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miércoles, 25 de febrero de 2015

NICOLÁS SANTAOLAYA ROJAS, nuevo diputado alcalaíno.

NICOLÁS SANTAOLAYA ROJAS

Portada         A finales de siglo, participó en la vida política dentro de la corriente conservadora-liberal de corte silvelista  Nicolás  Santaolaya Rojas,  marqués de la Herminda. Recibió este título por herencia  de un antepasado Francisco Guerra de la Vega y Cobo,  que parece ser que lo obtuvo en 1796 por sus muchas  acciones generosas que realizo en diversos lugares de España y, sobre  todo en 1799, en Santander. Nada menos que en los años de hambruna en esta a provincia, envió, desde Filadelfia, cinco barcos, cargados con 28.000 fanegas de maíz, a repartir entre la población. El Marques de la Hermida nació en Alcalá la Real (Jaén) el 6 de diciembre de 1849 y casó con Doña Mariana Moreno Pérez de Vargas, viuda de Don José María de Rojas y Galiano, Conde de Casa Rojas (Este estaba relacionado con  Nicolás de Rojas y Espinosa, II Conde de Casa Rojas nacido  en Cádiz el 24 de septiembre de 1746,  Brigadier de la Real Armada y Capitán de Navío, Caballero de Santiago, Maestrante de Sevilla, Regidor Perpetuo de Cádiz. Sentó plaza de Guardia Marina el 26 de marzo de 1760, casado en Alicante, en la parroquia de San Nicolás el 29 de julio de 1784 con María Luisa Pérez de Sarrió Ruiz Dávalos, natural del lugar de Formentera, bautizada en la parroquial el 2 de octubre de 1762, IV Marquesa de Algorfa, fallecida en Alicante el 5 de julio de 1794, hija de Don Ignacio Pérez de Sarrió Paravecino, Señor de Formentera, nacido en Alicante el 27 de julio de 1715 y de Josefa Manuela Ruiz Dávalos Monroy Vargas, III Marquesa de Algorfa, nacida en Orihuela en 1741 y fallecida en 1796, descendiente del Marqués del Vasto y de Pescara, el que prendió al Rey Francisco I de Francia en Pavia y falleció en Cádiz el 25 de diciembre de 1812.
                                     

        


SU LINAJE NOBILIARIO 
        
         El Marques de la Hermida  estuvo relacionado con esta misma, no sólo por la unión matrimonial  sino también por la línea de sus abuelos de línea materna., ya que el  suegro de su mujer  era el padre de su  abuelo materno.
         El mencionado Nicolás de Rojas y Galiano estaba casado con María Luisa Pérez de Sarro y tuvieron   hijos a María Dolores de Rojas y Pérez de Sarrió,
José Miguel de Rojas y Pérez de Sarrió, e  Ignacio de Rojas y Pérez de Sarrió. Ignacio  nació en Alicante el 14 de mayo de 1789, ingresó en la Armada, para lo cual aportó prueba de nobleza, alcanzando en 1806  la graduación de Teniente y de Capitán de Navío,  luego fue Alcalde Corregidor de Alcalá la Real y Alcalde Constitucional de Puerto Real. Ignacio casó en Cádiz el 15 de enero de 1814 con Doña María Belén Guerra de la Vega y Collantes, nacida en Cádiz el 20 de noviembre de 1794, hija de Don Luis Guerra de la Vega, natural de Cádiz, Marques de la Hermida, Caballero de Carlos III y Maestrante de Ronda y de Doña María Francisca Collantes, natural de Londres.
         El matrimonio de Ignacio y María Belén tuvo por hija a
María Dolores de Rojas Guerra de la Vega (nacida  en Cádiz el 10 de noviembre de 1814 y fallecida en Alcalá la Real el 13 de abril de 1883), que casó en Alcalá la Real el 13 de diciembre de 1833  con  Francisco de Santaolalla y Fernández, (nacido en Alcalá la Real el 21 de octubre de 1812 y fallecido el 16 de diciembre de 1887, hijo de  Antonio Santaolalla y Doña María de las Mercedes Fernández de Moya).
         María Dolores y Francisco tuvieron por hijo a:
 Nicolás de Santaolalla y Rojas, Caballero de Calatrava. Marques de la Hermida en 1849.
         Su  padre   Francisco Santaolaya Fernández de Moya llegó a ser alcalde de Alcalá la Real en 1872 por el partido liberal; y le introdujo en la vida social y política del momento, al mismo tiempo que le costeó los estudios de abogacía. Era,  un hacendado de Alcalá, casado con  María de los Dolores Rojas, natural de Cádiz. Fue declarado caballero de la Orden de Calatrava.

