Este corregidor llegó a Alcalá la Real en el 31 de agosto de 1543 nombrando como alcalde mayor a Pedro de Cañete, y a Loja en nueve de octubre de 1543 nombrando como alcalde mayor al bachiller Bartolomé Leonardo de Soria. Posteriormente, los intercambió de ciudades.
Su labor normativa fue emprendida pronto en la cabeza del corregimiento, porque junto con el concejo dictaron unas nuevas ordenanzas para crear la figura de padre de menores para poner coto al aprovechamiento de los guardadores y en la partición de bienes.En este caso, proveyeron Bartolomé de Santa maría, hombre respetable que llegó a ser mayordomo de la ciudad.Puso un salario de tres reales por cada día de trabajo en realizar el inventario de bienes del fallecido, rebajando a la cantidad a dos reales si tuvieren hasta 20.000 maravedíes y se encargare un día y un real si llegare a diez mil, y nada si no llegare a esa cantidad. La misma cantidad, recibía por el aprecio y revalorización del inventario entendiendo la jornada cuatro horas de mañana y cuatro de tarde. Si llevaba una persona a sueldo,COBRARA UN REAL No podían cobrar en las operaciones ninguna persona aunque la llevaran los guardadores. El cabildo obligaba traer el libro de menores a la ciudad y llevarlo para ejecutar las cuentas si fuere necesario. En el año 1543, la labor legisladora del
municipio se plasmó en otras varias ordenanzas. Una de ellas regulaba la guarda de los términos
reformando el nombramiento supervisadora de la Corona de
los antiguos guardas de los monte, que tradicionalmente recaían en los
caballeros de la sierra mediante un sistema de arrendamiento que estaba
corrompido, pues permitían todo tipo de tropelías y abusos al estar
relacionados en connivencia con las autoridades. Otra renovó la antigua ordenanza de protección de los
montes, por la que se impedía talar y cortarlos y se les protegía ante la falta
de terreno común para los ganaderos locales y forasteros. La pena era de
seiscientos maravedís por cortar árboles y se subió en cuatro mil maravedís
además de cien azotes a los reincidentes. Pra hacer más efectiva la aplicación
de las normativas, los munícipes distribuyeron en distintas partes la cantidad
de la multa entre los denunciantes o el caballero de la sierra, el juez y la
ciudad[1].
Nos demuestra
la nueva ordenanza unos montes de encinar, chaparros, quejigos, pinos y
fresnos, donde acudían los vecinos para abastecerse de leña y aliviarse del
frío y para levantar las casas y edificios importantes de la ciudad; los
ganaderos y pastores, por su parte, para
alimento de su ganados y los artesanos de la ciudad y para sus aperos de
labranza o de industria y para los
edificios, además de la presencia de otros ganaderos venidos de fuera. La
ganadería consistía en su mayor parte en cabras, ovejas y bueyes que tenían
reservadas las dehesas boyales. Las armas de proteccion de lo vecinos eran la
ballesta, lanza, espada, dardo y las herramientas el hacha, el hozino, el
azadón de espeto, el puñal curvo y el cuchillo.
No obstante,
la ganadería era una fuente básica de algunos vecinos, pues en las subastas del
abastecimiento de la ciudad solían pujar los ganaderos tanto de la villa del
Castillo de Locubín como los alcalaínos, según aconteció en el año 1543.
También, la presencia de albeizares encargados de la reproducción de los caballos
garañones que se echaban a las yeguas.
La ordenanza
comentada fue aprobada en Valladolid el dos de diciembre de 1544
Fu un gobernante que emprendió importantes obras para la mejora de vida de todas las ciudades de su corregimiento. En Loja, compró la casa de Francisco de Corpas, que hacía de uso de Hospital para instalar en ella Las Carnicerías, mudó las Casas de la Mancebía en las casas de Gabriel Fernández de Córdoba y Fernando Álvarez Zapara , junto a la torre de la Mancebía o casa de la Mancebía Vieja en el Arrabal Alto o Nuevo junto a la torre del Cubo. En Alcalá la Real, varias obras
engrandecieron la ciudad, entre ellas cada vez la plaza se convertía en el
centro neurálgico de la fortaleza y para ello se quitaban las rocas, tierras y
cascajo que sobresalía de lo llano. En la casa de la Justicia continuaron su edificación y se hicieron
cuatro bastidores grandes y uno pequeño en la Torre Nueva ( la de la Imagen). A su alrededor, se empedró la calle de las Cuatro Esquinas, se renovaron la torre
de la plaza alta, botica, las casas y
tiendas de la botica, ls tiendas de la Mazmorra, la herrería de Pedro López, la casas de la mancebía y cinco nuevas
tiendas y allano el lugar junto a la Cárcel en la
Plaza Alta. Y sobre todo, se construyeron las casas de cabildo
cuyos pagos los recibía Martín de Córdoba mercader (15.000 ; 20.000);
También se
realizó el allanamiento y quitar tierra ( 6.000 y 7.5000 maravedíes) y la portada de la puerta Zaide y sobre ella un adarve por parte del obrero
Lope Garrido, cuyo coste alcanzó los veinte mil quinientos maravedís y 12.000
maravedís respectivamente. Se constataba la presencia de Martín de Bolivar que
intervenía en dicha torre (7.500) con un presupuesto de 17.500 maravedies para aposento de la Justicia y el
adarve situado cerca de la
Torre Nueva (9.000 mars) y su puerta, empedrada por Hernando
de Villaviciosa. Prosiguieron las obras de las Casas de Cabildo con importantes partidas que solían pagar a l mercader Martín de Córodba y luego este pagaba a Martín de Bolívar ( 15.000, 20.000) Lo mismo que hizo con la calle de Despeñacaballos. Fuera de él, las Casas de las Mancwebía ( 6.000)el Rastro era un lugar comercial donde se hicieron varias obras de limpieza y
allanamiento, en la calle de la Puerta Nueva, y
En la Fuente del Rey, se llevaron
importantes obras, cuyo maestro de obras fue Martín de Bolivar y en la que se
requirió la venida del famoso Francisco del Castillo.
En el terreno militar, debió participar con sus tropas de las ciudades a los ataques del turco Barbarroja, enviando 80 hombres entre ballesteros y arcabuceros con destino a Almuñecar el doce de Noviembre dese Loja. Los alcalaínos
acudieron a la guerra y con este motivo se hicieron varios padrones en dicho
año antes del mes de agosto. Se elaboraron los pendones y banderas de pendón
para la gente de la guerra (7.500 ms.).
En cuanto a la labor gubernativa, en este año se
produjeron varias demandas importantes de terrenos usurpados por los vecinos
del Castillo en los terrenos comunales, Peñas de Majalcorón y, sobre todo, en la Dehesa de Fuente Tétar, por
los vecinos de dicha villa a instancias del síndico Pedro Ramos, basándose en
unos poderes concedidos en el año 1522 en tiempos del corregidor Andrés de
Torres. El pleito contra Grimaldos también ocupó los primeros años del corregimiento en la Chancillería Real. Y otro tanto el pleito del quinto de las cabras contra Juan Cano.
El carácter
exento de impuestos de la ciudad creaba algunos conflictos entre los
comerciantes y las ciudades donde desarrollaban sus tratos los vecinos
alcalaínos. Por estos años, los hubo con la ciudad de Baeza y el regidor don
Pedro de Aranda y en Écija con Sebastián de Cámara y Juan de Almagro. Se llevaron a cabo estos pleitos ante la exención de
alcabalas por parte de los alcalaínos..
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