La ciudad de Alcalá la Real jugó un papel
fundamental y estratégico entre el reino de Granada y el la Real , ya que, con su
edificación, se pasó de una
ciudad fortificada a una nueva ciudad que, paulatinamente, se extendió desde el
barrio de la Mota hasta el de las Cruces ya en tiempos de la Edad Moderna.. Pues, al recinto
fortificado en la cima del cerro
de la Mota , se
añadió un tercer círculo de
murallas que dio lugar al Arrabal Viejo
o barrio de Santo Domingo, cuyo centro era
la antigua mezquita transformada en iglesia del santo liberador de
cautivos. Tras la conquista cristiana por el rey Alfonso XI, mientras que la
ciudad fortificada de la Mota fue ocupada por las familias nobles-estableciéndose
en las casas de los caballeros musulmanes
y aprovechando cualquier rincón
edificable de la fortaleza-, este barrio atrajo, en cambio, a los vecinos que
se ocuparon de los oficios básicos para
el mantenimiento de la ciudad.
de Castilla y León. Pronto, la estabilidad política y el crecimiento de su población obligaron a pasar de un castillo defensivo a una extensa fortaleza, compuesta de diversos barrios en torno a sus correspondientes cinturones que se ampliaron gradualmente, a lo largo de los siglos XV y XVI con la llegada de nuevos vecinos para repoblar esta ciudad. Desde la época musulmana, la construcción de la muralla del Arrabal Viejo constituyó un hito fundamental para el desarrollo urbanístico de Alcalá
Hasta finales
del siglo XVI, el Arrabal Viejo debió
formar una amplia unidad territorial a la hora de repartir los cuarteles o barrio
entre los regidores en el célebre
cabildo de suertes porque se distinguía
claramente el cuartel de Santo Domingo entendido en su amplio territorio,
con espacio delimitado con respecto a de San Juan, San Blas, San Sebastián y el
Dulce Nombre de Jesús que correspondía a la zona del Llanillo[1].
En el siglo XVIII, se producen dos acontecimientos muy significativos en el municipio alcalaíno: por
un lado, se completa la rurralización de una importante
parte de la población de la
ciudad de Alcalá la Real
estableciéndose en los partidos la
nueva ciudad de Alcalá la Real gracias a la
ampliación y continuidad de los repartimientos reales entre
las clases más populares, y , por
otra parte, prácticamente la mayor parte
de la población se extendió por completo entre los dos cerros, el de la Mota y los Llanos, donde se
formó un rectángulo, atravesado por el Llanillo y la calle Real, a las que convergen
`perpendicular y paralelamente una serie de calles cardinales y decumanas. Como consecuencia
de ambos movimientos de poblamiento,
estos barrios, de predominio campesino, fueron los primeros en sufrir
las consecuencias y se vieron obligados a
trasladarse a los nuevos núcleos rurales para asentarse en los nuevos
poblamientos que se ubicaban en terrenos
de propios y eran concedidos por el
propio ayuntamiento, y, por ende, el recinto fortificado mostró un declive
significativo, no afectando en mucho la continuidad ni la habitabilidad en el
barrio de Santo Domingo, porque mantenían en pie su iglesia y el lienzo meridional de la
muralla, mientras gran parte del poblamiento de
la zona oriental había
desparecido en torno a la ermita de San Blas y la Puerta de Martín Ruiz
En el siglo XIX, la s calles de
las Escalerillas de Santo Domingo, la
Cruz de Piedra, Cava, y Mazuelos albergaron siempre casas con vecinos, de extracto social muy
pobres y rayando la exclusión social. Incluso,
pervivieron frente al despoblamiento que se produjo de un modo más intenso
Pues, partiendo de la base documental
de distintos padrones municipales., a
partir de 1822, podemos resumir la
situación del barrio de Santo Domingo y alrededores con los siguientes datos:
-Con motivo del nombramiento de alcaldes de barrio, “que
celen y cuiden de los respectivos partidos que se les asignen”, esta zona se
comprendía dentro del distrito cuarto y se componía de las calles siguientes:
San Blas, La Caba ,
Escalerillas, Pozuelo, Mazuelos, Mesones, Trinidad, además de Luque, Llana, Rosario y Medrano[1].
En 1832, podemos constatar el
número de viviendas y la desaparición de la calle Mesones:
-San Blas: 7 casas
-Santo Domingo: 4 casas
-Cava: 7 casas
- Mazuelos: 5
En 1833, no hay variación
-Calle Pozuelo y San Blas: 12 vecinos
-Escalerillas de Santo Domingo. 5 casas 12 vecinos.
-Caba 6 casas y 14
vecinos
-Mazuelos: 5 casas.
Uno años después, en 1841, la despoblación es total
San Blas, un vecino
Casas por encima de San Blas: 8 casas
Iglesia de Santo Domingo: una
Casa por encima de Santo Domingo: uno
Cava: 16 vecinos
Calle Mazuelos: 4
Hondiguilla: 8 vecinos.
:
También, en
los barrios colindantes se produjo este descenso de población; y los edificios públicos y religiosos
presentaban “un montón de ruinas cuyos
materiales fueron vendidos hace pocos
años y transportados a la población”[1].
Lo que produjo
la decadencia del barrio fue la venta de la mayoría de bienes inmuebles a partir de finales del siglo XVIII y siglo XIX
(desamortización de Godoy, Mendizábal y Madoz) que cayeron en manos de la burguesía alcalaína.
