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El guía visitaba la Mota con el alcalde de la ciudad y un jeque árabe que había venido a comprar la fortaleza, Tras los capítulos pasados este es el de
LAS CASAS DE LA JUSTICIA. LIBRO INÉDITO. LA MOTA NO SE VENDE.
sótanos de la Casa de la Justicia y adarve de la muralla del Rastro |
- Evidentemente. Por eso, a finales del siglo XVI, cambiaron de
criterio y edificaron una nueva, y ya no utilizaron las antiguas torres.
-
-¿Cómo?
-
-Veamos. Al final de la última tienda, donde
estaba adosada la
Cárcel Pública de la ciudad, una tienda gozaba de un buen
arriendo para el fisco de la ciudad. Junto a ella la casa del Toril y las
caballerizas de la cárcel. Años más tarde, en torno al 1580 en dicho lugar al
comprarse la casa de Leonor Méndez de Sotomayor, se construyó la Casa de la Justicia , lindando por la
otra parte con la cárcel mencionada, las
murallas y una calle que se dirigía a la plaza . Al principio intervinieron
Alonso Martínez Izquierdo , pero, en los últimos años, Ginés Martínez de Aranda
y Miguel de Bolívar tuvieron una gran participación, pues la obra duró hasta
1593. Su fachada con dos balcones y una
baranda, flanqueados por los escudos reales y el de Alcalá.. Se sabe que era de
dos pisos y, en su parte superior, tenía unos corredores y unos marmolillos.
Tuvo, al principio, las dependencias básicas ( cuartos de dormitorio en la
parte superior, escalera importante, miradores, una cocina, ) y hubo que
adosarles una cochera y unas caballerizas
con sus pesebres de la misma forma que todavía podéis contemplar en los
cimientos de algunas casas ya muy avanzado el siglo XVII..
.....................................
- Habló de la justicia,,
y del corregdidor ¿ Nos gustaría que me aclarara en qué consistía ese
personaje, que ha mencionado en varias ocasiones?
Arrbal Viejo y en la parte central bajos de la Casa de la Justicia |
-Personaje clave para la
ciudad, tanto o más que el abad. Pues, el primero está
relacionado con el estamento civil y el
segundo con el religioso. Pero, aún más, este había sido creado para ser el nudo umbilical de las ciudades con la Corona. Su papel fue
fundamental, pues las ciudades ejercían una
función importante en el engranaje de poder , y Alcalá por ser
fronteriza, mucho más. Teniendo en cuenta que, con los Reyes Católicos, decayó el poder del alcaíde, por cierto, en
manos de familias nobiliarias, ellos jugaron el papel moderador y de conexión
con el poder del Estado.
-
Pero¿ Debieron surgir conflictos y muchos con
los vecinos ?
-
Claro que sí. Pues, Alcalá estaba gobernada por
varios bandos que ocupaban la mayoría de los cargos de la ciudad. Sentémonos,
aquí, donde estaba colocada la audiencia, escuchadme el relato del corregidor
Santa Cruz, un ejemplo claro de lo que
podía acontecer. .
- Cuente, cuente. Pues , en los primeros tiempos
debían hacerle pasar malos ratos los caballeros. Estos no se contentarían con su autoridad, y , si les recortaban sus privilegios
o les impondrían nuevas leyes ...
-Claro que sí,
Pues la ciudad estaba completamente controlada por varias familias , las de los
Arandas, las de los Monteses, las de los Gadeas, las de los Arjonas, las de
....
-Sí, la de los
descendientes de los conquistadores de la ciudad en tiempos de Alfonso XI.
-Esto es un
decir, porque en tiempos de los Reyes Católicos, a través de los parentescos ya
no se veían sino Arandas en el cabildo, Arandas, en la iglesia, Arandas en los
puestos de administradores de los
impuestos... Y como es de suponer...
-Difícil
trance, para aquel personaje. Verdaderamente hace honor a su apellido de Santa
Cruz, que le habían puesto sus padres. Pues no sería extraño que lo
crucificaran estos Aranda.
