IV. FE DE ROMERO
(I PARTE DEL PREGÓN DE LA VIRGEN DE LA CABEZA
Alcalá
la Real, abril 2001. Francisco
Martín Rosales)Se comenzó con el Himno de la Virgen de la Cabeza ( interpretó el Grupo de música y el coro). Luego estas fueron mis primeras palabras:
Señora de la Cabeza,
María, que Dios te salve,
Alcázar e
Inmaculada,
De gozos se
llena el aire.
Guadalupe y
Fuensanta
De nuestros campos y valles.
Flor de las
verdes praderas,
Capilla,
Tíscar y Carmen ,
Desde el
Yelmo hasta Mágina
Llena de gracia y
donaire.
Cuando la saeta canta:
“Rosario,
tu no te espantes,
que tu Hijo
resucita,
al caer la
negra tarde”
El
Guadalquivir responde
en medio de los trigales:
que el Señor está
contigo,
hortelana de
bondades,
Cuando los romeros van
Al Cabezo itinerantes,
Recoge todas
las súplicas
De tu pueblo
caminante.
Cuando
Coronada estás
A las
faldas de Torafe,
Bendita
entre las mujeres,
Dichosa
y feliz te llamen.
Da consuelo en los Dolores.
Y alumbra en las Soledades.
Sé Pastora de la paz,
Concordia de los hogares,
Milagrosa de serranos,
Labradora de
olivares,
Y bendito sea el fruto
Que
en tu seno engendraste.
En esta noche, María,
La hermandad quiere rogarte
Que nos
perdone tu Hijo,
Por si no
sabe aclamarte,
Y
ayudes al pregonero
en este
preciso instante.
Señora
de la Cabeza,
De
Jaén, Patrona y Madre.
En primer lugar, manifesté mi más cordial saludo y
agradecimiento n a todos los hermanos de
la Virgen de la Cabeza de Alcalá la Real,
por haber tenido la gentileza de haberme nombrado pregonero de todas vuestros
cultos, romería y fiestas que iban a celebrar a lo largo del mes de abril y mayo.
No hubo en la historia de Andalucía
una hermandad que más calara en el
pueblo que la Virgen de Cabeza.
Cervantes no la nombró por gusto en su novela del Persiles y Segismunda, ni tampoco pasó por alto para tantos
escritores como Lope de Vega, y poetas anónimos de la literatura popular entre
las que nos encontramos al alcalaíno Lucas de Moya. Por eso. el amor a la
imagen de la Morenita se merece en desmesura que la Junta de Andalucía la haya
concedido una de las Medallas de nuestra
Tierra del Sur. Enhorabuena a todos los cofrades de esta ancestral cofradía,
la más antigua del legado cofrade
alcalaíno por lo que os corresponde de vuestra perseverancia y constancia en el
amor a la Virgen del Cabezo.
Mi pregón quise enfocarlo,
en aquella noche, con tres razones de
arraigo popular, que, a la vez se me
enredan en el túnel del tiempo. Quise transformarme en tres romeros de tres momentos históricos de nuestra cofradía por estas tres
razones Son tres razones
por la que me siento copartícipe
con todos los hermanos. Son unas vivencias del ayer, pero que se arraigan en
el momento actual y se han mantenido
gracias a los hombres que aman a la
Morenita Y quiero recogerlas de los versos de
una famosa poetisa María del Pilar Contreras, cuando cantaba a
principios de siglo a la Virgen de la Cabeza con motivo de los Juegos Florales
del año 1909:
Visten
de gala los pueblos,
En las andaluzas tierras,
Cuando
la fiesta anual
De la Virgen se celebra
I
LA
FE DEL ROMERO
I. Y a continuación , expone la
primera razón del amor a la Virgen de la Cabeza:
porque
en las almas creyentes .
incólume se conserva
la
fe en la divina imagen
aparecida en la sierra.
Esta fe que se plasma en una profunda transformación de los primeros romeros de la vida de NUESTRA cofradía. Y a mi me gustaría convertirme en un romero
de aquellos que LA fundaron. .Corrían el
año del 1561. Un puñado de laboriosos
agricultores y ganaderos, gente del campo, se reunían en la iglesia de san
Marcos y acordaban formar aquella
asociación religiosa, que tenía como luz y guía la Virgen de la Cabeza. Eran
otros Juanes de Rivas que laboraban los
extensos campos alcalaínos con sus
yuntas de bueyes, y con sus
manadas apacentaban los Cerros del Camello, de la dehesa de Mures, de
Navasequilla o de la sierra de san
Pedro. Sabían que, en primavera, la Virgen se apareció, siglos antes, a un
pastor que, de seguro, había contactado con algunos de estos antepasados
transhumantes. Debieron escuchar la voz
de la campana que cantaba de esta manera
Guardia Castellanos:
Yo de san Marcos soy la campana,
La
más humilde, modesta y llana
De
cuantas tiene la cristiandad.
Durante
el año callada y muda
Ni
un solo instante mi voz aguda
Turba
el reposo de la ciudad,
Mas, cuando llega de mi patrono
La
renombrada festividad,
Me
envalentono,
Y
desechando mi encogimiento,
Y soy proclama que esparce el viento
Del
territorio por el confín.
