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domingo, 5 de noviembre de 2017

EN JAÉN SE,MANA. LA FERIA DE GANADO. III.





DE LA F A LA Z EN LA FERIA DEL GANADO

A partir de la consonante fricativa sorda, abundan los vocablos relacionados con la feria. Se resumen en estos términos:
FECHAS Y FERIAS OFICIALES DE GANADO
La actividad comercial y de feria de ganado se remonta a tiempos de los romanos, más bien de los musulmanes. No es, pues, extraño que muchos pueblos trataran de institucionalizar y fijar en el calendario anual este comercio espontáneo, atendiendo al repertorio ferial y festivo de los pueblos del entorno.  Unos por San Lucas, otros por san Miguel, los hay por San Mateo y abundan las patronales. Aunque muchas ferias no reciben su reconocimiento oficial por parte de las autoridades oficiales regias, éstas se celebran de forma ininterrumpida porque era una fuente de crear riqueza e ingresos para la Corona ante su voraz afán recaudatorio con motivo de la deuda del Estado comprometida en guerras u otros acontecimientos. Un caso singular fue la feria alcalaína, reconocida en 1688 por Carlos II, ya que atendió el interés social y económico, pues la comarca se encontraba asolada con la peste de los años 1680-1682. Con su instauración de la feria se pretendía reavivar la decadencia de la economía local afectada por los años de sequía y la falta de recursos provocados por la total pérdida de la industria local, principalmente, la seda que había decaído con el cierre de un gran número de talleres transformadores de la seda. Además, era notoria la primacía de la agricultura sobre la ganadería, ya que se habían roturado un gran número de campos para poder afrontar todos los gastos de la hacienda local, derivados por la política nacional comentada.            
FIEL O CORREDOR PÚBLICO
Era el que anunciaba que habían llegado mantenimientos de primera mano a los tenderos y se aseguraba de que no acudieran los recatones a inflar los precios. Los corredores de vinos lograban precios armonizados entre el comprador y el vendedor, pero hubo momentos que se confundieron los tres personajes: el corredor se hizo comprador y vendedor al mismo tiempo valiéndose de sus malas artes y sus conocimientos de oficio. Siempre se intentó cortar por lo sano. Pero, lo cierto es que, en Alcalá, por su tradición comercial (en el vino, ganado, cereales…) abundaron los corredores, y, llegó esta figura mercantil estereotipada del corredor oficial con gran profusión a la calle. Cómo no, en esta feria abundaban. “En medio, siempre, el ‘correor´. Al final bendice el acuerdo y se lleva una cantidad de corretaje. 

