HISTORIA
A lo largo de la Edad
Moderna, va asistir al nacimiento de los
núcleos rurales, de tal modo que va a dar lugar a la independencia de pueblos
como Frailes y el Castillo de lLcubín en el siglo XIX y a concentraciones urbanas
importantes a lo largo de las distintas riberas de ríos, asentamientos de antiguos
cortijos o nuevos lugares de roturación de tierra. Hay algunos que su
nacimiento surge a partir de una antigua venta, a principios del siglo XVII
como es la de cañada Damar en el camino de Montefrío y Granada con gran número
de cortijos en sus inmediaciones.
Otros como las de la Rábita y
Acequia, además de las ventas en el camino de Alcalá hacia Granada, se remontan a siglos anteriores, incluso el
siglo XIV, a los que se añaden la nueva
roturación de los montes cercanos del Camello y Sierra de San Pedro. Pero
remontémonos a épocas anteriores.
ÉPOCA
MUSULMANA
Pedro Cano
Ávila remonta el nombre y origen de la
Rábita (del árabe rabita, con derivaciones castellanas, aravita, ravita y
rábita) ) al periodo islámico, en concreto, hace varias citas en las que
incluye la Rábita junto con Castillo de Locubín y Qalat Astalir o Banu Sayd
para justificar la presencia de la Rábita
en tiempos de la conquista musulmana de España. Hace derivar su nombre
del topónimo “Ribat” , con que se refiere a una pequeña ermita donde, alejados de la actividad humana,
habitaban piadosos musulmanes dedicados a la oración y a la meditación de
carácter religioso. Frecuentemente estos ermitaños, considerados santos, eran
enterrados en el mismo lugar. La fe y el culto populares hacía que estas personas hicieron que se construyeran
nuevos edificios, alrededor de este santuario y se creara un núcleo de
población árabe”.
En
concreto se cita la Rábita, con motivo de un documento –privilegio de concesión
firmado por Fernando III, el Santo,
para fijar el término del
Castillo de Locubín-, por el que se concede la población del Castillo de
Locubín ( Hisn al-Uqbin), población cercana a la Rábita , Alcaudete y Alcalá la
Real al maestre de la orden Militar de Calatrava Martín Rodríguez. En concreto, se fija el
término jurisdiccional del Castillo, mencionando claramente la Rábita, lo mismo
que se confirma por el rey Alfonso X en Toledo en 4 de marzo de 1254.
Fue un lugar de
frontera, que se prestó a litigios entre musulmanes y cristianos, y,
posteriormente entre los vecinos del
Señor de Alcaudete y municipio de Alcalá la Real. Podrían multiplicarse
los momentos y los documentos sobre dichos litigios, la mayoría de las veces
por invasión de los vecinos de Priego y
Alcaudete para pastar con los ganados y otras veces por litigios de aguas. En
este término, tenemos referencias sobre una Receptoría
para que el corregidor de Jaén interrogue a los testigos llamados en el pleito
de términos que trata ante el Consejo Alcalá la Real con Alfonso Fernández de
Montemayor y su villa de Alcaudete, y que aplique la ley en el debate sobre
cierta agua que está en término de la Rábita y que es común con Priego, la cual
quiere usar indebidamente la villa de Alcaudete[1] Y dice textualmente:
Por parte de la ciudad de Alcalá
nos fue fecha relación que en el término de la Rábita está cierta agua que es
común asý a la dicha villa e como a la villa de Priego de tiempo muy antigua
acá, dixe que la dicha ciudad poseyó en
comunidad con la dicha villa de Pliego a
que la dicha villa de Alcaudete sin tener derecho alguno dice que de fecho por justicia nuevamente la defiende, pues e
no la dexa usar ni bever a los vezinos
Ante el abuso de la
villa de Alcaudete que prendían a los vecinos de la Ra´bita, manda al corregidor para que va los amojonamientos
movidos, ante la presencia de testigos, y contemplara desde los años veinte a
los sewsenta a esta parte en 14 de septiembre de 1497..