         Su hermano Francisco nació en 16 de junio de 1843 a las una de la noche,  y fue bautizado en a parroquia de Santo Domingo de Silos: por su partida  de nacimientos sabemos que por la parte de sus abuelos paternos fueron  Antonio Santaolaya, natural de Valdepeñas y de la alcalaína María de las Mercedes Moya. Antes de marcharse de Alcalá, vivía en las casas de sus padres en la calle las Monjas, hasta los años ochenta,  tiempos que enviudó a la edad de los cincuenta años,  juntamente con su padres  y sus hermanos  Adela, Mercedes  María de la Gloria, Antonio e Ignacio y su hija Julia Santaolaya Sánchez Molero, Lo hacía con la categoría de propietario  y estado civil de viudo. Durante los años ochenta compartió las ideas y cargos dentro del partido conservador. Su  hermano Antonio nació, unos años después,  en 1849,  y estuvo casado con Josefa Rico, hermana de un abogado y dirigente liberal muy importante en la comarca y natural de de Montefrío, también pertenecía a la calase de propietarios cuando era vecino de la calle Utrilla.

.                  SUS PRIMEROS PASOS

         A través de su tío político el liberal Antonio Sánchez Cañete,  debió enrolarse, al principio,  en las filas liberales. Entre  1877 y 1879 fue juez municipal de Madrid. El conflicto de Marruecos y el último acto de la crisis colonial ultramarina llevaron a Sagasta a ceder el poder en marzo de 1895 a Cánovas. En la provincia de Jaén se apoyó a Silvela,  dirigente conservador que gobernó un año con el apoyo de la mayoría liberal, hasta las elecciones de abril de 1896, que se celebraron con la abstención de la Unión Republicana, dividida tras la muerte de Manuel Ruiz Zorrilla, el paso de muchos republicanos a las filas liberales, y la posición de los federalistas de Pi y Margall
de apoyo a la autonomía o independencia de Cuba. No sólo hubo movimiento entre las filas de republicanos y liberales, sino que se produjeron bastantes movimientos entre las propias filas del partido conservador, divididos entre canovistgas, romeristas y silvelistas. En concreto, la comarca de Alcalá la Real, controlada por los miembros de la familia  Abril, se puso de parte de Romero Silvela y personajes como  Nicolás Santaolaya no tuvo hueco para representar su tendencia en las líneas conservadoras locales y  tuvo que presentarse por otros distritos de la provincia de Jaén. En concreto,  se presentó en 1891 por el distrito de Martos, donde obtuvo  el acta de diputado con el apoyo de 4.134  votos  en un momento que, por primera vez, en la historia del parlamentarismo se eligieron los diputados por sufragio universal. Recogemos el análisis de este momento muy  crítico  con  estas palabras: “Como era previsible, la mayoría fue para los conservadores, aunque las magnitudes de las victorias de los partidos del turno iban decreciendo. Antonio Cánovas del Castillo, en su última campaña electoral, fue el encargado de disolver las Cortes y convocar unas nuevas elecciones para el 12 de abril de 1896, después de un año de gestión conservadora, tras la defección de los liberales, ganadores de las últimas elecciones. Enfrentado abiertamente a Francisco Silvela, Cánovas no dudó en el intervencionismo electoral para privar a los silvelistas de los apoyos que oscurecieran su liderazgo político7.
En el Distrito de Martos la incertidumbre fue grande durante el periodo electoral debido al clima de crispación que se vivía. Hasta ese momento se habían venido sucediendo, últimamente, dos diputados republicanos, como José Castilla Escobedo (1886) y  el silvelista Nicolás  Santa Olalla y Rojas (1891), y uno liberal, Torcuato Luca de Tena y Álvarez-Ossorio (1893),  que hacían de Martos un distrito proclive a los partidos liberal y republicano. Sin embargo, el Partido Conservador movilizó a sus simpatizantes del distrito marteño para que la balanza se tornara esta vez a su favor, fuesen cuales fuesen” En estos años, la participación política del marqués de la Hermida es muy influyente, porque se puso claramente de parte de Francisco Silvela y enfrentándose abiertamente a los partidarios de Romero Robledo. Por lo tanto, con su  anterior pasado nobiliario y  el orgullo de sentirse un auténtico heredero de la esencia del conservadurismo jugó un papel importante transmitiendo la línea política gubernamental enfrentándose con las diversas tendencias que existían entre los conservadores provincianos, ya  que consideraban a los romeristas como conservadores de nuevo cuño. En 1891, el propio Marqués de la Hermida  denunció la operación  que Romero Robledo llevaba a cabo en la provincia de Jaén  para crear un feudo electoral propio con las intenciones veladas de fundar el partido reformista en las circunscripciones de Jaén , Villacarrillo y Alcalá la Real y para sus amigos políticos representados por José de Bonilla, el banquero Santamaría, el abogado Julio Ángel Muñiz, el periodista , Bernardo Villar, Antonio de la Rosa , Francisco Jiménez Callejón, Diego Muñoz,  y Luís de Abril entre otros.
         Entre los avatares que vivió fue la destitución del parlamentario Luís Abril porque había conseguido el escaño al derrotar a José del Prado y Palacio, auténtico adalid de los conservadores jiennense contrarios a los romeristas.  Y, si en 1891, fue un año muy agitado con las elecciones  provinciales de diputados, en 1892, en la que intervino el gobernador romerista  José Maestre y obligó a Prado y al Marqués de la Hermida a entrevistarse con el propio Cánovas para pedir la dimisión del gobernador. Movió la manifestación de apoyo del 25 de agosto trayendo a los monárquicos silvelistas en apoyo de Prado.

