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sábado, 11 de febrero de 2017

UN RELATO JUNTO A LAS CASAS DE LA JUSTICIA DEL LIBRO LA MOTA NO SE VENDE



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El guía visitaba la Mota con el alcalde de la ciudad y un jeque árabe que había venido a comprar la  fortaleza, Tras los capítulos pasados este es el de 
LAS CASAS DE LA JUSTICIA. LIBRO INÉDITO. LA MOTA NO SE VENDE. 






sótanos de la Casa de la Justicia y adarve de la muralla del Rastro

    -  Evidentemente. Por eso,  a finales del siglo XVI, cambiaron de criterio y edificaron una nueva, y ya no utilizaron las antiguas torres.
-                      -¿Cómo?
-                      -Veamos. Al final de la última tienda, donde estaba adosada la Cárcel Pública de la ciudad, una tienda gozaba de un buen arriendo para el fisco de la ciudad. Junto a ella la casa del Toril y las caballerizas de la cárcel. Años más tarde, en torno al 1580 en dicho lugar al comprarse la casa de Leonor Méndez de Sotomayor, se construyó la Casa de la Justicia, lindando por la otra parte con la  cárcel mencionada, las murallas y una calle que se dirigía a la plaza . Al principio intervinieron Alonso Martínez Izquierdo , pero, en los últimos años, Ginés Martínez de Aranda y Miguel de Bolívar tuvieron una gran participación, pues la obra duró hasta 1593. Su fachada con  dos balcones y una baranda, flanqueados por los escudos reales y el de Alcalá.. Se sabe que era de dos pisos y, en su parte superior, tenía unos corredores y unos marmolillos. Tuvo, al principio, las dependencias básicas ( cuartos de dormitorio en la parte superior, escalera importante, miradores, una cocina, ) y hubo que adosarles una cochera y unas caballerizas  con sus pesebres de la misma forma que todavía podéis contemplar en los cimientos de algunas casas ya muy avanzado el siglo XVII..
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- Habló de  la justicia,,  y del corregdidor ¿ Nos gustaría que me aclarara en qué consistía ese personaje, que ha mencionado en varias ocasiones?
Arrbal Viejo y  en la parte central bajos de la Casa de la Justicia
-Personaje clave para la ciudad, tanto  o más  que el abad. Pues, el primero está relacionado con  el estamento civil y el segundo con el religioso. Pero, aún más, este había sido creado para ser  el nudo umbilical de las ciudades  con  la Corona. Su papel fue fundamental, pues las ciudades ejercían una  función importante en el engranaje de poder , y Alcalá por ser fronteriza, mucho más. Teniendo en cuenta que, con los Reyes Católicos,  decayó el poder del alcaíde, por cierto, en manos de familias nobiliarias, ellos jugaron el papel moderador y de conexión con el poder del Estado.
-        Pero¿ Debieron surgir conflictos y muchos con los vecinos ?
-        Claro que sí. Pues, Alcalá estaba gobernada por varios bandos que ocupaban la mayoría de los cargos de la ciudad. Sentémonos, aquí, donde estaba colocada la audiencia, escuchadme el relato del corregidor Santa  Cruz, un ejemplo claro de lo que podía acontecer. .
- Cuente, cuente. Pues , en los primeros tiempos debían hacerle pasar malos ratos los caballeros. Estos no se contentarían  con su autoridad, y , si les recortaban sus privilegios o les impondrían nuevas leyes ...
-Claro que sí, Pues la ciudad estaba completamente controlada por varias familias , las de los Arandas, las de los Monteses, las de los Gadeas, las de los Arjonas, las de ....
-Sí, la de los descendientes de los conquistadores de la ciudad en tiempos de Alfonso XI.
-Esto es un decir, porque en tiempos de los Reyes Católicos, a través de los parentescos ya no se veían sino Arandas en el cabildo, Arandas, en la iglesia, Arandas en los puestos de administradores de  los impuestos... Y como es de suponer...
