A lo largo del siglo XVIII, se
va producir un aumento importante de población y asentamiento de nuevos colonos
.La roturación de los campos y el contínuo aumento de población y poblamiento a
través de casas rurales y albergues dieron lugar a que se nombraran dos alcaldes
ordinarios o ministros del corregidor Nicolás Manzano para guardar los montes y
plantíos y aplicar las órdenes que competía por real jurisdicción al corregidor. No obstante, en el 1747, la
ciudad de Alcalá no veía muy adecuados aquellos
cargos por el peligro de independencia y
usurpación de privilegios que le había concedidos en años anteriores.
Aún más teniendo en cuenta los conatos de independencia de la villa del
Castillo de Locubín, pronto hizo desaparecer a dichos cargos. Relacionado con
esta política municipal de Alcalá, el
enterramiento se lleva a cabo en la parroquia de santo Domingo de Silos, de
donde depende dicha ermita hasta que en el año 1770 se separa, primero como
ayuda de parroquia, y , más tarde, se convierte en parroquia. El cura además de
sus funciones de decir misa, cobrar los diezmos y hacer las fiesta y
aniversarios, era la persona leal ante la que se hacían los testamentos
nuncaptivos, colaboraba con la elaboraciones de padrones y censos y servía de
correo de muchos asuntos públicos[1].
En 1764, tenía 171 vecinos. Poco a
poco, el cultivo de sus vegas, la ganadería, la roturación de nuevas tierras y
la licencia contínua de albergues para agricultores, carboneros,y pastores va a dar lugar al aumento de su
población. Sin embargo, en el año 1768, va a suponer un cambio radical para el
nacimiento de la nueva villa. A ello hay que añadir los dos molinos, el batán,
la propia ermita y las antiguas casas de los cortijos de la familia de los
Cabrera y Montemolín. Hay que pensar que la mayoría de los vecinos eran
jornaleros sin yunta, salvo un grupo pequeño de labradores yunteros y
ganaderos, que impidieron la ejecución de las reformas agrarias basadas en el
repartimiento de zonas baldías y comunales ordenadas por la nueva política
de Carlos III. Así lo manifestaban los propios vecinos en el año 1799:
Verdad es Señor que, tratando
este asunto desde principios, hallándose todo el circuito de la Población baldío e
inculto, había tiempo de treinta años que aumentándose aquel vecindario de Labradores puramente, y
trbajadores del campo, solicitaron encarecidamente que la Junta de Propios,
atemperándose a las actuales circunstancias , les concediese tierras en que
ocupar aquellas Manos laboriosas, que no tenían ocupación y destino, y que, por
una consecuenia indefectible, habían de venir a ser unos delinquentes, debiendo
contribuir a el mejoramiento y beneficio del Público y del Reyno, pero
haciéndose la Junta
insensible a sus reclamaciones e instancias , no tomó determinación alguna
sobre aquellos particulares, pero los caballeros regidores que veían aproximarse
aquellas fatales consequencias, en repetidas ocasiones, dieron facultades para
lograr algunas suertes en distintos parajes, y luego pudieron componer con
buenos modos que aquellas tierras se pusiesen en el Recudimiento como dadas por la Junta. De estos estos
principios siguió el que con los fomentos de este nuebo arbitrio principiasen
los vecinos a fabricar casas y varrios enteros , y están continuando sin cesar
hasta tal grado que ha hecho una población de bastante consideración, y por lo
mismo se siguieron y continuaron las siembras en unas sierras criadas por Dios
para este efecto, respecto a la abundancia con que producen [2]
En el
año 1782, hubo una fuerte protesta por el reparto de tierras, que tuvo lugar el
año comentado anteriormente de 1768, ya que cincuenta y dos braceros y
labradores protestaban de que ellos, siendo labradores de una dos y tres
yuntas, nos se las había otorgado tierras por razones de claro favoritismo del
alcalde pedáneo Florencio Jiménez, que había informado negativamente en el
proceso de selección de los jornaleros, al mismo tiempo denuncian los intereses
de ganaderos que habían adquirido tierras e impedido el reparto y se había
repartido el mismo y otros propietarios tierras que les correspondían, mientras
otros terrenos se encotraban todavía sin repartir como en Navasequilla. Su
petición no era ya a estas alturas descabellada tan sólo solicitaban tres
fanegas por labrador frente a las ocho que se habían repartido en 1768.
Posteriormente , se producen una serie de repartimientos ilegales entre los
vecinos y los corregidores, comentado anteriormente, que dio lugar a una
revisión de la política por parte del cabildo alcalaíno, implicando a los corregidores
a que cambiaran su postura transigente, moderada e, incluso, en connivencia con
los habitantes de Frailes. Los intereses de los ganaderos primaron a los de los
campesinos y
el Ayuntamiento, los Jueces y
Juristas y algunos criadores de muy cortas especies de Ganado protegidos por
algunos oficiales de la
República , les han mobido tantas denuncias y causas, que
sería imposible recopilarlas de las que tiene V.A, en pleno conocimiento,
pues que en orden de tantos recurso y de los dilatados y apasionados informes, ha
tenido bien darle comisión a don José María de León para que arregle el asunto
de nuebos rompimientos, cuyo nombramiento
hecho en una persona de irreprensible conducta, ha sido repugnado y
resistido por el Ayuntamiento.
El comisionado del intendente de
Jaén tampoco
gozó de beneplácito del ayuntamiento alcalaíno que lo acusaba de malversación
de fondos y usurpación de poder, enriqueciéndose con la distribuición de las
tierras de los nuevos colonos mediante el cobro de una cuota. Si a esto se
sumaba que los tres ganaderos de ganado caprino el el fraile secularizado
Franciosco Merino, Estebán Alvarez y Antonio López de Castilla, pretendía pasar
porlos mismos sitios con su millar de
cabezas, la situación no podía ser más conflictiva atendiendo al poco número
frente a las demandas sociales.
En los finales del siglo XVIII
desde el 1798 al 1800, provocan una roturación enorme de montes, desmontándolos
y apropiándose ilegalmente hasta tal punto que se producen numerosos conflictos
entre los regidores locales y los nuevos rompedores de tierras, llegando a
encarcelar algunos vecinos. El momento más conflictivo tuvo lugar en el año
1799, porque la población se enfrenta directamente con todas las medidas que
provienen de la ciudad, alineada con los intereses de los tres ganaderos. Así
un amplio grupo de cuaretna y ocho
vecinos en el 28 de octubre, 19
en el mes de noviembre y dos en el mes de enero de 1800 se dirigen a la Corona , eponiendole la
situación. Dignos de estacar son los
siguientes párrafos:
Bien notorios son las denuncias
y persecuciones que han sufrido, y están sufriendo los infelices
labradores de dicha Población nuebamente
estendida y aumentada con estraordinaria capacidad de pocos años a esta parte,
consistiendo su delito en usar y aprobechar de común acuerdo su suelo natural
con las siembras que es común su aprobechamiento, cuyo arbiitrio tomado por una
urgencia natural ha sido suficiente mantener una considerable porción de
honrados vecinos que sin este auxilio hubieran perecido
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