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sábado, 26 de abril de 2014

HACIA LA ROMERÍA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA. FE DE ROMERO


 


IV. FE DE ROMERO

(I PARTE DEL PREGÓN DE LA VIRGEN DE LA CABEZA

                  Alcalá la Real, abril  2001.  Francisco Martín Rosales)

Se comenzó con el  Himno de la Virgen de la Cabeza ( interpretó el Grupo de música y el  coro). Luego estas fueron mis primeras palabras:

 

                        Señora de la Cabeza,

                                   María, que Dios te salve,

                                   Alcázar e Inmaculada,

                                   De gozos se llena el aire.

                                   Guadalupe y Fuensanta

                                   De  nuestros campos y valles.

                                   Flor de las verdes praderas,

                                   Capilla, Tíscar y Carmen ,

                                   Desde el Yelmo hasta Mágina

                                    Llena de gracia y donaire.

                                  

Cuando la saeta canta:

                                   “Rosario, tu  no te espantes,

                                   que tu Hijo resucita,

                                   al caer la negra tarde”

                                   El Guadalquivir responde

                                   en  medio de los trigales:

                                    que el Señor está contigo,

                                    hortelana de  bondades,

                                  

Cuando los romeros van                               

Al Cabezo itinerantes,

                                   Recoge todas las súplicas

                                   De tu pueblo caminante.

                                   Cuando Coronada estás

                                   A las faldas  de Torafe,

                                  

Bendita entre las mujeres,

Dichosa y feliz te llamen.

 

Da consuelo en los Dolores.

Y alumbra en las Soledades.

Sé Pastora de la paz,

Concordia de los hogares,

Milagrosa de serranos,

Labradora  de olivares,

 

                                    Y bendito sea el fruto

                                   Que en tu seno engendraste.

                                  

En esta noche, María,

                                   La  hermandad quiere rogarte

                                   Que nos perdone tu Hijo,

                                   Por si no sabe aclamarte,

                                    Y ayudes al pregonero

                                    en este  preciso instante.

                                  

Señora de la Cabeza,

                                   De Jaén, Patrona y Madre.

 

 

 

            En primer lugar, manifesté mi más cordial saludo y agradecimiento n  a todos los hermanos de la Virgen de la Cabeza de Alcalá  la Real, por haber tenido la gentileza de haberme nombrado pregonero de todas vuestros cultos, romería y fiestas que iban a celebrar a lo largo del mes de abril  y mayo.

 

            No hubo en la historia de Andalucía una hermandad que más calara en el  pueblo  que la Virgen de Cabeza. Cervantes no la nombró por gusto en su novela del Persiles y Segismunda,  ni tampoco pasó por alto para tantos escritores como Lope de Vega, y poetas anónimos de la literatura popular entre las que nos encontramos al alcalaíno Lucas de Moya. Por eso. el amor a la imagen de la Morenita se merece en desmesura que la Junta de Andalucía la haya concedido una de las  Medallas de nuestra Tierra del Sur. Enhorabuena a todos los cofrades de esta ancestral cofradía, la  más antigua del legado cofrade alcalaíno por lo que os corresponde de vuestra perseverancia y constancia en el amor a la Virgen del Cabezo.

 

Mi pregón  quise enfocarlo, en  aquella noche, con tres razones de arraigo popular, que, a la  vez  se  me enredan en el túnel del tiempo. Quise  transformarme  en tres romeros de tres momentos  históricos de nuestra cofradía por estas tres razones  Son  tres razones  por la que me siento  copartícipe con todos los hermanos. Son unas vivencias del ayer, pero que se arraigan en el  momento actual y se han mantenido gracias  a los hombres que aman a la Morenita Y quiero recogerlas de los versos de  una famosa poetisa María del Pilar Contreras, cuando cantaba a principios de siglo a la Virgen de la Cabeza con motivo de los Juegos Florales del año 1909:

           

 

 

 

Visten de gala los pueblos,

            En las andaluzas tierras,

Cuando la fiesta anual

            De la Virgen se celebra

 

                                   I

 

                        LA FE  DEL ROMERO

 

I. Y a continuación ,  expone la primera razón del amor a la Virgen de la Cabeza:

 

porque en las almas creyentes .

            incólume se conserva

la fe en la divina imagen

            aparecida en la sierra.

                                  

 

Esta fe que se plasma en una profunda transformación  de los primeros romeros  de la vida de NUESTRA cofradía.  Y a mi me gustaría convertirme en un romero de aquellos que LA fundaron.  .Corrían el año del  1561. Un puñado de laboriosos agricultores y ganaderos, gente del campo, se reunían en la iglesia de san Marcos y acordaban formar  aquella asociación religiosa, que tenía como luz y guía la Virgen de la Cabeza. Eran otros Juanes de Rivas que  laboraban los extensos campos alcalaínos con sus  yuntas de bueyes,   y con sus manadas apacentaban los Cerros del Camello, de la dehesa de Mures, de Navasequilla o de la  sierra de san Pedro. Sabían que, en primavera, la Virgen se apareció, siglos antes, a un pastor que, de seguro, había contactado con algunos de estos antepasados transhumantes.  Debieron escuchar la voz de la campana que cantaba  de esta manera Guardia Castellanos:

                       

            Yo de san Marcos  soy la campana,

La más humilde, modesta y llana

De cuantas tiene la cristiandad.