-Difícil trance, para aquel personaje. Verdaderamente hace honor a su apellido de Santa Cruz, que le habían puesto sus padres. Pues no sería extraño que lo crucificaran estos Aranda.
                    --Pues, crucificarlo como crucificarlo es exagerado, pero que le hacían la vida imposible, era la cruda realidad.  Y eso que era un hombre preparado, porque no se había ganado en balde el título de bachiller, sino que lo había reforzado con la experiencia transmitida de su padre Juan del Campo, regidor de Ciudad Real y también corregidor en varias ciudades. Además en 1478, con su  padre, fue alcalde mayor en Ávila, siendo investigado por Juan de Flores por algunos cohechos y robos, pero se salvó. Allí, vivió en momentos difíciles  con los vecinos en materia de pechos o impuestos, y delimitación de términos y pastos. También, llegó a conocer algo de Alcalá, pues su padre, siendo pesquisidor, le contó algunos litigios que  Díaz Sánchez de Carvajal, señor de Jódar tuvo con algunos vecinos de Alcalá, luego alcanzó el grado de pesquisidor, y no le fue muy buen en Medina del Campo, el año 1480, pues tuvo que vender las prendas tomadas en Ledesma y entregarlas a la Cortes. .Algo mejor le fue en 1485 la pesquisa que se le encomendó  de los portazgos en Cantillana, Lora, Tocina, Alcalá del Río y Carmona, ciudades de los reinos de Castilla. En el Norte, unos meses después, también llevó a cabo una pesquisa contra el conde de Lemos y la abadía benedictina de san Payo, cargo que repitió n 1485, sobre términos en Vitoria. En 1488, se trasladó a Jorquera e Iniesta. En 1489, intervino en un litigio en el que estaban implicados el obispo de Segovia y los montes de la ciudad. En lo criminal,  por el mes de febrero, intervino averiguando la muerte de un tal Juan Parra en Villanueva de Serena. En el mes de mayo, se acercó al reino de Córdoba para hacer la investigación  del corregidor Francisco de Bobadilla sobre los litigios entre el conde de Cabra y el señor de Aguilar acerca de una disputa  sobre los términos entre ellos No le quedaba sino conocer la actuación de un corregidor anterior, y fue enviado a hacerle la residencia a Diego Mudarra en Molina de Segura en junio de 1489. Y, acumuló posteriormente mucha más experiencia en Mérida y Prado.
  Por eso, a principios de enero  de 1490, los Reyes Católicos debieron confiar en él para nombrarlo corregidor de la ciudad de Alcalá y la de Alhama.
-Ya lo tenemos aquí, ¿ Como le fueron los acontecimientos?
                    -No le fue bien del todo, pues se habían acumulado los pleitos con el corregidor anterior el licenciado López del Castillo,  que no era buen gestor para resolver los asuntos.. Que si  todavía  quedaban flecos sobre el levantamiento y los alborotos que los caballeros de Alcalá hicieron contra el alcaide, el conde de Cabra, en años anteriores al 1489, ya que privó de los oficios de regidores a todos los miembros del cabildo municipal. Que si habían ganado un pleito los Aranda sobre este asunto en el embrollado mundo de la justicia. Que si no estaba claro el asunto fiscal, pues se habían embargado a varios vecinos por la ciudad de Jaén, estando exentos . Que si  andaban por sus anchas los caballeros de la ciudad, violando a sus criadas y castigando caprichosamente a quienes no le hacían caso . Incluso un tal Fernando de Aranda, casi a su antojo, mandó a  dos criados para que rajaran la  cara de una tendera de la plaza. Y, con toda impunidad,  no  le pasó nada. Que si los moros granadinos todavía tenían fuerzas para atacar las tierras de la frontera alcalaína  con el reino de Granada. Que si se los alcalaínos llevaban bien con los moros, pero no había día que se quejaran los vecinos de que no se pagaban los rescates tal como estaban comprometidos Que si los Arandas,  Gadeas, y Monteses habían sido condenados por el alcalde mayor sobre una investigación que  les habían hecho y, como muchos de ellos, hacían buenos servicios a la Corona, al final salían libres sin culpa alguna Que los caballeros no guardaban los pactos de concordia entre ellos y proseguían sus  debates y porfías, llegando a las manos ocasionando altercados donde Juan de Aranda y sus parientes fueron agredidos por un tal Juan de Sillo. 