SIGLO
XVI
Varias
son las noticias del partido de campo de la Rábita en el siglo XVI, entre ellas
era un lugar básico de la visita de
términos.- una actividad que emprendía el corregidor o el alcalde mayor con dos regidores y un jurado, un alguacil,
tres o cuatro guardias de campo y dos arcabuceros, montados a caballo para revisar los mojones que dividían este
partido con respecto a los que limitaban del reino de Jaén y de Córdoba, en
concreto por este sitio de Priego, y Alcaudete-.
A lo largo del
siglo se hicieron anuales visitas, pero
nos vamos a centrar en la de diecinueve de
octubre de 1568 para conocer el paisaje de los contornos del término
municipal de Alcalá la Real[2]. En ella intervino por orden del corregidor
Gome de Mexía, el alcalde mayor y
lugarteniente Licenciado Francisco Téllez, los regidores Baltasar d Aranda y el
alcaide Pedro de los Ríos, el jurado Diego Felipe, el alguacil mayor Pedro de
Carranza, los guardias del campo Hernando López, Diego Martínez Padillo, Pedro
de Ribas y Juan Alonso y los arcabuceros Francisco y Martín García
Gallego. Iniciaron la visita por esta
parte, que señalan como primeros mojones, los cuales alcanzan al final de la
visita 105 señalizaciones. Recorrían el término en cinco días; probablemente descansaron, como era otoño y lluvioso, en la
venta de la Rábita. Ya que tan sólo les dio tiempo a llegar hasta lo que hoy se
denomina Cerró del Águila o Puente de Suárez.
Para conocer el término, se dibujaba con la renovación del primer mojón, llamado de la Covezuela,
localizado en “ el puntal de la Sierra de San Pedro junto a una peña;
continuaba Sierra abajo derecho del arriba del puntal hasta llegar al mojón de las Madrigueras,
junto a la Sacedilla ( mojón segundo);
campo atraviesa llegaron a la Fuente de la Sacedilla, que partía el
término entre Alcalá y Alcaudete (
cuarto mojón); luego se marca el término
con la Fuente Blanquilla que también parte el término con el señorío de
Alcaudete, en derecho con el cortijo de Lucas López Montijano, siguiendo el
cortijo de la Fuente Blanquilla se sitúa otro mojón, en este caso de piedras,
retama y tierra, junto a las tierras de Montijano y Luís Carrillo Valdivia (
quinto mojón); desde éste se señaló el mojón
de los Atochares que estaba situado entre el término de Priego y
Alcaudete ( sexto mojón) , un lugar lleno de espartizales o espartos; luego
llegaron a la “encinillas del Barranco” ( séptimo lugar); y sirviendo el río
Tiemble de lindero, se señaló el haza del Barranco de los Tiembles, como octavo
mojón entre Alcalá y Priego; el nono
comenzaba con -la unión con el río Salado, actual Saladillo-, hasta llegar al
camino de Priego, con lo que se adentraba al partido de Fuente Álamo y el
posterior, el de la Hortichuela.
