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domingo, 3 de julio de 2016

APUNTES SOBRE LA HUERTA DE CAPUCHINOS. HACIA LAS FIESTAS DE HUERTA DE CAPUCHINOS (i)






             La HUERTA DE CAPUCHINOS  no ha presentado el aspecto ni el  desarrollo urbano tal  como hoy día nos la encontramos, en el que podemos distinguir varias fases.


1.     Antes de la conquista de  los Reyes Católicos, formaba parte del ruedo de la ciudad y, en su mayor parte, eran fincas  de cereales y, en torno a unos arroyuelos,  había zonas de  arbolado.


2.     En tiempos de Carlos V y Felipe II, se transformó primero en un ejido-. lugar común para pastar el ganado-, lindando con tierras de particulares y con los caminos de la Fuente del Rey  y de Granada. En dicho lugar pastaban ganado de la ciudad antes de ser inmolado en el matadero.  Posteriormente, se creó la Fuente Nueva, un lavadero, la puerta de los Arcos, y una Alameda, que comprendía principalmente el sitio de la actual Huerta de Capuchinos hasta el colegio Alonso de Alcalá, donde se ubicaba una ermita dedicada a  María Magdalena.
Esta alameda se plantó en torno a los años setenta del siglo XVI, tenía una calzada central y varios canales de riego, y a su cargo había un guarda nombrado por el cabildo municipal que cuidaba de los álamos, acequias y de las plantas. Ejemplo de ello son estas palabras de los regidores del año 1597 También le preocupó a la ciudad el reparo de la alameda, pues se hallaba  casi perdida, así como la calzada y sin agua en acequias, no se podía ir a pie ni a caballo. De este tiempo, es  la casilla de junto a la puerta de los Álamos para caseta del guarda, que regaba la zona.   Pues en esta ciudad no tenía otra cosa de ella para  paseo de recreación de los vecinos.

Era un lugar donde los vecinos solían ejercitarse en el manejo de la caballería corriendo y domando caballos, haciendo simulaciones de combates y juegos de cañas. Por otra parte, cuando se puso de moda el uso del trabuquete y arcabuz en la guerra, como en el periodo de la guerra de las Alpujarras, los milicianos solían estrenar haciendo la diana en unas paredes de aquella zona, y le daban de premio al mejor arcabucero que consistía una medalla con  agnus dei de oro.

3.     En el siglo XVII,  se  reservó una parte de aquella alameda para el convento y huerta de los Capuchinos, lo que hoy día es el actual barrio y quedó acotado en medio del ejido y rodeado de la ala meda y los dos caminos. , A partir de mediados del siglo XVIII, el parque recibió una nueva remodelación, prácticamente que afectó a todo el recinto, a la manera del  jardín francés, distribuyéndose en diversos parterres y una calle central con una fuente, así como se mantuvo parte de la alameda y se renovaron las plantas y flores. De este tiempo y principios del siglo XIX, viene el nombre de Paseo Público y el uso de una glorieta para las verbenas, amenizadas por las bandas de las compañías que se alojaban en la ciudad. Hemos encontrado, tras la desamortización de Mendizábal relatos curiosos de ser este recinto un lugar muy propio y elegido al juego prohibido de naipes, que era perseguido por la Justicia, sobre todo, en los días de fiestas, cuando acudían forasteros con puestos ambulantes. El convento pasó a manos particulares y se transformó en varias casas de vecinos. A finales del siglo XIX,  sufrió una gran pérdida, pues  se destruyó la puerta de los Álamos.

4.     En el siglo XX, de nuevo, el convento se usó de casa señorial, fábrica de aceito y casas de los mayordomos, y en el resto del recinto se llevaron a cabo varias remodelaciones, una muy importante en tiempos de Benavides, y entre ellas, la última la pérdida de la alameda que rondaba la entrada a la ciudad por los años sesenta y, así como la urbanización de la Huerta de Capuchinos, primero levantándose  un hotel, posteriormente  también destruido junto con algunas casas de arte regionalista.


5. Actualmente,  en los últimos decenios del siglo pasado se ha remodelado el parque, se ha recuperado como patrimonio municipal la iglesia y  parte del convento, donde se instalará servicios de cultura como la biblioteca.





                                   Francisco Martín.







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