                            SENADOR EN GRANADA, CÁCERES Y JAÉN

         Parece  que con el triunfo de los canovistas y la derrota de Prado en Jaén cambió de aires en dirección a otras provincias, al mismo tiempo que lo hizo de cargo y estamento: de diputado se convirtió en  senador.
         Así, el marqués de la Hermida  fue elegido el 26 de abril de 1896 senador en tercera posición y con el respaldo de 168  por el distrito de la provincia de Granada en la legislatura comprendida entre 1896 y 1898 por los miembros reunidos en la Diputación de Granada junto con don Juan Hurtado Sánchez y el Marqués del Pilar derrotando a personajes importantes de la vida nacional como Silvela o provinciales como Andrés Manjón. .Por esta fecha venía avalado por unos valores de 150.000 prestas del tiempo, según certificado del Banco de España., tomó posesión el cuatro de agosto.
         En 1901, fuel elegido senador por Cáceres en segundo lugar con el respaldo de 216 votos, y ejercía como abogado  y por Jaén en 1919 compitiendo con marqués de Villalta y obteniendo y Manuel Sáenz de Orejana y obteniendo un segundo lugar con 138 en el Palacio de la Diputación de Jaén, 1921 compitió con los mismos y salió elegido senado y 1923, donde el marqués de Villalta cambió con  Ramón de Melgares. Todavía sus descendientes mantienen cortijos por la zona  de Purullena y del Castillo de Locubín, el cortijo del Santaolaya, que regenta el Marqués de la Hermida descendiente de su título y hacienda.  En su tiempo poseía varias compañías y muchos valores en la bolsa.
          
         Como  notas curiosas de su vida ajena a la vida política. En 1915 hizo gestiones para recuperar el título de alcaide de Colomera en la Corte de  España. En 1919, intercambió una serie de cartas con Alfredo Cazabán  recogidas en Lope de Sosa. Cartas   de  contenido histórico, dando muestra  de poseer muchos manuscritos de los calatravos de Jaén. .

                            SU VIDA CULTURAL

        Participó en la creación de centros de enseñanza secundaria en Alcalá la Real y escribió  en 1916 “El Nudo gordiano del señor Sellés: ante la ley y ante la moral”, junto con José María Tárrago..

El marqués de la Hermida hizo gestiones en la corte representando al ayuntamiento de Alcalá la Real  en muchos asuntos relacionados con la hacienda municipal  y nacional hasta tal punto que, gracias a ello se hizo una petición del ayuntamiento alcalaíno para otorgarle  la medalla del mérito agrícola en 1920 porque como decía Lope de Sosa “ en el vivo deseo que se le otorgue esa alta recompensa  a quien tan merecida la tiene, porque el Marqués de la Hermida, en su labor parlamentaria de muchos años, manifestada también fuera del parlamento, viene actuando por el bien de los agricultores de España y principalmente de la provincia de Jaén”.En 1923, el marqués, a quien  Cazabán lo denomina como “amante de l arte y de la historia y de la conservación  de la nobleza de sangre e hidalguía” intentó¡ formar en Alcalá la Real un museo iconográfico en el que se depositaran los retratos que ilustraran la historia local y nacional para recordar los hombres que en Alcalá nacieron  y los de la provincia y foráneos que dieron fama y esplendor a Jaén y se sugirió escribir un libro de biografías cuyos retratos estén en el museo En 1922, escribió un artículo muy jugoso “Por qué no socorrieron los caballeros de Alcalá la Real a don Mendo de Carvajal”. En 1922 escribió  otro artículo  “Duelo a muerte entre moros y cristianos,” sobre la familia de los Valenzuela y sus relaciones con  el mundo de la frontera. En 1925, se valoraba su pluma que se había ejercitado en la prensa de finales de siglo escribiendo artículos en defensa de Jaén desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

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         . Regaló en este año un cuadro de l hidalgo don Juan de Valenzuela y el de su abuelo el corregidor don Ignacio de Rojas al ayuntamiento alcalaíno. En 1929 escribió “La Orden Militar de Calatrava en el Reino de Jaén y el Oficio d Clavero de ella”. También, en 1930 había alcanzado el título de Clavero de la Orden de Calatrava., ministro consejero  del Tribunal Metropolitano de las Órdenes militares, académico profesor de la Orden Militar de Calatrava

 

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