No
hay canto de gozo y mayor gloria,
Que
el pregón de la salvifica victoria.
No
hay alegría más exultante y ufana
Que
hallar la tumba sin muerto y vana.
Ni
sábado, por todos más esperado,
Que el
de Cristo a su amigos anunciado.
Ni hay luz que más brille y reluzca
Que
el cirio blanco de la noche oscura.
No
hay campana que más toquen y suenen,
Que
las que callan en Sábado y
Viernes.
No hay ermita
con la más blanca luz
Que do resucita el Cristo de la Salud.
No hay otro coro
que con el cante apabulla,
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