Retirado
su padre Gregorio Abril de la vida pública,
en 1884, fue elegido alcalde de la
ciudad su tío Rafael Abril Ávila y se
produjeron elecciones a diputados a Cortes y compromisarios al Senado. En
dichos comicios resultó elegido diputado su hermano Luís Abril León en un año
de intensas lluvias sobre todo, por el mes de abril y hubo que ayudar a la clase jornalera
con los medios de asistencia municipal. Un acontecimiento importante fue el
establecimiento, por el 12 de mayo, de las hermanas mercedarias en Hospital
Civil ubicado en la calle Rosario Los bienes de la desamortización daban lugar
a la apertura de nuevas vías urbanas y
rústicas junto con la roturación ilegal de lugares cercanos al ejido, vereda
real y pardos de Puertollano: alteración
y aprovechamiento del callejón de San Francisco y camino de Fuente Álamo por
Cornicabra; comienzo de las edificaciones en el Camino Nuevo, empiedro de las calles de las
Angustias, Veracruz y Braceros; así como el traslado de
la cruz de Villena, emplazada en el cruce de la nueva carretera de Jaén
y la de Monturque, junto
al molinillo aceitero de Buenaventura Sánchez-Cañete, arreglo de los cementerios de Charilla y otras aldeas, y plantación de álamos junto los arcenes de la carretera. .
E l mes de julio fue muy
agitado ya que se clausuró la Casa de los Expósitos por
parte de la
Diputación Provincial de Jaén, y se comenzaron a tomar medidas preventivas contra el cólera. A
finales de año el ayuntamiento arrendóa al Obispado de Jaén el Palacio Abacial para convertirlo en Juzgado de Primera
Instancia, Estación Telegráfica y ubicación de escuelas secundarias y sustitución
de la Cárcel Eclesiástica
para Escuela de Instrucción Primaria, reservándose tan sólo el obispado de Jaén
el resto de la mansión para residencia
de verano. Pero el año acabó con un importante terremoto, acrecentado por
varios movimientos sísmicos a partir de el 25 de
diciembre, por los que se resintieron
las iglesias de Rosario y Consolación, y se provocó un gran desperfecto en la Puerta de los Arcos que
daban entrada a la ciudad por la carretera de Granada, de modo que en muchos hogares se ocasionaron un inminente peligro de
ruina y abandono de varias casas en medio de un frío intensísimo, lumbres en las calles,
angustia, y terror de los vecinos, lo que se tuvo que
afrontar con las partidas de emergencia del presupuesto municipal, libramientos para
calamidades, , prohibición de paso por los Arcos y hacerle una empalizada, amén de las frecuentadas rogativas a Nuestro
Padre Jesús Nazareno, ya los patronos Virgen de las Mercedes y Santo Domingo,
que se trasladaron en procesión a la iglesia
de San Anton que ofrecía mayor seguridad.
DECLARADO
SALVADOR DE LA PESTE DE
1885
Muy típico de los
conservadores era la exaltación del patriotismo local, que conllevaba numerosos
cambios de calles con nombre tradicional. De este tiempo, proviene el cambio
de nombre de las calle Llanillo por Mercedes, Juego Pelota por Santo Domingo,
Braceros por Alonso Alcalá, Bordador por General Lastres, Tapia,
Pedro de Moya por Lecheros y
Gregorio de Abril por Tejuela. Atendiendo a
la alternancia turnista, fue elegido
alcalde por primera vez en julio de 1885
Rafael Abril y León. Coincidió con un año, clave para alcanzar su
madurez y prestigio político entre la población alcalaína y para
alcanzar el éxito de evitar las defunciones a consecuencia del cólera, ya
que se acabó la peste en noviembre de 1885. Y así lo recogen las palabras de Guardia
Castellano “santa amistad y que de la
niñez venía, y tuvo plena confirmación,
allá en los tiempos de nuestra iniciación en la vida pública como concejal del
ayuntamiento , y por él regido a la sazón como Alcalde Presidente, en cuya actuación pudimos apreciar el hidalgo sentir de su alma generosa y
excelsas condiciones de gobernante y patriota,
en la campaña austera, enérgica, y viril para librar al pueblo , puesto
bajo su égida, de los enérgicos
estragos del cólera morbo”.
Pues la ciudad se vio atacada por el
cólera y tuvo que llevar a cabo una
planificada campaña preventiva en
la que supo coordinar todo tipo de recursos humanos, materiales e,
incluso, espirituales para conseguir que los efectos fueran los más benignos
posibles para la población alcalaína. Todo ello en medio de un panorama que no era muy
desconsolador, como manifiesta el cronista alcalaíno en la comentada revista de
Lope de Sosa:”Las defunciones que se
registraban en Córdoba y Jaén, llegaban a cifras aterradoras. Granada era un
vasto camposanto, donde los servicios cristianos ni la caridad cristiana eran
bastantes a dar sepultura a los cadáveres que, formando pilas macabras, rebosan por cima de las tapias de los
cementerios y los pueblos, villas y caseríos cercanos a nuestra ciudad sufrían
el cruento contagio de la peste”.Rafael Abril propuso con un acuerdo de
pleno de 13 de julio el asilamiento de la ciudad como medida preventiva evitando
el contacto con el exterior. Y, en
consonancia con la anterior medida,
colocó puntos de fumigación y de
análisis de aguas y estableció un cordón
sanitario de vigilancia de entradas y salidas de la ciudad formado por una
cuadrilla de guardia integrada por los concejales que recorrían todas las fuentes, fondas,
posadas, establos, puestos de guardias, lazaretos y el día ocho de noviembre con una función de iglesia de Te Deum con asistencia de la capilla real de Granada
, Oración sagrada a ilustre predicador, veladas, cucañas, toros y procesión “ a Nuestra Señora de las
Mercedes asistiendo la mayoría de los habitantes del término municipal en el testimonio más elocuente de la gratitud que el pueblo de Alcalá la Real guardaba para su excelsa
Patrona por su singular beneficio que les
había dispensado librándonos del cruel azote que ha diezmado las capitales de
Jaén y Granada y los pueblos limítrofes no habiendo permitido un solo caso en
esta población siendo escaso de los que
han fallecido en las aldeas, según señalaba el acuerdo municipal”. Y en
medio de una gran labor del equipo
municipal que marcó huella, porque contribuyeron a todas la acciones el señor
alcalde, tenientes alcalde y el síndico y
señores concejales abandonando sus casas para entregarse a esta labor
se centró en los puntos más relevantes de posible infección impidiendo la entrada de cualquier forastero, tal como se acostumbraba en situaciones parecidas de epidemias. Por eso, cuando acabó el peligro, se celebró el éxito final
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