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miércoles, 8 de febrero de 2017

FIESTAS EN EL SIGLO XVIII



 A mediados del siglo XVII, se va a producir un movimiento de influencia de los distintos conventos de la ciudad en la vida cultural. Hasta ahora, la cátedra religiosa era ejercida  en los momentos solemnes de las fiestas patronales y de acontecimientos regios por el abad o por los famosos clérigos contratados de la catedral de Granada, colegio de la Compañía de Jesús de Montilla y,a partir de estas fechas, los priores de los distintos conventos celebrarán la mayoría de las celebraciones litúrgicas. Otro dato importante es el incremento de capellanías, memorias y fundaciones que reciben a lo largo del siglo XVIII frente al mantenimiento de las que ya existían en las iglesias y parroquias dependientes de la autoridad abacial. Como una obligación de muchas personas y del propio abad, era mantener a los jornaleros y las clases desfavorecidas por medio de las limosnas que otorgaban compartiendo el reparto con las autoridades civiles, controlando los clérigos los repartimientos de pan. La preocupación por el elemento religioso era compartida por los dos estamentos- el eclesiástico y el civil- que frecuentaban las rogativas en los  momentos estacionales de sequía o de lluvias intensas. Aún más,  la obligación de ofrecer servicios religiosos les obligaba a la reformas de ermitas como la de la Magdalena, situada a las afueras de la ciudad en el camino de Granada:
se construyó para que los vecinos hallavan sacando los agostos en las heras del Coto y Magdalena no creciesen en los días de fiesta de ver el sacrificio de la misa, pues desde las mismas parvas tienen el beneficio de oirlas y de lo carecen de él por no abandonar sus parbas cf.22-10-1798.
o  para evitar las irreverencias a un señor Crucificado que existe en ella poralgunas personas que acuden de noche y evitar los pecados mortales de no ira misa en los Agostos y evitar el refugio de  los contrabandistas que dirigen insultos a transeúntes cf 31-10-1798.  
La iglesia va a extenderse en todos los núcleos rurales por medio de los capellanes de las ermitas, donde suelen celebrar misas dominicales y las fiestas de los partonos, así como el cobro de diezmo y asistencia en los últimos actos de la vida. 



Pervivencia de los siglos anteriores son las tradicionales  fiestas oficiales del Corpus Cristi y la festividad del 15 de Agosto. La primera era una fiesta en la que la intervención del cabildo tenía una gran participación organizativa. De sus propios fondos y con permiso real, mantuvo las principales actividades de la fiesta. La proximidad con Granada nos hace ver una ciudad , en la que se le imponía las modas culturales de la ciudad de la Alhambra. Los comisarios- diputados de fiestas contrataban las mejores danzas, los mejores autores de comedias y los artistas de los distintos monumentos que se encargaban de la procesión del Corpus y de la Octava. Al principio, un elemento básico fue las danzas de cascabel y castañuelas, interpretadas por gitanos, pero después se va cediendo paso a grupos de damas, hombres y diablillos. Los coloquios de los niños nos recuerdan otras danzas que se  interpretaban en la iglesia mediante representaciones de pequeños relatos o pasajes evangélicos y bíblicos como el Diálogo de los Niños en el Templo, generalmente eran dirigidos por el maestro de capilla (cf.10.5.1624). También eran frecuentes, la representación de autos sacramentales y la interpretación de villancicos, sonetos o cantos poéticos durante la procesión en honor al Santísimo. Uno de las preocupaciones más importantes va a consistir en la escenificación de los tablados  en los que se colocaba el Corpus Cristi en la Mota, y, posteriormente, en las plazas del nuevo ayuntamiento de la zona baja que se construyó en el siglo XVIII. Tampoco, se puede olvidar los adornos de toda la estación así como la portada del propio cabildo. Generalmente, se contrataba a los autores de comedias que llevaran a cabo las danzas y a casas especializadas del Corpus granadino, tendiéndose en el siglo XVIII a contratos de periodos fijos de ocho años, que solían ser prorrogados, con familias como los Perea, por la complicación, artificio y fastuosidad barroco   de  todos los elementos. Aunque suele ser muy parecidas, las del año 1634, destacan por el número de danzas que nos ilustran de la importancia de esta fiesta y que fueran contratadas con Pedro de Contreras y Quiteria de Toledo, viuda del autor de comedias Juan Rodriguez. Fueron cuatro danzas: la primera era de calza entera, cuatro hombres y cuatro en hábito de mujeres; el vestido de hombres, con sus estelas y ropillas verdes, con sus mangas vestidas y sueltas y bandas de tafetán verde y puntas de oro con cuellos de solieras y las mujeres en aguas de la misma tela de siete paños con armadores, con mangas pedidas largas y la guarnición de oro y toda la tela nueva. Tanto hombres como mujeres llevaban penachos enteros y la guía de la danza  sacó laúd. La segunda danza fue de emperadores romanos de ocho personas. Los vestidos de cordelan de cuatro colores, bordados de hojuela de plata y lentejuelas, mantos de tafetan con puntas de oro y rosas en los hombros, coronas de laurel y penachos y cabelleras con un violín por guía. La tercera de hábito de bandoleros de ocho hombres, vestidos de tela verde con guarnición de oro y ropilla que se entiende de  gabardina abierta y bandas donde vayan pendientes y pistolas que ha de dar el dicho comisario, sombreros de color con penacho caídos, con un vitola por guía : La cuarta se visitó de traje de indios  de lana anacarada con cajetillas y calzones marineros con puntas de oro y llorones de pasamano en lugar de guarnición, rostros de color de pasa con estrellas de oro en la frente, cabelleras, cascabeles y un arco de plumas en la cabeza y una guía pedida con tambor. los comisarios pagaban los hombres en sus ensayos y los seis hombres que se vestían de diablillos con vestido de lienzo y sus rostros. La fiesta religiosa era solemne, en la que participaban   todas las hermandades, cofradías y clero secular y regular, acompañados del cabildo civil y religioso.  El primero llevaba las  varas de palio, motivo que provocó gran número de discusiones.  El Barroco complicará los pequeños escenarios, tablados de la Mota con arcos de frucias, columnas de decoradas, colgaduras altares simbólicos, entoldando toda la plaza, colocando grandes  galerías a la entrada del cabildo y en todos los ventanales con cornucopias, arañas e iluminarias al mismo  tiempo [1] .
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 El itinerario se mantuvo hasta que los abades pudieron en la Mota realizándose la procesión en un recinto fortificado lleno de escombros, casas derrumbadas, patios, corralones. Sin embargo, la nueva plaza municipal va a dar un impulso barroco a la fiesta entoldándose para el paso de la custodia, adornándose con templetes, acompañamiento de regimientos militares y nuevos itinerarios hacia la calle Veracruz y calle Llana, evadiendo la calle Rosario, que un tiempo perduró mientras salía la procesión de la Iglesia de san Juan. Hay muestras de carocas en la plaza como en Granada.







[1]AMAR. Caja 282. Pieza 9.






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