En la Semana
Santa, la calle ha sido el lugar más visitado por los vecinos. Se recorría el
casco histórico artístico por las Vísperas de San José. Y, en muchas ocasiones durante estas fiestas,
transitando por los itinerarios oficiales, Real, Llana, Rosario, Veracruz,
Caños, Llanillo y Llana salvo las manifestaciones que procedían de los nuevos
barrios de los años de finales del siglo XX.
Llana, y Llanete, son las calles que corren paralelas al Llanillo y
perpendiculares a la calle Real. Convierten la ciudad de la Mota en una
encrucijada urbana al verse seccionadas perpendicularmente por las calles que
van de la Mota al camino real de Granada.
Hubo varias
calles Llana, en la parte descendente del cerro de la ciudad fortificada, de la
Trinidad y Gutierre de Burgos. Perdieron el nombre del vecino que la apedilló,
o mantuvieron la primera parte, llamándose llana
por excelencia. Este es el caso de esta calle Llana que pasó de denominarse Gutierre
de Burgos al del ilustre imaginero Martínez Montañés, de modo que curiosamente
concordó el azar con el descubrimiento del hallazgo del nacimiento alcalaíno
para renombrarla con los apellidos del ilustre imaginero, que celebra en el año
actual el 450 Aniversario de su nacimiento.
Esta calle
nació agrícola, más jornalera que pegujarera en otros tiempos, y, sin embargo,
conforme se acercaba al siglo XX, a la inversa más pegujarera que jornalera; no
faltaron los hidalgos caballeros de Alcalá. Esta calle también dio cobijo a los
amigos republicanos de Pablo Batmala. Alojó otros oficios de otros sectores, el
secundario y el terciario. Entre los servicios, el convento del Rosario pasó de
un recinto de clero regular, con establecimiento de la escuela de Filosofía y
Gramática, a un templo parroquial de Santa María la Mayor; con la desamortización
de Mendizábal, sus dependencias albergaron el toldero de la sal, la primera
academia de estudios secundarios, la inclusa, entre otros...hoy se ha
convertido en una manzana de viviendas y parte del patio de la Guardería
Infantil. Todavía duermen sobre los cadáveres muchos vecinos de la calle
Real, y, en su zona claustral, se albergaba un centro de atención a
mayores.
En esta calle,
hubo expendeduría de tabacos, y servicio de telégrafos, muchas tabernas (
el bodegón de los Muertos, Canastas, el Atranque, la tienda-taberna de Cipriano
y en algunas ocasiones Gálvez vendía vino terreno y algún que otro pujarero o
cosechero), tiendas de ultramarinos como la de Marañón, Enriqueta o
Pedro Charilla, en las que se surtían desde pan hasta vino manchego, desde una
cartilla de azafrán a un sobre para hace natillas, o la de verduras como
la de Lola y Eulogio, donde se probaron los primeros plátanos y cerezas de la
tierra, carbonerías como la de Isabel. Inolvidable la zapatería de Pepe Roda,
en la que comentábamos el fútbol y conocí a un primer barcelonista.
Buenos canteros
con Antonio González Frías que nos entusiasmaba con su pasión por la
reconstrucción, y con las historias de su tío Salvador Frías Pino.
Hubo hasta
médicos, nadie olvida los
cuidados en tiempos de la gripe por parte de don José García Valdecasas, o la clínica de don José Sánchez, donde algunos curaron una quebracía o una apendicitis.
Nadie olvidará
barberías, como la de Víctor Sáez (en esta nos aficionábamos a la lectura
de la prensa diaria, con las crónicas deportivas, y con aquel Alcalá CF de
Marañón, Salido, Civantos, Chonito, Pedro...). Carpinterías las hubo con
buenos profesionales entre la familia Rufián y su cuñado. Cuentan que por esta
calle sufrieron los desgarros de la Guerra Civil, los hubo apresados de los dos
bandos, deportados como maestros republicanos. represaliados y
encarcelados...
Esta calle olía
a vino y en navidad el villancico sufría las deformaciones caricaturescas, como
la de aquellos cantos. Esta noche, no me acuesto, /porque no me da la
gana / que me tengo que morir o dormir / /en medio de la calle Llana. /Y
más de una buena cogorza pasaron algunos a la salida de aquellas tabernas
de aceituna de cornezuelo ... se oyen los ecos con tono semidescendente por
eso, por eso ...balbuceado entre sonidos de ronquido. En esta calle, hubo
telares antiguos de madera y de los mecanizados de los años sesenta, costureras
famosas como las Peñas, vivó el Obispo Ceballos, se conservaba un cuadro con la
imagen de la Virgen de las Mercedes, ...
No siempre todo
era casas...había zonas de solares y se hicieron los primeros pisos de
vecinos...albergó familias de funcionarios y curas, de la familia Pérez en
abundancia, Romero, Cano Caballero, Heredia...La picota solo se detuvo en la
casa de una sola fachada de piedra, pero hubo más portadas señoriales. En esta
calle, Cesta y Puntos se vivió de una manera especial con la presencia de
dos alumnos del INEM. Esta calle es vía
corta de estación de procesiones, sobre todo de la Patrona y de algunas de
Semana Santa. Y todavía en esta calle se hacen los trajes penitenciales....
Pues
esta calle entona un SOS especial, una proclama de salvación, un salvoconducto
de urgencia reclamando volver a ser la vértebra fundamental de la ciudad de la
Mota. Tras Semana Santa, nos demanda la calle Llana.
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