Mas
cuando siento más energía
Y
al cielo atruena mi voz de hierro,
Es
cuando asoma la luz del día
En
el que debe la cofradía
Que
en pie sostiene la ermita mía,
Volver
al Cerro.
Y
en mi espadaña toca que toca,
Sugestionada
por su grandeza,
Grito
yo loca:
¡Viva
la Virgen de la Cabeza!
Acudieron a su toque los
primeros romeros, como el pastor de
Colomera, y fueron convocados para ver a
la Virgen Morenita. Nombraron su primer
hermano mayor, por cierto lo llamaban prioste. Fue Aparicio Martínez de Colomo
. Y años más tarde recayó en Juan de
Álvaro, un hombre ligado con la abadía, pues un familiar suyo llegó a ser nada
menos que mayordomo de la Iglesia Mayor Abacial
De ahí no nos extraña que el abad Diego de Ávila diera anuencia a este
grupo de vecinos para fundar la cofradía, y lo hicieron como decían algunos
testigos por la gran devoción que
aquellos hermanos tenían a Nuestra Señora de la Cabeza. Adquirieron una
tienda de campaña para recogerse cuando fueran
a la iglesia donde estaba la imagen de Nuestra Señora, se hicieron un
estandarte y banderolas. Y con toda su familia por el camino del barranco de
los Postigo, Martos , Torredonjimeno hasta el Pilar de Moya, siguiendo por Escañuela, Arjona y
Arjonilla se encaminaron hasta el
Santuario. Deberían de estar contentos porque ellos, de seguro que
lucieron todas las obras de arte que encargaron a la familia de Pablo de
Rojas, y al padre Martínez
Montañés. todo lo mejor que se le podían
ofrecer a la Reina del Cielo, los
cetros, y el bordado del estandarte, que
ocupaba, por aquellos tiempos, el importante puesto detrás de las cofradías de Martos y Écija.. Su organización se basaba en un sistema de
rotación de cargos, el hermano mayor y los
alcaldes que se nombraban año tras año. La componían setenta y seis
hermanos que daban limosnas y una cuota de entrada de seis reales y una hacha
de cera para las procesiones. Acompañaban con la cruz de enterramiento y el
gallardete a los hermanos fallecidos. Y
lo más me llamaba la atención de esta gente, su devoción a María la tenían tan
impregnada que era su advocación preferida
hasta tal punto que contribuyeron a extender su culto en tierras
americanas como el inquisidor alcalaíno Antonio de Castro y Castillo que reedificó una capilla de
dedicada a la Señora en el año 1639.
Y así le cantaríamos a estos
hombres:
Señora de la Cabeza,
Si me volviera romero,
Cuatrocientos años ha,
Portaría yo el primero
Un gallardete bordado
Con su tarja y terciopelo.
En una cara pondría
La bendición del cielo,
Tu imagen de Morenita,
Bendiciendo a nuestro pueblo,
Y, en el fondo, entre la llave,
Orlada de leones fieros,
El abad santo Domingo
Que, a los dos, va presidiendo.
Señora de la Cabeza,
Si me volviera romero,
Cuatrocientos años ha,
No sería yo cicatero
En ofrecerte del campo
Ramas del verde romero,
Que crecen en nuestros montes
De la Martina y el Camello.
Montado sobre mi potro
Y a mis bueyes conduciendo
Todas mi familia iría
En Abril a tu Cabezo.
Señora de la Cabeza,
Si me volviera romero,
Cuatrocientos años ha,
Como un hombre pujarero,
Te traería pan y trigo,
Mijo, cáñamo y centeno
De los llanos de estas tierras,
.
Que sembré con tanto esfuerzo.
Mi mujer te ofrecería
Para ornar tu presbiterio
de tafetán bello terno,
Que de seda te tejió,
Las frías noches de invierno, .
En el telar de su casa
Con un candil ceniciento.
.Señora de la Cabeza,
si me volviera romero,
cuatrocientos años ha,
como devoto primero,
abejas de mi colmena,
porfiando en el Cepero
libarían rica miel
y cera con gran esmero,
que nunca se apagarían,
ya corrieran fuertes vientos.
Señora de la Cabeza,
Si me volviera romero,
Cuatrocientos años ha,
Cuando nació aquel genio,
Le donaría madera
De pino para tus cetros,
Do Montañés esculpiera
El pastor con sus borregos
Y, en medio, a la Virgen Santa,
Bajando desde los cielos,
Y, en sus brazos, le pondría
Al Niño Dios bendiciendo.
Señora de la Cabeza,
Si me volviera romero,
Con los sesenta cofrades,
Que, al principio, compusieron
Esta primera hermandad,
Me haría tu tamborilero,
Redoblándole a la Virgen
Con un sombrero de fieltro
Y de encajes un roquete
Que me lo compró mi abuelo.
Y a la Virgen le diría:
“Señora tu eres mi Mota,
mi peldaño para el cielo
Sin ti no tendré la meta
Que, en mi vida de romero,
Te pedía en tu ermita
De san Marcos, en aquel cerro,
Sin ti, nunca alcanzaría,
El premio de mis trabajos,
Mi cruces, tus seguimientos
Tras acabar el camino
de peregrino terreno”.
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