A principios de siglo XIX,
volvieron a salir las hermandades e
iniciaron una campaña en contra de aquel rigoricismo de la Ilustración, que le
estaba ocasionando bastante problemas; y así se defendían con acentuada pasión:"
Y para aumentar más la Devoción determinaron sacar el Viernes Santo una devota Procesión con el título de
referido Santo Nombre, representando en una devotísima imagen de Jesús
Nazareno, con los principales atributos de la Sagrada Pasión, que desde aquel
tiempo hasta el presente ha permanecido en esta ciudad con la edificación mayor
, conmoviendo no solo a sus moradores
sino aún también a los Pueblos de la Comarca
para adorar tan santos Exercicios y que por quanto hasta ahora no han
premeditado que estos Pasos deben ser con la Superior Aprobación del Real
Supremo Consejo". Pero, pronto se presentó una difícil situación en un
período de guerras y cambios políticos constantes y momentos de penuria
económica. Pues las cofradías se mantenían de las limosnas de muchos hermanos
del campo y de la ciudad y esto provocaba enormes dificultades para la representación de los
pasos.
Debieron tenerlas para su
mantenimiento con las limosnas de sus fieles y por la aprobación de prohibirlas
en el Real Supremo Consejo a principios de siglo. En el mes de abril de 1808,
se integraron las hermandades como Gallardete del Señor de la Columna (incluyendo el Paso de
los Azotes, Verdugos o Judíos) en la
forma de patronazgo, según las recientes y aprobadas Constituciones dentro de
la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. La procesión salía, y entre gallardete
se señalaba el de sus imágenes titulares y la Cruz de los Discípulos, figurando
el resto como cuadrillas, a cuyo frente estaban un cuadrillero y dos padres de almas elegidos
entre ellos. Se mantenían la misma organización, beneficios de enterramiento y
obligaciones que siglos anteriores como cuota de entrada.
El presbítero Enrique Díaz será el primer
patrón de esta nueva etapa. En día veinte de abril se lleva a cabo la libertad
de todos los gallardetes, entre ellos el Ecce-Homo, que acompañaban a Jesús,
entregándoles todos sus objetos e instándoles que se organicen como cuadrilla
al frente de un cuadrillero y un padre de almas, elegido entre ellos. El resto
de pasos, entre ellos de los Apóstoles han sido asumidos por la cofradía de
Jesús o sustituidos; la cofradía de la Veracruz se convierte en una cofradía de Ánimas sin el
funcionamiento anterior sino simplemente para cumplir con las misas de sufragio.
En el 1814, aparece unificado como Gallardete la hermandad del Ecce-Homo y
Jesús de la Columna, que les obligaba a rendir cuentas a la Cofradía del Dulce
Nombre de Jesús antes de la aprobación en su balance general. Era el único que
se mantenía al corriente. Además este año :"recibieron
... convenio hecho entre los hermanos y cofrade patrono, en lo que estando
corrientes quedaron convenidos y su aprobación por esta Cofradía y no estando
corrientes las de los demás gallardetes". Pero hay constancia de la
Hermandad del Cristo de la Columna y de
la procesión que salía de la Veracruz el
Jueves Santo, se componía de unos 43 hermanos con ropa de judíos y sacaban la
Lámina de Jesús en la Columna que había sido adquirida recientemente por los
propios hermanos ( Tomás y Manuel de Ortiz, Manuel Fernández, Francisco y
Antonio de Robles, Juan Serrano, Juan de Víboras, Domingo Fernández, Vicente
Ruiz, Antonio Aguilera, Francisco la
Fuente, , Salvador Cano, Francisco Ceballos, Juan Zamora, Feliz de la
Guardia, Juan de la Peña, Juan Sánchez
Hinojosa, José Ruiz, Manuel Justo Valverde,
Manuel Marque, Manuel Díaz de Carmona, Vicente Jiménez, Manuel de Frías,
José Callejas, Antonio y Francisco Ruiz, Antonio González Francisco, José,
Juan, Vicente de la familia Canovaca) .
Tenían Junta Directiva, hermanos mayor que guardaba lámina y ropa. Hacían el
desfile portando lámina los mayores y la Túnica el hermano mayor.
Aunque, a finales de siglo XIX,
surgió otra nueva corriente reformista y un importante cambio en las Semanas
Santas, que pasaron de un carácter devocional y penitencial a un predominio
del esplendor externo, que se fijaba
más en los grandes pasos de las imágenes, olvidando este tipo de
representaciones, que, como sucedía en
la diócesis sevillana , consideraban
actos indecorosos: "Tales son estas ridículas representaciones de la
pasión del Señor, en que figuran personajes grotescos, y usando un lenguaje
chocarrero que no puede menos de ofender
a los oídos de todo hombre culto".
