel mas bajo una media luna. Y me pregunto: ¿No será esta muchacha una devota de la diosa Tanit? ¡Qué lío, era romana, de ascendencia púnica y con vecinos iberos! Llaman a la puerta, y un amigo me trae una moneda con una cara de Aníbal y un caballo entre palmeras. Y me cuestiono mi origen mientras repito:  en mi interio:” siempre hombres de frontera”.

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