--Pues,
crucificarlo como crucificarlo es exagerado, pero que le hacían la vida
imposible, era la cruda realidad. Y eso
que era un hombre preparado, porque no se había ganado en balde el título de
bachiller, sino que lo había reforzado con la experiencia transmitida de su
padre Juan del Campo, regidor de Ciudad Real y también corregidor en varias
ciudades. Además en 1478, con su padre,
fue alcalde mayor en Ávila, siendo investigado por Juan de Flores por algunos
cohechos y robos, pero se salvó. Allí, vivió en momentos difíciles con los vecinos en materia de pechos o
impuestos, y delimitación de términos y pastos. También, llegó a conocer algo
de Alcalá, pues su padre, siendo pesquisidor, le contó algunos litigios
que Díaz Sánchez de Carvajal, señor de
Jódar tuvo con algunos vecinos de Alcalá, luego alcanzó el grado de
pesquisidor, y no le fue muy buen en Medina del Campo, el año 1480, pues tuvo
que vender las prendas tomadas en Ledesma y entregarlas a la Cortes. .Algo mejor le fue
en 1485 la pesquisa que se le encomendó
de los portazgos en Cantillana, Lora, Tocina, Alcalá del Río y Carmona,
ciudades de los reinos de Castilla. En el Norte, unos meses después, también
llevó a cabo una pesquisa contra el conde de Lemos y la abadía benedictina de
san Payo, cargo que repitió n 1485, sobre términos en Vitoria. En 1488, se
trasladó a Jorquera e Iniesta. En 1489, intervino en un litigio en el que
estaban implicados el obispo de Segovia y los montes de la ciudad. En lo
criminal, por el mes de febrero, intervino
averiguando la muerte de un tal Juan Parra en Villanueva de Serena. En el mes
de mayo, se acercó al reino de Córdoba para hacer la investigación del corregidor Francisco de Bobadilla sobre
los litigios entre el conde de Cabra y el señor de Aguilar acerca de una
disputa sobre los términos entre ellos
No le quedaba sino conocer la actuación de un corregidor anterior, y fue
enviado a hacerle la residencia a Diego Mudarra en Molina de Segura en junio de
1489. Y, acumuló posteriormente mucha más experiencia en Mérida y Prado.
Por eso, a principios de enero de
1490, los Reyes Católicos debieron confiar en él para nombrarlo corregidor de
la ciudad de Alcalá y la de Alhama.
-Ya lo tenemos
aquí, ¿ Como le fueron los acontecimientos?
-No le fue bien del todo,
pues se habían acumulado los pleitos con el corregidor anterior el licenciado
López del Castillo, que no era buen
gestor para resolver los asuntos.. Que si
todavía quedaban flecos sobre el
levantamiento y los alborotos que los caballeros de Alcalá hicieron contra el
alcaide, el conde de Cabra, en años anteriores al 1489, ya que privó de los
oficios de regidores a todos los miembros del cabildo municipal. Que si habían
ganado un pleito los Aranda sobre este asunto en el embrollado mundo de la
justicia. Que si no estaba claro el asunto fiscal, pues se habían embargado a
varios vecinos por la ciudad de Jaén, estando exentos . Que si andaban por sus anchas los caballeros de la
ciudad, violando a sus criadas y castigando caprichosamente a quienes no le
hacían caso . Incluso un tal Fernando de Aranda, casi a su antojo, mandó a dos criados para que rajaran la cara de una tendera de la plaza. Y, con toda
impunidad, no le pasó nada. Que si los moros granadinos
todavía tenían fuerzas para atacar las tierras de la frontera alcalaína con el reino de Granada. Que si se los
alcalaínos llevaban bien con los moros, pero no había día que se quejaran los
vecinos de que no se pagaban los rescates tal como estaban comprometidos Que si
los Arandas, Gadeas, y Monteses habían
sido condenados por el alcalde mayor sobre una investigación que les habían hecho y, como muchos de ellos,
hacían buenos servicios a la
Corona , al final salían libres sin culpa alguna Que los
caballeros no guardaban los pactos de concordia entre ellos y proseguían
sus debates y porfías, llegando a las
manos ocasionando altercados donde Juan de Aranda y sus parientes fueron
agredidos por un tal Juan de Sillo.
