LUMINARIAS O LUMBRÁS
Se
ha puesto de moda el academicismo por personas ajenas a este organismo de
corrección lingüística para zaherir a los demás en los más diversos frentes, y
, sobre todo abundan en la lid política entre los del Despeñaperros para arriba:
por eso de "limpia, fija y da esplendor". Sacan su látigo
ortográfico y fonético de fustigar al más pintado para echarle en cara a otros los supuestos malos modos de la praxis
lingüística. Es muy típico ejercerlo entre los señores de la capital de la Corte con relación a la
malhablada gente de Andalucía. E, incluso, algún que otro charnego del condado
de Barcelona. De la noche a la
mañana, se convirtieron en censores de cualquier
aberración que no ocupara sus casillas de su norma lingüística y se apartara de
sus usos fonéticos o léxicos. El colmo de esta situación y esperpéntica fue
cuando algunos llegaron a corregir a la
misma academia introduciendo terminaciones
de palabras que chirriaban por eso de que se aprendieron la Gramática Ortodoxa
de los Ilustrados. Podrían
ejemplificarse con los participios de la primera conjugación acabado en ado, que dieron lugar a ciertos
refinamientos de llamar Bilbado a la
capital vasca o comer bacalado en
tiempos de Cuaresma.
No
vengo a convertirme en un paladín de los vulgarismos, que abundan, y mucho, en
nuestro entorno. Pero, hace más de trescientos años la Academia Española
de la Lengua y
paralizó o, al menos ralentizó, aquel caótico paraíso de emplear la lengua oral
y escrita al gusto de cada persona o escuela de retórica u oratoria. Con el paso del tiempo reguló el uso de los
vocablos, estabilizó las evoluciones lingüísticas y recogió todos los
neologismos, extranjerismos o cambios
gramaticales que se han venido produciendo a lo largo de su historia lingüística.
Viene esto a cuento de que el mes de marzo es
el mes , en Alcalá la Real ,
de las Lumbrás de San José. Antes, se
encendían las hogueras de todo tipo ramaje y támaras de monte bajo en algunos rincones de la
ciudad de la Mota. Muy
alejadas en el tiempo en lo alto de las torres, almenas y las casas de cabildo
de la ciudad fortificada del cerro de la Mota para anunciar las fiestas. Actual y tradicionalmente,
se conservan en los derredores del antiguo Pilar de San José y la cruz de la
calle Ancha. Y se ha extendido a San José de Huerta de Capuchinos. El pueblo sencillo nunca llegó a denominar las
vísperas de este santo esposo como sus Luminarias; a lo más que se escucha por
la vecindad es las Lumbres de San José. Las dos con el sentido de las hogueras
de ramón de olivo que anuncian su fiesta
Y en verdad que Luminarias es una
palabra poética y preciosa por su rima final; recuerda históricamente las
luminarias que se colocaban en las atalayas alcalaínas para iluminar a los
cautivos que procedían de las cárceles enemigas para alcanzar la tierra de
libertad. Depende de los lugares para recoger los diversos significados de su
campo semántico ; por estos lares, rara es la persona que emplea luminaria para referirse a una persona lumbrera;
también, son muy pocos los que la emplean como aparato de luz (por eso de arium , instrumento de la luz), salvo
los nuevos técnicos de electricidad ( para ello disponían antes de las hachas, hachas, hachones, candelabros y
los faroles, y, actualmente, las bombillas, tubos fosforescentes, pantallas y
los focos). Lámparas de cera o de aceite se colocan en las iglesias y no luminarias
para las capillas de los reservados.
Esta luz es ingrediente básico
que siempre se mostró en las Lumbrás de nuestro municipio. El pueblo sabio
recogía la connotación que algunos pretendieron añadir al sentido de
calor humano de la fogata colectiva. Nunca se sintieron remisos en deformar
aquella palabra Lumbrada. Sabían que aquel fuego era una lumbre grande, pero
que, con la caída de la dental sonora
intervocálica y la fusión de las dos, les
parecía como si quisieran
expresar una luz especial y colosal. Sería un vulgarismo , pero lo compartieron
esta terminación como otras andaluzas como la espantá, la despertá, la
levantá.. Simplemente hacían suyo el rico, expresivo y complejo sistema vocálico del dialecto
andaluz.
De seguro que algún
cortesano ponto pondrá los puntos sobre las íes,
y, en vez de quemar en la hoguera los malos espíritus, los enfrentamientos
banales, los disensos inútiles y los
ufanos complejos de su ficitcia superioridad territorial, es capaz de sacar el
lema propuesto para la academia por el conde del Montellano: Con el
ocio, lo lúcido deshace, rompe y luce. Pero, ya está la Academia para esos fines,
dejemos al pueblo que normalice su norma. Pues , si no, todavía estaríamos
hablando latín. De ahí que propongo que
como título de las fiestas de la hogueras como
LAS LUMBRÁS DE SAN JOSÉ.
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