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sábado, 4 de noviembre de 2017

EL HORNO DE LA CALLE DE LA VERACRUZ

Se resisten todavía los hornos en esta sociedad industrializada y estandarizadas, donde en cualquier chiringuito aparecen hornos y panaderías. Desde una supermercado a una tienda normal. Pero todavía se conservan aquellos hornos de leña del siglo pasado, que pervivieron a la energía producida por el vapor, electricidad y gas. Recuero el horno de Piñiqui en la calle Veracruz, haciendo esquina con la calle Llana, su caño de los franceses(actualmente recuperado en la ciudad fortificada de la Mota), sus bandas de bandejas metálicas de dulces, las cestas en la mesa grande porlvorizándolos de azúcar, el pan  y la barra de leña... Y mira por donde me aparece una tal Juan López Zambrano, como hornero de esta calle (919) en el Catastro de la Ensenada de 1750.  Con una familia pequeña, su esposa y un hijo menor, y acompañado de un oficial a la hora de su trabajo artesanal. 
Su horno era de pan cocer, que lo tenía arrendado a Francisco Jiménez y le producía unos beneficios de 350 reales. Recordaba a los hornos tradicionales, recintos formados por una fábrica d tapial o adobes, que acababa convirtiéndose en un bloque de material de alfarería por la cocción por calor. Tenían forma de pequeña bóveda sobre una

base plana y una sola abertura, la entrada de portichuela de hierro. Se calentaba mediante un fuego de leña, que se dejaba consumir. El grosor, la inercia térmica de la envoltura, guarda el calor. La base donde se produce la combustión se limpia de cenizas y en ella se colocan los alimentos que deben asarse. Era un un horno de leña. 

Tatakua: horno de leña tradicional paraguayo.

Jornaleros
Juan Antonio Ramírez (920) mantenía un hijo y era jornalero mere, el meramente y su jumento.
José de Rueda Villén  (921), mantenía un hijo menor; se complementaba con unas diez fanegas  sembradura en el arroyo de Charilla, propio de la fábrica de Santa María la Mayor. , le rentaba 150 reales con su jumenta.
José Hinojosa Contreras (924) con una familia numerosa ( esposa, dos hijos menores y dos hijas. 
Jacinto Linares  (925) casado con una hija.  En su casa, un lechón y una lechona. 
Juan Escribano (929), jornalero mere, casado con tres hijos, uno de ellos trabajaba al jornal. Se acompaña con el arrendamiento de tres fanegas de secano de sembradura en la Peña de los <ángeles, propia del convento dominico de la Encarnación. L;e rentaba 

Pujareros
Juan Tomás Romero, (922), era, además, pujarero, jornalero, viudo y de más de 60 años.  Vivía en una casa de esta calle, compuesta de una sala, dos cuartos, cocinas, caballeriza, dos portales y corral, de 18 varas por diez y seis varas. Lindera con las casas del Pósito, y, por lo bajo,  con las del presbítero Juan Cedillo. Si se arrendara, quedaría en 110 reales.  Estaba gravada con un censo de  1.100 reales  impuesto a favor de don Juan García y Ibáñez, capellán, que recibía de renta 33 reales.  y otro de 293 reale a favor de la capellanía de don José Ortega que renta ocho reales. Disponía de un jumento y dos cerdos. Tenía un telar de labrar paños pardos con los que ganaba 500 reales. 
También lo era Juan Simón Sánchez (923), de la misma edad y casado sin hijos a su cargo. Tenía arrendandas las siguientes piezas:
-dos fanegas de sembradura en Tal de Arroba del Ruedo de la ciudad de primera calidad, propias del Hospital del Dulce Nombre de Jesús, le rentaba 45 reales.
- otra fanega  de sembradura en el sitio de los Torcales de la Magdalena, de primera calidad, propia del presbítero granadino Manuel de Arjona, que rentaba 20 reales. 
-otra pieza de una fanega y dos celemines , de primera calidad, en la Sierrezuela, propia del anterior clérigo, que le rentaba 24 reales.
- otra fanega en el Monte del Rey, propia del mismo capellán, de tercera calidad, que le rentaba 10 reales.
-otra fanega y tres celemines, de sembradura en San Bartolomé, que le rentaba 19  reales.
Tenía de ganado una jumenta. 
Don Juan González de Lara (926), pujarero, jornalero y soltero. Denominado "El menor": Vivía en la una casa de la calle Veracruz, compuesta de dos cuartos bajos, cámaras, cocina, bodega, sin vas, caballeriza y corral, lindera con las casas del, presbítero don Pascual Garrido, y,por lo bajo, casas del convento dominico. Si se alquilara le rentaba 99 reales. Poseía una viña y alameda de tres fanegas en el camino que va al Cañuelo y Puerto de las  Carretas, tres celemines y medio de álamos blancos y  dos fanegas y ocho celemines de  viña de segunda calidad, lindera con tierras de Juan de Medina(E), camino que va al Portillo de las Carretas (O), doña Alfonsa de Alba(N) y don Eladio Serrano de Contreras, presbítero (S).
Arendaba ocho celemines en el Puente del Castillo , de sembradura de segunda calidad, propia del clérigo don Francisco Piqueras, que le rentaba 10 reales
-Una fanega de segunda calidad en La Fuente Nueva , propia del clérigo anterior que rentaba 15 reales. 
Otra fanega en el mismo sitio y del mismo que le rentaba otros quince.
-Dos fanegas y seis celemines en la Fuente Nueva de sembradura de secano, de segunda calidad, propia del convento dominico, que le rentaba 38 reales.

Lo mismo que los anteriores Juan López Izquierdo ( 928), una familia numerosa ( esposa, tres hijos menores y una hija). Vivía en una casa de esta calle, compuesta de cuarto bajo, cocina, cámaras, portal, caballerizas y corral, de nueve varas por seis de fondo. Lindera por parte alta con casas de Mateo  Mellado y por la  baja  Francisco martín de Moya, rentaría 66 reales. gravada con memoria de dos misas rezadas en el convento franciscano de la Observancia. con una limosna de cuatro reales y un  censo a favor del convento trinitario que rentaba anualmente ocho reales y tres maravedíes. 
Oficios de otros sectores.
El maestro de albañil Juan Antonio García (927) , viudo y con una hija, vivía en una casa , compuesta de dos cuartos bajos, cámaras, bodega, patio y corral y con un moral, lindera por parte alta con Matías Jiménez y baja con donÁlvaro de Valenzuela. Si se arrendara sacaría 88  reales. 
Juan de Medina (930 ) era maestro zapatero y estaba casado sin hijos que mantener. Con un lechón , para la aloimentación.


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