Desde el principio,
pues, se movió por arenas movidizas.
Acostumbrado a recibir el sueldo de sus investigaciones, lo que le compensaba
la estancia y le facultaba a preparación para escalar en el complicado mundo de
la Corte , a los
pocos meses, los regidores le pusieron dificultades para cobrar su sueldo y
le negaron que tomara más de la mitad del presupuesto
municipal, de lo que llamaban de propios, porque la ciudad todo lo tenía
empeñado en las guerras pasadas contra los moros. Por eso, atendiendo a sus peticiones, los reyes obligaron a Alcalá a que les
pagaran cada día doscientos maravedíes y le permitieron hacer el remate de la venta de bienes de
aquellos regidores que le impedían un salario justo. Sin embargo esto
inventaron miles de evasivas, y, se veía negro en cobrar su salario. No
obstante, con la ayuda real poco a poco consiguió un sueldo digno para
subsistir.. Le ofrecieron, ante la pobreza dela ciudad, alternativas como el cobro de parte de un
impuesto sobre los productos de comer
-
Claro que los caballeros y regidores alegaban
que costaban mucho las dos compañías de soldados, las armaduras de los
caballeros, las armas de los peones, escuderos y lanceros, la dieta de las
campañas y proveerlos de abastecimiento.
-
Sigamos, sigamos...el primer año de su mandato
regio no pudo ser más fascinante,
Por mayo, tuvo cercanos a los reyes, en
Córdoba, y al capitán general en Jaén. Visitó la ciudad el cardenal Mendoza, el
conde de Tendilla y los reyes visitaron la Mota. Su relación con la Corte , ¡ya la quisieran los
mejores corifeos de la corte! Y , en una de sus estancias de este último, dio
testimonio de que los restos de don Alonso de Pacheco, hijo del primer marqués
de Villena se habían depositado en la iglesia de Santa María la Mayor. De este marques,
que era capitán general, recibió una carta para que vigilaran la sierra
mediante los guardas que vigilaran el paso de comerciantes y ganaderos.. De
asuntos particulares, le sobrevino un extraño envenenamiento de la esposa de Luis Valderas. Le vio las orejas al lobo, cuando recibió una
carta concediéndole perdón por parte del
rey a un tal Alonso Ortiz, regidor , que
había matado a un alguacil. Y este, tipo de perdones no fue el único, sino que
acostumbraban sus majestades a perdonar a muchos caballeros por méritos de
guerra de tiempos atrás.
-
- He escuchado en otras ocasiones, que eran los
homicianos, los que hacía servicios en la frontera para expiar penas
anteriormente cometidas..
-
Con estas medidas, ya, miraba con recelo a todos
los caballeros. Pues se ufanaban de que frecuentaban el mundo de la Corte , recibían mercedes, y,
sobre todo, Fernando de Aranda, le traía
de cabeza. Este se creía un príncipe, a
pesar de sus achaques, hacía lo que venía en gana. Con sus siervos, sus
esclavos, sus clientes, y también lo quería hacer con el corregidor. No faltaba
más que mesarle las barbas a la máxima autoridad.
Esta presidió, por el mes de
agosto, un juicio complicado, donde
falló varias sentencias contra Juan de
Sillo que había herido en una reyerta al
díscolo regidor Juan de Aranda ,y eso que ambos eran parientes de su
mujer y marchaban en socorro de Alhendín.