GANANCIAS
Existían cuadernos en los que se anotaban el movimiento de los tratos, pero no existían los controles como los actuales de IVA ni, en tiempos más recientes, los bancos estaban sometidos a recoger los movimientos comerciales, y abundaban los billetes de mil pesetas, quinientas y veinte duros en mano, en detrimento de las letras de cambio, pagarés, o cheques bancarios.
EL GANADO
Durante el siglo XVI y XVII, incluso en siglos posteriores, la actividad agropecuaria centraba la mayoría de los movimientos económicos de muchas localidades de modo que se repartían gran número de cabezas de ganado vacuno, mular, yeguar, potros y caballos. Por la Sierra Sur, se traían dos tipos de ganado, domados y cerriles, muy famosos eran los de las Alpujarras, los traían en parejas de cuatro o seis, también se vendían bueyes. Este era el panorama que recogimos en Cancionero, relato y leyendas. “Por este lado, se ven cochinos, cerca de la volatería. Más allá jaulas de conejos. Contigua, una manada de cabras y ovejas, que aumenta cada año. Despistada, una manada de pavos cruza el haza en busca de un lugar adecuado. Especial atractivo tiene el grupo de patos y gansos, nuevo en la plaza, que va a llamar la atención de los curiosos. Y, sobre todo, burros, mulos y caballos. Los hay a cientos, a miles…” Y, a esto se añadía, siglos antes, los animales de caza como liebres o aves perdices o codornices, los toros de nuestras dehesas para las corridas de las fiestas de san Juan, Santiago y la Virgen de Agosto; y, sin embargo, en la actualidad, tan sólo caballos y yeguas de raza, en manada o individuales, algún poney (por cierto, a precios elevadísimo para capricho de sus compradores). 
GITANOS
 No  sabe  con exactitud fijar la presencia gitana  en las ferias, pero se dice que llevaban en la sangre la feria, Famosos por los pueblos del sur eran  Ramón de Íllora,  el Veneno de Moraleja de Zafarraya, el Chino  y los Galos de Alcaudete, Antonio y  Manuel Pelos del Castillo y su tío Rabico, Victorino de Baena, “Gabino y Diego de Bailén, Enrique de Torredonjimeno, mucha gente de Jaén,  de Pinos, Torrecampo, Luis de Montefrío, Antoñillo de Priego, Manuel de Martos y otro Manuel con el Tingue de Alicante,  algunos lo eran de Loja, Sevilla, Frailes, Úbeda, Linares, Andújar, Rute,.  y hasta Málaga, se me olvidaba el Máximo de Albolote,
  LA JUSTICIA
Este movimiento mercantil siempre estuvo controlado por alguna autoridad civil o judicial. En época medieval, el fiel del rastro y los alfaqueques jugaron un gran papel para mantener el orden y la autoridad. Pero, desde los Reyes Católicos, el corregidor asumía las competencias represivas de todo aquel tráfico de mercancías junto con los regidores delegados para actividades comerciales. El orden siempre había que mantenerlo, porque no era raro que cualquiera ajustara cuentas con el rápido desenvainar de la espada o con una puñalada trapera. Por eso, se nombraban ministros de justicia o alguaciles, mayores o menores. Luego, vino el servicio de la Guardia Civil. Ya no sólo se vigilaban el recinto de la feria. “Todo el camino los veíamos, y nos pedían papeles para saber que estamos en regla, de feria a feria y de pueblo a pueblo, no podíamos caminar sin guías. Por la feria, se reforzaba el servicio de la guardia con la llegada de nuevos miembros de la benemérita procedentes de Jaén que pernoctaban en fondas y hostales, pagados por el municipio.
OFICIOS RELACIONADOS CON LA FERIA
Los esquiladores, realizaban la ceremonia del  afeite con su solemne parsimonia de trasquilar el animal  de cabo a rabo, recortando todas sus puntas,  adecentando las crines y  estriando al animal con el fin de que pudiera soportar los duros calores del agosto alcalaíno ;los herradores,  cortaban las uñas de las pezuñas de los mulos con tanto esmero que cuadraba perfectamente el  plano rasante de la herradura con el del corte del afilado cuchillo para fijar los clavos de sujeción; los aguadores eran pobres de solemnidad, que transportaban en las cantareras de asnos y mulos  agua para beber  a los tratantes de la feria del ganado al precio de perra chica, gorda, real  dos reales según el trago  de pipo o botijo; también algunos vendedores de maíz aprovechaban la mañana para cargar, en sus fincas, sus mulos con grandes manojos  de este cereal  y revenderlo a los vendedores o compradores de animales; los aladreros buscaban algún portal cercano o una casilla de aperos para montar su tenderete con almocafres, azadas, bieldos,  y otros instrumentos de labranza;  lo mismo hacían los albarderos que abastecían a los campesinos con albardas, cinchas, jáquimas, tirantes…..
    PAYOS
Nombre con el que los gitanos nombran a sus interlocutores mercantiles, que suelen compartir con el de castellanos.
POSADAS, FONDAS, MESONES Y HOTELES
Desde época musulmana, una red básica de ventas y mesones jalonaban estas rutas de feria y, sobre todo, todas aquellas ubicadas en   la calle comercial de las ciudades, que solían recibir también el nombre de los Mesones, porque era lugar de posada obligatoria para viajeros y caballerizas en el paso por la ciudad Estas posadas y mesones resistieron el envite del desarrollismo hasta que se inauguraron los hoteles. Otros, a la luz de la luna como techo y, a lo más, las piedras de una era o del Coto eran nuestros camastros; en el camino, un curvado lindazo o bajo la sombra de una noguera o moral para descansar cuando íbamos de feria en feria”.
            PUESTOS
Había dos clases de puestos. Las casetas de los gubernativos y los tenderetes de comercio. Los primeros se llamaban también casetas de arbitrios que se colocaban en las dos entradas de la ciudad. Por otro lado, los puestos comerciales son pequeños tenderetes bajo el cobijo de fardos de aceituna y lonas y sostenidos con cuatro palos y sus cruceros: a su sombra se vendían bebidas dentro del improvisado recinto ferial, En sus entornos, abundan los puestos   de calderería, sobre todo al margen de la carretera, junto con algún improvisado puesto de turrón y de buñuelos que acudían puntualmente a la cita festiva procedentes de Lucena, Rute y Baena.
RAMO DEL VIENTO
Se refiere al comercio de mercadurías durante los días de feria que tenía un impuesto oficial y era arrendado a algunos vecinos de la ciudad para recaudar fondos y pagar algunos servicios a la Corona. El tráfico de mercancías consistía en la tradicional compraventa de ganado, y alimentos, al mismo tiempo que servía de foco de atracción de diversos tipos de artesanos que acudían a vender los utensilios de labranza y los objetos domésticos. Famosos eran por aquellos tiempos todos los objetos derivados de la calderería y del   cobre de Lucena, así como los buenos vinos de las tierras cordobesas.
SITIO DE LA FERIA
 Cambiaron los sitios del comercio y los géneros de transacción. Solía hacerse a las afueras de las ciudades. Cercanos a l recinto ferial, pero en descampados, que hoy día son las urbanizaciones del extrarradio de pueblos y ciudades.  
Y, una parte de la feria-no ganadera y festiva-  se hizo amiga fiel de esta columna vertebral que generó la feria urbana.  


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