Archivo del blog

miércoles, 4 de abril de 2018

CAPÍTULO IX. Años de consolidación del paso de los Apóstoles


            Años de consolidación del paso de los Apóstoles

           En 1705,  siendo hermano mayor de la cofradía de la Veracruz el cura Francisco de Cedillo  y teniendo por capellán su hermano Miguel, se destaca, al margen del acta  de cabildo ordinario,  el título de Paso de los Apóstoles, curiosamente coincidiendo con el de los Azotes a cargo de Manuel y Salvador La Torres. Tras el nombramiento de los cargos de los gallardetes de la Cruz, Señor de la Columna, Cristo de las Penas, San Juan  y Nuestra Señora, capitán de la tropa a cargo de Marcos de Relimpio, que procedía de la del Dulce Nombre de Jesús, y demandantes, se dice textualmente: “ En este estado acordó la cofradía rezebir hermanos para el paso de los doce apóstoles, para que perpetuamente salgan en la procesión, obligándose , como se obliga la cofradía a darles cera y asistirles como los demás hermanos (…) que queda de los dichos hermanos el prevenirse de lo necesario para  salir el paso y, con estas condiciones, se obligaron a cumplir los siguientes: Diego de Frías. Juan de Godoy, Juan Castillo, Antonio de Córdoba, Damián de Muro, Manuel Nabajo, Juan González, Diego Barranco. Baltasar Serrano, Alonso Delgado, Alonso Saavedra, Juan Martín el Cid.  
            Entre 1706 y 1707, estuvo a cargo de los apóstoles Juan de Godoy, ya que el nombramiento se hacía bianual en el cabildo del domingo de Ramos, y siguió acompañado de los pasos de Ángeles  y Profetas del Antiguo Testamento  y  Azotes del Nuevo Testamento; también la Compañía de  Soldados, corrió a cargo del capitán Juan de Ibáñez. 
Sin embargo, en 1709,  aparecieron  los Planetas, el paso de la muerte a cargo de Francisco Díaz, hermano  que años posteriores se incorporó al los Apóstoles, los Azotes, la tropa y Ángeles; este año,  el paso de los Apóstoles corrió a cargo de de Diego de Frías y José Marañón,  miembro nuevo,  que tan solo aparece por esta fecha como encargado; sin embargo son nuevos apóstoles José y Juan Mateo Cano, Francisco Ruiz Navajo y Francisco de Muros hasta cubrirse el resto con compañeros de años anteriores. 
En 1710, siguió Diego de Frías de encargado en solitario y solo aparece el de paso de acompañamiento de Verdugos.


