                    Desde el principio, pues,  se movió por arenas movidizas. Acostumbrado a recibir el sueldo de sus investigaciones, lo que le compensaba la estancia y le facultaba a preparación para escalar en el complicado mundo de la Corte, a los pocos meses, los regidores le pusieron dificultades para cobrar su sueldo y le  negaron  que tomara más de la mitad del presupuesto municipal, de lo que llamaban de propios, porque la ciudad todo lo tenía empeñado en las guerras pasadas contra los moros. Por eso,  atendiendo a sus peticiones,  los reyes obligaron a Alcalá a que les pagaran cada día doscientos maravedíes y le permitieron  hacer el remate de la venta de bienes de aquellos regidores que le impedían un salario justo. Sin embargo esto inventaron miles de evasivas, y, se veía negro en cobrar su salario. No obstante, con la ayuda real poco a poco consiguió un sueldo digno para subsistir.. Le ofrecieron, ante la pobreza dela ciudad,  alternativas como el cobro de parte de un impuesto sobre  los productos de comer
-        Claro que los caballeros y regidores alegaban que costaban mucho las dos compañías de soldados, las armaduras de los caballeros, las armas de los peones, escuderos y lanceros, la dieta de las campañas y proveerlos de abastecimiento.
-        Sigamos, sigamos...el primer año de su mandato regio no pudo ser más  fascinante, Por  mayo, tuvo cercanos a los reyes, en Córdoba, y al capitán general en Jaén. Visitó la ciudad el cardenal Mendoza, el conde de  Tendilla y los reyes visitaron la Mota. Su relación con la Corte, ¡ya la quisieran los mejores corifeos de la corte! Y , en una de sus estancias de este último, dio testimonio de que los restos de don Alonso de Pacheco, hijo del primer marqués de Villena se habían depositado en la iglesia de Santa María la Mayor. De este marques, que era capitán general, recibió una carta para que vigilaran la sierra mediante los guardas que vigilaran el paso de comerciantes y ganaderos.. De asuntos particulares, le sobrevino un extraño envenenamiento de  la esposa de Luis Valderas.  Le vio las orejas al lobo, cuando recibió una carta concediéndole  perdón por parte del rey  a un tal Alonso Ortiz, regidor , que había matado a un alguacil. Y este, tipo de perdones no fue el único, sino que acostumbraban sus majestades a perdonar a muchos caballeros por méritos de guerra de tiempos atrás.
-        - He escuchado en otras ocasiones, que eran los homicianos, los que hacía servicios en la frontera para expiar penas anteriormente cometidas..
-        Con estas medidas, ya, miraba con recelo a todos los caballeros. Pues se ufanaban de que frecuentaban el mundo de la Corte, recibían mercedes, y, sobre todo,  Fernando de Aranda, le traía de cabeza. Este se creía un  príncipe, a pesar de sus achaques, hacía lo que venía en gana. Con sus siervos, sus esclavos, sus clientes, y también lo quería hacer con el corregidor. No faltaba más que mesarle las barbas a la máxima autoridad.
                    Esta presidió, por el mes de agosto,  un juicio complicado, donde falló varias sentencias  contra Juan de Sillo que había herido en una reyerta al   díscolo regidor Juan de Aranda ,y eso que ambos eran parientes de su mujer y marchaban en socorro de Alhendín.
