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domingo, 5 de marzo de 2017

CATÓN EN UN CUADRO Y EN NEPOTE.





JUEGOS FLORALES EN ROMA


 Esta obra de Póspero Piatti pintada al óleo en 1900 y recientemente restaurada, se encuentra en el Museo Nacional de Bellas Artes, recoge estas FIESTAS en honor a la diosa Flora, se observa seis planos. En el primero, tres doncellas danzante, ( podrían ser las tres Gracias), el segundo de jóvenes desnudos que se preparan para la caza; el tercero esta formado por el grupo de hombres togados; el cuarto forman una pirámide con la estatua con los que llevan a a cabo la ofrenda contrapuesta a un Catón que vuele la espalada; el quinto la muchedumbre y el quinto el fondo  que simula el Panteón de Roma con estatuas de Marte y Hércules y tribunas dentro del orden corintio de su arquitectura. Su sentido iconológio  refleja a la labor de censor, protector de las costumbres y moralidad de Catón, vuelto de espaldas y ofreciendo el torso y su túnica de general fretne a la degradación moral de aquellos tiempos, "Según el cronista Valerio Máximo, Marco Porcio Catón, quien en su calidad de Censor velaba por la moralidad de las conductas públicas, se alejó de las demostracionefestivas a fin de que los participantes pudieran dar desahogo a los desenfrenados juegos organizados en honor a la divinidad.
y EN PALABRAS DEL INFORME DE LA RESTAURACIÓN , dentro de la obra Catón es representado en un tercer plano, de espaldas al espectador y vestido con telas de tonalidades sobrias como símbolo de racionalidad, en medio de una atmósfera de colores y emociones.

Marco Catón, siendo adolescente,  natural del municipio de Túsculo, antes de alcanzar los cargos, vivió  entre los sabinos. Porque allí había heredado un terreno de su padre. Después de esto,  a instancias de Lucio Valerio Flaco, que tuvo  por compañero en el consulado y censura, como acostumbró a narrar extensor Marco Perpenna censorio, emigró a Roma  y empezó a seguir la carrera civil. Primero cobró una paga de milicia   a la edad de 17 años. Bajo el consulado de Quinto Fabio y Marco Claudio fue tribuno militar en Sicilia.  Cuando regresó de esta isla,  militó bajo el  mando de Claudio Nerón, y fueron de gran importancia su valor y constancia militar en la batalla junto a Sena, a donde murió Asdrúbal, hermano de Aníbal. Le tocó por suerte ser cuestor de Publio Cornelio Escipión, con el que vivió no  como lo pedía la buena correspondencia de la suerte; mientras vivió estuvo enemistado con él. Compartió el cargo de edil de la plebe con Cayo Helvio. En su pretura, gobernó la provincia de Cerdeña, de la cual, al retirarse en tiempos pasados como cuestor, se había traído a poeta Ennio, lo que consideramos que deba ser valorado más  que cualquier otro triunfo importantísimo de Cerdeña.    
                         
II
Fue cónsul con Lucio Valerio Flaco, habiéndole tocado en suerte la provincia de la Hispania Citerior, y consiguió el triunfo de ella. Como permaneciese en esta durante mucho tiempo,  publico Escipión el Africano, siendo cónsul por segunda vez, en cuyo primer consulado de Catón había sido cuestor, quiso echarlo del gobierno de la provincia y sucederle a él, y no pudo sacar esto del senado, aunque Escipión era el sujeto, en realidad, principal  en Roma, porque la república se gobernaba, no solo por el la fuerza del poder, sino también por la ley. Por esta razón, contrariado con el Senado, una vez acabado su consulado, permaneció como un ciudadano más en la ciudad. Pero, hecho censor con el mismo Flaco, se portó con la mayor rectitud.  Pues, no sólo castigó a muchos nobles, sino también  introdujo muchas novedades en forma de edicto para reprimir el lujo, que ya empezaba a pulular en Roma. Durante unos 80 años, desde la adolescencia hasta el final de su vida, no dejó de tener  que sufrir enemistades a causa de la república. Habiendo sido acusado por muchos, no solo  padeció detrimento alguno en su estimación, sino que, mientras vivió  se alabó con creces su valor.
                                       III
En todo, se portó con prudencia y laboriosidad;  pues fue un ingenioso agricultor  y conocedor de la administración pública, buen jurisconsulto, y gran general,  y excelente orador,  y muy amante de la literatura. Aunque había emprendido ya mayor  su pasión por esta,  sin embargo progresó tanto que, con dificultad, se puede encontrar algo que le sea desconocido de los griegos  ni de los romanos. Desde joven, compuso discursos. De viejo comenzó a escribir historias. Tiene siete libros de hostia. El primero contiene las hazañas de los reyes del pueblo romano; el segundo y el tercero,  de dónde se originó cada una de las ciudades itálicas; por el cual motivo, se le tituló, según se cree, Orígenes. En el cuarto,  está la Primera Guerra Púnica;  en el quinto, la Segunda Guerra Púnica. Todas  están escritas sucintamente. Escribió las restantes guerras de igual modo hasta la pretura de Servio Galba, que saqueó a los pueblos de  Lusitania; y no nombró los generales de estas guerras, sino que escribió los sucesos  sin nombres. En estos mismos libros, expuso qué acontecía en Italia y en las Hispanias o parecía digno de admiración; en las cuales se puede descubrir mucha  laboriosidad y diligencia, y ninguna erudición. Sobre su vida y costumbres hemos escrito en aquel libro, que hicimos, por separado  sobre Catón a instancias de Tito Pomponio Ático. Por esta razón, remito a los que desean saber de la vida de Catón a este volumen del libro.        





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