Primero, le tocó la suerte al paraje de
San Bartolomé, que se transformó en
olivar, regentado por la familia Vigas, luego los solares y ermita de san Blas, que cayó en el segundo
decenio XX en manos de la familia Fernández Anchuela; finalmente el convento de
las Trinitarias.
Pero,
hasta finales del siglo XX, no se produjo el descenso total de población ni el poblamiento decayó profundamente. Pues, en circunstancias penosas, se consideraba un
barrio de extrarradio o periurbano de la
ciudad, de ahí que se mantuvieran varias
casas en las Escalerillas y en la calle
de la Cruz de
Piedra. Es verdad que, incluso en 1901,
la iglesia de San Blas mostró los
primeros síntomas de su ruina que se plasmaron definitivos en el segundo
decenio de este siglo vendiendo sus enseres a la familia Fernández Anchuela.
Pero la muralla y el barrio de Santo Domingo siempre prestaron una
fisonomía peculiar a la ciudad de Alcalá la Real con sus restos de una
urbanización medieval y las huellas
de un asentamiento muy importante en el
dinamismo de la nueva ciudad. No obstante, el Arrabal Viejo se mantuvo siempre con una población dispersa englobada
dentro de la unidad/ calle/ plaza de San Blas y calle Cava, porque eran los elementos más
significativos y poblados de este
barrio.
La iglesia de
Santo Domingo además se mantenía abierta hasta la Guerra Civil Española, lo que
obligaba a mantener la urbanización de la zona e invitaba a que permanecieran algunas viviendas alquiladas a
familias pobres o convertidas en
segundas viviendas de labradores y hortelanos, donde guardaban los aperos de labranzas
y en sus solarines se plantaba hortalizas para el mantenimiento de la hacienda
familiar.
Junto a la
fachada oriental de la iglesia de Santo Domingo de Silos, perduraron diversas casas de la familia gitana de Bernabé Muñoz
hasta los años setenta del siglo XX;, en las
Escalerillas, destacaba la
familia de Malagón hasta los años
ochenta, la familia de López Fuentes en la Subida a la Mota junto al Arrabal Nuevo, en el camino de
acceso de la iglesia de Santo Domingo por la puerta de Granada la casa de una
enigmática Eva; y la Casa del Arrabal pasó de
vivienda familiar a tina de ganado
en los años noventa y pervivió hasta hoy día.. Las personas de edad
frecuentaban un espacio público de recreo y ocio que denominaban Paseíllo de
Vinuesa como lugar de encuentro y parque en los domingos y días festivos. Con el nombre de San Blas, en el padrón de
1942, todavía se producen altas de vecinos, es decir, en sus diversos aspectos (por cumplir 23 años,
por enviudar, por fijar su residencia...)
y altas por nacimiento, Lo que se
repite en 1948 con Mercedes Pérez Ruiz y prueba de la habitabilidad del barrio
es que se dio de alta por cumplir 21 años a la vecina Dolores Expósito Aceituno
en una calle que se nombra explícitamente
“ Es. Santo Domingo”. Tan sólo, asistimos a tres bajas por fallecimiento ( un niño de 9 años Francisco
Bolívar Ruiz, una mujer Dulcenombre Teba de 37 años y un hombre Antonio
Bermúdez de 51)., otras dos por casamiento y enviudar
En las
revisiones del Padrón de 1970, el Arrabal Viejo englobado todavía dentro de San
Blas, aparecen varias altas de nacimiento ( Ángeles Pérez Ruiz), bajas por
contraer matrimonio como Mercedes Pérez Ruiz, de 21 años, lo que nos demuestra
que este barrio está habitado. Curiosamente ,la emigración hizo mella aparecen
familias enteras como de Gámez-Olmo que
figuraban en el padrón como bajas ausentes (5 miembros que emigraron a Asturias
o Miguel Armenteros a Bilbao) .,Incluso en 1969, se produjo la defunción de un
personaje muy popular del barrio Evaristo Gil Garrido, a la edad de 63 años,
campesino que recibía la finca de baja de
empadronamiento de San Blas.
Este el
panorama urbanístico de un barrio que siempre albergó vecinos hasta los
momentos en el que el progreso y el desarrollismo lograron salvar la exclusión social dando trabajo a
sus moradores y nuevas viviendas en casas de protección social. Pero, el barrio
fue cantado hasta por los poetas en una revista patronal de 1979:
“Seguía
subiendo calle Cava, la plazoleta de San Blas, viendo los restos perdidos de un
patrimonio y el deterioro de la casa de Eva, donde era nuestro fuerte en
nuestras correrás por la Mota ;
observaba los huertos inhóspitos convertidos en
pequeñas hortalizas y, de vez en cuando, los troncos de olivo dejaban ver la antigüedad de aquellos
parajes. AL fondo, los cimientos y escombros de aquellas casas adosadas a la
iglesia de Santo Domingo. Y me acordaba de la noche de “Camelamos naquerar” de
aquellos que tanto tiempo la habían habitado hasta estos días:
Tostados,
ahumados, desarrapados,
Desahuciados,
enemigos de todos,
Sin tierra,
sin horizonte, sin vida,
Sólos,
engañados, a lo sumo
Engañando,
erais la escoria, la risa”
Quieren vivir
entre ellas,
No quieren que
les cuenten cuentos,
Quieren ser lo
que son
Rotos,
desgastados, piedras hueras,
Mohín de los
monumentos”.
(…
Francisco Martín
Rosales.
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