No era extraño este tipo de incursiones, pues aunque faltaba poco para la conquista del Granada, los caballeros alcalaínos campaban por sus anchas. Un día, invadían las tierras de Granada, otro, sin licencia alguna, se vengaban de alguna fechoría de los moros de Moclín,  otras veces actuaban con los pueblos cristianos, no le importan los pactos e invadían los términos de Alcaudete o Priego. Pero donde las aguas estaban muy revueltas era  en el abuso de ocupar los terrenos comunales- los ejidos y las cañadas- y  Santa Cruz no permitía que ningún ganadero corriera por la dehesa de los bueyes de labranza.  Por eso, el jurado Diego de Padilla le pidió para que interviniera tajantemente y cortase los abusos de aquellos señores. Por otro lado,  cada vez más le apretaba la Corona en defensa de lo que era suyo. En el mes de diciembre, los caballeros no le hicieron  caso, se levantaron contra él en las puertas de la posada. Fue el primer aviso. Pero los reyes no le decepcionaron y ordenaron que prendiera a los promotores de aquella tropelía.
                    - Negro panorama para una autoridad tan trascendental y que comenzaba a poner orden en un mundo de bandos entre familias y entre las familias entre sí. . Debió tener muchas agallas para afrontar una sociedad que andaba a su antojo y ahora quería meterla en cintura.
-        Además, sin pagarle  lo suficiente. No tenía recursos ni para la posada ni dinero para vestir. En octubre los reyes obligaron a la ciudad , que le dieran posada, en  diciembre, obligaron a revisar las cuentas de siete años atrás,  con el fin de sacar algo de aquella parca despensa y poder pagarle. Vano intento, tuvieron que obtenerlos mediante un impuesto, con el que se  gravaban las cosas de beber y comer.  Pero, a continuación la respuesta fue otra asonada en la plaza, y  la marcha de regidores a la Corte,  con la consiguiente revisión de cuentas, y nuevos prestamistas para que adelantaran dinero  para poder pagarle. En medio de este berejenal  ¿Quién se atrevía con esta perita en dulce? 
CASA DE LA JUSTICIA
-        - Nadie, en estos tiempos. Pero, el rey es el rey, y su autoridad procedía de Dios. Era intocable, y sus subordinados comenzaban a equiparse de estos argumentos para ejercer el cargo. Por su parte, el rey les correspondía en su fidelidad con la prórroga de un mandato de un nuevo año Y, con esas armas, Santa Cruz atacó de nuevo.  Por eso,  no le importó la afrenta vecinal y trató .de imponer la nueva sisa. Hizo caso omiso a los vecinos,  y , los persiguió, investigándolos con su alguacil Andrés de Palacios, cuando le protestaron a principios del año 1491.
-        -Y, en este año ¿ Tuvo igual panorama que el anterior?
-        -No, tanto. Acabó de resolver el asunto de los caballeros con Juan de Sillo. Dictó buenas sentencias en  algún caso de amancebamiento Recibió la presencia del licenciado Molina para llevarle a cabo la pesquisa de su mandato. Pero la interrumpió y tuvo que marcharse . Y, de nuevo,  por abril se sometió a la investigación de su mandato anual, pues lo reyes le enviaron al bachiller Juan Burgos.
-        ¿Acaso no es  eso  lo que llaman juicio de residencia?
-        Eso, eso, un control muy interesante desgraciadamente perdido para los cargos, que se hacía al final de cada año y con el que podían los vecinos presentar  protestas de las actos lesivos que le había impuesto la autoridad ante un juez exterior...Y, de nuevo, recibió la residencia en 1492, en un clima que no se lo desearía a nadie.
-        ¿Cómo?
