La
vida, dicen, es un carrusel, la
naturaleza es todo movimiento, lo proclama Heráclito. Tesis y antítesis, según Hegel. Alegría y desgracia.
Ocio y Trabajo. El péndulo de la historia acosa a todo el mundo. Vacas flacas y
vacas gordas. Crisis y anticrisis. Fiesta de triunfo y exaltación de la desgracia, según los movimientos cíclicos
de Julio Caro Baroja. Primero, pasión y penitencia en Cuaresma; luego la resurrección
por Pascua. Tras los carnavales, viene el Miércoles de Ceniza. Momentos de
acción y meditación . El alma dualista se hace evidente en la sociedad,
Zoroastro con su teoría del Bien el Mal.
Parece
que el individuo y la sociedad no tiene momentos intermedios, sino que estamos
abocados al extremismo. Y, a esta
interpretación vital y social merece ponerle muchas apostillas. Pues, si
tan sólo existiera nacimiento o creación de alguna cosa o persona, y
posteriormente, la muerte o destrucción, ¿qué importancia tendría el trayecto
entre los dos puntos equidistantes?
No
hay que fijarse más que a nuestro
alrededor. Dejando a un lado el carácter multicolor de la naturaleza, incluso, en la oscuridad, predomina
el blanco y el negro, pero nadie puede olvidarse de los tonos grises. Estos
suelen ser los que dan perfil, contorno, tridimensionalidad y contexto a los seres y objetos.
Viene
esto a cuento de que en el Carnaval se manifiesta la fuerza dionisiaca del ser
humano, convirtiendo a las personas en
unas máscaras que ridiculizan hasta el más pintado. No es una exclusiva de
Andalucía, Cádiz o Alcalá. En los momentos más lejanos, allá por las Saturnales
romanas el patrón romano se veía víctima de la jocosidad de los esclavos
romanos; durante el medioevo, los recintos religiosos representaban los autos
de diversión en los que el abad se convertía en monaguillo y éste, por el
contrario, en obispo. En el Renacimiento, los gremios y comparsas no tenían
reparos en fustigar a las autoridades públicas ( corregidores, jurados o regidores), y en épocas
posteriores, aún en los bailes de Salón el villano se hacía rey y el poderoso
se vestía de bandolero bajo el disfraz de encanto carnavalesco. Esto es lo que
ha recorrido por las calles de Alcalá este fin de semana: los dioses cupidos en
trajes de niños y la diosa y corte de
Venus representadas por ciudadano/as del pueblo, el ilusionante mundo
de la ficción y anhelos personales o grupales.
Mas.
no se esperó a celebrar el Domingo de Piñata, sino que se respetó el Miércoles.
de Ceniza, como frontera o muro de
contención para despojar al pueblo del aspecto festivo. Con ello, se volvió al
espíritu de hombre a secas, de pura
existencia y cruda realidad, y, en estos momentos, víctima de los dolores de
cabeza que ha provocado la Gorgona Medusa ,
que es la crisis sistémica que nos tiene embaucados, con su cabeza
tupida de las serpientes de la destrucción económica, política y social dando
lugar a la pobreza, la exclusión de muchas familias y la ruptura de un
referente nítido a donde agarrarse.
Por
eso, el tiempo de meditación viene como
anillo al dedo en estos momentos, en los que la población se ve acosada por el
espíritu dualista de muchos propagandistas, cuando es más importante un Perseo
que nos libere de la crisis y colocar su escudo como su antídoto para defendernos
en futuras ocasiones. Pero, siempre, aunque
que reconocer que hay crisis/ anticrisis, tesis y antítesis,
nacimiento y creación y muerte y destrucción, mejor nos valdría considerar que
son más frecuentes momentos intermedios
y de bienestar; sin olvidar el mantenimiento, la conservación y la perseverancia
de los proyectos y objetivos, y la síntesis
de las posturas contrapuestas porque esta trae mucho mejor beneficio que volver
al pasado suicida de la tesis y al futuro sin rumbo de la antítesis.
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