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martes, 3 de febrero de 2015

hoy , tres de de febrero, fiesta de san Blas










LA ERMITA DE SAN BLAS

Muy ligada a la hermandad del Cristo de la Salud, se encontraba la ermita de San Blas. Hasta los años veinte del presente siglo XX, dicha ermita se ubicaba en la placeta del nombre del Santo de la Gargantilla, formando el centro de uno de los cuarteles, barrios, o arrabales de la ciudad desde el siglo XVI hasta el siglo XX. Allí, en una de sus capillas, recibía culto la imagen del Cristo. Pero más antigua que la anterior ermita era la devoción de San Blas, cuya imagen se veneraba desde el año 1583 en la Iglesia Mayor Abacial, según testimonios y datos de archivo,  que  se refieren a la entrega de la reliquia del Santo, la contratación de la imagen al alcalaíno Pedro de Ragis y el voto de la ciudad para declararlo como patrono por ser el protector de las enfermedades de la garganta.
Una vez establecido el culto y el patronazgo de la ciudad, se fijó la fiesta en las tablas de la Iglesia Mayor y en las Casas Capitulares, obligándose a los regidores, jurados y demás oficiales del Ayuntamiento a acudir a la misa solemne que se celebraba el dos de febrero en la iglesia Mayor hasta que se erigió la ermita en las postrimerías del siglos XVI. Parece ser que, por diversos pleitos de fincas, la ermita se encontraba ya erigida por dichos años, pero la fábrica definitiva se emprendió por el año 1616. Según el pleito entablado entre el licenciado Diego de Castro Villalobos y el escribano Francisco Ramírez, la obra se inició a instancias del mayordomo don Diego de Castro y  quedó concluida en el año 1620. Posteriormente varios devotos cooperaron en el mantenimiento y ornato de la iglesia, destacando la familia de Juan Rodríguez Ballesteros e Isabel González, que estableció un contrato censual, que transcribimos por su importancia [1]:




"como es notorio para gloria y honra de Dios nuestro Señor Jesucristo y de su bendita Madre ha tenido y tiene devoción, de dicha a esta parte, reedificar la Iglesia de la ermita del Señor San Blas de esta ciudad por estar como estaba cayéndose, y no con la decencia que convenía, siendo como es una ermita de tanta devoción, y que se fundó a instancia de esta ciudad y juró de hacer y se debía ir en fiesta por haber habido en esta ciudad la enfermedad del garrotillo y peste, y por respeto de la devoción de los vecinos de ella y la diligencia y cuidado  del dicho licenciado Diego de Castro, el susodicho, habiéndose labrado la dicha Iglesia de piso, cimientos y puesto en los altares la hechura del Señor San Roque y del Señor San Lázaro y ornamentos y otras cosas pertenecientes al culto de la dicha iglesia, ha juntado doscientos ducados que valen setenta y cuatro mil ochocientos maravedís. Los quales tiene dedicados para darlos a censo para que con la renta de ella se continúe y se conserve la dicha devoción y se repare y adornarla la dicha iglesia para que no venga en disminución".

Dicha ermita debió anteriormente recibir en su altar mayor la figura de San Blas, obra de Pedro de Raxis que contrató el cabildo alcalaíno en el siglo dieciséis, cuando proclamó el voto de patronazgo la ciudad. Patronazgo que se mantuvo a lo largo de los años de una manera oficial y en cuya fiesta acudía todo el cabildo municipal  junto la justicia de la ciudad. Sin embargo, el carácter inhóspito de la Fortaleza de la Mota y la extensión de la ciudad en la parte baja dió lugar a que la fiesta fuera decayendo, como lo manifiesta el cabildo del año 1737, solicitando al abad que se celebrara en la Iglesia de San Juan:

"apeteciendo la ciudad el mayor culto a las festividades públicas, que tienen en la Iglesia Mayor de la Mota  como el que estos actos sean con mayor esplendor a correspondencia de los grandes privilegios con que se halla, lo que se hace imposible e impracticable por la situación  y eminencia de la dicha iglesia exafecta a los muchos religiosos y nocivos temporales , especialmente, de nieve y de aires de su misma frialdad y, siendo  día de fiestas, particularmente la de San Blas y del San Marcos y otras que tienen que salir fuera de la iglesia, da motivos a que el Cabildo Regente, recelando del riesgo de sus vidas, faltan a su celebración, excediendo por este medio el referido culto de mucha decencia haciéndose muy verosimilmente el expresado inminente riesgo y quiebra de salud, atendiendo a que están  tan distantes de la iglesia de la ciudad y del camino pendiente, áspero y en sitio despoblado"[2]
 
En el año 1730, se realizó el retablo del Cristo de la Salud, según se constata en la manda de Francisco Garrido Espinosa de los Monteros:

"Mando trescientos ducados en dinero para que se distribuyan por mis albaceas en un retablo para el altar del Stmo. Cristo dela Salud, que está en la hermita de San Blas, sobre cuia ejecución y distribución encargo la conciencia a dichos mis albaceas, y para que lo hagan con la maior decencia y culto de su Magestad y para que no se retarde el cumplimiento de lo referido pido y suplico al Sr. Don Alonso de Gúzmán y Bolaños, de la Orden de Santiago, colegial huésped el militar del Rey de la Univeridad de Salamanca y de su gremio y claustro, Gobernador, Provisor y Vicario General, Visitador y Juez de Rentas de esta Abadía, intevenga con dichos mis albaceas y en caso de que tengan omisión les precise a que se cumpla esta mi voluntad.[3]



Además entregó a la ermita de San Blas una casulla, una estola, un manípulo y otros ornamentos de su hermano.
En 1795, se hizo el camarín del Cristo de la Salud con piedra vieja del pilar de los Álamos y humilladero de la Tejuela.
Madoz la definía a mediados del siglo XIX:

"al SO. intramuros, muy graciosa con tres altares, algunas molduras de gusto y pintura regulares, a cuya función sube el ayuntamiento por voto de la ciuad, el día de dicho santo".

Ya en 1895 se mantuvo la fiesta, pero se desvinculó del voto de la ciudad, siendo una celebración religiosa a la que sólo asistía una comisión del Ayuntamiento hasta que se perdió totalmente con la venta de la ermita en el año 1927 a la persona de Salvador Fernández.
En 1901, se encontraba en estado muy ruinoso y se abrió expediente por parte del Ayuntamiento de la ciudad para evitar los peligros a los que concurrían a la er







mita y a la familia que habitaba en la casa que colindaba con ella. Por el mes de julio de dicho año, el vicario de la diócesis se hizo eco del asunto y pidió una prórroga para poder llevar a cabo las obras.
En el 1912, todavía existía culto en la ermita y se editaban litografías del santo abad ilustradas con el fondo del altar de dicha ermita.
En 1922, se llevó a cabo una revisión catastral y la iglesia tuvo ciento ochenta y dos metros. Lindaba por la derecha con el camino de Santo Domingo, por la izquierda con el cuarto del Capellán y al fondo con una finca de don Rodrigo Frías. Todos los ormamentos, imágenes, enseres y mobiliario religioso se trasladaron a la Iglesia de San Juan. Años después se vendió a la familia mencionada anteriormente y se convirtió en una vivienda particular.
























[1].APJ.Legajo 4638,folio 894.Año 1626.

[2].AMAR. Libro de Cabildos del año 1737. Folio 17.
[3] Murcia Rosales, Domingo Un retablo para el Santísimo Cristo de la Salud. Programa de 1987.

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