LA PRIMERA CASA DE
LA COFRADÍA DE ALCALÁ LA REAL EN EL
SANTUARIO
Para
la cofradía no sólo es curioso sino fundamental que uno de los aspectos
fundamentales fuera el cuidado por la estancia de los peregrinos durante varios días en la casa
de la cofradía o cuando se hace el peregrinaje a lo largo del año. La cofradía
alcalaína tuvo siempre un sitio para
alojar a sus cofrades, pues mantuvo su vinculo con el santuario, año tras año, hasta alcanzar el puesto tercero en la
actualidad. Primero, lo hizo, como muchas de las hermandades y cofradías, en
una tienda que describe generalizando el escritor Manuel Salcedo Olid para
todas las cofradías, una tienda amplia de lona con fuertes vientos y maromas,
en la que los cofrades guardaban enseñas, alimentos y estandartes e insignias,
al mismo tiempo que era un refugio para salvar las inclemencias del
tiempo. Esta tienda alcalaína fue precisamente descrita y renombrada por
escritores de Alcalá la Real. Curiosamente
, Madoz cita la romería de la Virgen de la Cabeza y a los romeros alcalaínos
sin organización cofrade lamentándose de tiempos anteriores en los que eran muy
numerosos y ahora tan sólo acudía una pequeña representación en 1852 y con la
bandera y tienda
“ Para
la Virgen de la Cabeza salía su cofradía que era muy numerosa en dirección a
Andujar, llevando una magnífica tienda de campaña y bandera y la expedición era
alegre y divertida, en el día aunque el número de cofrades se ha disminuido
mucho, todavía celebra romería, llevando con antes la tienda y la bandera”.
Algunos, incluso la recordaban
a principios del siglo XX. En
palabras de José Ibáñez Sánchez en las páginas de este programa recogía la
tienda con motivo de las fiestas locales de mayo:.
“ En el centro de la explanada de la iglesia de san Marcos, se levanta
una tienda de campaña de unos siete metros de altura. En el centro de esta., en
el suelo, había una gran piedra redonda parecida a una muela de molino de
harina de cuyo agujero central y en el sentido vertical se elevaba un grueso mástil
de madera, que era mantenido por cuatro vientos de fuertes maromas de
cáñamo y una muy fuerte lona de color grisáceo, bastante sucio, formaba
aquella tienda de campaña. Recuerdo muy bien que por aquellas maromas que, desde la cúspide de la tienda bajaban
hasta las paredes que circundan el recinto cuadrangular, donde eran sujetadas a
cuatro gruesas piedras, una en cada uno de los lados, yen plan de apuesta,
trepaban aquellos atrevidos mozalbetes
para ver cual de ellos llegaba antes a la cúpula de la tienda y en una
plataforma de unos cincuenta centímetros
de diámetro se sentaba el
triunfador junta a la bandera que le coronaba. Conviene destacar que en estas
hazañas, cada año se producían caídas peligrosas (…) de esta tienda de campaña
ya desaparecida aún quedan algunos recuerdos de ella, tal como los crespones
que adornaban su interior , que se encuentran guardados en los arcones de San
Marcos(…) La misión de esta tienda era ,
por regla general, para albergue de los cofrades en la Sierra Morena, además de
otros menesteres para el bien de las cofradías, cuando se instalaba en la
placeta de san Marcos, también tenía un fin práctico, porque yo recuerdo que en
uno de los primeros de mayo, cuando allí se celebraba una fiesta, servía para
guarecerse de las inclemencias del tiempo. “
Antes de edificarse la casa de
hermandad , está claro y notorio que la cofradía alcalaína siempre que acudía
al Santuario iba equipada por esta tienda de campaña, que abría en las faldas
del cerro para cobijo de su representación y devoto. A mediados del siglo XIX,
se cita en diversas ocasiones que
existía una casa de la cofradía, pero, por su desaparición, con motivo
del asedio de 1937, y por quedar en ruinas, se construyó una nueva casas dando lugar a la ubicación actual, y, por
eso se ofrecen una serie de
interrogantes y se exponen varias
hipótesis sobre la fecha, construcción y sitio. También la ciudad de
Alcalá la Real debió asistir a un
decaimiento de las manifestaciones públicas de carácter religioso que
contagiaron de cierta frialdad a la realidad social y de algo desánimo en el
pueblo “mas llevados por los signos
secularizantes de los tiempos que por la falta de devoción”. No obstante, unos años después , el escritor
andujareño Gimena Reche alabó la cofradía de Alcalá la Real en un contexto de
penuria de recursos del santuario, porque no pueden pagarse a los capellanes
para mantener el culto, tal como se lamentaba el rector del santuario don
Francisco Rojo Palomino.
