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jueves, 7 de julio de 2016

EN EL PASEO DE LOS ÁLAMOS, JOSÉ BONAPARTE.


ESTAMPA DEL PARQUE DE LOS ÁLAMOS DE EGIDO A PASEO PÚBLICO

                                   (Entre obras, relatos y acontecimientos más importantes)
Mientras don Orencio fue un hombre abierto a las inquietudes de la ciudad y del agrado de los vecinos, el nombramiento del corregidor don Antonio Ruiz no fue del agrado de los  alcalaínos. Pues era un hombre hosco y duro a la hora de aplicar las órdenes de los franceses. No tenía mano izquierda con el pueblo. Un ordeno y mando. Pues, pronto, se ganó las antipatías de la ciudad. A pesar de ser caballero de la Real Cruz Militar de España, comandante de guerra de España, y ser pariente de don Rodrigo Infantes, cura natural de Priego, pero asentado en Alcalá, pues se había casado con su hermana María. 
El pueblo sencillo y sus gobernantes alcalaínos  lo apodaron pronto el “Corregidor Afrancesado” Una vez tomada la posesión de su cargo el 27 de marzo, comenzó organizar tres compañías de Guardias Nacionales para servicio y seguridad de  la ciudad. 
Pocos eran los mozos que quedaban en la ciudad. Pues, en el año anterior a esta invasión que llegó a tierras alcalaínas, muchos jóvenes se habían alistado en el Regimiento de Tiradores y de Artillería  dentro del Batallón del Ejército, formado por la Junta Suprema de Granada.  No se podía exprimir más el jugo. En Alcalá, no quedaba nadie. Hartos de imposiciones, en el mes anterior ya se habían contabilizado 101.357 reales  en cifras,  y obligados a subir casi diariamente con los mulos de carga  a las obras de la Mota, estuvieron a punto de levantarse contra  el corregidor. Pero, le salvó la llegada de José Bonaparte el día 29 de marzo. Pues, como un relámpago, se prestó a cumplir un programa  de visita oficial extraordinario, en el que se anunciaban medidas de gracias con motivo de  la visita del monarca. En primer lugar, durante los días anteriores se formaron varias  cuadrillas con sus correspondientes maestros, que procuraron arreglar todos los malos pasos que había en el camino de ruedas desde Puerto López hasta las Ventas de San Juan. Se apremió a los panaderos para que tuviesen aprovisionado pan para la comitiva .En la noche anterior y por orden del  rey José Bonaparte, el corregidor convocó a los vecinos y organizó un cuerpo de Milicias Cívicas. Al día siguiente, junto varios regidores acudió a la entrada de la Puerta de Villena, donde recibió la amplia comitiva real, horas más tarde se trasladó a la sala cuadra del  palacio Abacial , donde fue recibido por el vicario. En ella, el rey recibió el saludo de los presente con el tradicional besamanos  y  fue agasajado por todas las autoridades eclesiásticas, civiles y judiciales de Alcalá la Real. Allí estaba todo el cabildo eclesiástico formado por el vicario, notario eclesiástico, colector, escribano, tenientes beneficiados y altos cargos de la abadía; el corregidor  y alcalde mayor, acompañado de sus alguaciles, y los miembros del cabildo municipal con sus ministros, escribanos y reyes de armas. En un momento de alocución, el rey anunció medidas de indulto fiscal a la población. Después, se trasladó a las mansiones que le habían preparado para pernoctar.
Al días siguiente, el pueblo entero acudió al  Paseo Público de la ciudad, donde estaban formadas  las Compañías de Milicias Cívicas de Alcalá la Real y acompañaban como cuerpo de guardia las tropas francesas al rey . También estaban presentes en la primeras filas del protocolo el Cabildo Municipal con el corregidor al frente. Se hizo un desfile ante Su Majestad, aplaudido por los vecinos. A continuación el señor regidor don Felipe Cano, se adelantó  hacia el corregidor y le solicitó que  expresara en voz alta las palabras que el monarca había expresado el día anterior. Y así dijo:
“Señores: Su Majestad del José Bonaparte ha tenido la bondad perdonar a este vecindario todos los adeudos a la real Hacienda hasta fines de 1909, con tal que se hallen en primeros contribuyentes”
Aquellos vecinos, aunque muy apesadumbrados por los continuos impuestos y cargas, pero algo atónitos ante tanto parabién de su supuesto intruso, alzaron en grito su vítores al monarca.

Hasta aquí, el relato de Guardia Castellano, basado en las actas municipales. Pero, a continuación me lanzo a contestar un serie de interrogaciones.¿Porqué fue recibido con tanto agasajo por el señor vicario o? Lo comprendo por una respuesta posterior encontrada en el Diario de Granada en la que no justificaba la postura del abad.. Segundo, ¿Cómo cambió el pueblo  tan pronto en su actitud contra los invasores franceses? Pues pasaron de una guerra sin cuartel a un besamanos solemne y clamoroso. 







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