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miércoles, 8 de junio de 2016

B. EL CONVENTO DE LAS MONJAS ALTAS.







Partimos del informe que se le hizo a fray  Domingo López de Übeda a mediados del siglo XVII, porque, a partir de esta fecha, se incrementará en simples ornatos y en objetos religiosos[1]:
La fábrica de este convento es de piedra de cantería, buena fundación, alegre, las oficinas de sala capitular, enfermería, refectorio, coro alto y bajo donde se entierran las Religiosas muy decente, las demás oficinas buenas lo bastante, el claustro que basta para procesiones claustrales y de Ánimas y demás actos de comunidad.
La iglesia es mediana, de una nave con su retablo decente en el Altar Mayor, tres capillas colaterales, y otros cuatro altares en el cuerpo de la Iglesia.


1.     IGLESIA

La descripción de este convento ofrece y presenta ciertas dificultades, no obstante a través de  los documentos notariales encontrados, principalmente testamentos, y algunos testimonios escritos y verbales, puede desarrollarse un pequeño boceto de su estructura, bienes muebles e inmuebles y elementos decorativos. En palabras de Guardia Castellano, podemos describir la iglesia de la siguiente manera:
            -Su ubicación se encontraba en sus primeros tiempos hasta el  siglo XVIII " en los altos de la ciudad actual, sitio céntrico por los días de su fundación, pero que, al correrse  al llano la población, quedó situado  al sudoeste de la misma, al pie de las murallas de la Alcalá primitiva". Realmente no llegó a formar el centro neurálgico hasta muy entrado el siglo XVII, pues en la fundación fue simplemente un solar de extrarradio en medio de casas a medio construir en torno al eje de la calle Real. 
            - Su planta, como en la mayoría de las iglesia de la Abadía, era en forma de  cajón  y de pequeñas dimensiones: "La planta era  “quadrilonga” rectangular, con unas dimensiones de 16,8 metros de largo (56 pies)  por 9 de ancho (30 pies).
            -El  material y aparejo de sus muros  eran “ de piedra cantería labrada en la fachadas exteriores, pero de mampuesto en su parte interior".
-En su interior constaba de tres naves, divididas por cuatro pilares (seis columnas), en las que se apoyaba  el artesonado de la techumbre, al final se encontraba el maderamen de techo formado por bovedillas. En la nave de la Epístola, se abría varias capillas: una capilla que pertenecía al regidor Pedro Veneroso, situada  bajo el arco grande del coro;  por la parte que salía a la calle Real, otra de Hernán Cano[2],  y una tercera  en el altar mayor, la del crucificado: según manifiesta esta memoria de 1617 "se diga una misa cantada con música de órgano  en el altar y capilla del Crucifijo, que es colateral  a la parte donde se canta la Epístola".[3] 
Por la parte de la nave del Evangelio, había otras tres capillas:  una era la de san Rafael.
En esta parte izquierda se encontraba el locutorio. Entre las sepulturas, referidas documentalmente existían, la de la familia de Alonso Serrano (donde estaba enterrada su hija María Ruiz en 1559).
            - A través de una escalinata, se levantaba el altar mayor que presidía  un retablo dorado  y estofado, con un nicho en la calle central, en el que se albergaba la imagen de Nuestra Señora de los Remedios; en las calles laterales estaban colocadas las imágenes de San Juan de Mata y  San Félix de Valois.
            -Dos coros cerrados con verjas dobles de hierro y madera: el primero a los pies de la iglesia, colocado en alto y embellecido con muchas pinturas, efigies  o imágenes y el conocido  Niño del Coro de mediano mérito, según Madoz, en un  relicario de plata y adornado de pedrería; y el segundo se situaba en bajo, a la izquierda de la puerta de entrada, en su parte inferior tenía un apostolado de escaso mérito de Jiménez.
 
            -En la fachada principal, se levantaba una lonja de un metro (cuatro pies) de altura con doble gradas de escalinatas rústicas, que daban acceso a la puerta de entrada. Esta portada se componía de tres cuerpos: en el primero un arco de medio punto se sostenía  por dos pilastras dóricas y se encerraba con una cornisa, que daba lugar al segundo cuerpo donde albergaba un grupo escultórico de la Santísima Trinidad, conservado en el jardín de entrada  del convento actual de la Fuente del Rey. La imagen de la Santísima Trinidad era de piedra y de forma original  con el Padre sedente, tiene el cuerpo muerto del Hijo entre sus brazos y el Espíritu Santo en forma de palomas posa sobre el hombre izquierdo del Padre que fija sus ojos en el ave, la que abriendo sus alas arrulla.  Es obra del entallador  Jusepe de Burgos,  vecino de Alcalá la Real en la segunda mitad del siglo XVI. Se corona la fachada con un  tercer  cuerpo que constituye una espadaña, integrada por dos cuerpos de menor dimensión con vanos de pequeños arcos de medio punto y orlados por pilastras y volutas. 
           

