Ámbito escénico. La iglesia
La exposición dialogada de la vida de Jesús, y,
sobre todo, la Pasión y Muerte, suele llevarse a cabo en el interior de los
templos. La noche del Jueves Santo, la de Navidad y el día del Corpus suelen
ser propicias para la representación de pequeñas escenas que versaran sobre
dichos temas. Claro testimonio de ello son las Constituciones Sinodales tanto
del abad Juan de Avila en el año 1542 como las del abad Moya en el año 1623,
que hemos comentado anteriormente. Las propias actas de Cabildo recogen algunos
altercados que se producían durante la noche del Jueves Santo a finales del
siglo XVI.
Por lo tanto, está claro que
debían celebrarse por los siglos XV y XVI esta costumbre. También ratifica esto
el que en la fiesta del Corpus aparezcan con frecuencia comisarios que suelen
concertar con personas de Granada y Jaén autos, danzas, recitación de versos y
música. Y más claro está cuando se citan a los pequeños "seises"
alcalaínos bailando y representando con
sus danzas " El coloquio de los Niños" o "La Presentación de
Jesús ante los pastores ". Hoy día, la lectura de la Pasión durante la
Semana Santa suele hacerse entre varias personas, distribuyéndose entre ellos
el narrador, Jesús y el pueblo.
Los monumentos del Jueves Santo,
el Lavatorio de los pies y toda la rica ceremonia del Domingo de Ramos, Viernes
Santo y Domingo de Resurrección ofrecen en su liturgia gran cantidad de efectos
escénicos, que esperaban los fieles tanto como todas las circunstancias que
rodeaban a dichas fiestas: ausencia de trabajo, cabildos de punto, amnistías,
perdones y reparto de ropa y carneros a
la cárcel y conventos.
Los sermones y las velas de
estos días eran los momentos en los que la voz del predicador se podía a veces
entremezclar con la escenificación de la Pasión de Jesús. En estos últimos los apóstoles jugaban un
papel primordial.
El tablado
El desorden y escándalo, a que
daban lugar dichas representaciones, debieron obligar a la autoridad a sacarlas
fuera de la iglesia. Al mismo tiempo, el auge de las cofradías- la de la
Veracruz, Oración del Huerto y Dulce Nombre de Jesús- significó el cambio de los sacrificios personales como eran las
de sangre- hasta convertirse en puramente penitenciales. Unido a esto el
movimiento de la Contrarreforma, los distintos conventos tratarán de hacer
frente a las corrientes luteranas en la calle, ya en las grandes
concentraciones con motivo de los Autos Sacramentales del Corpus ya en las
manifestaciones religiosas de penitencia, de rogativa o de acción de gracias.
El tablado era una tradición dentro de la representación artística de la
ciudad, ya que solía construirse con motivo de las fiestas del Corpus. Más bien
los dos tablados, uno para colocar las andas del Corpus Cristi, y, otro par las
danzas y representaciones que tenían lugar dicho día. La ubicación tenía lugar
en la plaza alta de la Mota y , tras el recorrido de la procesíon por la vieja
ciudad, los arrabales, Entrepuertas e iglesias y convento de San Francisco, donde se hacían las
estaciones, y generalmente se entraba en cada una de ellas- Santo Domingo, San
Juan , San Blas, San Francisco, Trinidad-, subían a dicho tablado los cantores
de las capillas de música, las danzas de la ciudad, los representantes de los
autos e, incluso, los recitadores .
Este mismo recurso
utilizó la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús para representar pasos
como los de la Sinagoga, la Túnica, y Pilatos, donde el instrumental y los
movimientos escénicos eran difíciles de
representar al pie de los espectadores congregados. Compartía la carga del
montaje entre la cofradía y el encargado u oficial del paso, ya que como en el
año 1688 hubo varios tablados para colocar el paso de los Pontífices, el Juego
de la Túnica, Poncio Pilatos y los cuadrilleros. En el Castillo, se conserva el guión de los PASOS del Jueves Santo y
Viernes Santo, donde un sacerdote exponía el contenido teológico y
narrativo y los personajes desarrollaban
sobre un tablado todos los movimientos de la Sinagoga, Lavatorio, Azotes,
Ecce-Homo y Sentencia. Ya lo describíamos con las siguientes palabras:
"Gestos y mimos acompañan las escenificaciones. Ahí está Pilatos, subido en
un tablado portátil (1688), pronunciando la sentencia. Allá los judíos,
haciendo el juego de la Túnica (1687). Acá el verdugo (1677), crujiendo la
honda e interrogando a Dimas y Gestas"[1]
Solía ser la ubicación en la placeta
del Rosario, el Paseíllo de la Mora, en la plaza que se formaba en la
confluencia con el Llanillo y en otros lugares espaciosos.
