Archivo del blog

martes, 27 de enero de 2015

Der diputado a Senador, Gregorio Abril


         
            GREGORIO ABRIL ÁVILA

LEGISLATURA
TIPO
VOTOS
%
PROPUESTA
15/10/1943
 al
 10 /7/1544
Circunscripción
Provincial
4.806
60.78
Ninguna
4/10/1944
al
6/12/1846
Circunscripción provincial
7.990
82.76
Ninguna
6/7 /12/1846
al
1/8/10/1850
Distrito de Alcalá 258
135
99,26
Ninguna
7/8/X/1850
al
10/V/1851
Distrito de Alcalá 317
174
100
Ninguna
1/6/1851
al
7/XII/1852
Distrito 317
115
100
Ninguna
1/3/1853
al
8//4/1853
Distrito 364
181
100
Ninguna
9/5/1857 al
1/10/1858
Distrito 332
153
100
Ninguna
11-3-1867
al
9-X//1868
Distrito ampliado de Jaén nº.1 de los dos que había
 1.187
99.,35ºº
Ninguna
1867
Senador vitalicio electo por Jaén



1877
Senador vitalicio
112

Gran Cruz de Isabel la Católica
1879
Senador vitalicio
80





            TERCERA PARTE DE GREGORIO ABRIL COMO SENADOR



            Fue nombrado senador vitalicio en 14 de diciembre de 1867 de acuerdo con lo que establecía la  Constitución de 1844, ya que estaba comprendido entre los máximos contribuyentes y haber sido diputado de Cortes.     En este mismo año fue nombrado por la reina Isabel II senador vitalicio, cosa que no pudo ejercer ante la llegada de la Junta revolucionaria; pero no llegó a disfrutarlos, pues el triunfo del general Serrano en el puente de Alcolea sobre los moderados llevó al poder a los revolucionarios, que primero declararon el sufragio universal, libertad de cultos y enseñanza, reunión y asociación, e imprenta, autonomía municipal y provincial;  y  después convocaron Cortes Constituyentes de la  proclamación de  la Gloriosa en 1868. Su vida  parlamentaria culminó con la elección de senador de acuerdo con la nueva  constitución, y tras el Sexenio Revolucionario y la Primera República, y de nuevo,   obtuvo el cargo de senador  en 1877 (tuvo 112 entre 162 electores comprendidos entre los máximos contribuyentes) junto al marqués de la Merced  y en 1879 junto con  Ignacio Sabater y el Marqués de la Merced (con 80 votos entre 157).

                        OPINIÓN DE GUARDIA CASTELLANO

            Antonio Guardia Castellano,  cronista de los primeros años del siglo XX y miembro del partido conservador, hizo el siguiente panegírico de su persona, así como hombre  de su postura política conservadora  tanto en su labor de político activo como en situación de retiro y consejo: jefe indiscutible del partido moderado en los pueblos de Alcalá y su distrito, manteniendo una íntima amistad con Narváez, primero, y con Cánovas luego, luchando siempre ardorosamente en defensa de los principios por estos sustentados en pro del orden y de las instituciones, resistiendo con valor y entereza los tiempos crueles borrascosos de la Revolución, la Regencia y la República, sin desertar un punto de su puesto de honor, erguido en medio de los bajos fondos de la política, inconmovible como una roca, atento a las necesidades y problemas momentáneos de nuestro pueblo, que como nadie conocía, logrando con la influencia moral de su sano nombre patriota, dominar la situación en los momentos difíciles de la orgía republicana, apaciguando a los unos, aconsejando a los otros y llevando a la conciencia de todos los patriotas nociones del deber ciudadano. Debido a sus consejos y a sus prestigios, no tuvo que lamentar nuestro pueblo las nefastas consecuencias de aquel periodo luctuoso de demagógica francachela, que aún recuerda con horror la mayoría de los pueblos de la PenínsulaCon motivo de la  revolución del 1868 y de
             Sin embargo, entre sus detractores, que también los hubo  en el ámbito provincial, se decía de este diputado lo siguiente: “Nadie le reconocería sólo por su nombre, porque su cara más que de primavera es de invierno. No hemos oído el metal de su voz para juzgarlo; pero no carece de ingenio cuando en tiempos tan calamitosos ha logrado que le hagan tesorero de provincia con 24.000 reales”. No  era este el parecer de Guardia Castellano, que comenta que en el entorno de la Corte tuvo la fortuna de asistir a las bodas de Isabel II y de la infanta doña Isabel con el conde Girgenti y se ganó el sobrenombre de “El Andaluz de oro” por su gracejo y ameno y chispeante decir de su lengua andaluza.
       

No hay comentarios:

Publicar un comentario