Muy
descompuestos dichos pasos, participando de las dos hermandades del Ecce-Homo
en la mañana del Viernes Santo y de
Jesús en la Columna en la tarde del Jueves Santo, por muchos testimonios
periodísticos, como los María Pilar Contreras o las noticias de otros
escritores locales, se mantienen como
una reliquia de este tesoro cultural a
finales del siglo XIX y a principios del
XX. No obstante debieron perderse algunas partes como las denominadas Los votos, que
reflejan las actuaciones de cada uno de los miembros del Consejo de los Judíos,
donde se le acusa a Jesús para condenarle y, al final , se vota. Manifestándose
a favor de la condena Anás, Caifás, Semes, Dothaim, Judas, Levy, Neftalí , Alejandro y Jairo y oponiéndose
José, Nicodemo y Gamadiel, provoca un incidente entre sus miembros, porque el
prestigio de estos dos- sobre todo, Gamadiel, abogado de prestigio- no era
comprendido por los demás. En el caso de los Apóstoles y los Discípulos, la
poetisa alcalaína comenta que “otros llevan el traje blanco, enaguas o albas y
una corona de espinas, y los penitentes
llevan túnicas negras y moradas; todos cubren el rostro con sus caretas”. Y, en
concreto, la descripción del Viernes Santos es muy certera “ Por la mañana se saca en procesión solemne a
la venerada imagen de Jesús Nazareno, a ella asisten cofrades, cuadrilleros,
cada cual con respectivas insignias y gallardetes: los apóstoles con sus
túnicas, los discípulos con sus albas, los judíos con las colitas, y los penitentes
con sus grandes colas que arrastran por el suelo. Va Pilatos, el Buen y Mal Ladrón. Barrabás y Longino”.
Desgraciadamente, no ha recogido el Paso de Judas que se desarrolla en la
mañana del Viernes Santo con dos movimientos escénicos: la Venta y el
Arrepentimiento de Judas. Es curioso que se dio un paso hacia atrás con estas
constituciones, porque se ordenaba.” Las cuadrillas como auxiliares de la
cofradía, en los elevados fines de la misma, aparte de cofrades que llevan las
funciones directas de la Hermandad, se dividió
esta en cuadrillas, en número igual a los gallardetes existentes,
recibiendo el nombre de estos que en la actualidad son de Nuestro Padre Jesús
Nazareno, del Ecce-Homo, de la Lámina de Jesús del Señor de la Columna, san
Juan , Santo Sepulcro, la Soledad, Apostolado, Cruz de los Discípulos y
Verónica”.
A
principios del siglo XX, las Constituciones
de 1908 dan por hecho que se han incorporado nuevos gallardetes y sus
correspondientes cuadrillas a la
cofradía del Dulce Nombre de Jesús. Estableció varias categorías de hermanos:
cofrades a los miembros de la tradicional cofradía de Jesús, algo así como los
patronos, porque ejercían el tutelaje y control de actos, revisores de cuentas,
interventores, censores de las cuadrillas;
hermanos de gallardetes que se relacionaban con los miembros de los
pasos y gallardetes y , y el resto eran hermanos de la cofradía que dependían
de los anteriores.
Varios conflictos bélicos contribuyeron a su
decadencia, sobre todo la última Guerra Civil. En las constituciones de 1949,
las cuadrillas se mantuvieron como auxiliares de la cofradía, pero apareció
fusionada la del Ecce-Homo, Jesús en la Columna y Lámina, los judíos. Por otro
lado, los Apóstoles se encuentran como gallardete tercero y la Cruz de los Discípulos fusionada con la
Verónica como gallardete sexto. El patrono ejercía de presidente honorario y la junta directiva estaba formada por un
secretario y un depositario y hermano mayor. No obstante esta situación permitió la reagrupación de la Hermandad del Señor del Ecce-Homo y Jesús
en la Columna y la de los Apóstoles , así como la recuperación de muchos
cuadros e insignias gracias al riesgo de muchos hermanos que ocultaron sus
enseres en la Iglesia del Rosario y en sus casas particulares, a pesar del
riesgo de sus vidas. Pastor Sánchez y Celedonio Cano fueron algunos de los arriesgados hermanos
que contribuyeron al mantenimiento de todos estos enseres, y, por ende, a que
pudieran renacer tras el conflicto bélico.[1]
Sin embargo los pasos ya se habían debilitado mucho y tan sólo quedaban unos
vestigios y reliquias que se han mantenido hasta finales del siglo XX de lo que
fue un rico acervo religioso, cultural y , por así decirlo, etnológico.
Los años 1945 y el 1984 fueron
dos hitos muy importantes en la restauración de todos los pasos, que se habían
convertido en algunas ocasiones en un puro desfile procesional y en el traslado de las imágenes a las casas
de los hermanos. III
[1] Según testimonios de Juan Vega Cano, capitán
honorario, en el programa de la Virgen de las Angustias de 1983
manos que contribuyeron al mantenimiento de todos estos enseres, y, por ende, a que pudieran renacer tras el conflicto bélico.[1] Sin embargo los pasos ya se habían debilitado mucho y tan sólo quedaban unos vestigios y reliquias que se han mantenido hasta finales del siglo XX de lo que fue un rico acervo reli https://datafellows.net/biografia-de-joan-jett/
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