No era extraño
este tipo de incursiones, pues aunque faltaba poco para la conquista del
Granada, los caballeros alcalaínos campaban por sus anchas. Un día, invadían
las tierras de Granada, otro, sin licencia alguna, se vengaban de alguna
fechoría de los moros de Moclín, otras
veces actuaban con los pueblos cristianos, no le importan los pactos e invadían
los términos de Alcaudete o Priego. Pero donde las aguas estaban muy revueltas
era en el abuso de ocupar los terrenos
comunales- los ejidos y las cañadas- y
Santa Cruz no permitía que ningún ganadero corriera por la dehesa de los
bueyes de labranza. Por eso, el jurado
Diego de Padilla le pidió para que interviniera tajantemente y cortase los
abusos de aquellos señores. Por otro lado,
cada vez más le apretaba la
Corona en defensa de lo que era suyo. En el mes de diciembre,
los caballeros no le hicieron caso, se
levantaron contra él en las puertas de la posada. Fue el primer aviso. Pero los
reyes no le decepcionaron y ordenaron que prendiera a los promotores de aquella
tropelía.
- Negro panorama para una
autoridad tan trascendental y que comenzaba a poner orden en un mundo de bandos
entre familias y entre las familias entre sí. . Debió tener muchas agallas para
afrontar una sociedad que andaba a su antojo y ahora quería meterla en cintura.
-
Además, sin pagarle lo suficiente. No tenía recursos ni para la
posada ni dinero para vestir. En octubre los reyes obligaron a la ciudad , que
le dieran posada, en diciembre, obligaron
a revisar las cuentas de siete años atrás,
con el fin de sacar algo de aquella parca despensa y poder pagarle. Vano
intento, tuvieron que obtenerlos mediante un impuesto, con el que se gravaban las cosas de beber y comer. Pero, a continuación la respuesta fue otra
asonada en la plaza, y la marcha de
regidores a la Corte , con la consiguiente revisión de cuentas, y
nuevos prestamistas para que adelantaran dinero
para poder pagarle. En medio de este berejenal ¿Quién se atrevía con esta perita en
dulce?
CASA DE LA JUSTICIA |
-
- Nadie, en estos tiempos. Pero, el rey es el
rey, y su autoridad procedía de Dios. Era intocable, y sus subordinados
comenzaban a equiparse de estos argumentos para ejercer el cargo. Por su parte,
el rey les correspondía en su fidelidad con la prórroga de un mandato de un
nuevo año Y, con esas armas, Santa Cruz atacó de nuevo. Por eso,
no le importó la afrenta vecinal y trató .de imponer la nueva sisa. Hizo
caso omiso a los vecinos, y , los
persiguió, investigándolos con su alguacil Andrés de Palacios, cuando le
protestaron a principios del año 1491.
-
-Y, en este año ¿ Tuvo igual panorama que el
anterior?
-
-No, tanto. Acabó de resolver el asunto de los
caballeros con Juan de Sillo. Dictó buenas sentencias en algún caso de amancebamiento Recibió la
presencia del licenciado Molina para llevarle a cabo la pesquisa de su mandato.
Pero la interrumpió y tuvo que marcharse . Y, de nuevo, por abril se sometió a la investigación de su
mandato anual, pues lo reyes le enviaron al bachiller Juan Burgos.
-
¿Acaso no es
eso lo que llaman juicio de
residencia?
-
Eso, eso, un control muy interesante
desgraciadamente perdido para los cargos, que se hacía al final de cada año y
con el que podían los vecinos presentar
protestas de las actos lesivos que le había impuesto la autoridad ante
un juez exterior...Y, de nuevo, recibió la residencia en 1492, en un clima que
no se lo desearía a nadie.
-
¿Cómo?