                                               Unos años de crisis

En 1712, no quedan más que los apóstoles en la procesión del Jueves Santo, y ya no aparecen para este año el resto de los pasos, teniendo en cuenta que era un momento de crisis y bélico lo que ocasionaría el abandono de la ciudad de muchos mozos de milicia. Entre 1713 y 1715 no salieron apóstoles o, al menos, no se citan en el libro de actas.
            Sin embargo, a lo largo del siglo el paso se intercambia con el de Judas, Pues  el paso de los Apóstoles se mantuvo hasta 1720   a cargo de Juan de Santiago; pero en 1721 se encargó del paso Antonio de Córdoba, que  lo compartió con el anterior  y, acompañado de  de los Azotes  a cargo de Juan de Hinojosa.
Los hermanos mayores encargados del paso de los Apóstoles
            Aunque,  1722,  Juan de Santiago ocupó  el sitio de encargado, tras el bienio de 1724 y 1725, se sucedió hasta 1727  cabildo tras cabildo, en el que se nombraron  encargados a los propios  hermanos mayores. En muchos momentos, incluso no hay cita de  encargados del paso de los Apóstoles sino que recaía la celebración del paso en el propio hermano mayor. En 1730, la compañía de los soldados y demás pasos, salvo el de Azotes ( a cargo de  Lorenzo Serrano) y Apóstoles corrían a cargo de un  administrador, el de los Apóstoles lo asumía  Baltasar Ramírez. Y en el de los Azotes, se mantuvo mucho tiempo Juan Serrano.  Pero, parece que , durante estos decenios del siglo XVIII,  sufrieron muchas restricciones y pobreza  hasta tal punto que continuó  encargándose de sacar el paso de los apóstoles, como en 1733 el hermano  mayor. Sin embargo en el decenio de los treinta, ene  1734 y 1738,  se le  encargó Juan de Rosales, un familiar del encargado del paso de la Columna, junto con sus compa
     El  paso de Judas y los años cuarenta                                                                                                     
            Mientras la cofradía del Dulce Nombre de Jesús sufrió cierta decadencia en algunos pasos,  precisamente el de los Apóstoles, en la Veracruz aprovechó  este declive y  atrajo a muchos miembros de este paso. Curiosamente, esta había desaparecido en 1739  y, esto  viene relatado, por este concierto entre el convento del Rosario, la cofradía de Jesús y Rosario y la hermandad apostolar. En 1760, realizaba un concierto con  la  cofradía del Dulce Nombre de Jesús y el convento de Nuestra Señora del Rosario [1]. Representaron a la hermandad  Felipe Díaz, hermano mayor,  Cristóbal de Arroyo, Juan Jiménez el menor, Tomás Ramírez, Juan Grande, Pedro Vallarlas, Manuel y Pedro Hinojosa, Juan Brancal Juan Ignacio,  Juan Jiménez el mayor, Juan Calleja, Juan de Rosales, Juan de Espejo y Juan Jiménez. A la cofradía su hermano mayor  o mayordomo  Pedro Martín Cabrera,  sus alcaldes Tomás Guerrero y Francisco de Zafra; por Nuestra Señora del Rosario  el mayordomo Francisco Rodríguez, como alcaldes  Lorenzo Delgado y Francisco Cano. Se comprometieron a levantar escritura para salir por la mañana del Viernes Santo  en la procesión de la cofradía del Dulce Nombre Jesús en memoria y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Se detallaba que los apóstoles y evangelistas habían de salir con albas y mantos y con las insignias que a  cada apóstol le correspondía, y que habían de transmitir este compromiso a sus sucesores, en primer lugar a sus hijos. La Comunidad del convento recibía de limosna  una cantidad suficiente para decirle 17 misas rezadas por el alma de los fallecidos ( hermanos, esposa e hijos)  hasta completar las veinte que realizaban los propios frailes. La cofradía se obligaba a asistirlos en el entierro con el pendón y cuatro cirios y darle sepultura en la capilla del Cristo Crucificado o antigua del Dulce Nombre de Jesús sin pagar nada por ello ni redoble de campana ni responso. Curiosamente, Tomás Ramírez se encargaba por los años anteriores a 1760 desde 1740 del paso de la hermandad de de los Apóstoles. 
            Pues, durante este  decenio de los cuarenta, renacieron muchos pasos, el de la Jineta y  el paso de  Judas, en concreto en 1740. Entre 1740 y 1744, por otro lado,   se mantenía como encargado del paso de los Apóstoles Tomás Ramírez, y el de los Judíos, a cargo de  Bernabé Serrano.  En 1741, volvió a representar el cargo   la familia Ramírez con su hijo Tomás. Ni siquiera se nombró al encargado sino que quedó englobado dentro de los otros pasos a cargo del hermano mayor.
            No siempre existía disposición a salir los apóstoles porque  alguno de ellos evadía su compromiso   en la procesión del Jueves Santo, y  buscaban excusas fingidas como en 1746. En este año por el encargado se   alegó que se lo impedía su edad. No obstante, el resto de los compañeros no renunciaban a salir.    Era, en concreto,  Juan Gallardo el encargado del paso de los Apóstoles, y se negaba a salir en la tarde del Jueves Santo, por lo que el cabildo del Domingo de Ramos tuvo que obligarle, porque “los compañeros estaban promptos y decían estarlo y la Cofradía les asistía y había asistido con los que debía”  . En este tiempo algunos  hermanos mayores sacaron algunos  pasos referidos a  los apóstoles en la Oración del Huerto, dejando aparte a Ángeles y Planetas,  y fueron vetados   por el  provisor  y , ante el intento de afrentar la orden del provisor, se recordó que siempre había que contar con su licencia.          
 Nuevos beneficios para los apóstoles
                                                                                          
            Un año después, tuvo un acontecimiento especial en la iglesia de la Veracruz, al transformarse el antiguo corral de Comedias en un cementerio de la iglesia Mayor, y se fijó este recinto sagrado como lugar de enterramiento para los hermanos de todos los gallardetes y los pasos como el de los Apóstoles. y,  Juan de la Chica, asumió el cargo en 1747 lo mismo que los  hizo en los Discípulos,  Diego Fernández.  Entre 1749 y 1751, ante la indolencia de este encargado, fue sustituido por Cristóbal de Arroyo  acompañado del paso de los Judíos a cargo de Francisco Mansilla y del resto sin especificar a cargo del hermano mayor (en algunos años se cita el Paso de los Azotes a cargo de  Antonio Ávila). Incluso, por estos años  se requirió al hermano mayor para que  aumentasen el decoro y adorno con otros pasos.
            Entre 1755 y 1762, volvieron familiares de las familias tradicionales  de los encargados del paso apostolar, porque  se nombraron  como  nuevos  encargados de los apóstoles Cristóbal de Arroyo y Tomás Ramírez, lo que indica que el influjo de la tradición y la herencia  eran palpables y   se transmitían el oficio y la responsabilidad de uno a otro; en este año, iban acompañados de  los Judíos o Azotes que tenían como encargado Diego Sarmiento y , a veces, recibían la ayuda compartida del hermano mayor de la cofradía. Dato palpable que  a un familiar se le transmitiera el cargo, fue el caso de Cristóbal de Arroyo a   Antonio de Arroyo en  1757. Pero, la tropa de Soldados vino en decadencia que ya ni se formaba y renació en 1760 ayudándosele con el ropaje del capitán y del tambor y constituyéndose como hermandad.




[1] Escribano Monte Lezcano. 7 de abril de 1749.

No hay comentarios:

Publicar un comentario