-        Otra vez volvieron al asunto del pago. Se había quedado en la  ciudad para ser investigado por el bachiller Medina. Este  no daba abasto  para recoger  en los libros los testimonios de  las visitas de vecinos y caballeros que le atosigaban con miles de protestas contra Santa Cruz. Una mañana estalló un fuerte movimiento vecinal, dando gritos desde la plaza mezclado con los alaridos de una persona moribunda. Han matado al corregidor. Un Fuenteovejuna desconocido en la fortaleza de la Mota. Aquello no había sido  una riña por cuestión de honor, era un plan perfectamente maquinado. Y, eligieron a los hijos de un hortelano, como ejecutores del crimen. Se juraron un  pacto eterno y secreto  para no desvelar la trama. Aquella  mañana de 26 de mayo  de 1492, urdieron la emboscada en la propia plaza, cuando se dirigía a su posada. Lo esperaron escondidos en los soportales de la torre del Pendón varias personas. Subía montado en una mula, sin saber lo que le esperaba. Junto a la plaza baja,  se le acercaron  dos jóvenes. Le rodearon y le asestaron varias puñaladas cayendo mortalmente herido al suelo. Los regidores desde  la Torre del Rey, por las rendijas contemplaban el espectáculo y dejaron escapar a los jóvenes. Ningún regidor o alguacil se acercó a prenderlos. Los dejaron esconderse por entre las callejas de las  calles de las Cuatro esquinas y la calle de la Casa de los Aljibes  en dirección hacia el Bahondillo. Tras un prudencial tiempo para la lograr la evasiva de los cómplices  del crimen, la gente, acudió al pesquisidor,  se acercaron al lugar y recogieron al corregidor herido  dando sus últimos alaridos. Herido de muerte, lo llevaron a la posada, avisaron al físico y  al cirujano, que le limpiaron la sangre, le vendaron con gasas. El pesquisidor Medina envió un correo a Córdoba , para que los reyes se enteraran de lo sucedido. Y les transmitió unas primera investigaciones. Habían sido Antón Hortelano y dos personas más.
-        ¿Tan sólo dos personas?,
-        Incomprensible. No debieron creerlo los Reyes.
-        Claro que no. Cuentan que los reyes enviaron inmediatamente tres días después nada menos que al ayo del Capitán general, el alguacil Álvaro de Acosta, que ejercía de alguacil de la Corte. En este intermedio de su llegada , no le valieron todos las curas, Santa Cruz con un fuerte esténtor  falleció. Al día siguiente, la ciudad se sentía liberada, pero sobre las cabezas de los vecinos se movían todo tipo de comentarios rencorosos que un ser humano pudiera comprender. Se juraron y se transmitían aquel dicho que no hay culpa alguna ante la muerte de los tiranos, sino que era una liberación del pueblo. Pues para ellos, morir y matar  les eran familiares, acostumbrados como estaban  con los moros en la frontera. Qué mas daba si lo hacían con una persona extraña, si incluso le estaba haciendo la pascua. Y Acosta se puso manos a la obra. Tuvo muchas dificultades. En sus primeros informes, tan sólo dedujo el ambiente y  las relaciones entre las familias de caballeros con el corregidor. Así se lo anotaba su escribano en los pliegos. Los Aranda con los Montesino y el personero  se oponían a todo tipo de investigaciones. Comenzaron a describir el ambiente  insoportable al que los sometía el corregidor aludiendo que ellos estaban exentos de cualquier carga. Después le dijeron que  les metió el dedo en la llaga, pues trató de poner orden a su  