Traer a las páginas de esta revista la figura de Alberto Jiménez
Frau significa reconocer un movimiento muy importante que tuvo lugar
a lo largo del siglo XIV en la comarca de la Sierra Sur. Nos
referimos al flujo de migración, que, constantemente, tuvo lugar
entre los vecinos de Alcalá la Real y las costas malagueñas. Los
hay en todas las direcciones: desde el trasiego comercial entre los
playeros y los labradores alcalaínos, a su vez vendedores de los
excedentes del trigo de la comarca, desde la influencia industrial
de la Málaga de aquellos tiempos y los hombres de negocios y de
la banca, procedentes de la costa malagueña, que se instalaron en
Alcalá, o simplemente, de los emigrantes franceses que tuvieron su
primera etapa de asentamiento en aquellas costas de España y,
posteriormente, sentaron sus tiendas, comercios y sus oficinas de
préstamo en nuestra localidad: nos referimos a Los Govert, los
Miquel, los Laloya, los Batéala o los Camy. Sin embargo, Málaga
también el foro de atracción de otros muchos alcalaínos, que se
avecindaron en ella atraídos por aquel pozo de riqueza, modelo de
muchos pueblos de España.
ENRIQUE GIMÉNEZ, UN ALCALAÍNO PADRE DEL PRIMER DIRECTOR DE
LARESIDENCIA DE ESTUDIANTES
Entre ellos, el alcalaíno Enrique Jiménez recaló en aquellas
tierras. Este personaje, a veces, enigmático para muchos críticos
de la biografía de Alberto Jiménez, debió influir en su hijo.
Pues, se le había educado en la formación básica de aquellos y
había entrado en los estudios eclesiásticos gracias a la
preocupación de su abuelo por la formación académica de sus hijos.
Pero, aquellos estudios, con tanto fundamento escolástico, no
debieron satisfacer las inquietudes de Enrique hasta tal punto que
se salió del Seminario de Jaén para volver al seno de su tierra
natal .
Pero, en aquellos tiempos comprendidos en la mitad del siglo XIX,
la comarca alcalaína tan sólo ofrecía a las personas emprendedoras
la incorporación laboral a la vida campesina, gracias al amplio
desarrollo de roturación de los montes y al reparto de muchas
tierras con motivo de las diferentes desamortizaciones; pues, la
burocracia había perdido mucho terreno con la desaparición de la
Abadía y no ofertaba ningún puesto ni empleo gratificante para la
carrera profesional a los que habían alcanzado algún grado de
estudios de tal manera que no les quedaba más remedio que emigrar a
tierras americanas, filipinas o a los polos de desarrollo español
de aquel tiempo como era Málaga. Eso hizo Enrique Jiménez, pidió
a su madre varias monedas de plata y se marchó de la ciudad con
destino desconocido.
Tras varias estancias en diferentes lugares de Andalucía, recaló en
Málaga, donde se casó pronto, sin embargo a los pocos años quedó
viudo. Enrolado en el mundo empresarial de su época, viajó a
Paris, sede de importantes encuentros internacionales del mundo de
la técnica, ciencia y comercio, para llevar a cabo ciertos negocios
relacionados con el mundo de la seda. Allí, conoció a donde a su
segunda mujer Henriette Fraud. De este matrimonio nacieron en
Málaga varios hijos, entre ellos Alberto Jiménez Frau.
ALBERTO JIMÉNEZ FRAU
Estudió
por libre Derecho en la Universidad de Granada bajo la preparación
de diversos miembros de la familia Orueta ( Ricardo Orueta,
escritor que dominaba el mundo literario francés y le preparaba
para los exámenes oficiales de derecho, y su padre Domingo Orueta,
un prestigioso geólogo que va a poner a disposición de Alberto una
de las más importantes bibliotecas de su época y los avances de
los conocimientos científicos de finales del siglo XIX ). Esta
familia influyó profundamente en la formación intelectual de
Alberto Jiménez Frau, y, al mismo tiempo, lo introdujo en la
afición por el gusto artístico y el conocimiento del mundo
científico y literario. Pero, como figura nacional quien mayor
impacto tuvo en su formación fuel la del kausista Giner de los
Ríos, de ahí que se le considera uno de sus últimos discípulos.
