Han pasado varias semanas de la muerte de don
Lirio Palomar. y no me podía quedar callado ante la sensible pérdida de un
alcalaíno adoptivo, como lo consideré y consideramos muchos alcalaínos. Estoy
en deuda con él como muchos vecinos y amantes de la música de Alcalá la Real-
Aunque valenciano de nacimiento, Lirio vivió intensamente
el latir de la ciudad de la Mota
durante muchos años del sendero final de su vida. Tuve la suerte de conocerle
en los primeros pasos de la Coral Alfonso
XI, cuando sustituyó al director prieguense Antonio López, predecesor suyo en los primeros momentos. Como cronista que fui
de aquella coral, mostraba mesura inmensa, excelente cordura y receptividad
en grado sumo.
Dio una gran proyección artística al coro alcalaíno desde que se
puso bajo su batuta, por sus amplios
conocimientos y sus excelentes dotes humanísticas. Leía la música y practicaba
la armonía vital que ya descubrió
Pitágoras en el arte de Euterpe. parecía como si hubiera heredado de de musa
protectora de la música, sus cualidades
etimológicas. Como "la muy placentera", esa era su divisa ante todos
los que asumían su dirección musical, que le seguían atraídos , más bien
encantados a la manera de Orfeo. Como la "de muy agradable genio", aiempre percibíamos en la persona de don Lirio Palomar muestras de
afabilidad y placentera actitud para agradar. Y, en tercer ligar, como la de
buen ánimo, su espíritu siempre era positivo venciendo toda la adversidad. No
parecía un admirador de Euterpe, sino un hijo suyo del siglo XX que se había
amamantado de las virtudes de este ser mítico. De seguro que su imagen coronada
de flores y con el flautín en sus manos, debió impresionarle en los primeros
momentos de su formación para aficionarse a la música de flauta, en la que por
muchos fugares triunfó.
En mis tiempos de edil, se produjo una baja en la
dirección de la Agrupación
musical Pep Ventura, que había reiniciado sus pasos en los primeros años de la
recién nacida democracia. No se presentó duda alguna a la hora de la elección
de nombrarlo como nuevo director, se le ofreció una mañana del día de la Patrona de Alcalá la
Real. En sus venas corría la inspiración
de otra musa, Terpsícore. Esta musa,
" la que deleita con la danza", se le considera la protectora del canto coral; es de aspecto jovial, coronada de flores y sonando la lira. Dio un empuje
excepcional a la profesionalización y al reconocimiento de aquel grupo de
músicos, que elevó en muchas ocasiones a
una orquesta sinfónica. De la mano de Lirio se pasó de una banda musical
para acompañamiento de manifestaciones públicas y esporádicos conciertos a una
excelente agrupación musical que se atrevió a brindar al pueblo de Alcalá la Real unos conciertos
inolvidables y unas brillantes actuaciones.
La zarzuela, la música de cine, la canción andina, los
autores clásicos, los conciertos navideños, las marchas de Pasión y Gloria , las variantes
musicales de lo popular, los ciclos y conciertos temáticos definen una etapa
que alcanzó su cenit en su simbiosis de actos agrupados con la coral Alfonso
XI. Atrajo a nuestra ciudad a importantes músicos, cantantes, grupos musicales,
orquestas, y asesoró sabiamente cuando se le requirió. No faltó nunca a la
cita, era el sabio comentarista para adentrar al aficionado o al melómano en la
actuación artística. Siempre dispuesto al estudio y a cooperar con todos los
acontecimientos alcalaínos, congresos, efemérides y aniversarios. Y siempre
poniendo la corona del laurel a los homenajeados con el arte musical.
No puede quedarse su biografía en el ámbito local, ya que
era excelente profesor del Conservatorio de Granada y había pasado por varios
destinos donde demostró siempre su valía como componente o director de
agrupaciones musicales. Por eso me quedo con estas palabras de una coralista.
" Solo su cuerpo
se ha ido, él sigue viviendo en todas aquellas personas que le quieren y le
recuerdan".
En otros tiempos, fue el maestro Antúnez, más cercanos
Villasalero y Manuel Hermoso López. Hoy, su semilla comienza a dar sus frutos
en la batuta de muchos que le acompañaron como músicos, crecieron en la
profesión y multiplicaron su sabiduría en hijos y nietos.
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