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miércoles, 22 de febrero de 2017

VILLALOBOS EN IDEAL ALCALÁ LA REAL




        VILLALOBOS redacta su historia con páginas recientes desde se constituyó actualmente  una entidad separada del partido de Cantera Blanca al erigirse en aldea a mediados del siglo XX. Está marcada por su pasado de tierra comunal y de propios, de conquista del monte y de nuevos cortijos diseminados, unos pertenecientes a los propios de la ciudad y otros  a las roturaciones contemporáneas por parte de de particulares. Pues la mayor parte  de estas tierras ocupaba, desde  el paraje de Maleza Prieta, en las faldas de la Sierra del Camello, unos terrenos  que fueron roturados desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX y pasaron del caudal público a manos privadas; dando lugar a la construcción de albergues, cortijos y viviendas en la parte que les tocó por roturación. Como muestra, lo fueron  Allozarejo, Carboneros, Llano de los Muchachos,  y Yerbatunal. 
        Mucho se ha especulado por su nombre, que se envuelve en la leyenda del mundo rural a la época de la caza y muerte de lobos, por cierto en tiempos pasados sufragada por las arcas municipales. Pero, en verdad que el nombre de estas tierras se debe a la familia Villalobos, jurado del cabildo municipal del siglo XVI que poseía un cortijo por estos lares. Primavera es la estación ideal para pasear por estas tierras Con el mapa de Amelino López, manuscrito de principios de siglo XX, un senderista se topa  con cortijos y casas renovadas y destruidas entre muladares. Pero, nos describe una página geográfica del pasado. Pues el cortijo  de   Villalobos se mantenía en la ribera del arroyo del  Palancares,  y sus tierras lindaban  a occidente con el arroyo de Ana Ramos y a oriente con el camino de Agreda sin formar una cortijada ni ningún núcleo rural. No obstante, ya se distinguía un molino de pan que se movía por las aguas del Palancares.  os cortijos eran  de grandes extensiones en las que predominaba  la labor en tierra calma. Por cercanía a este cortijo se encuentran en dirección oriental  Los Cierzos, Casillas de las Bizcas, casa de Félix Chinguil ; en la parte norte a partir de la Fuente de los Ballesteros, pequeños cortijos con unas tierras de pequeñas extensiones,  casillas de don José Retamero, Juan Simeón,  casa  de Cañada Honda, Antonio Nieto,  Cigarrón, Filancha,  Francisco Cantero y  el cortijo Veneroso ( algunos le llaman Venerose, y  Veneroso fue un comerciante genovés que compraba lana y ejercía de regidor en el ayuntamiento alcalaíno)¸ por el camino de la Fuente la Zarza, a su izquierda el cortijo de Ana Ramos    hasta el camino de  Alcalá a Morca que desemboca en el de Agrela ..); recorrían estos parajes el camino de los Agueda y la Fuente la Zarza entre tierras eran de secano, calma, monte y erial en su mayoría. En dirección occidental a la fuente y camino de la Zarza y el arroyo de Ana Ramos, el cortijo de Juan García. Tras pasar el camino de la Ventilla, que procede del de Vélez y Hueltes,  y por encima de los caminos y fuentes descritas, se encontraban  el cortijo del Allozarejo  de monte y   tierra calma, la Olla, la casillas  de la Churrera y Antonio Castillo, cortijo Fuente Hoyos,  y en dirección al oriente, la casa de Dolores Rincón, María Morón, Portillo Terrones, Juanico el del Camello y  Juan Calvo. En el mismo Camello, algunas casas, casillas de Castillo, el cortijo de la Barra, y  una gran cantidad de chozas , todas estas últimas linderas con el termino de Montefrío e Íllora, desde donde corrían  las aguas del arroyo Cañadas. Cerca Carboneros. Mirando al sur del cortijo de Villalobos hasta llegar al cortijo del Juanil en un terreno de tierra calma, para producir cereales y muy poco monte, estaba  el cortijo de la Aroma y la casa de Manuel Ibáñez bajo el camino que enlaza el de los Gueltes con el que viene de Alcalá hasta Agrela; por encima el cortijo de la Chota; pasando el camino del Juanil  por el Gatunar y arroyo, cortijo de la Chota,  casilla de Antonio Valverde  y Fernando y al pasar el camino de Alcalá, el cortijo de las Ánimas, de los Almendros, cortijo Pérez, el Tablero, Melgar  y la Merced tras pasar el camino de la Zarza.

        Muchos factores han intervenido a la nueva imagen de este rincón alcalaíno. La mecanización de los campos, el transporte privado hacia los lugares de labranza y la concentración de su población en Alcalá la Real ha dado lugar que  su población haya descendido en más de las dos terceras partes desde 1986 ( 260 habitantes) a 2011 (99). Actualmente, se habrá desangrado mucho más. Y tan sólo se encuentra una concentración de viviendas en torno a las carreteras de acceso y las casas nuevas del cerro de enfrente. En años anteriores a los ochenta del siglo XX,  se repartían 317, y actualmente solo quedan 69 en forma diseminada y 48 en torno al lavadero, puente, escuela y fuente, según los últimos datos de 2004, lo que podrimos denominar el núcleo de su población.    Esta zona se ha convertido en zona de olivar intensivo, salvo algunos  lugares junto al arroyo del Palancares, de hortaliza, cereal, frutas, y esparragal.  Sus viviendas son segundas residencias  y lugar de aperos para las antiguas familias que habitan el casco  de Alcalá la  Real, salvo unas treinta familias residentes. Actualmente la población de Villalobos es de 99 habitantes ( 21 hombres 20 mujeres en la cortijada, 58 hombres y 30 mujeres en el diseminado) con dos extranjeros de origen británico. Es una aldea eminentemente rural, una de las más diseminadas junto a las Grajeras, No quedan restos de la industria molinera, tan solo algunos enseres del molino harinero en los aledaños del Palancares y ni restos de otro de e aceite en Tablero. En cuanto a los servicios, la escuela, que se mantuvo durante cincuenta y sesenta del siglo XIX, se transformó en  pequeña capilla rural,  dedicada a la Virgen de Fátima. En  mayo de 1997 , se hizo un centro social, que actualmente alberga los servicios informáticos de internet de la aldea.  Pero, la patria chica siempre atrae a los lugareños y, por este año más, centenario de la Virgen de Fátima. 

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