En la capital malagueña formó parte de un grupo cultural con el
nombre de “La Holganza Ilustrada”, en la que se integraron su
hermano Gustavo Jiménez, José Moreno Vila, poeta, amigo y
crítico, Francisco de Orueta Estebanéz de Calderón, nieto del
Solitario, y Manuel García Morente, filósofo arjonillero
renovaron la cultura provinciana y localista de la capital costeña.
Algunos miembros de este grupo jugaron un papel fundamenta en la
Residencia de Estudiantes como Alberto Orueta y Moreno Vila..
.
Pronto rompió con este grupo, y se trasladó a Madrid de la mano y
carta de presentación de Francisco Ginér de los Ríos para realizar
los estudios de doctorado. Casó con Natalia de Cossío, esta mujer
“alta y delgada, de figura distinguida,que emanaba una clase
determinada de equilibrio, una tolerancia sobre manera civilizada y
curiosa ante las cosas . Ella dirá, un poco tímidamente, que tuvo
la suerte de ser educada por tres pedagogos singulares: su padre, su
marido y el propioGiner de los Ríos”.
Alberto
Jiménez Coincidió este tiempo con su mujer en dos importantes
acontecimientos culturales: la difusión del pensamiento de la
Institución de Libre Enseñanza, plasmada e “impulsada por
Francisco Giner de los Rios, que de profesor de Filosofía del
Derecho se convirtió muy pronto en verdadero filósofo de la
educación. La Institución fue, a partir de 1876, el movimiento
educativo no oficial más importante desarrollado en España a lo
largo de la Historia. Los profesores y catedráticos más eminentes
del país fueron expulsados de la Universidad Oficial a raíz de la
conocida como segunda Cuestión Universitaria y se incorpora al
proceso impulsado por Giner de los Rios y sus discípulos.
Resultado
de su labor, reconocida por los sectores más liberales de la
monarquía, fue la creación en 1907 de la Junta para la Ampliación
de Estudios, con sus numerosos centros e institutos, la Residencia de
Estudiantes y el Instituto Escuela”.
En segundo lugar , con la juventud de su esposa, que
manifestó que vivía “ en una época cuando la mujer española se
estaba incorporando al saber, cuando empezaba a gustar del aire
libre, del paisaje y de los monumentos que en él habían
crecido”.Hasta tal punto sintonizó con el movimiento del Instituto
de Libre Enseñanza, que pronto formó parte de una de sus
instituciones más prestigiosas. En 1900 se creó un Ministerio
dedicado exclusivamente a la enseñanza, con el nombre de Ministerio
de Instrucción Pública y en 1907 la Junta para la Ampliación de
Estudios e Investigaciones Científicas, presidida por don Santiago
Ramón y Cajal pero personaje que le dio vida fue don José de
Castillejo.
Dentro
del marco de actuaciones de la Junta, en 1910 vio la luz el proyecto
de un Colegio Universitario, por el Real Decreto del 6 de Mayo de
dicho año. El director de este pequeño colegio, ubicado en sus
primeros momentos en un hotelito de la calle Fortuna, por indicación
de Francisco Giner, fue Alberto Jimenez Fraud, figura determinante
para la institución quien pasó tres años como institucionista.
