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sábado, 21 de marzo de 2015

SOBRE LA HISTORIA DEL SEÑOR DEL ECCE- HOMO Y JESÚS EN LA COLUMNA


            Años atrás, organizamos una muestra de la vida de la hermandad en uno de los salones de la Casa de Pineda, alcanzando un gran éxito de público por parte del pueblo de Alcalá.  Se realizó con motivo de la IV Concentración Romano-Judía de Alcalá la Real, fue en 1907,  y  acudieron muchos grupos de romanos y  cofradías de la región relacionadas con los judíos, publicamos un libro y un vídeo de la hermandad y otro de la  concentración;  tuvimos la suerte de contar con muchas personas y cofradías alcalaínas para su organización y aquel acontecimiento cultural fue un éxito de público y convocatoria para el pueblo de Alcalá la Real: unos fueron miembros de la hermandad; a otros aquellos actos les sirvieron de acicate para asociarse con nosotros.
  Nunca podremos olvidar dos personas que  compartieron con la hermandad aquellas vivencias tan entrañables que nos hicieron revivir el  pasado y  nos lo presentaron para las generaciones futuras. Por un lado, Juan Cano  Valverde, excelente coleccionista, nos brindó las imágenes de su archivo fotográfico para llevar a cabo la exposición. Al mismo tiempo que  nos donó  todos los documentos gráficos

para la futura Casa de Hermandad. Nunca podremos dejar pasar por alto esta muestra de generosidad  con nosotros que quiso sellar con el acto de convertirse en hermano de esta asociación religiosa. En los calores de este último agosto, nos dejó; ya no podremos disfrutar su sabio consejo, pero su espíritu aleteará en todos los momentos cuando acudamos a buscar la foto de antaño para colocarla en los programas.
La segunda persona, que nos dejó una huella indeleble, fue  Juan Vega Cano, siempre nos animó a realizar aquella muestra, abrió su casa, acudió con nosotros a las reuniones previas, a los contactos con algunas ciudades a pesar de su avanzada edad, aportó su saber y su  tesoro patrimonial a la hora de diseñar: la disciplinas, ropas,  y caretas de los antiguos hermanos. El día de la Concentración, parecía un capitán general más que un capitán de judíos,  junto con el secretario José Serrano, en aquella tribuna que levantamos en los Álamos. Lo echaremos de menos cuando su hijo Juan Antonio cante la Semana Santa Local en el pregón del Viernes de Dolores de 2008, en la lumbrá de San José, en la  mañana del Viernes Santo, qué digo, en toda la Semana Santa, y en casi todos los días que huelen a pestiño o redoblan los tambores de sonido ronco. Su consejo, de seguro, que en el patio de su casa se hace realidad, en cada una de las juntas directivas.         

ESTRAMBOTE. UN CRUCIFICADO PARA EL PASO DE LONGINOS.

Una novedad queremos ofrecer este año en Semana Santa es el paso del Crucificado, ligado al paso de  EL LONGINOS. Con  este motivo se ha encargado la talla de un Crucificado en los talleres Arte Martínez, de la ciudad  de Horche ( Guadalajara).  La imagen refleja el momento final de la muerte de Cristo, cuando  Jesús lanza su último gemido y lamento “ !Dios mío, Dios Mío, por qué me has abandonado¡”. Es decir, es una imagen de un Cristo de la Expiración, que completará nuestros cuadros, gallardetes, láminas y enseres semanasanteros.  El cuerpo de Cristo alcanza un metro de altura y , viene provisto de INRI, todo de madera con cruz redonda en forma de leño. El paso del Cristo  Crucificado acompañaba, desde tiempo inmemorial, la mañana del Viernes Santo a la Cuadrilla del  Señor del Ecce-Homo, y, por aquellos tiempos, existía una cuadrilla de Santo Cristo Crucificado, sita en el convento de de Nuestra Señora de Consolación, y estaba relacionada con la hermandad del Señor de la Oración de Huerto.
Es verdad que nuestra hermandad conocida popularmente de “los Judíos” atrajo dentro de su seno hasta tres  hermandades. la del Ecce-Homo, la del Señor de la Columna y los pasos de la tarde del Miércoles Santos ligados con la Oración del Huerto y la Humildad. Por eso, basándonos en los estatutos de esta hermandad  de 1751, es muy interesante que recordemos las características de esta hermandad del Crucificado. En concreto, tenía una imagen del Cristo Crucificado, iba acompañada de banderola, gente (cincuenta hermanos: cuarenta con cirio y diez con el gallardete que han de sacar el Cristo, horquillas y clavo).  y cera “ con la mejor decencia”,  ofrecía el servicio de culto y enterramiento a las almas de los hermanos fallecidos en el Convento; estos a su vez,  disfrutaban del derecho del pendón de la hermanad del Cristo de la Humildad en los entierros; sus reglas eran serias, propias de una hermandad de silencio ( “ningún hermano ha de llevar  en la de procesión zapatos ni coleto ni cinto ni han de armar alborotos en dicha procesión ni en parte alguna  y , si lo hicieren, ha de poder esta hermandad borrarlo de ella y que no se tenga por hermano”); sirva de ejemplo el mantenimiento de la dirección del itinerario de la procesión con este artículo “que cualquier hermano que le toque el gallardete, insignia de esta hermandad, ha de llevar por las calles correspondientes en derechura a este convento sin sacarlo por otras”; los hijos tenían prioridad en la vacante de los 50 hermanos;  el sorteo era anual en la tarde del Miércoles  Santo  y la procesión salía de la Casa del hermano mayor con las luces encendidas,  y se  ocupaban los puestos por antigüedad y, en el último lugar  portando el gallardete el hermano entrante la borla de la izquierda; no se permitía refresco alguno; el quórum era de doce hermanos,  no se podía repetir de hermano mayor hasta completar la rueda de todos los hermanos por sorteo; los demannderos, notarios y  personas de confianza para recibir hermanos y dar validez a los actos  se llamaban “padres de ánimas”; todo esto se firmaba ante el prior del convento y el escribano Juan Huyeres Hinojosa.
Bella lección para la organización de esta imagen nueva que ya solicitó el buen Capitán Juan  Vega  y esperamos que sirva de  muestra de concordia y amor  para todos los hermanos.


Francisco Martín Rosales         



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