EL PAISAJE INTERIOR DEL SIGLO XVI A TRAVÉS DE LA VISITA DE VEREDAS
En el día dos
de agosto del 1529 se encontraba en Alcalá y llevó a cabo personalmente la
visita de las veredas, caminos reales y cañadas junto con los miembros
comisionados a tal fin, el regidor Pedro de Pineda y Luis Méndez de Aranda, el
jurado Juan Guilén, el síndico Pedro Ramos y el personero Juan López Solano con
el escribano Antonio Blazquez. En concreto, el itinerario más frecuente
consistía en dirección norte-sur y
se iniciaba en la Rábita , donde se alojaban,
para después parar en el cortijo de
Santa María por el camino de los Playeros, una tercera parada en el cortijo de Frailes de Cartuja, de noche en la cortijada de Frailes, al día
siguiente en Castillo de Locubín para terminar en el arroyo de Chiclana. Tan
sólo, hemos podido constatar, una visita
que se inicie desde el límite con la ciudad de Granada. La
situación y el asentamiento de las
balizas eran comprobados por toda la
comisión, salvo en sitios inhóspitos,
que se fiaban del testimonio de los guardas, que lo observaban personalmente. Los testigos
solían coincidir con elementos de la naturaleza ( una la cumbre de una montaña,
el cauce de un río, un barranco o un paso natural) o históricos ( torre, venta
abandonada,..), Sin embargo en donde no podían
colocarse se señalaban con cruces
de madera, montones de piedras, encinas, fresnos, coscojales, espinos.. Al
conjunto de las ciento cinco marcas de delimitación, le aplicaban los nombres
de mojones, mojoneras y guías.
Esta no se
había realizado desde el corregimiento de Anaya, hacía 30 años, cuando señaló
las veredas en un libro que sirvió de base para el que redactó este corregidor.
No debió estar la situación muy clara, pues muchos vecinos ni sabían por dónde
pasaban las veredas, habían surgido muchos conflictos entre ellos y se habían
adentrado en terrenos baldíos y en muchos caminos e impedían la labor de la
ganadería y el pasto de los ganados hasta tal punto que ay tanto desorden que no ay por donde pastar ninguna manada de ganado. Centraron
su visita por la zona norte del municipio de Alcalá la Real , concretamente hicieron
una primera etapa en la parte de la
Mata y Charilla, posteriormente en la
Ribera y Frailes para pasar posteriormente a la Rábita , Hortichuela y
Majalcorón. Nos muestran unas tierras que están en manos de los miembros del
cabildo y de los descendientes de los conquistadores; la familia de los Aranda,
Cabrera, Arjona, Pineda, Rodríguez de Padilla, Sánchez de la Hinojosa , Aparicio López
de Moya Fernández de Alcaraz, Guillén, Gadea, Juan Vásquez, Cristóbal Gallego,
Leonor Ortiz, Montiel, Castillo, Hernández Colomo, Serrano Montijano,
Vílchez, Ramírez de Solana, Martín
Carrillo y el jurado Muñoz y algunas capellanías fundadas en los territorios de
estos señores. Algunas familias relacionadas con los puestos burocráticos
comienzan a aparecer como el licenciado Cerrato, o Francisco Horta, vecinos de
Granada. La procedencia de los apellidos suelen ser de Jaén, Córdoba, Burgos,
Soria, Jerez, Toledo Fuensalida El
paisaje se caracteriza por tierras de cereales, entremezcladas por arbolado de
quejigos, frexnos, álamos y encinas y monte bajo-coscojares, cañaverales ..y
algún que otro riego de huerta. Aparecen algunos cortijos en el recorrido( el
del jurado Muñoz), alguno que otro caído, abundan los pajares, algunos molinos
como el de Cabrera, dehesa( Charilla y Rábita) fuentes, pozos, abrevaderos y
aguaderos de ganado. Las fuentes principales eran la Fontanilla , cercana a
la ciudad, Fresneda, Sabuco, Blanquilla, Mármoles en la Rábita , Fontanar, Fuente
Álamo, Diferencia la zona de los
villares con la de los cortijos. La ciudad poseía un tejar por la zona de
Charilla. Distingue las hazas y las nuevas rozas de tierras.
Las comunicaciones principales
eran los caminos de Priego, el nuevo y el viejo, el de Baena, el de Cabra, el
de la Rábita ,
el de Frailes, el de Huescar, el de
Colomera, el del Castillo, Ya existía el portillo Cerrado y el cerro del Batán.
Otro
aspecto es la visita de veredas, que nos adentran al paisaje de interior: Si
nos adentramos al terreno interior, podemos fijar los siguientes espacios:
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