Debieron existir algunos
escenarios verticales con diversos tablados como en el Paso de Abraham, que
debían tener dos niveles, el del ángel y el de Abraham. Tampoco no es de
extrañar el uso de varios tablados, desde donde se pudieron llevar a cabo las
distintas escenas como era frecuente en las fiestas del Santísimo Sacramento de
finales del siglo XVIII.
Los lugares elevados. El paseíllo
de la Mota. Los lugares concurridos
Con el paso del tiempo, debieron
perderse los tablados por las incomodidades que significaban a la organización.
Sin embargo, los pasos siguieron representándose en la calle. No era de
extrañar que las grandes plazoletas, los cruces de tramos de las calles ( Real-
Rosario; Real-Ancha-Trinidad; Placeta de San Blas, Veracruz-Rosario;
Llanillo-Veracruz, el propio Llanillo; Utrilla- Llanillo) y cualquier rincón se
adaptara como escenario simulando a los antiguos trovadores.
Sin embargo, el paseíllo de la
Mora formaba un promontorio natural para representar algunos pasos. Así nos lo
describe María Pilar Contreras a finales del siglo XIX :" Al llegar la procesión a un punto que llaman la Mora, se para;
toda la grande extensión de aquel sitio se ocupa por un inmenso gentío "[2].
Lo mismo acontecía con el propio Llanillo, que se convirtió en la arteria
principal de la representación pasional a lo largo de la historia de estas
cofradías.
Representar un paso era simular
un pregón y, por lo tanto, no les sería extraño a los espectadores que una voz
se emitiera a lo largo del recorrido de la procesión, como hacían las
mascaradas y las exhibiciones de caballería antes de iniciar una fiesta. Tan
sólo que aquí el contenido era pasional.
La calle: placetas, lugares concurridos y el
Llanillo.
Si la calle es importante como soporte físico,
auditorio natural o lugar de representación, más digna de comentario es
interpretarla como sitio de ambientación de la historia de los pasos. Cada
rincón se convierte durante los días de Jueves y Viernes Santo en un pequeño
retazo de Jerusalén. La casa del Capitán no será otra sino el "mesón o
cuartel" donde se concentra la
tropa. A Simón Cirineo lo sacan de una de las casas de la misma ciudad, para
dar mayor impresión realista. Longino
dirigía su lanza hacia el promontorio
del trono, como si sugiriera el monte del Gólgota. El Llanillo, eje comercial,
lugar de tratos y de trasiego, simula el
deambular y el bullicio de aquellos días en Jerusalén. Una esquina es el lugar
concentrado y recóndito para fingir unos
azotes, exponer a Jesús, proclamar el sorteo de la túnica.....La propia ciudad,
con sus calles que corren a los lados del valle, son la mejor alfombra, donde
Jesús avanza el Viernes Santo como si subiera a la Crucifixión del Gólgota de
la Placeta de San Juan.
Los personajes
Son muchos los personajes que
intervienen en un desfile procesional. Los hay estáticos que representan
iconográficamente un momento de Pasión; fijan la acción en una escena, son las
imágenes de Jesús Nazareno, del Señor de la Humildad, del Jesús en la Columna o
del Crucificado. Los hay portadores de escenas en forma de insignias o
signos de Pasión, donde se pretende transmitir un mensaje simbólico: es el caso
de los judíos con sus signos de Pasión ( la manopla, la escalera, ...) o el de los apóstoles, o el de
los penitentes que portan escenas evangélicas, semejantes a los viacrucis
actuales. Todos estos debieron estar ligados con los personajes simbólicos de
los autos sacramentales, en este caso, por los signos de Pasión. También,
existen los narradores que recuerdan a los antiguos juglares que
cantaban a los reunidos una historieta en forma romanceada, son los pregoneros
o los sacerdotes que comienzan a rezar la Pasión. No faltan los
personajes mímicos que de un modo solemne representan momentos
relacionados con prendas de Jesús- La Túnica y La Lanzada-o acciones
secundarias que no se conoce el texto: Los reos. Finalmente, se encuentran los
personajes que desarrollan y representan en forma dialogada la Pasión. Son
escenas, donde no aparece actualmente Jesús
que quedaba reservado en la iconografía imaginera. Han sufrido una
transformación total a partir del siglo XIX, la confusión entre los judíos, la
tropa, y los sayones ha dado lugar a una nueva recreación de la Pasión.
Los judíos suelen ser portadores de los signos e instrumentos de
Pasión: los flagelos, la corona, los clavos, la escalera, la columna, la
manopla, la túnica. También suelen portar las Láminas de Ecce-Homo y Jesús en
la Columna. A veces se confunde con la tropa de la ciudad. El tambor y la
trompeta están formados de cuatro
miembros de los judíos.