Como comenta el prologuista Luís G. Valsdellano de su libro “La
Residencia de Estudiantes” Giner de los Ríos se fijó en su
inteligencia serena, en sus condiciones de integridad moral, sus
dotes persuasivas, la firmeza de carácter, y, sobre todo, la
capacidad de que en él se advertía para entregarse generosa y
totalmente a su ideal. El contacto directo con sus maestros Giner y
Cossío, hicieron surgir en el su auténtica vocación la de ser un
educador de la juventud, dedicando toda su vida a esta labor
cultural. Todo ello con un sentido reformista, que trató de
compaginar el carácter y las costumbres de la sociedad española con
lo más depurado , libre y tolerante de la vida y cultura europeos A
partir de 1910, dirigió esta ya denominada Residencia de
Enseñantes, lugar donde enseñaron y estudiaron figuras eminentes
del ámbito mundo cultural y científico. Perseguía esta
institución una residencia de estudiantes provenientes de las
provincias , que encontraran no sólo un lugar de aloja miento sino
también un sitio donde se complementara su formación familiar y
cultural, a la vez que el contacto con profesores prestigiosos y
personalidades que ilustraran a los pensionados en una formación
integral del individuo. Por eso en otra ocasión manifestábamos
la relevancia de Alberto Jiménez con estas palabras “persona
importantísima para la generación del veintisiete, expansión de
las ideas de la Institución libre de Enseñanza y, desarrollo de la
investigación científica y , sobre todo, con el intercambio
cultural de Europa”. La Residencia, a pesar de influjo
anglosajón, siempre tuvo como principio fundamental la libertad a
la hora de desarrollar todo tipo de actividad cultural y científica.
Bajo la égida de Alberto Jiménez, este humanista será siempre
fiel a la libertad de los individuos frente a los totalitarismos de
cualquier signo, una institución modelo de enseñanza para la
posteridad.
Fue un gran amigo de Juan Ramón Jiménez, que siempre recordará a
su madre los afectos y dedicación que le tuvo con él la
Residencia de la Colina de los Chopos, tal como le puso de nombre
aquel paraje o páramo cultural de España. La lista de
personalidades con las que contactó, durante su dirección de la
Residencia, fue muy importante y, entre Juan Ramón y Alberto
Jiménez:, a partir de 1913 comenzó el movimiento literario de la
Generación del 27, que tantos frutos y poetas ha dado a
España-Alberto Jiménez Frau ejerció un tipo de pedagogía en la
que cuidaba el mínimo detalle para que los residentes se sintieran
felices. Tras su estancia en Inglaterra y con el asesoramiento de la
Junta de Ampliación e Investigación Científicas, consiguió lo que
manifestamos en otro artículo anterior “ prever la creación de
laboratorios de trabajo” y de otras instituciones destinadas a
promocionar el progreso cultural de España y la mejora de nuestras
instituciones de enseñanza e introdujo algunas costumbres inglesas
como la labor de las tutorías que dieron sus fruto en la Medicina y
el Arte.
De gran transcendencia para la vida cultural española de los años
veinte y treinta fue la Residencia de Estudiantes, donde convivieron
Unamuno, García Lorca, Machado, Ortega y Gasset, Juan Ramón
Jiménez, Eugenio D’Ors,...y han pasado por su cátedra eminentes
figuras como la de Einstein, Bergson, Paul Valery, Paul Claudel, Hugo
G. Wells, Le Corbusier, Ravel, Marie Curie, etc. Y, no podemos
olvidar a científicos españoles como los doctores Ramón y Cajal.
doctor Negrín, el histólogo Nicolás Achaparro, Severo
Ochoa,Calandre,Paco Grande, Sixto Obrador, del Río Ortega….
Los
más beneficados dentro del grupo fueron los futuros arquitectos, y
eran asesorados por Morelno Villa Los alumnos de
ciencias tenían al lado el Instituto Nacional de Física y Química,
dirigido por Blas Cabrera, colaborador de la Residencia donde
pronunció conferencias y cursillos. También estaba al lado el Museo
de Ciencias Naturales dirigido por Ignacio Bolivar. Los de medicina
tenían a su disposición los famosos laboratorios de la Residencia
dependientes de la Junta subvencionados por ella. Ya en Fortuny
tuvieron un pequeño laboratorio de "anatomía microscópica"
dirigido por D. Luis Calandre, que era el más distinguido cardiólogo
de Madrid. Era el médico de la Residencia y enseñaba Histología a
los alumnos de primero de medicina.