-
Otra vez volvieron al asunto del pago. Se había
quedado en la ciudad para ser
investigado por el bachiller Medina. Este
no daba abasto para recoger en los libros los testimonios de las visitas de vecinos y caballeros que le
atosigaban con miles de protestas contra Santa Cruz. Una mañana estalló un
fuerte movimiento vecinal, dando gritos desde la plaza mezclado con los
alaridos de una persona moribunda. Han matado al corregidor. Un Fuenteovejuna
desconocido en la fortaleza de la Mota. Aquello no había sido una riña por cuestión de honor, era un plan
perfectamente maquinado. Y, eligieron a los hijos de un hortelano, como
ejecutores del crimen. Se juraron un
pacto eterno y secreto para no
desvelar la trama. Aquella mañana de 26
de mayo de 1492, urdieron la emboscada
en la propia plaza, cuando se dirigía a su posada. Lo esperaron escondidos en
los soportales de la torre del Pendón varias personas. Subía montado en una mula,
sin saber lo que le esperaba. Junto a la plaza baja, se le acercaron dos jóvenes. Le rodearon y le asestaron
varias puñaladas cayendo mortalmente herido al suelo. Los regidores desde la
Torre del Rey, por las rendijas contemplaban el espectáculo y
dejaron escapar a los jóvenes. Ningún regidor o alguacil se acercó a
prenderlos. Los dejaron esconderse por entre las callejas de las calles de las Cuatro esquinas y la calle de la Casa de los Aljibes en dirección hacia el Bahondillo. Tras un
prudencial tiempo para la lograr la evasiva de los cómplices del crimen, la gente, acudió al
pesquisidor, se acercaron al lugar y
recogieron al corregidor herido dando
sus últimos alaridos. Herido de muerte, lo llevaron a la posada, avisaron al
físico y al cirujano, que le limpiaron
la sangre, le vendaron con gasas. El pesquisidor Medina envió un correo a
Córdoba , para que los reyes se enteraran de lo sucedido. Y les transmitió unas
primera investigaciones. Habían sido Antón Hortelano y dos personas más.
-
¿Tan sólo dos personas?,
-
Incomprensible. No debieron creerlo los Reyes.
-
Claro que no. Cuentan que los reyes enviaron
inmediatamente tres días después nada menos que al ayo del Capitán general, el
alguacil Álvaro de Acosta, que ejercía de alguacil de la Corte. En este
intermedio de su llegada , no le valieron todos las curas, Santa Cruz con un
fuerte esténtor falleció. Al día
siguiente, la ciudad se sentía liberada, pero sobre las cabezas de los vecinos
se movían todo tipo de comentarios rencorosos que un ser humano pudiera
comprender. Se juraron y se transmitían aquel dicho que no hay culpa alguna
ante la muerte de los tiranos, sino que era una liberación del pueblo. Pues
para ellos, morir y matar les eran
familiares, acostumbrados como estaban
con los moros en la frontera. Qué mas daba si lo hacían con una persona
extraña, si incluso le estaba haciendo la pascua. Y Acosta se puso manos a la
obra. Tuvo muchas dificultades. En sus primeros informes, tan sólo dedujo el
ambiente y las relaciones entre las
familias de caballeros con el corregidor. Así se lo anotaba su escribano en los
pliegos. Los Aranda con los Montesino y el personero se oponían a todo tipo de investigaciones.
Comenzaron a describir el ambiente
insoportable al que los sometía el corregidor aludiendo que ellos
estaban exentos de cualquier carga. Después le dijeron que les metió el dedo en la llaga, pues trató de
poner orden a su gente, cuando lo que en
verdad era es que se repartían a su
antojo los bienes comunales, se adentraban en las tierras reales que limitaban
con sus cortijos, arrendaban y
subarrendaban sus tierras en una trama clientelista que los protegía ante cualquier osadía o ficticio atropello.
