SANTA CARIDAD II
Hay
momentos fundamentales en la historia de las hermandades, tal como el de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús
fue, como nos hemos referido, en los años anteriores, su unificación con la
cofradía de la Santa Caridad
en los inicios del siglo XIX. Por eso,
si fundamental para la historia cofrade de Alcalá la Real , son los periodos
históricos recorridos por esta cofradía- desde que se fundó para venerar el
nombre de Jesús con la imagen de un Niño Jesús, hasta que culminó con la bella estampa
de Semana Santa, en la que se desarrollan dramáticamente todos los pasos de la Pasión y Muerte de Jesús-,
tan importante o más es la vivencia de la caridad por parte de la otra
cofradía, que veneraba a la
Madre de Dios, con el nombre de , Santa Caridad- y en otros
tiempos, Coronada o Desamparados.
Son
varios momentos históricos de esta segunda cofradía, pero los tiempos que
corren no nos permiten profundizar en la parte documental sin en reflexionar sobre sus vivencias cristianas insinuadas
por las anécdotas o historia de la hermandad. Es muy ilustrativa que esta
hermandad sea una de las primeras de la historia cofrade, pero pasó por varios
momentos históricos hasta su unificación con la cofradía del Dulce Nombre de Jesús. Me refiero a su
fundación allá por los albores del siglo XV, su
importante desarrollo a finales
del siglo XVI con el traslado del hospital que regentaba a la calle que le dio
nombre; la erección de una ermita con el nombre de la Santa Cariad que pervivió hasta
el siglo XX, y finalmente su etapa de
integración.
En
tiempos de crisis, de vacas flacas, nos conviene recoger algunos datos sobre la
vivencia del seguimiento de Cristo por parte de los cofrades de la Santa Caridad y apuntamos:
-Según
reflejan sus constituciones o estatutos de 1622, por las que se interpretaba la opción de
Jesús por los excluidos y los pobres, con estos artículos adaptados a la
pobreza de aquel tiempo: Que la cofradía
está obligada a acompañar a los pobres que murieren en el Hospital con la cruz,
paño y cera, que son cuatro hachas (artículo 1), que asimismo está obligada la
dicha cofradía a acompañar los pobres
naturales en su entierro con la cruz, paño y cera. Los artículos
posteriores se referían al enterramiento de los hermanos o cofrades de la
hermandad marcando claramente la prioridad de los de solemnidad y enfermos con
respecto a los miembros de la hermandad y haciendo una interpretación muy
evangélica de la acción caritativa de acuerdo con los aires de aquellos
tiempos. Por cierto, que el enterrador lo vestía la cofradía con una ropa de
paño azul.
-Según
refleja el decreto final del vicario
general y provisor, el licenciado don Gómez de Villavicencio, para dar
licencia a erigr de nuevo la cofradía ratifica lo anterior y enuncia que la finalidad de sus
constituciones radicaba claramente en lo siguiente: “el levantar la dicha cofradía al servicio de Dios, Nuestro Señor, y de su bendita Santa Madre y beneficio del
sufragio de las benditas almas y ejercitar las obras de caridad a que estamos obligados”.
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-Por estas constituciones sabemos
que su fiesta tenía lugar en el segundo domingo de septiembre con motivo de la Natividad de Nuestra
Señora.
-Por el inventario de 1629, nos
podemos hacernos idea de la imagen y ornamento de Nuestra Señora de la Caridad , según declaraba
el hermano mayor Francisco de Medina. “ Se
le ha de entregar el tabernáculo y la imagen de Nuestra Señora de la Caridad con sus colchas e plata sobredorada del
collar del Niño Jesús” Además, se encontraba entres sus objetos y vestidos
sin que aludamos a los ornamentos
del sacerdote: una reja del tabernáculo
con su llave, un rosario de granates
leonados guarnecido de plata, dos campanillas pequeñas, dos cascabeles de
plata, varios mantos (azul, velos
tafetán azul, , carmesí, de colores), tocadizo,
, tres candeleros de azufrar, un
frontal de tafetán colorado, , otro de damasco verde y amarillo, blanco
bordado, tafetán verde, y otro de lo
mismo carmesíes, camas de los mismos
colores para cubrir el tabernáculo o las andas, basquiña de color azul para
cubrir las ropas interiores, unas andas de palo dorado con sus pirámides
doradas, un cielo damasco blanco con sus flecos
de seda y oro, . Todo muy austero, sobrio y sencillo con respecto a
otros inventarios de hermandades.
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