PRESENTACIÓN DEL ACTO
POÉTICO DE JOSÉ GUTIÉRREZ
Por razones del azar, me encontré con la fortuna de presentar a un gran poeta de la actual literatura española dentro del
Circuito Andaluz de las Letras. Es verdad que me he encontrado en situaciones
similares, presentando a otras personas que cantaron un pregón o intervinieron en una conferencia, pero
siempre en temas, más áridos o, al
menos, muy alejados de la esencia del mundo literario.
Esta presentación fue consecuencia de otras
ramas de la literatura, pues la concejal
delegada de Cultura Ana Cortecero se encontraba en unas jornadas de fomento de
la lectura, en la que el ayuntamiento alcalaíno ha sido seleccionado para
emprenderlas en el futuro dentro de la programación de nuestra biblioteca municipal.
Por ser un
socio adicto a la biblioteca y por el compromiso moral con
todo lo que significa la cultura, tuve la osadía de sustituir a quien lo haría mucho mejor que yo y quien
me pidió pedido que la disculpase ante el poeta
y ante todos ustedes por estas razones de sobra muy importantes para la
vida cultural futura de Alcalá.
José Gutiérrez, del que tuve la suerte
de visitarnos aquella noche, es un poeta
que nació en Nigüelas, Granada, y había compartido su labor poética con editores de las colecciones Silene y
Ánade y, como crítico literario había escrito varios ensayos, uno sobre la poetisa
Elena Martín Vivaldi, pues disfrutaba de la amistad y vivencias literarias con escritores actuales
de su entorno granadino de trascendencia nacional.
De José
Gutiérrez, dijo nuestro paisano de Jaén,
el escritor Antonio Muñoz Molina, en su prólogo de De renuncia: durante algunos años de su adolescencia se
consagró a al aprendizaje de las palabras. Un tiempo casi igual ha dedicado a
aprender el silencio. En estas dos
líneas, publicó su primer libro Ofrenda en la memoria, posteriormente Espejo y laberinto , el Cerco
de la luz que le sirvió par ser reconocido por la crítica literaria, El
don de la derrota y el que algunos
críticos han calificado como resumen
de moral y estética La armadura de
sal en 1980.
He tenido la suerte de leer su libro de Poemas
con el que el poeta recoge en una magnífica
antología toda su trayectoria
poética comprendida entre 1976 y 1996, y comparto con el autor que, con
sus poemas ha conseguido la plasmación artística , a través del lenguaje, de
sus impulsos más verdaderos con ese principio fundamental que es la belleza
es verdad y la verdad belleza. Pues sabe perfectamente casar el rigor
poético y la autenticidad moral.
Sé que, con su lectura tuve un buen aperitivo y juego con esta
ventaja antes de escuchar el recital
poético, pues con ella me rejuvenecí al estar saturado del mundo del mito y de la cultura clásica. Por eso, ahora me gustaría simplemente transmitir este
goce estético a los demás con estos
versos preciosos, que sirven de escalón de entrada al recital de tus palabras:
Esta lira que suena en mi
silencio,
cuchillada de sol entre los
ojos,
alto vuelo de pájaros
solemnes
sobre el dolor del mundo.
Denso olvido
navaja cenicienta, la
palabra
es el arma que esgrimo. .
Y para eso, estamos nosotros, para fijar
tu palabra y hacerla, como tu cantas, testamento y herencia.
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