Años de consolidación del paso de los
Apóstoles
En
1705, siendo hermano mayor de la
cofradía de la Veracruz el cura Francisco de Cedillo y teniendo por capellán su hermano Miguel, se
destaca, al margen del acta de cabildo
ordinario, el título de Paso de los Apóstoles,
curiosamente coincidiendo con el de los Azotes a cargo de Manuel y Salvador La
Torres. Tras el nombramiento de los cargos de los gallardetes de la Cruz, Señor
de la Columna, Cristo de las Penas, San Juan y Nuestra Señora, capitán de la tropa a cargo
de Marcos de Relimpio, que procedía de la del Dulce Nombre de Jesús, y demandantes,
se dice textualmente: “ En este estado
acordó la cofradía rezebir hermanos para el paso de los doce apóstoles, para que
perpetuamente salgan en la procesión, obligándose , como se obliga la cofradía a
darles cera y asistirles como los demás hermanos (…) que queda de los dichos
hermanos el prevenirse de lo necesario para salir el paso y, con estas condiciones, se obligaron a cumplir los
siguientes: Diego de Frías. Juan de Godoy, Juan Castillo, Antonio de Córdoba, Damián
de Muro, Manuel Nabajo, Juan González, Diego Barranco. Baltasar Serrano, Alonso
Delgado, Alonso Saavedra, Juan Martín el Cid.
Entre
1706 y 1707, estuvo a cargo de los apóstoles Juan de Godoy, ya que el
nombramiento se hacía bianual en el cabildo del domingo de Ramos, y siguió acompañado
de los pasos de Ángeles y Profetas del
Antiguo Testamento y Azotes del Nuevo Testamento; también la Compañía
de Soldados, corrió a cargo del capitán
Juan de Ibáñez.
Sin embargo, en 1709,
aparecieron los Planetas, el paso
de la muerte a cargo de Francisco Díaz, hermano que años posteriores se incorporó al los Apóstoles,
los Azotes, la tropa y Ángeles; este año, el paso de los Apóstoles corrió a cargo de de
Diego de Frías y José Marañón, miembro nuevo,
que tan solo aparece por esta fecha como
encargado; sin embargo son nuevos apóstoles José y Juan Mateo Cano, Francisco
Ruiz Navajo y Francisco de Muros hasta cubrirse el resto con compañeros de años
anteriores.
En 1710, siguió Diego de Frías de encargado en solitario y solo
aparece el de paso de acompañamiento de Verdugos.
Unos años de crisis
En 1712, no quedan más que los
apóstoles en la procesión del Jueves Santo, y ya no aparecen para este año el
resto de los pasos, teniendo en cuenta que era un momento de crisis y bélico lo
que ocasionaría el abandono de la ciudad de muchos mozos de milicia. Entre 1713
y 1715 no salieron apóstoles o, al menos, no se citan en el libro de actas.
Sin
embargo, a lo largo del siglo el paso se intercambia con el de Judas, Pues el paso de los Apóstoles se mantuvo hasta 1720 a cargo de Juan de Santiago; pero en 1721 se
encargó del paso Antonio de Córdoba, que lo compartió con el anterior y, acompañado de de los Azotes a cargo de Juan de Hinojosa.
Los hermanos mayores encargados del paso de
los Apóstoles
Aunque,
1722,
Juan de Santiago ocupó el sitio
de encargado, tras el bienio de 1724 y 1725, se sucedió hasta 1727 cabildo tras cabildo, en el que se nombraron encargados a los propios hermanos mayores. En muchos momentos, incluso no
hay cita de encargados del paso de los
Apóstoles sino que recaía la celebración del paso en el propio hermano mayor. En
1730, la compañía de los soldados y demás pasos, salvo el de Azotes ( a cargo
de Lorenzo Serrano) y Apóstoles corrían
a cargo de un administrador, el de los
Apóstoles lo asumía Baltasar Ramírez. Y
en el de los Azotes, se mantuvo mucho tiempo Juan Serrano. Pero, parece que , durante estos decenios del
siglo XVIII, sufrieron muchas
restricciones y pobreza hasta tal punto
que continuó encargándose de sacar el
paso de los apóstoles, como en 1733 el hermano
mayor. Sin embargo en el decenio de los treinta, ene 1734 y 1738,
se le encargó Juan de Rosales, un
familiar del encargado del paso de la Columna, junto con sus compa
El paso de Judas y los años cuarenta
Mientras
la cofradía del Dulce Nombre de Jesús sufrió cierta decadencia en algunos
pasos, precisamente el de los Apóstoles,
en la Veracruz aprovechó este declive
y atrajo a muchos miembros de este paso.
Curiosamente,
esta había desaparecido en 1739 y, esto viene relatado, por este concierto entre el
convento del Rosario, la cofradía de Jesús y Rosario y la hermandad apostolar. En
1760, realizaba un concierto con la cofradía del Dulce Nombre de Jesús y el
convento de Nuestra Señora del Rosario [1].
