Han cambiado los tiempos de la distribución e
importancia de los diversos partidos de campo, aldeas y núcleos rurales. Este
es el caso de las Peñas de Majalcorón y el de Valdegranada, que apenas se cita
par denominar estos lugares, Así y en otros tiempos, las Peñas eran más
importantes que la propia Venta de los Agramaderos. Pues, hay noticias de que,
en época árabe, este asentamiento se le conocía como Mary Al-Qurum, de donde
procedía el nombre de Majalcorón. Se cuenta que el poeta Ibn
Jatib comentó la anécdota de que en 1.129 pasó el emir almorávide
Tasfin ibn Alí por aquí y le llamó Prado de los Cuernos
“Mary al Qurum” . Se burló de un acemilero de su escolta diciéndole
“que ese prado era suyo, a lo que respondió muy enfadado el acemilero que
ese prado era suyo, del emir, y su padre”.
Su hábitat ofrece cierto atavismo cercano a
este tiempo musulmán. Sus antiguas viviendas denotan un aspecto semejante a los
diseminados de parajes de las Alpujarras. En la edificación de las casas se
utilizan piedras erosionadas de la misma peña.
A principios del siglo
XVII, el campo de Alcalá la Real (Jaén) se dividía según el trayecto de sus
ríos y caminos para formar las aldeas pertenecientes a su término, una de las
zonas es la que comprendía el territorio entre el Palancares, Peñuela, Cantera
Blanca Chaparral de Nubes, Bramaderos, Alamoso y Valdegranada. Más
específicamente, unos años antes de realizar el Catastro de la Ensenada,
Valdegranada contaba con 60 vecinos o familias, que vivían en chozas, y en 1842
se censaron 334 personas.
Curiosamente, hace más
de un siglo, cuando Madoz escribió su Diccionario, el partido de Valdegranada ocupaba
la parte suroriental del término de Alcalá la Real. Era un núcleo rural formado
por un gran número de cortijos y las casillas y calle de Las Peñas de
Majalcorón. Se denominaba Val de Granada, (val, apócope de valle) o Valle de Granada y
así nos la describe Madoz: “Aldea de la provincia
de Jaén; es uno de los 12 partidos de campo en que está dividido el término de
la ciudad de Alcalá la Real ( el V en su diccionario), a cuyo partido y abadía
corresponde, y dista de ella 3/4 de leguas al SO. y tiene una
poblacioncita llamada Majalcorón. Situada bajo de un tajo que se denomina Peñas
de Majalcorón. No forma calles y tiene diseminadas 10 casas por lo general
habitadas de gente pobre y j o r n a l e r a; se cuentan, fuera de e s t a s
, 43 cortijos, de los que los principales son la Cruz, Zapillo, la
Loma, Alamoso alto, Alamoso bajo, Cerro Gordo, Blancares, Parra , Fraile,
Agramaderos, Monjas y el Maestro. Donde se separan los términos de la ciudad de
Alcalá la Real y los de Priego y Montefrío se encuentra una ermita al Norte del
partido; y en la parte opuesta del mismo, o sea al Sur inmediato a una venta
llamada de los Agramaderos está el nacimiento del Paloneares que en su origen
es un arroyuelo insignificante. El terreno del partido, sobre todo la parte
inferior, es de superior calidad, y son muy apreciados los garbanzos que en él
se c r i a n; también hay algunas encinas y pocos olivos”.
Asentado este partido
de campo sobre la vertiente sur del monte de las Peñas, a una altitud de 1145
metros y al abrigo de los vientos del norte, es una zona muy adecuada para los
cultivos de secano.
En 1911, este partido estaba
habitado por 657 personas y con 152 edificios la mayoría eran cortijos. A
mediados del siglo XX, comenzó su dispersión y su decadencia, se fue
despoblando. Majlacorón, y, a pesar de la mejora de sus nuevas vías de
comunicación, quedó situado a 14 Kilómetros de Alcalá la Real,
por la entrada del camino de la Hortichuela y, algo más lejano, por
el cortijo de la Cruz. Por sus diversos caminos se contemplan
los cortijos del Sapillo y Fuente de la Piedra, el Alamoso y las
ruinas de Aldea Quemada. Su hábitat es muy pequeño y hay numerosas
viviendas rurales, que sig
uen utilizando las piedras erosionadas de la Peña.
Se encuentra en el
límite con la provincia de Córdoba, por el camino de los Playeros. En el cortijo de la Cruz, se separaba el
término de Alcalá la Real, Priego y Montefrío, y allí existe actualmente
la misma ermita, hoy día sin culto. Fue un punto de demarcación de
términos y puesto militar en la Guerra Civil. Hoy este se encuentra un
trayecto más bajo. Apenas quedan vecinos ni cortijos.
En medio de un paraje bellísimo, la ermita y algunas
casas de turismo rural y de segunda vivienda se alzan como testigos de un
partido de campo que era de los más diseminados y poblados. Y, hoy se hace eco
de este canto animero y lastimero de estas tierras: A las ánimas benditas/ No hay que cerrarles las
puertas, /se les dice que perdonen/ y ellas se van tan contentas. / Dales por
amor de Dios/ limosna de caridad/a las ánimas benditas,/que Dios os lo pagará.
Tierras muy ricas en los años 50
ResponderEliminar