Entre las solteras doncellas, Ana Matías García (960), que vivía con su hermana. Era panadera y conseguía a lo largo del año unos rendimientos de 500 reales para vivir. Además, para su matanza una cerda y 8 lechones.Para su labor y transporte, un caballo, y para su alimento, una cochina y cuatro lechones.
La agricultura predomina en la calle.
Calle pujarera, Alfonso Alcayde (961), viudo vivía con una hermana viuda y un hijo. Como pujarero y hortelano, Francisco Antonio Morales ( 963), con su esposa y dos hijos ( uno mayor de 18 años que trabajaba en el campo) y otro menor. Para su labor agrícola tenía arrendadas tres fanegas de sembradura y hortalizas en la Fuente del Rey al presbítero madrileño don Manuel Carrión y Tapia y le producía 300 reales.Para su transporte, un jumento y una jumenta.
Entre los jornalero, Francisco de Córdoba ( 964) un mancebo que vivía con su hermana, en una casa de esta calle, compuesta de un cuarto bajo, segundo principal, cámaras, cocin, bodega, caballeriza, y corral, de once varas de frente y cinco de fondo, lindera con casa de don Diego de Ortega, y por lo bajo don Miguel Espinosa ( rentaría 88 reales), Y estaba gravada con con un censo a favor del convento dominico de la Encarnación de 150 ducados y pagaba 49 reales.
También se alojaban oficios en esta calle. Como el oficial de zapatero, Diego de Ibáñez ( 962), que mantenía a su esposa e hija Y ganaba además como panadero 700 reales. Y para su mantenimiento poseía un cerdo, un lechón y una lechona.
En los servicios, un cosario ( procede de corsario) que no tiene que ver nada con el oficio de cazador o de conducir personas, más bien con aquel que lleva o encargos de un lugar a otro. O personas de un lugar o población a otra.No eran ese personaje asimilado a los piratas, aunque por nuestros lares los coches y taxis que ejercían como servicio público no oficial y con itinerarios se les denominó lo mismo o piratas. Cosarios, por este tiempo del Catastro de la Ensenada hace referencia a esa personas recaderas que lleva un recado, una carta, una prenda u otra encargo o le compraba a otra cualquier clase de género, generalmente en Granada y con un itinerario y horario casi fijo. Varios eran los cosarios de Alcalá la Real. En 1750, este tipo de oficio se encuadraba Francisco López Bazo (965), casado con un hijo mayor de dieciocho años, que le acompañaba en las labores de mercadería y una hija. Aunque vivía en la calle Caridad, poseía una casa en la calle Lecheros, compuesta de dos aposentos, cámara, cocina, y caballeriza, corral y bodega de cuatro varas por cinco de fondo, lindera por lo alto con Juan Salvador del Castillo, y por lo bajo con Juan Rufián, a medias con el labrado Francisco López de Castilla ( rentaría 66 reales). Gravada con cuatrocientos reales, a favor de la monja dominica de la Encarnación sor doña María Teresa. Poseía un olivar en la la castillera Cruz de San Roque, con dos aranzadas, lindera con olivares del cura del Noalejo don Francisco Pedroche (E), del cura castillero don Francisco Pérez (O), doña Josefa Cedillo (N) y la granadina doña Baltasara Barona (S). Gravados con una memoria de de dos misas rezadas en la iglesia parroquial de Santo Domingo de Silo. 
Este cosario traficaba y ejercitaba su oficio ordinariamente de Granada a Alcalá, traía lo mas insospechado que podía esperarse de las tiendas granadinas ( adornos de telas, altares, sombreros, chocolate, productos de alimentación y especería...) y le rentaba su oficio 550 reales. Lo hacía con un caballo de trinería, carro que se acompañaba en el desplazamiento de productos
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