Estas notas de Pinos:
·
El
día 25 de junio de 1319, durante el reinado deAlfonso XI de Castilla,
tuvo lugar en el término de Pinos Puente, que aún pertenecía al reino nazarí de Granada,
la batalla conocida como el Desastre de la Vega de
Granada, en la que el ejército castellano fue derrotado por las
tropas del rey Ismail I de Granada.1 Y en el Cerro de los Infantes, que
desde entonces recibió ese nombre según refieren numerosos historiadores,2 3murieron
aquel día los infantes Juan y Pedro de Castilla,4 que eran los jefes del ejército
cristiano y los tutores del rey Alfonso XI durante su minoría de edad junto con
la reina María de Molina, abuela del monarca.5
En 1341, cuando se le
llamaba La Puente
de los Pinos por servir el puente como aduana y control de pasajeros que circulasen
por la ruta del califato, en sus alrededores, Sierra Elvira, la Vega , Moclín,etc. el sultán
Yusuf I, su gran visir Ridwan y el general de "los defensores de la
fe", Ozmín, intentaron hacer caer a las tropas del rey castellano en
alguna trampa, para obligarle a levantar el asedio a Alcalá la Real , según se describe en la
documentada novela histórica "El escudo nazarí", obra del escritor
alcalaíno Emilio Sánchez.
Llegamos a Pinos, donde fuimos recibidos en la calle Real por el ayuntamiento de Pinos representado por el alcalde y miembros de la corporación ( concejales de Servicios, Urbanismo y Bienestar Social) así como el concejal de Cultura y Universidad de Alcalá Rafael Hinojosa Serrano. Con un solemne protocolo en la sala de Plenos, el alcalde de la ciudad granadina nos dio la bienvenida, marcó los lazos de amistad e historia entre los dos pueblos, y, a continuación intervino el futuro cronista Manuel Martín redundando en las costumbre de Pinos; en nombre de la Asociación Huerta de Capuchinos manifesté mi agradecimiento por la colaboración y buen recibimiento que habíamos disfrutado, al mismo tiempo que le dí las gracias a ello y al concejal . Rafael Hinojosa por su labor de apoyo durante su dos legislaturas en el ayuntamiento alcalaíno a través de los programas de Intermunicipios. Intervino el concejal expresando su labor a través de las distintas áreas y programas de su concejalía, dando gracias por el apoyo de Pinos y mostrando el carácter modélico de la Asociación con nuestra labor culural merecedora del premio de Cultura ( tuvo un lapsus y nos concedió el Hércules, lo que pasó desapercibido). A través de una plaza jalonada por una iglesia y algunas casas modernistas , llegamos a la posada donde se alojó Cristóbal Colón, donde el cronista nos ilustró sobre el paso del almirante antes de su paso y pudimos presenciar las salas de este Centro de Información sobre las posadas y postas de control así como alguna muestra museística de Pinos. Por los folletos recogemos : "·
En la única ruta entre Granada y ciudades como Alcalá
la Real o
Córdoba. Se trata del edificio más antiguo de la localidad y el único con esta
tipología en la provincia de Granada, del que actualmente se tiel centro se ubica en la Antigua Posada del Puente, lugar de descanso ene constancia,
por lo que ha pasado a formar parte del Catálogo General del Patrimonio
Artístico de Andalucía. Tras la espectacular y laboriosa rehabilitación llevada
a cabo en el inmueble, el Centro funciona además como oficina turística y como
centro cultural ya que alberga también, una sala de exposiciones en la planta
superior.
En sus instalaciones también se ofrece información de
otras muchas otras rutas de interés cultural y turístico que pasan por este
punto estratégico como son el Camino mozárabe de Santiago, Entre campos de marjales de cebolletas, espárragos, alfalfa, patatas y unos caminos de terrizo blanco lindando con acequias y tras pasar el río Velillos llegamos a Ánzola , mientras divisábamos a Casas Nuevas y Zujaira. Nos detuvimos en ella y contemplamos su ermita y proseguimos el camio de unos cinco Kilómetros a Valderrubio , en la hacienda de San Pascual- hoy una granja de cerdos- comentamos la antigua fábrica y puerto de atraque de azúcar y remolacha, luego llegamos a un lugar de carril bici, donde recitamos este poema muy adaptado para este sitio, lugar y día nublado , pero magnífico para caminar, El cielo es de ceniza.