2. LA SACRISTÍA

Junto a la capilla del Cristo Crucificado, estaba adosada  la sacristía del convento, que consistía en un cuarto pequeño. . 


3.  CONVENTO
            El convento era de forma irregular;  se extendía a lo largo de  la calle Llana de la Trinidad[4] hasta el callejón de la Zubia y se adentraba hacia el solar, lindero con la calle de la cruz de la Piedra. En su  interior, un claustro distribuía las diferentes dependencias del convento, que alcanzaba tres plantas e, incluso cuatro según el desnivel del terreno. Hay constancias de que este claustro presentaba dos corredores que daban lugar en la planta baja a sala del locutorio y torno,  la leñera, cocina, refectorio con cuadros de Jiménez, lavandería, sala capitular  y en las partes superiores,  las celdas  de las monjas, muy reducidas de extensión, y, finalmente, los almacenes y trojes  de la tercera planta. Las fachadas del edificio ofrecían aspecto compacto y robusto, iluminados por pocos vanos exteriores adintelados, y  por la calle Real, se accedía a través de un zaguán, donde estaba situado el torno, que albergaba la imagen renacentista de la Virgen tornera.

3.     OTRAS DEPENDENCIAS

Junto al convento,  existían un compás y  la vivienda del sacristán del convento. A los pies  de la nave del Evangelio, estaba el osario, encima del cual  existían  varias dependencias de otras  tres celdas de monjas dentro del Compás contiguas a la iglesia y capilla de Santo Cristo.  En cuanto a las dependencias del convento,  podemos manifestar que, con el documento relacionado a la gran reforma constructiva que  hizo Luis de Bailén a mediados del siglo XVII, se aclaran muchos aspectos de sus construcción y estructura. . 
                                  
                                               4. LA PLAZA
           
Como signo moderno de una nueva ciudad más abierta y extendida al llano, el convento disponía de una placeta, que destacaba a la hora de los acontecimientos públicos de la ciudad- pregones, mascaradas, estaciones de penitencia…-, pues era punto obligado para detenerse el séquito de caballeros y gente acompañante  para escuchar el edicto municipal o detenerse el paso procesional a la hora de hacer la estación de penitencia. A finales del siglo XVI, destacaba este espacio abierto, porque  durante  unos años –mientras se construía la Casa del Corregimiento en la Mota- el corregidor licenciado Nino puso su vivienda  en torno a la placeta, lo que indica que había casas o casonas de hidalgos en este entorno urbano.
 Unos años más tarde, en la ciudad del valle, esta placeta desempeñó un núcleo  muy importante en el triángulo formado por los lados viarios del convento de Consolación, la iglesia de San Juan y la calle Real con sus vértices situados en las placetas de la Trinidad, Rosario y San Juan. De ahí que, edificios públicos como las nuevas Carnicerías, el Pósito o de otra índole se intentaran ubicar por este entorno. Y no sólo públicos sino también los comerciales como las tendillas de aceite, panaderías o tiendas de paño (en la placeta de la Trinidad siempre se fijaba una de aceite[5]).  El desarrollo de esta plaza viene interrelacionado con el declive y abandono de la  fortaleza de la Mota. Pues, los vecinos se veían obligados a retirar los diversos  materiales de  las casas, puertas, hierros y tejados, para emplearlo en las nuevas edificaciones de la ciudad del llano. Sirva esta  cita de la fortaleza para el barrio de Santo Domingo:

 “Ante  el corregidor el cura y beneficiado Francisco Méndez de Aranda pide licencia para llevarse los materiales de las casas de la Mota, que eran de sus abuelos, que están detrás de los corrales de las Casas de la Justicia  y de otras de María Ramírez en el Bahondillo, que las quería para reedificar sus casas que tenía en la Placeta de la Trinidad. La ciudad lo concedió sin perjuicio de las calles y edificios de la Mota”[6].
        En 1657, la ciudad del valle es una realidad y, durante muchos años, el convento de la Trinidad se consideraba un lugar  céntrico, donde los miembros del cabildo municipal siempre tenían en cuenta para ubicar edificios públicos y la plaza subsidiaria de la fortaleza de la  Mota, como las Carnicerías o tiendas de escribanos. Por ello, la vecindad aumentaba cada vez más y necesitaba de servicios básicos como el agua, lo que daba lugar a buscar sitios estratégicos  para ubicar fuentes; años antes a esta fecha, se valieron de los servicios del capuchino fray Gregorio de la Calzada, que vino a Alcalá y los ubicó en la parte de enfrente del convento de la Trinidad. En esta fecha mencionada anteriormente, acudieron los regidores Leonardo de Viedma y Juan Vázquez a los alrededores de la plaza acompañados de varios maestros de obras y reconocieron el "poço en casa del Hospital Viejo, que parece ser caudaloso y que tiene corriente a otra parte para que ponga una fuente en la calle Real, en la placeta de la Santísima Trinidad ( frente al convento de la Trinidad) por ser la de mayor concurrencia  que se puede buscar de los vecinos de esta ciudad, pues con eso todos los vecinos de la Mota, barrios de San Sebastián, san Bartolomé y Santo Domingo se escapasen del gasto de agua que comprende la Mora para bever, como para los demás menesteres"[7]
                                   5.-DESCRIPCIÓN DE MADOZ

            La plaza albergaba, a finales del siglo XIX, dos casas: una pertenecía a don Juan de  Ortega y era residencia de cuatros jornaleros; por otra parte el propio convento poseía otra, que solía ser usada por algún sirvientes, sacristán o empleado del convento. 
        Pero, con sus datos recogidos de otros archivos, podemos ampliar su descripción. En concreto, Madoz alude a que " fundado en 1828, al oeste de la ciudad, es irregular, con un claustro pequeño y celdas reducidísimas. La iglesia, de tres naves sumamente  pequeñas, con algunas pinturas medianas y portada  de orden dórico, tiene dos coros, y en el bajo, un Apostolado, de mediano mérito, de Giménez y con otros cuadros del mismo autor,  que también lo es en el refectorio. En el coro alto, además de otras muchas pinturas, efigies y niños de mediano mérito, se conserva en un relicario de plata, adornado de pedrería y bajo una arca grande, el llamado  Niño del Coro, que está en la mayor veneración tanto dentro como fuera del convento, aunque sean pocas las personas que lo hayan visto; nunca expone al público ni se saca del coro. Para no dar a las monjas d la Encarnación derecho de llevárselo , y esta misma dificultad aumenta la veneración, representa al Niño Jesús  recién nacido , de longitud de dos pulgadas,, pero tan hecho y un colorido ran natural , que difícilmente podría mejorarse; ignoramos la materia de que está formado,, y acerca de su aparición, se cuentan hechos más o menos confirmados con documentos que la comunidad posee.[8] A  principios del siglo XX, se mantiene la casa de la fábrica del convento  y el convento  mantiene su vecindad con el número 91.
  







[1] EPÍTOME DEL COMENTARIO DE LA REPUESTA A LA CARTA FRAY DOMINGO LÓPEZ

[2] AHPJ. En 1599 fue enterrado sus yerno Andrés de Aranda y sabemos que tenía una hija María Cano. Solían enterrarse con el hábito trinitario.
[3] AMAR. Caja 25, legajo 13. Año 1617. Expediente de un censo de María Fernández de la Blanca para crear una memoria de misas en el convento de la Santísima Trinidad.
[4] AHPJ. Año 1569. Escribano Alonso Ramírez. Gaspar Cano alude que tiene casas en esta calle, linderas con el clérigo Francisco Luis Cano,  y las de Diego Cano, lo hacía para avalar  un censo de 1000 maravedíes que le presta Andrés de Aranda, escribano de Cabildo.
[5] ARRABAL 09. Pág. 65. Carlos II. Martín Rosales, Francisco.
[6] AMAR. Acta de 22 de agosto de 1662. Retirada de materiales de casas de la Mota para otras en la nueva ciudad. En la misma línea:

[7] AMAR. Acta de 25 de Octubre de 1657.
[8] DICCIONARIO GEOGRÁFICO-HISTÓRICO DE MADOZ. Tomo Jaén, Pag. 17. Edición facsímil 

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