En la Residencia se hallaban distintos laboratorios de: Química
General, Química Fisiológica, Fisiología y Anatomía de los Centro
Nerviosos, Serología y Bacteriología, aunque el más importante fue
el de Histología y Fisiología General. Se contaba sólo con 11
plazas para 22 estudiantes, por lo que deberían trabajar por turnos.
Se estudiaban siempre temas concretos de la especialidad. Para los
estudiantes cualificados, la Junta contó con becas en el extranjero.
El acceso a los laboratorios era libre. Podían acudir otros
estudiantes que acreditaban su preparación para ocupar las plazas
que se ofrecían
De la capacidad organizativa, podemos ponerla de manifiesto en este
poema de Gabriel Celaya.
Recuerdo
a Don Alberto Jiménez
Fraud,
tranquilo,
gobernándolo
todo, como quien
no
hace nada.
Recuerdo
a Don Miguel y a Juan
Ramón,
y a Ortega,
y
el susto que me daban si de
pronto
me hablaban,
y
el interés humano que yo, estudiante
equis,
en
ellos despertaba, conmigo levantaban.
¡Mi
vieja Residencial ¡Mi España
siempre
activa!
¡Mi
verdad golpeando que no es
sólo
un recuerdo
nostálgico,
adornado de glorias
arrastradas,
sino
algo siempre claro como
espejo
y ejemplo!
Porque
si fuimos fruto de un
árbol
plantado,
también
somos semilla de un
nuevo
crecimiento.
La
guerra civil significó un paréntesis de este movimiento científico
español. Tras el exilio, Alberto se dedicó a la
docencia en las universidades y llevó a cabo varios escritos, entre
ellos “Ocaso y Restauración. Historia de la Universidad de España”
o la mencionada “ La Residencia de Estudiantes”. Alberto Jiménez
Fraud y su familia fueron , acogidos en Cambridge, donde Jiménez
Fraud tuvo una lectoría en el King's College y fue miembro de la
High Tablee Luego fue Oxford, el New College, la High Tabla También
su casa y el ambiente anglosajón fueron foco de atracción de
investigadores españoles y extranjeros y fue definido por Caro
Baroja de esta manera.
“Allí
encontré (en Oxford) un hogar español . En un sitio céntrico,
cerca de St . Giles,¡ Hay un vallado que contiene dos o tres
casitas y que se llama Wellington Place.En una de estas casitas
vivía, con su mujer, don Alberto Jiménez Fraud.
Don Alberto era un hombre algo mayor que mis padres, nacido en
Málaga ,con ascendencia francesa por el lado materno . Había sido
el último en edad de los discípulos predilectos de Giner de los
Ríos y se había casado con la hija de Cossío . El y su mujer, doña
Natalia, constituían una pareja muy singular, porque siendo de
caracteres muy diferentes entre sí, estaban muy compenetrados y
vivieron con un ideal común. Lo mismo en el destierro de la vejez
que en la-época, más plácida, de la juventud".
Y por encima de todo hay que destacar ,lo que referíamos sobre la
figura de Alberto Jiménez Frau, un malagueño con sangre alcalaína
“nos viene a la memoria “esentura” de Enrique Jiménez que
debió influir en la personalidad de su hijo Alberto, que, como él,
no se ancló en los localismos inocuos, sino que proyectó su amor a
España con la entrega diaria a un ideal que desgraciadamente le vio
morir en el exilio como traductor de la ONU: ser amante de la
libertad”:
Francisco Martín Rosales
No hay comentarios:
Publicar un comentario