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domingo, 19 de noviembre de 2017

LEYENDAS Y TESOROS DE LA SIERRA SUR. EN SEMANA DEL PERIÓDICO JAÉN.

LEYENDAS Y TESOROS DE LA SIERRA SUR
Francisco Martín Rosales


Hace cuarenta años, un grupo de escolares junto a su maestro de Charilla descubrieron un conjunto de joyas en los aledaños donde se hacían los cimientos de la cooperativa agrícola Nuestra Señora del Rosario. La noticia despertó grandes muestras de regocijo por los vecinos de la Sierra Sur ante el hallazgo de este tesoro, que dio una nueva proyección a los estudios de la Sierra Sur. No debió ser una cuestión baladí el hecho de que se eligiera esconder  este tesoro en tierras charilleras.  Hay muchos cuentos, de carácter oriental y, más específicamente, de procedencia china, que suelen ofrecer la misma trama y argumentación, los mismos personajes y el mismo desenlace sobre el mundo enigmático de los tesoros. Se caracterizan básicamente por un personaje avaro, pobre o miserable, que tiene generalmente un sueño inquietante e ilusionado, en el que se le muestra y se le incita para que emprenda la aventura de descubrir un tesoro; tesoro siempre envuelto en una

Trama de secuencias definidas por una serie de condicionantes que le impone el personaje supraterrenal del mundo del sueño. Aunque puede remontarse al  avaro Euclión de la Aulularia  de Plauto, y reconstruida en la época moderna  por Moliére en el L´avare, abunda este tipo de relatos ficticios en la toda España, y, se multiplican en todos los rincones de la comarca de la Sierra Sur. Desde el caballito blanco, contado por los ganaderos de los pagos de las sierras castilleras, hasta la narración de la “Encina Leona” recogida en los pagos de Cantera Blanca todas estas leyendas plasman esta inquietud humana por el mundo de los tesoros. Muchos de estos relatos fueron recogidos a través de la transmisión oral de las diversas leyendas orales de las aldeas y de los municipios de la Sierra Sur, de los cantos de ciegos, principalmente los de los romances épicos e históricos (sobre todo, los de índole morisca), de la adaptación de los cuentos de procedencia oriental y de las habladurías de las gentes del lugar.
Por otra parte, se puede constatar que las leyendas tradicionales, partiendo de un fundamento histórico, han surtido una gran parte de las obras épicas que surgieron en la Antigüedad y alcanzaron la Edad Moderna. Muchos, acercándose al contexto grecolatino, se han estimulado, tras su lectura, a la aventura de la búsqueda de los hallazgos descritos en forma literaria. La Ilíada y la Odisea, dos obras maestras de nuestro elenco cultural, despertaron las mentes de muchos estudiosos y aventureros, convertidos en sagaces arqueólogos como los alemanes Schielleman y Evans, que dieron con los famosos tesoros de la corte del rey Príamo y de todo el mundo micénico y cretense. Sin embargo, en nuestro contorno, también hemos tenido constancia de que la historia de una parte urbana de Alcalá la Real y de la fortaleza de la Mota, revestida de la formalidad de la leyenda, se descubría, recientemente, con la ayuda de la arqueología. Muestra de ello son los últimos descubrimientos del subsuelo de este cerro fortificado y del yacimiento romano de la Tejuela, que ha descubierto, en el primero un mundo de pasadizos, caminos subterráneos, adarves encubiertos y viviendas trogloditas, en las que se forjaron unas vivencias que dieron lugar a las posteriores historietas, leyendas y cuentos de nuestros antepasados; en la Tejuela, se ha constatado lo que quedó como memoria de los viajeros renacentistas.
Un aspecto muy peculiar de esta faceta relacionada con estas noticias legendarias es la búsqueda de tesoros árabes, porque son frecuentes sus referencias en muchos escritores locales. Aunque, en muchas ocasiones, el comparativismo delata una pura emulación con otros hallazgos y leyendas de otros países, sin embargo, no por ello, nunca debe soslayarse cualquier dato, por nimio que sea, para incitar a la búsqueda de estos objetos. Por citar un ejemplo de este tipo mimético, hay una leyenda de la imagen de la Virgen de las Mercedes, recogiendo su antigüedad más allá de la llegada de los árabes y refiriendo que estaba oculta en una campana, descubierta posteriormente tras la expulsión de los musulmanes de la fortaleza. Sin embargo, muchas veces se ha forjado la leyenda de un antiguo asentamiento, que probablemente no dará a luz un tesoro, pero puede aportar datos históricos muy interesantes para la historia local.
Otras veces, los hallazgos coincidían con ruinas claramente evidentes que una simple excavación artesanal del lugar permitía la recuperación de todo tipo de objetos muebles, tal como aconteció con el conjunto de lápidas y monedas romanas en un tiempo que la pasión renacentista contribuyó a la recuperación de este mundo. A ello, coadyuvó el afán de las familias nobles por buscar sus genealogías y emparentarlas con los distintos personajes famosos de la Historia de España hasta remontarse a la época grecolatina, incluso, al mundo mítico de la Antigüedad. Renacimientos del mundo clásico se turnan en toda la historia del mundo occidental, y, a ello ya se añade la pasión y el entusiasmo de muchos inquietos aventureros por otros periodos de la historia.
Por la trascendencia del acontecimiento no se olvida el hallazgo del Hércules romano, encontrado al derrumbar una casa de la calle Tejuela de Alcalá la Real, simplemente confirmó la posibilidad de un asentamiento romano, ya descrito por Andrea Navaggiero a principios del siglo XVI, y, hace unos años, confirmado por las excavaciones del lugar dirigidas por el doctor Carlos Borral, donde se ha ampliado el número de enseres y el trazado urbano de una posible agrupación urbana sin definir por el momento. En este contexto local alcalaíno y fruto de otra leyenda más reciente, la casualidad y la restauración edilicia pusieron al descubierto monedas de plata la Casa Batmala, halladas en el suelo de una habitación de esta mansión hidalga.
Y, en el ínterin, de estos dos últimos hallazgos, debemos destacar los de los tesoros hispanos musulmanes de Charilla y de Ermita Nueva.












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