Los Aranda no eran los Aranda, eran sus criados, sus gañanes, sus peones, sus
lanceros, sus escuderos, sus labradores, sus familiares. Cada Aranda disponía
de una compañía de personas para manipularla a su antojo. Para colmo de la
desgracia, en el cabildo usaban las
miles de artimañas para que el corregidor
no se metiera con ellos. Unas veces no acudían, otras prorrogaban las
decisiones, y, en más de una ocasión, pleiteaban y, hale , de inmediato a
exponer sus quejas a la
Corte.. Por otro lado, trataban de tener amarrada la
autoridad del corregidor convirtiéndole
n un cliente más. No le daban ni para comer, pues ellos eran los que
controlaban los gastos. Y, el corregidor con el sueldo del cabildo no podía
afrontar los mínimos gastos de su casa. Por eso, el corregidor había enroscado
la tuerca, e impuso una parte de la sisa para poder cobrar. Pues el sueldo del
corregidor no le alcanzaba ni para mantenerse en la posada y pagar a los
mesoneros De ahí que eran continuas las peticiones de subida que les reclamaba.
Y aquellos regidores, la mayoría de los Aranda, algún Gadea y algún que otro
Pineda le daban por respuesta los
aplazamientos, las demoras y las moratorias de los votos en el concejo Pero, el
punto álgido aconteció cuando los reyes le permitieron que tomara el dinero de
los propios y, si no daban el suficiente crédito, que lo hiciera de las sisas.
Aquí, sí que se esforzó en sacar el máximo de impuestos en los productos de los
nuevos ricos. Eso que tenía experiencia de cómo campear el temporal. Pero, de
nada le valió. Aquellos caballeros testarudos, que traían en jaque hasta el
rey, no podían soportar que este corregidor les obligara pagar, ellos que
estaban exentos por los servicios. Y,
como dicen los textos, hicieron juntas, confederaciones y revueltas, se
juntaron a cabildo abierto, otras veces simularon reuniones de amigos y
familiares en las casas de los Aranda, de los Gadea, de los Montesino, todos
para conjurarse contra su persona. Aún más, en una sociedad tan permisiva para
el uso de las armas, se juraron pleitesía y lealtad de guardar el secreto de acabar con aquel
intruso. Y, aunque antes habían estado desunidos ahora, ya no eran los bandos
de la ciudad, eran la confederación de caballeros contra el corregidor. Y, no
sólo estos sino el pueblo llano juntamente con los poderosos en defensa de sus
atribuidos derechos. Lo prepararon todo,
no podía ser uno de ellos, debían poner un
hombre de paja, alguien que no tuviera ningún encono o enfrentamiento
anterior con el personaje regio. Los mentores fueron los cargos más afectados
en el control de la ciudad. La propia reina decía de su fiel vasallo Fernando
de Aranda que era un hombre escandaloso, que no obedecía ni cumplía sus
mandamientos y estorbaba al corregidor en ejecutar la justicia contra los
malhechores En concreto, los regidores,
en su mayoría Aranda habían estado conformes con las resoluciones, pero quienes lo maquinaron fueron los
alcaldes y el alguacil, los Montesino de la Isla y de Avila y los Gadea, los Aranda
-
Me hablaba de leyendas de los Aranda. Otra vez,
los Aranda, estos son unos indomables.