Otros personajes como los reos,
el Longino y Simón de Cirene, desarrollan pequeñas escenas del gran drama sin influir en la parte esencial de la
Pasión. Suelen representar a personas del pueblo, la milicia, el labrador y el
hombre de servicios ante la figura de Jesús en
situaciones de ayuda, recibiendo
el castigo y o testigo de la divinidad.
Un caso especial son los
pregoneros que acompañan los Pasos e imitan la labor de los voceros del
Cabildo y, por otro lado, sustituyen al clero en su labor de explicación y
narración de la Pasión.
La imagen de Jesús y los personajes como
actores.
La imagen de Jesús, inmersa en
su hálito devocional, se muestra llena de respeto como si se estableciera una
frontera entre lo divino y lo humano. Se presenta inamovible, aunque, a veces,
se convierte en un personaje más al que se dirigen los actores humanos. Así en
el paso de la Venta de Jesús el Nazareno se transforma en el Jesús del Huerto
de los Olivos o testigo de Arrepentimiento de Judas.
Por el contrario, los personajes
rompen esa inamovilidad con las escenas mímicas, los pasos representados, los
desfiles, el ronco sonido del tambor y la llamada heráldica de la trompeta.
Aunque representen escenas de humanas y quieran trascenderlas con la
representación dramática, en el fondo, pueden provocar la hilaridad y perder la
majestuosidad de las primeras iniciativas.
Por eso, la barrera entre el Cristo
representado-lo divino- y la farándula de los pasos- lo humano, es inmensa. Ante Jesús reza el
espectador que se siente cautivado con su impresionante figura; ante los
personajes humanos, por el contrario, en siglos pasados, el actor sentía que
representaba la Pasión y el espectador compartía este mismo sentimiento de
tanta trascendencia para la humanidad, el actual, sin embargo, muestra su
respeto por un acervo de una gran tradición. El abismo entre las
representaciones está claro: Jesús
se manifiesta imperturbable frente a los
personajes que exhiben todo tipo de tramas y vicios humanos.
A lo largo de toda la secuencia pasional, se dividen los
personajes entre buenos y los malos,
fruto de una anterior moral maquiavélica para mejor catequizar al pueblo
sencillo. La caracterización es completa: desde el rostrillo hasta el
instrumento de Pasión; abundan los de color negro o de mirada torva, que portan
los sayones, el Mal Ladrón, algunos judíos y el verdugo . En los rostrillos de
los apóstoles no hay uso de caretas negras, ni en Judas, todas se asemejan a un
hombre normal de cualquier época, parecen como las imágines o las pesonnae romanas ( con su peluca, la apertura de los
ojos y la boca-algo más grande); tan sólo el amarillo y el color blanquecino del psicótico Judas
marcan diferencia, sus instrumentos son el flagelo, la espada, la manopla o la
lanza.
La ingenuidad y la vestimenta
caracterizan a Simón Cirineo, al
Lazarillo, al Buen Ladrón. Los colores
de la vestimenta se distinguen de las de
los malvados: el blanco de pureza, el morado de penitencia o el de un joven del
siglo dieciséis. El apostolado viene definido por la túnica morada y su estola
adamascada, salvo Judas con túnica morada y estola roja.
En clara línea de recuperación
de su estado anterior, es el Longino, que muestra una careta lastimera, ciega,
y se deja ayudar del Lazarillo. Es un recurso parecido al de las novelas
ejemplares.
Principales y secundarios.
Curiosamente el Capitán ha
adquirido actualmente el papel principal de todos los personajes; en él se
encarna desde Anás o Caifás y el jefe de la Gente Armada hasta el director de
todas las representaciones, pasando por centurión, Malco, Pilatos y capitán de
la tropa de la ciudad. Recuerda a los sabios viejos, los Zahorís, que lo sabían
todo. En torno suyo se desarrollan los actos militares de recogida de la
cuadrilla, del pase de revista, y de las
órdenes de mando. Por su persona se desenvuelven la mayoría de los Pasos: El
Prendimiento de Judas y Arrepentimiento
[1] Murcia Rosales,
Domingo y Martín Rosales, Francisco . Cancionero, relatos o.c. Pag. 247.
[2] Cancionero . op. cit. 402.
alabra Apóstol significa enviado. Jesús, el Enviado del Padre, llamó consigo a doce de entre sus discípulos, y los constituyó como Apóstoles suyos, convirtiéndolos en testigos escogidos de su Resurrección y en fundamentos de su Iglesia. Jesús les dio el mandato de continuar su misión, al decirles: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20, 21) y al prometerles que estaría con ellos hasta el fin del mundo. datafellows.net/como-organizar-un-panel-de-discusion/
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