Representaron a la hermandad Felipe Díaz,
hermano mayor, Cristóbal de Arroyo, Juan
Jiménez el menor, Tomás Ramírez, Juan Grande, Pedro Vallarlas, Manuel y Pedro
Hinojosa, Juan Brancal Juan Ignacio,
Juan Jiménez el mayor, Juan Calleja, Juan de Rosales, Juan de Espejo y
Juan Jiménez. A la cofradía su hermano mayor
o mayordomo Pedro Martín
Cabrera, sus alcaldes Tomás Guerrero y
Francisco de Zafra; por Nuestra Señora del Rosario el mayordomo Francisco Rodríguez, como
alcaldes Lorenzo Delgado y Francisco
Cano. Se comprometieron a levantar escritura para salir por la mañana del
Viernes Santo en la procesión de la
cofradía del Dulce Nombre Jesús en memoria y Pasión de Nuestro Señor
Jesucristo. Se detallaba que los apóstoles y evangelistas habían de salir con albas
y mantos y con las insignias que a cada apóstol
le correspondía, y que habían de transmitir este compromiso a sus sucesores, en
primer lugar a sus hijos. La Comunidad del convento recibía de limosna una cantidad suficiente para decirle 17 misas
rezadas por el alma de los fallecidos ( hermanos, esposa e hijos) hasta completar las veinte que realizaban los
propios frailes. La cofradía se obligaba a asistirlos en el entierro con el
pendón y cuatro cirios y darle sepultura en la capilla del Cristo Crucificado o
antigua del Dulce Nombre de Jesús sin pagar nada por ello ni redoble de campana
ni responso. Curiosamente, Tomás Ramírez se encargaba por los años anteriores a
1760 desde 1740 del paso de la hermandad de de los Apóstoles.
Pues, durante este decenio de los
cuarenta, renacieron muchos pasos, el de la Jineta y el paso de Judas, en concreto en 1740. Entre 1740 y 1744,
por otro lado, se mantenía como
encargado del paso de los Apóstoles Tomás Ramírez, y el de los Judíos, a cargo
de Bernabé Serrano. En 1741, volvió a representar el cargo la familia Ramírez con su hijo Tomás. Ni
siquiera se nombró al encargado sino que quedó englobado dentro de los otros
pasos a cargo del hermano mayor.
No
siempre existía disposición a salir los apóstoles porque alguno de ellos evadía su compromiso en la procesión del Jueves Santo, y buscaban excusas fingidas como en 1746. En
este año por el encargado se alegó que
se lo impedía su edad. No obstante, el resto de los compañeros no renunciaban a
salir. Era, en concreto, Juan Gallardo el encargado del paso de los
Apóstoles, y se negaba a salir en la tarde del Jueves Santo, por lo que el
cabildo del Domingo de Ramos tuvo que obligarle, porque “los compañeros estaban promptos y decían estarlo y la Cofradía les
asistía y había asistido con los que debía”
. En este tiempo algunos hermanos
mayores sacaron algunos pasos referidos
a los apóstoles en la Oración del
Huerto, dejando aparte a Ángeles y Planetas,
y fueron vetados por el provisor
y , ante el intento de afrentar la orden del provisor, se recordó que
siempre había que contar con su licencia.
Nuevos beneficios para los apóstoles
Un
año después, tuvo un acontecimiento especial en la iglesia de la Veracruz, al
transformarse el antiguo corral de Comedias en un cementerio de la iglesia
Mayor, y se fijó este recinto sagrado como lugar de enterramiento para los
hermanos de todos los gallardetes y los pasos como el de los Apóstoles. y, Juan de la Chica, asumió el cargo en 1747 lo
mismo que los hizo en los Discípulos, Diego Fernández. Entre 1749 y 1751, ante la indolencia de este
encargado, fue sustituido por Cristóbal de Arroyo acompañado del paso de los Judíos a cargo de
Francisco Mansilla y del resto sin especificar a cargo del hermano mayor (en
algunos años se cita el Paso de los Azotes a cargo de Antonio Ávila). Incluso, por estos años se requirió al hermano mayor para que aumentasen el decoro y adorno con otros pasos.
Entre
1755 y 1762, volvieron familiares de las familias tradicionales de los encargados del paso apostolar, porque se nombraron como nuevos
encargados de los apóstoles Cristóbal de Arroyo y Tomás Ramírez, lo que
indica que el influjo de la tradición y la herencia eran palpables y se transmitían el oficio y la
responsabilidad de uno a otro; en este año, iban acompañados de los Judíos o Azotes que tenían como encargado
Diego Sarmiento y , a veces, recibían la ayuda compartida del hermano mayor de
la cofradía. Dato palpable que a un familiar se le transmitiera el cargo, fue
el caso de Cristóbal de Arroyo a Antonio
de Arroyo en 1757. Pero, la tropa de
Soldados vino en decadencia que ya ni se formaba y renació en 1760 ayudándosele
con el ropaje del capitán y del tambor y constituyéndose como hermandad.
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