- Pero los reyes no
estaban por pasar por alto ni seguir
por estos derroteros, pues se habían
propuesto meter en vereda a todos los insubordinados de todo lo que fuera
indisciplina con su poder. Para este cometido, habían elegido a los
corregidores. No les importaba tanto su capacidad de adquirir más recursos para
su empresas militares, al tener de su parte a estos personajllos sino someter a
todos los jefezuelos de la piel de toro
bajo su jurisdicción. Primero, lo hicieron con las grandes ciudades, y ya le
había tocado a los últimos reductos de su vasto territorio: las ciudades en
primera línea de frontera. No importaba que tuvieran que agrupar varias
ciudades bajo un mismo corregidor. Sólo le interesaba que tuvieran sometidos a
las personas indómitas. Y, en Alcalá los había, pues por que les prestaban
servicios, se excedían en los abusos con los territorios regios y con la
política emprendida. Y, con estos precedentes, se pusieron manos al asunto, primero enviaron un
pesquisidor especial para investigar el
crimen de lesa majestad:. Un representante suyo asesinado en presencia de todo
el pueblo, y sin ningún delator. El
pesquisidor se las vio y las deseó, en primer lugar pregonó un bando en la peña de la plaza
obligando a todo el mundo a que declarara quienes habían sido los causantes o
autores del crimen. El asunto resultó espinoso. Pues, nadie quería desvelar
nada. Llamó a los regidores y escribanos para que le dijeran qué hacían aquel día en el cabildo. Ninguno confesaba
nada. Pero, entreveía que algo ocultaban. Pues no se sentían autores, pero el pliego de descargos y eximentes, eran amplio. Que el corregidor era
un entrometido, no les dejaba relacionarse con sus clientes en el reparto de
tierras, les impedía el trato, les atosigaban con nuevas sisas, les acumulaban
cargos por invasión de tierras comunales....una sarta de falsas
justificaciones, que querían justificar aquel magnicidio. Por ello, el
pesquisidor los envió a la Corte
para que se presentaran ante el rey y les castigara. La ciudad quedó gobernada tan sólo por Pedro
de Aranda y Escabias. Nada consiguieron, entonces envió un alguacil real para
ejecutar y cortar de raíz , la situación. Hubo algunos tormentos en los vecinos
y tenderos de la plaza, y lograron declarar todo al detalle. Habían sido los
hijos de Antón Hortelano juntamente con el padre y otros vecinos. A los
primeros les confiscaron los bienes, les derrumbaron las casas, y fueron ajusticiados, sin embargo los otros acusados,
en concreto, dos hermanos, lograron escapar de la cárcel. Se fueron a Granada, allí
rehicieron sus vidas. La pista se perdió. Y, eso que su madre Mari Sánchez, quería que se les
devolviesen los solares donde tenía su casa para reconstruirla. Incluso, años más tarde, antes de morir, arrepentidos
los asesinos enviaron desde Granada una memoria para que le dijeran dos
misas en la parroquia de Santo Domingo de Silos.
– ¿Esto es cierto?.
-
Sí, que es cierto. Hubo una capilla en la iglesia de Santo Domingo de Silos,
que nadie sabía quien la había instituido, ni cuando se había creado, era un
secreto de confesión. Lo había hecho la
madre de los dos hermanos que se habían ido a Granada por los años
siguientes a la entrega de la capital
del reino nazarita por Boabdil a los Isabel y Fernando. Habían combatido hasta el último momento con los reyes y esperaban el momento de
recibir mercedes, por eso vendieron sus bienes de Alcalá, se trasladaron a
Granada, era n de la familia de los Gadea, de los Montesino, ¿ Quien sabe? Lo
cierto que se arrepintieron de sus actos y mandaron en su testamento una gran
cantidad de dinero para fundar una capilla en la primera de la iglesia de Alcalá.
-
Está
claro que Alvaro de Acosta
descubrió toda la trama. Implicados los eran los Aranda, los Montesionos
y, muy afectado un regidor Alonso Ortiz, que preparó el plan y no dejó que
acabara la investigación. La culpa se la echaron al hortelano y los hijos de
María Sánchez, una pechera cualquiera. Los condenaron , les quitaron los bienes
a la familia, destruyeron sus casas.. Pero los asesinos huyeron de Alcalá. Sabemos
que los Gadeas, los Montesinos, y Fernández de Alcaraz vivieron en la ciudad de
los Cármenes. Algunos fueron muy influyentes, hubo familias de los Escavias que
crearon hasta un convento como comentamos el año pasado en otra leyenda. Pero
el hilo de la historia que creímos desvelado se nos quedo inconcluso al tener
que investigar en los archivos granadinos
-Esto es leyenda. Sí, la segunda parte de la leyenda, pero me falta
tiempo para ir a los archivos de Granda. De seguro que me dará alguna pista
para desvelar aquel asesinato.
Antigua pared de Casa de la Justicia , pasadizo y cimientos de la primera planta de la Casa del Alcaide. |
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