gente, cuando lo que en verdad era es  que se repartían a su antojo los bienes comunales, se adentraban en las tierras reales que limitaban con sus cortijos, arrendaban  y subarrendaban sus tierras en una trama clientelista que los protegía  ante cualquier osadía o ficticio atropello. Los Aranda no eran los Aranda, eran sus criados, sus gañanes, sus peones, sus lanceros, sus escuderos, sus labradores, sus familiares. Cada Aranda disponía de una compañía de personas para manipularla a su antojo. Para colmo de la desgracia,  en el cabildo usaban las miles de artimañas para que el corregidor  no se metiera con ellos. Unas veces no acudían, otras prorrogaban las decisiones, y, en más de una ocasión, pleiteaban y, hale , de inmediato a exponer sus quejas a la Corte.. Por otro lado, trataban de tener amarrada la autoridad  del corregidor convirtiéndole n un cliente más. No le daban ni para comer, pues ellos eran los que controlaban los gastos. Y, el corregidor con el sueldo del cabildo no podía afrontar los mínimos gastos de su casa. Por eso, el corregidor había enroscado la tuerca, e impuso una parte de la sisa para poder cobrar. Pues el sueldo del corregidor no le alcanzaba ni para mantenerse en la posada y pagar a los mesoneros De ahí que eran continuas las peticiones de subida que les reclamaba. Y aquellos regidores, la mayoría de los Aranda, algún Gadea y algún que otro Pineda le daban  por respuesta los aplazamientos, las demoras y las moratorias de los votos en el concejo Pero, el punto álgido aconteció cuando los reyes le permitieron que tomara el dinero de los propios y, si no daban el suficiente crédito, que lo hiciera de las sisas. Aquí, sí que se esforzó en sacar el máximo de impuestos en los productos de los nuevos ricos. Eso que tenía experiencia de cómo campear el temporal. Pero, de nada le valió. Aquellos caballeros testarudos, que traían en jaque hasta el rey, no podían soportar que este corregidor les obligara pagar, ellos que estaban exentos  por los servicios. Y, como dicen los textos, hicieron juntas, confederaciones y revueltas, se juntaron a cabildo abierto, otras veces simularon reuniones de amigos y familiares en las casas de los Aranda, de los Gadea, de los Montesino, todos para conjurarse contra su persona. Aún más, en una sociedad tan permisiva para el uso de las armas, se juraron pleitesía y lealtad  de guardar el secreto de acabar con aquel intruso. Y, aunque antes habían estado desunidos ahora, ya no eran los bandos de la ciudad, eran la confederación de caballeros contra el corregidor. Y, no sólo estos sino el pueblo llano juntamente con los poderosos en defensa de sus atribuidos derechos.  Lo prepararon todo, no podía ser uno de ellos, debían poner un  hombre de paja, alguien que no tuviera ningún encono o enfrentamiento anterior con el personaje regio. Los mentores fueron los cargos más afectados en el control de la ciudad. La propia reina decía de su fiel vasallo Fernando de Aranda que era un hombre escandaloso, que no obedecía ni cumplía sus mandamientos y estorbaba al corregidor en ejecutar la justicia contra los malhechores  En concreto, los regidores, en su mayoría Aranda habían estado conformes con las resoluciones,  pero quienes lo maquinaron fueron los alcaldes y el alguacil, los Montesino de la Isla y de Avila y los Gadea, los Aranda 
-        Me hablaba de leyendas de los Aranda. Otra vez, los Aranda, estos  son unos indomables.