“Las
más traen capellán, y la de Alcalá la
Real se distingue porque, a pesar de la distancia de quince leguas, presenta todos los años más de cien personas.
Y el digno Sacerdote que les acompaña, diariamente les dice Misa y exhorta a
que guarden el respeto debido a la religiosa romería, si han de obtener las
mercedes de María Santísima. Esta corporación no omite ni medio, ni gasto para
enaltecer las glorias de la Virgen. Ha construido al pie del Santuario una casa
para hospedarse, cuyo importe pasará de ocho mil reales. En su pueblo tienen un
templo dedicado a Nuestra Señora, y celebra, todos los años, las fiestas
solemnísimas en los días de Pascua de Navidad y de Pentecostés, sin otras
varias que promueve la piedad cristiana-. Loor eterno a todos los devotos de
María”. De lo claramente se deduce que la cofradía alcalaína poseía una
casa para albergar a los más de cien romeros que acudían a la fiesta religiosa.
En concreto, en 1857, tan sólo acudían 11 cofradías, que eran de la de Andujar, Colomera , Rute con
Sana Fe que iban unidas y Martos ocupando Alcalá la Real el puesto
quinto; y seguida de Montoro , Bailén, Arjonilla, , Puertollano y Jaén.
Ratifica todo lo anterior este
texto recogido de José Luís Pantoja, nuestro querido amigo cronista de Lopera,
que nos ha proporcionado sobre la ubicación y existencia de la casa de la cofradía de Alcalá la Real y el modo similar
de agenciarse la adquisición de un
solar, lo que. por su interés,
transcribimos: “ el 13 de mayo de
1857, re reunieron en la ciudad de Andújar, por una parte: D. José Carlos
Velluti Avira, XIII Marqués de Falces y del Cerro de la Cabeza y propietario de
la Dehesa llamada de la Virgen en Sierra Morena, en cuyo terreno está situado
el Santuario de la Virgen de la Cabeza, y de otra, una Comisión de la Cofradía
de la Virgen de la Cabeza de Lopera formada por: Francisco Zurita Sánchez
(Hermano Mayor), Antonio García Bueno, Alonso Ferruz, Antonio Alcalá García y
Antonio Morales Alcalá. Los cuales están interesados en adquirir un terreno al
referido Marqués, para edificar una casa destinada como albergue para los
Cofrades en la Romería del último domingo de abril. El terreno elegido por la
Cofradía estaba situado a la derecha del camino saliendo por el Arco de la
Plaza, frente a frente de otra casa, que a la izquierda del mismo camino tiene
recientemente edificada la Cofradía de Alcalá la Real. El terreno deberá tener
entre 24 y 30 varas (una vara equivale a 836 mm.) de frente y de 40 a 50 varas
de extensión, para poder formar un corral proporcionado a su albergue. A esta
extensión accedió el propietario del terreno, el citado Marqués, por un precio
de 1.333 reales, teniendo que pagar la Cofradía de Lopera al Sr. Marqués del
Cerro y a quien su derecho represente la cantidad de 40 reales de réditos (con
plazo hasta el 13 de mayo de cada año) mientras no se redima. Y para tener la
seguridad de cobro, establecen imposiciones de hipoteca sobre la casa a
construir, la que se obligan a no vender, partir, dividir, ni en manera alguna
enajenar, sin el gravamen que le afecta y lo que en contra se hiciese ha de ser
nulo y de ningún valor. Los componentes de la Comisión ofrecen todos sus bienes
en general, para hacer frente a la compra del dicho terreno, donde edificar la
casa y en caso de incumplimiento con los requisitos expuestos en la escritura,
se les apremie por todo rigor de derechos. La escritura se firmó ante el
escribano de Andujar D. Sebastián Romero”[1].