Durante el año callada y muda

Ni un solo instante mi voz aguda

Turba el reposo de la ciudad,

 Mas, cuando llega de mi patrono

La renombrada festividad,

Me envalentono,

Y desechando mi encogimiento,

 

Y soy proclama que esparce el viento


Del territorio por el confín.

Mas cuando siento más energía

Y al cielo atruena mi voz de hierro,

Es cuando asoma la luz del día

En el que debe la cofradía

Que en pie sostiene la ermita mía,

Volver al Cerro.

Y en mi espadaña toca que toca,

Sugestionada por su grandeza,

Grito yo loca:

¡Viva la Virgen de la Cabeza!

 

Acudieron a su toque  los primeros romeros, como  el pastor de Colomera, y fueron convocados para  ver a la Virgen Morenita.  Nombraron su primer hermano mayor, por cierto lo llamaban prioste. Fue Aparicio Martínez de Colomo .  Y años más tarde recayó en Juan de Álvaro, un hombre ligado con la abadía, pues un familiar suyo llegó a ser nada menos que mayordomo de la Iglesia Mayor Abacial  De ahí no nos extraña que el abad Diego de Ávila diera anuencia a este grupo de vecinos para fundar la cofradía, y lo hicieron como decían algunos testigos por la gran devoción que aquellos hermanos tenían a Nuestra Señora de la Cabeza. Adquirieron una tienda de campaña para recogerse cuando fueran  a la iglesia donde estaba la imagen de Nuestra Señora, se hicieron un estandarte y banderolas. Y con toda su familia por el camino del barranco de los Postigo, Martos , Torredonjimeno hasta el Pilar de Moya,  siguiendo por Escañuela, Arjona y Arjonilla  se encaminaron hasta el Santuario. Deberían de estar contentos porque ellos, de seguro que lucieron  todas  las obras de arte  que encargaron a la familia de Pablo de Rojas,  y al padre Martínez Montañés.  todo lo mejor que se le podían ofrecer a la Reina del Cielo,  los cetros, y el bordado del estandarte,  que ocupaba, por aquellos tiempos, el importante puesto detrás de las cofradías  de Martos y Écija..  Su organización se basaba en un sistema de rotación de cargos, el hermano mayor y los  alcaldes que se nombraban año tras año. La componían setenta y seis hermanos que daban limosnas y una cuota de entrada de seis reales y una hacha de cera para las procesiones. Acompañaban con la cruz de enterramiento y el gallardete a los hermanos  fallecidos. Y lo más me llamaba la atención de esta gente, su devoción a María la tenían tan impregnada que era su advocación preferida  hasta tal punto que contribuyeron a extender su culto en tierras americanas como el inquisidor alcalaíno Antonio de Castro  y Castillo que reedificó una capilla de dedicada a la Señora en el año 1639. 

 

Y así le cantaríamos  a estos hombres:

 

Señora de la Cabeza,

Si me volviera romero,

Cuatrocientos años ha,

Portaría yo el primero

Un gallardete bordado

Con su tarja y terciopelo.

En una cara pondría

La bendición del cielo,

Tu imagen de Morenita,

Bendiciendo a nuestro pueblo,

Y, en el fondo, entre la llave,

Orlada de leones fieros,

El abad santo Domingo

Que, a los dos, va presidiendo.

 

Señora de la Cabeza,

Si me volviera romero,

Cuatrocientos años ha,

No sería yo cicatero

En ofrecerte del campo

Ramas del verde romero,

Que crecen en nuestros montes

De la Martina y el Camello.

Montado sobre mi potro

Y a mis bueyes conduciendo

Todas mi familia iría

En Abril a tu Cabezo.

 

Señora de la Cabeza,

Si me volviera romero,

Cuatrocientos años ha,

Como un hombre pujarero,

Te traería pan y trigo,

Mijo, cáñamo y centeno

 De los llanos de estas tierras, .

Que sembré con tanto esfuerzo.

Mi mujer  te ofrecería

Para  ornar tu presbiterio

de  tafetán bello terno,

Que de seda te tejió,

Las frías noches de invierno, .

 En el telar de su casa

Con un candil ceniciento.

 

   .Señora de la Cabeza,

si me volviera romero,

cuatrocientos años ha,

como  devoto primero,

abejas de mi colmena,

porfiando en el Cepero

libarían rica miel

y cera con  gran esmero,

que nunca se apagarían,

 ya corrieran  fuertes vientos.

 

Señora de la Cabeza,

Si me volviera romero,

 Cuatrocientos años ha,

Cuando nació aquel genio,

Le donaría madera

De pino para tus cetros,

Do Montañés esculpiera

El pastor con sus borregos

Y, en medio, a la Virgen Santa,

Bajando desde los cielos,

Y, en sus brazos, le pondría

Al Niño Dios bendiciendo.

 

Señora de la Cabeza,

Si me volviera romero,

Con los sesenta cofrades,

Que, al principio, compusieron

Esta primera hermandad,

Me haría tu tamborilero,

Redoblándole a la Virgen

Con un sombrero de fieltro

Y de encajes un roquete

Que me lo compró mi abuelo.

Y a la Virgen le diría:

“Señora tu eres mi Mota,

  mi peldaño para el cielo

Sin ti no tendré la meta

Que, en mi vida de romero,

Te pedía en tu ermita

De san Marcos, en aquel cerro,

Sin ti, nunca alcanzaría,

El premio de mis trabajos,

Mi cruces, tus seguimientos

Tras acabar el camino 

de peregrino  terreno”.

 

 

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