- Pero los reyes no estaban por pasar por alto  ni seguir por  estos derroteros, pues se habían propuesto meter en vereda a todos los insubordinados de todo lo que fuera indisciplina con su poder. Para este cometido, habían elegido a los corregidores. No les importaba tanto su capacidad de adquirir más recursos para su empresas militares, al tener de su parte a estos personajllos sino someter a todos los  jefezuelos de la piel de toro bajo su jurisdicción. Primero, lo hicieron con las grandes ciudades, y ya le había tocado a los últimos reductos de su vasto territorio: las ciudades en primera línea de frontera. No importaba que tuvieran que agrupar varias ciudades bajo un mismo corregidor. Sólo le interesaba que tuvieran sometidos a las personas indómitas. Y, en Alcalá los había, pues por que les prestaban servicios, se excedían en los abusos con los territorios regios y con la política emprendida. Y, con estos precedentes, se pusieron   manos al asunto, primero enviaron un pesquisidor especial  para investigar el crimen de lesa majestad:. Un representante suyo asesinado en presencia de todo el pueblo,  y sin ningún delator. El pesquisidor se las vio y las deseó, en primer lugar  pregonó un bando en la peña de la plaza obligando a todo el mundo a que declarara quienes habían sido los causantes o autores del crimen. El asunto resultó espinoso. Pues, nadie quería desvelar nada. Llamó a los regidores y escribanos para que le dijeran qué hacían  aquel día en el cabildo. Ninguno confesaba nada. Pero, entreveía que algo ocultaban. Pues no se sentían  autores, pero el pliego de descargos y  eximentes, eran amplio. Que el corregidor era un entrometido, no les dejaba relacionarse con sus clientes en el reparto de tierras, les impedía el trato, les atosigaban con nuevas sisas, les acumulaban cargos por invasión de tierras comunales....una sarta de falsas justificaciones, que querían justificar aquel magnicidio. Por ello, el pesquisidor los envió a la Corte para que se presentaran ante el rey y les castigara.  La ciudad quedó gobernada tan sólo por Pedro de Aranda y Escabias. Nada consiguieron, entonces envió un alguacil real para ejecutar y cortar de raíz , la situación. Hubo algunos tormentos en los vecinos y tenderos de la plaza, y lograron declarar todo al detalle. Habían sido los hijos de Antón Hortelano juntamente con el padre y otros vecinos. A los primeros les confiscaron los bienes, les derrumbaron las casas, y fueron  ajusticiados, sin embargo los otros acusados, en concreto, dos hermanos, lograron escapar de la cárcel. Se fueron a Granada, allí rehicieron sus vidas. La pista se perdió. Y, eso que  su madre Mari Sánchez, quería que se les devolviesen los solares donde tenía su casa para reconstruirla. Incluso,  años más tarde, antes de morir,  arrepentidos  los asesinos enviaron desde Granada una memoria para que le dijeran dos misas en la parroquia de Santo Domingo de Silos.
 – ¿Esto es cierto?.
- Sí, que es cierto. Hubo una capilla en la iglesia de Santo Domingo de Silos, que nadie sabía quien la había instituido, ni cuando se había creado, era un secreto de confesión. Lo había hecho  la madre de los dos hermanos que se habían ido a Granada por los años siguientes  a la entrega de la capital del reino nazarita por Boabdil a los Isabel y Fernando. Habían  combatido hasta el último momento  con los reyes y esperaban el momento de recibir mercedes, por eso vendieron sus bienes de Alcalá, se trasladaron a Granada, era n de la familia de los Gadea, de los Montesino, ¿ Quien sabe? Lo cierto que se arrepintieron de sus actos y mandaron en su testamento una gran cantidad de dinero para fundar una capilla en la primera de la iglesia  de Alcalá.
-        Está  claro que Alvaro de Acosta  descubrió toda la trama. Implicados los eran los Aranda, los Montesionos y, muy afectado un regidor Alonso Ortiz, que preparó el plan y no dejó que acabara la investigación. La culpa se la echaron al hortelano y los hijos de María Sánchez, una pechera cualquiera. Los condenaron , les quitaron los bienes a la familia, destruyeron sus casas.. Pero los asesinos huyeron de Alcalá. Sabemos que los Gadeas, los Montesinos, y Fernández de Alcaraz vivieron en la ciudad de los Cármenes. Algunos fueron muy influyentes, hubo familias de los Escavias que crearon hasta un convento como comentamos el año pasado en otra leyenda. Pero el hilo de la historia que creímos desvelado se nos quedo inconcluso al tener que investigar en los archivos granadinos
-Esto es leyenda. Sí, la segunda parte de la leyenda, pero me falta tiempo para ir a los archivos de Granda. De seguro que me dará alguna pista para desvelar aquel asesinato.

Antigua pared de Casa de la Justicia , pasadizo y cimientos de la primera planta de la Casa del Alcaide.

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