Los árboles son blancos,
Y son negros carbones
Los rastrojos quemados.
Tiene sangre reseca
La herida del ocaso,
Y el papel incoloro
Del monte está arrugado.
El polvo del camino
Se esconde en los barrancos,
Están las fuentes turbias
Y quietos los remansos.
Suena en un gris rojizo
La esquila del rebaño,
Y la noria materna
Acabó su rosario.
Y son negros carbones
Los rastrojos quemados.
Tiene sangre reseca
La herida del ocaso,
Y el papel incoloro
Del monte está arrugado.
El polvo del camino
Se esconde en los barrancos,
Están las fuentes turbias
Y quietos los remansos.
Suena en un gris rojizo
La esquila del rebaño,
Y la noria materna
Acabó su rosario.
El cielo es de ceniza,
Los árboles son blancos.
Los árboles son blancos.
Llegamos a Valderrubio ey allí nos acompañaron los concejales de Pinos y entramos a la casa del padre de García Lorca, su salón de estar, sus dormitorios, su cocina con la`presencia de Federico en su alma mágica, los graneros y la maravilloso película sobre la poesía de la infancia y adolescencia, las habitaciones de los granjeros, las trojas y cámaras.....maravillosa experiencia el recitado tras el pasaje fílmico: Verde que te quiero verde por Rosi Viboras
Verde, que te quiero verde
Verde, que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
Y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
Ella sueña en su baranda,
Verde carne, pelo verde,
Con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
Y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
Ella sueña en su baranda,
Verde carne, pelo verde,
Con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
Las cosas la están mirando
Y ella no puede mirarlas.
Las cosas la están mirando
Y ella no puede mirarlas.
Verde, que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha
Vienen con el pez de sombra
Que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
Con la lija de sus ramas,
Y el monte, gato garduño,
Eriza sus pitas agrias.
Pero, ¿quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
Verde carne, pelo verde,
Sonando en la mar amarga.
Grandes estrellas de escarcha
Vienen con el pez de sombra
Que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
Con la lija de sus ramas,
Y el monte, gato garduño,
Eriza sus pitas agrias.
Pero, ¿quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
Verde carne, pelo verde,
Sonando en la mar amarga.
-Compadre, quiero cambiar
Mi caballo por su casa,
Mi montaña por su espejo,
Mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
Desde los puertos de Cabra.
-Si yo pudiera, mocito,
Este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo
Ni mi casa es ya mi casa.
-Compadre, quiero morir
Decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
Con las sábanas de Holanda.
¿No ves la herida que tengo
Desde el pecho a la garganta?
-Trescientas rosas morenas
Lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
Alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
Ni mi casa es ya mi casa.
-Dejadme subir al menos
Hasta las altas barandas,
¡Dejadme subir!, dejadme,
Hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
Por donde retumba el agua.
Mi caballo por su casa,
Mi montaña por su espejo,
Mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
Desde los puertos de Cabra.
-Si yo pudiera, mocito,
Este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo
Ni mi casa es ya mi casa.
-Compadre, quiero morir
Decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
Con las sábanas de Holanda.
¿No ves la herida que tengo
Desde el pecho a la garganta?
-Trescientas rosas morenas
Lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
Alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
Ni mi casa es ya mi casa.
-Dejadme subir al menos
Hasta las altas barandas,
¡Dejadme subir!, dejadme,
Hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
Por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
Hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
Farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
Herían la madrugada.
Hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
Farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
Herían la madrugada.
Verde, que te quiero verde,
Verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
En la boca un raro gusto
De hiel, de menta y de albahaca.
-¡Compadre! ¿Dónde está, dime,
Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
Cara fresca, negro pelo,
En esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
Se mecía la gitana.
Verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
En la boca un raro gusto
De hiel, de menta y de albahaca.
-¡Compadre! ¿Dónde está, dime,
Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
Cara fresca, negro pelo,
En esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
Se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
Con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
La sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
Como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
En la puerta golpeaban.
Verde, que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
Con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
La sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
Como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
En la puerta golpeaban.
Verde, que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
por mi parte Sobre el monte pelado
Sobre el monte pelado,
Un calvario.
Agua clara
Y olivos centenarios.
Por las callejas
Hombres embozados,
Y en las torres
Veletas girando.
