I
Hamílcar, padre de Aníbal, de sobrenombre Barca,
siendo adolescente, comenzó a
estar al frente del ejército en la Primera Guerra Púnica, pero ya
a los últimos días de ella en Sicilia. Yendo de capa caída por tierra y mar las
cosas de los cartagineses antes de su
llegada, el mismo Hamílcar, cuando ya estuvo presente, nunca se rindió ante el
enemigo ni le dejo momento de causarle
daño y, a menudo, por el contrario, presentándose la ocasión, provocó la
batalla y salió vencedor. Hecho esto, como los cartagineses hubiesen perdido casi todas
las cosas en Sicilia, Hamílcar defendió
a Erix de tal manera que parecía que no se había hecho la guerra en aquel
lugar. Entretanto, los cartagineses con
la armada junto a las islas Égatas, tras ser vencidos por
Cayo Lutacio, cónsul de los romanos, decidieron poner fin a la guerra y dejaron este asunto al arbitrio de Hamílcar. Este, aunque ardía en deseo de combatir, sin
embargo consideró que debía abrazarse la paz, porque creía que la patria aniquilada por unos gastos tan fastuosos, no podía soportar durante mucho tiempo las desdichas y trabajos que llevaba consigo la guerra,
pero, lo hacía de tal manera que en el
mismo instante resolvió volver a la
guerra, si las cosas se ponían en mejor
estado; y perseguir a los romanos con las
armas hasta que los hubiesen vencido con valor y, una vez vencidos, hubiesen entregado sus tropas. Con este plan, Hamílcar ajustó la paz, y se mantuvo con tanto tesón en
esto , ( diciendo Catulo que de ningún modo concedería la paz, a no ser que él
y los suyos, que ocuparon Erice, se retiraran de Sicilia una vez dejadas las
armas), que dijo , aunque cuando la
patria se rindiese, que sería mejor morir que regresar a casa con un
castigo tan grande. Pues no era propio
de su valor entregar las armas a los enemigos, las que le habían sido
concedidas en contra los enemigos. Catulo
cedió a su tesón.
II
Pero cuando
llegó a Cartago, se dio cuenta de que la
república se encontraba en estado muy diferente del que
había esperado. Pues, tanto porque había durado tanto tiempo la guerra contra
los extranjeros, se encendió una guerra
civil tan grande que nunca estuvo Cartago en un peligro tan
grande a no ser cuando fue destruida. En primer lugar, desertaron los soldados
mercenarios, que habían estado contra los romanos, cuyo número era de 20.000. Estos hicieron que
se levantara toda África, y atacaron a
la misma Cartago. Por estas desgracias los cartagineses se amedrentaron de tal
modo que pidieron ayuda a los romanos y la consiguieron. Pero, finalmente, como hubiesen llegado casi
ya a la desesperación, nombraron a Hamílcar como general. Este no sólo apartó a los enemigos de las murallas de Cartago, habiéndose hecho de
más de 100.000 soldados, sino también los redujo a tal extremo que muchos, encerrados
en parajes estrechos, murieron
más por el hambre que por la espada. Recobró
a la patria todas las ciudades que se
habían rebelado, entre estas Utica e Hipona, las más poderosas de toda África.
Y no sólo se contentó con esto sino que
amplió los límites del imperio, devolvió tanta tranquilidad por toda África que
parecía que no había existido guerra alguna durante muchos años.
II
Concluidas todas estas cosa a medida de su deseo, con ánimo lleno de fe y hostil de encontrar un
motivo de guerra contra los romanos, consiguió que fuera enviado a España como general
con el ejército, y llevó consigo a su
hijo Aníbal a la edad de 9 años a esta
misión. Además le acompañaba él adolescente Asdrúbal, que era ilustre y hermoso sobre el que algunos hablaban que
era amado por éste con un amor menos honesto que debiera. Pues no podían faltar
que se maldijera a un varón tan importante. Por eso aconteció que Asdrúbal
fuese vetado a estar con él por el prefecto de costumbres. Mas, el le entregó a
su hija en matrimonio, Sobre esto mencionamos
que, muerto Hamílcar, se puso a frente
del ejército y llevó a cabo grandes hazañas y fue el primero que cambió las viejas costumbres de los cartagineses,
porque, según sus costumbres, no se le podía privar al yerno el trato del
suegro; y después de su muerte, Aníbal recibió el mando del ejército.
III
Pero
Hamílcar, después que pasó el mar y llegó a España, Llevó a cabo grandes
hazañas con favorable fortuna; sometió a muchísimos y belicosísimos pueblos.
Enriqueció a toda África con caballos, armas, guerreros, y dinero. Este
pensando hacer la guerra contra Italia, al noveno años, después que había llegado a España, luchando en batalla, fue muerto contra los vetones. Parece que su odio perpetuo principalmente contra los romanos orogonó segunda guerra púnica. Pues su hijo Aníbal
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