El
último sábado de abril de 1857, acudieron los romeros alcalaínos con antelación
a Andujar y se acercaron a la notaría de Sebastián Romero. Este año celebraron
dos grandes acontecimientos: la propia romería y , por otro lado, la compra
definitiva de una casa de la cofradía en el Cerro para evitar todas las
penalidades que conllevaba la estancia en el santuario .En primer lugar la
comitiva romera visitó días antes el santuario y vio una casa que verificaron,
informándose que la podía adquirir a censo reservativo. Se encontraba accidentalmente José
Carlos Velluti y Tavira, marqués del Cerro en la ciudad andujareña y en su propia casas, se reunieron con el
notario. Encabezaba la comisión alcalaína el hermano mayor José Arroyo, y venía
acompañado del depositario Antonio Zamora, el diputado Antonio María Cortés y
el secretario José María Cano Castillo. Nada más comenzar la reunión se
presentó el marqués que le pertenecía la
dehesa del Cerro de la Virgen de la Cabeza, donde se albergaba el santuario de
la Virgen de la Cabeza y acudían muchas cofradías de pueblos y la de Andujar
desde tiempo inmemorial. Al instante, le manifestaron los cofrades alcalaínos
que deseaban comprar definitivamente una casa donde albergarse y alojarse
durante el tiempo que se celebraba la festividad. El marqués, haciéndose
valedor y representante de sus herederos,
les vendió y enajenó una casa
situada en los linderos contiguos
al santuario con el fin de reedificarla.
Lo hicieron a censo reservativo al
quitar por la referida cofradía de Alcalá la Real “ representada por la diputación de Hermanos que estaban presentes para
que sea de ella y de quien en lo sucesivo les suceda la parte del terreno en
que han reedificado la precitada casa en la mencionada dehesa, y por precio de
de 1.333 reales, en que tienen convenido , cuya cantidad queda reservada sobre la citada casa con obligación de
parte de la cofradía de pagar al Excmo., Sr. Marqués del Cerro y a quien en derecho represente 40 reales de
réditos anuales, mientras no se redima , de que
han de constituir censo reservativo redimible. El propio marqués recalcó
que esto era tan solo del valor del terreno
vendido (…) y finaliza haciendo “gracia
y donación perfecta e irrevocable entre
vivos ". y declara que no se inmiscuirá en pleito alguno dejando
libre el terreno para posesión de la cofradía. La comisión ratificó las
palabras de compromiso en nombre de los demás hermanos y se obligaron a pagar
de acuerdo con los plazos comprometidos.
Tras el compromiso hipotecario a
los doce días de entrega de la escritura , firmaron los presentes ( lo hicieron
el hermano mayor y secretario) y el
marqués. Curiosamente aparecía como testigo, Salvador Jiménez, el maestro Manuel Serrano que representará en futuras ocasiones a la cofradía y Manuel
Andujar. Estos dos últimos eran poetas y
escritores de la ciudad que habían recogido su devoción a la Morenita en
poemas, periódicos y libros.
A partir de
este momento se llevaron a cabo reformas en la casa de la Cofradía y se mantuvo
durante veinte años cobijando a los romeros hasta tal punto que se quedó
pequeña para albergar a sus caballerizas.
Por eso, por datos del Archivo Provincial de Jaén, siendo en 1879 hermano mayor Fernando
Aguilera Toro y secretario José María Cano Castillo, ambos labradores, emprendieron
la reconstrucción y ampliación de la casa. Necesitaban más espacio y
para las caballerizas, debieron comprar terrenos anexos a ella. El cuatro de noviembre de este mismo año acudieron ante el notario alcalaíno Juan
de Dios de Luna y, ostentando la representación de la cofradía, se lo otorgaron
mediante una escritura de poder al conocido por la cofradía alcalaícuadrados perteneciente a la dehesa del Marque
del Cerro , que debían emplearse para complementar la casa que poseía la
cofradía alcalaína, donde se sitúa la Hermita de la Virgen de la Cabeza. El precio, los réditos y las cláusulas se le
dejaban a su negociación; en este acto, estuvieron presentes Carlos García Negrete y
Lucas Molina[2].
ina Manuel
María Serrano, vecino de Andujar con todas las facultades para que los
representase en su nombre y el de la “hermandad” (sic), Y se especificaba que
debía tomar a censo reservativo un pedazo de tierra de catorce metros
Un
año después, el ocho de abril 1880,
comparecieron ante el Guillermo
Plaza Ibáñez, notario de Andujar, Manuel
Ardrian Loyzaga, teniente coronel retirado, que representaba como
administrador a don José Carlos Beyuti y
Tavira, marqués de Falces de Torreblanca y
del Cerro[3] y Manuel Serrano Plato, profesor de enseñanza
primaria y entroncado con la burguesía de Andujar, . Constaba que ya le había
vendido a censo reservativo una casa
perteneciente, en el momento de la ampliación, a la cofradía de Alcalá la Real.
Así era el objeto del nuevo contrato “ un
trozo de solar o terreno contiguo, y al frente de la misma catorce varas de
longitud por cuatro de ancho que hacen 56 metros cuadrados, lindando por la
derecha con el terreno de dicho señor Marqués y, por la espalda, con la casa
que tiene edificada dicha cofradía, y todo dentro de la dehesa del marqués”. La operación se realizó en los mismos
términos que el anterior con la fórmula de venta real o censo reservativo a
favor de la cofradía y de los hermanos de Nuestra Señora de la Cabeza; y se fijó claramente que el terreno medía 56
metros cuadrados de superficie y se
valoraba al precio de 166. 67 pesetas, con el fin de edificarse los pisos que
necesitase la cofradía ( uno, dos o más) . El modo de pago mediante de réditos
al tres por ciento anual, que importaban 5 pesetas y debía abonar en casa del administrador de dicha
finca a partir del domingo 25 de de
abril en monedas de platas, y esta fecha se fijaba a para todos los años. Se
dio copia a la "Hermandad de la Virgen de la Cabeza de Alcalá la Real, con
el número 1.785. 809, lo que confirmó el notario ya l apoderado del marqué con el número
1.786.447.
La
historia y final de esta casa han sido relatadas por Antonio Isidoro Aguilera
Carrillo, el hijo del Capitán Cortés y
Marino Aguilera en anteriores programas.
En 18 de marzo de 1994, se anotó una nota
marginal en la que el notario de Andujar don Manuel Islán Melero expidió , a
instancia de don José Tallón Muñoz, hermano mayor de la cofradía de Nuestra
Señora de la Cabeza de Alcalá la
Real, una copia de la escritura y, para
poderla llevar a cabo entregaron al notario y quedó registrado en el libro de
notaría dos fotocopias perfectamente legitimadas: una del nombramiento de
hermano mayor por el obispo García Aracil y otra de la erección de la cofradía.
[2] AHPJ. Juan de Dios de
Luna. 1977. Folio 187 y v.
[3] AHPJ. Guillermo Plaza
Ibáñez. 8 de abril 1880. Folios 467 y ss- Manuel Ardrian representaba por un poder de 4 de febrero de 1876 a José Carlos
Beyuti y Tavira , marques de Falces y otros títulos, entre ellos del Cerro,
donde podría vender las porciones de terreno que le solicitaran. Ante el
notario Miguel García Nobles de Madrid. El censo reservativo se define en la
Enciclopedia Jurídica Modalidad del censo que consiste en la enajenación del dominio directo de un inmueble que realiza su
propietario, en adelante censualista, a favor del censatario, reservándose el
derecho a percibir sobre el mismo inmueble un canon o pensión anual que debe
abonar éste último. En el censo reservativo, el propietario del inmueble sobre
el cual se constituye, enajena el dominio directo y útil reservándose solo el
derecho a la percepción de un canon que se efectiviza, por lo general,
anualmente.
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