Eternamente
Girando.
¡Oh, pueblo perdido,
Un calvario.
Agua clara
Y olivos centenarios.
Por las callejas
Hombres embozados,
Y en las torres
Veletas girando.
Eternamente
Girando.
¡Oh, pueblo perdido,
un pueblo andaluz
Genail entre aplausos Manolo Martín con La casada infiel
Y que yo me la llevé al río
Y que yo me la llevé al río
Creyendo que era mozuela,
Pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
Y casi por compromiso.
Creyendo que era mozuela,
Pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
Y casi por compromiso.
Fue la noche de Santiago
Y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
Y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
Toqué sus pechos dormidos,
Y se me abrieron de pronto
Como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
Me sonaba en el oído
Como una pieza de seda
Rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
Los árboles han crecido,
Y un horizonte de perros
Ladra muy lejos del río.
Y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
Y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
Toqué sus pechos dormidos,
Y se me abrieron de pronto
Como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
Me sonaba en el oído
Como una pieza de seda
Rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
Los árboles han crecido,
Y un horizonte de perros
Ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
Los juncos y los espinos,
Bajo su mata de pelo
Hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revólver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
Tienen el cutis tan fino,
Ni los cristales con luna
Relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
Como peces sorprendidos,
La mitad llenos de lumbre,
La mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
El mejor de los caminos,
Montado en potra de nácar
Sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
Las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
Me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
Yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
Las espadas de los lirios.
Los juncos y los espinos,
Bajo su mata de pelo
Hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revólver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
Tienen el cutis tan fino,
Ni los cristales con luna
Relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
Como peces sorprendidos,
La mitad llenos de lumbre,
La mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
El mejor de los caminos,
Montado en potra de nácar
Sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
Las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
Me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
Yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
Las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
Grande, de raso pajizo,
Y no quise enamorarme
Porque teniendo marido
Me dijo que era mozuela
Cuando la llevaba al río.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
Grande, de raso pajizo,
Y no quise enamorarme
Porque teniendo marido
Me dijo que era mozuela
Cuando la llevaba al río.
A las cinco , a la cinco en punto de la tarde ( más bien un cuarto de hora más) nos dirigimos recitando coralmente la cornada y muerte Ignacio Sánchez Mejías, mientras no dirigíamos a Fuente Vaqueros. Allí, nos recibió la concejala Paqui Santaella y nos sirvió de anfitriona de la Casa Natal de Federio. Contemplamos sus salón de estar, cocina, dormitorio y salas de cámara destinadas a exposiciones itinerantes y temporada, fotografía de rigor en el patio con el busto de Federico y compra de algunos recuerdos. Volvimos cantando hasta nuestra ciudad. Anda Jaelo, la Tarara, Zorongo, Los cuatros muleros y dejamos aparte Nanas y Tres morillas, porque solo se los había el que suscribe.
Por la música ambiente se escapó el himno de la Morenita, recordando la romería que han emprendido nuestros vecinos. Mientras Antoñita Pleguezuelo recitó el bello poema
La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
Mueve la luna sus brazos
Y enseña, lúbrica y pura,
Sus senos de duro estaño.
-Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
Harían con tu corazón
Collares y anillos blancos.
-Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
Te encontrarán sobre el yunque
Con los ojillos cerrados.
Con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
Mueve la luna sus brazos
Y enseña, lúbrica y pura,
Sus senos de duro estaño.
-Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
Harían con tu corazón
Collares y anillos blancos.
-Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
Te encontrarán sobre el yunque
Con los ojillos cerrados.
-Huye luna, luna, luna,
Que ya siento sus caballos.
-Niño, déjame, no pises
Mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
Tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
Tiene los ojos cerrados.
Que ya siento sus caballos.
-Niño, déjame, no pises
Mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
Tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
Tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
Bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
Y los ojos entornados.
Bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
Y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡Ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
Con un niño de la mano.
¡Ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
Con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran
Dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.Dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
y terminamos con canciones populares de Lorca sin darnos cuenta que había llegado la partida en la calle Figueras.
Muchas gracias a Ayuntamiento de Pinos por su organización de las visitas, especialmente a concejales de la ruta, a Paqui Santaella, concejala de Bienestar y al concejal de Alcalá lla Real Rafael Hinojosa y a todos vosotros que leeis y habéis hecho la ruta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario