Archivo del blog

martes, 29 de abril de 2014

HACIA EL UNO DE MAYO. LAS SOCIEDADES OBRERAS.

ANÉCDOTAS Y NOTAS PARA ERMITA NUEVA


I LA SOCIEDADES OBRERAS. EL MOVIMIENTO PARTICIPATIVO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX. LA SOCIEDAD OBRERA LA LEALTAD DE ERMITA NUEVA


En Alcalá,a finales del siglo XIX, se había extendido el movimiento anarquista, refugiado en las aldeas a través de la difusión de algunos medios de prensa( y la llegada de algunos misioneros anarquistas), principalmente, los periódicos partidistas, que pretendían el cambio total de la sociedad con todos sus medios posibles, incluso, la violencia. Sin embargo, en Alcalá no hay constancia de ningún enfrentamiento físico ni con las autoridades ni con los patronos. Pues, acogiéndose al derecho de asociaciones, surgieron una gran cantidad de sociedades en aquella Alcalá, miedosa y controlada por los partidos turnistas.

Todas las aldeas tenían una sociedad con fin recreativo y cultural, imitando a las sociedades burguesas del Casino Primitivo o el Liberal, pero estaba claro que en el fondo pretendían ser Sociedades de resistencia. Pues el trasfondo de los organizadores eran reivindicaciones sindicales de los campesinos braceros y la formación de los obreros en nuevo sistema revolucionario que aspiraba a transformar aquella situación injusta. Al principio, tan solo se reconocieron siete (la primera ya comentada"Amigos del Trabajo de la Rábita en 1901, posteriormente la de Alcalá, que era de tendencia socialista, y, finalmente, las de la Venta de los Agramaderos, Ribera Alta y Baja, Mures y La Pedriza). La de Ermita Nueva se denominaba, por este tiempo, La Lealtad y no figuraba como legalizada. Sin embargo, el miedo a la clase pegujarera o a la enorme influencia del partido conservador que ejercía sobre los jornaleros impidieron que se legalizaran todas las demás sociedades obreras que funcionaban sin registro oficial, entre ellas la de Ermita Nueva.

Su cultura era una cultura libresca. Se basaba en que el presidente o los miembros de las distintas sociedades ubicadas, en salones de tabernas, casas particulares, alquiladas o compradas, leían pasajes de periódicos de los líderes del momento, ya fueran socialistas y anarquistas. Aquellas nuevas ideologías despertaban en los colonos, braceros o jornaleros y pequeños campesinos un deseo de romper con la ideología imperante, basada en el orden y la paz, que en el fondo encubría la injusticia de su situación. Sus principios básicos eran la revolución y la igualdad social, que cada día despertaba ya traía más adictos entre los socios de sus miembros.

La mayoría de las sociedades de las aldeas eran, al principio, anarquistas o republicanas federalistas y seguían la línea del conocido Ferrer, cuyo cuadro, según Guardia Castellano, presidía todos los centros obreros. Sus actos públicos consistían en mítines y charlas formativas, que se realizaban en estos centros susodichos y, sobre todo, en las grandes concentraciones de lugares abiertos, a donde, con sus banderas e insignias, se trasladaba cada una de las sociedades de aldeas: Generalmente, estas concentraciones eran en lugares al aire libre, donde los más aventajados exponían sus pensamientos y reivindicaciones. Este tipo de manifestaciones era también frecuente en otros muchos puntos de la provincia, -en la capital, se concentraban en la Fuente de la Peña - y se editaba el periódico del Defensor del Obrero. En Martos, Torredonjimeno y Torredelcampo los miembros de las nuevas sociedades se concentraban en el paraje de San Nicasio. La cifra de concentrados ascendía, a veces, en estos lugares a los dos mil obreros.

Para aquella sociedad conservadora, significaba un gran impacto estas sociedades que tenían una ideología laica en lo religioso y luchaban abiertamente contra la burguesía, pues el grito de las masas era tal como señalaba Guardia Castellano: ¡Muera la religión y todo el que tenga dos pesetas!

En la comarca alcalaína, también comenzó a surgir el movimiento socialista mezclado con el republicanismo, ocupando progresivamente el papel que había representado predominantemente los segundos en el siglo pasado. Los principales puntos de reunión eran en Charilla; en el cortijo de la Mesa, cerca del cortijo del Verdugo y Ermita Nueva , para que asistieran los vecinos de Santa Ana, Riberas, Ermita Nueva, Villalobos y Mures; en la Pedriza, por el dos de mayo y el uno de mayo en las Grageras, para zona de la Rábita y Fuente Álamo.

Mientras en Alcalá predominaba la corriente socialista de este fenómeno societario, en las aldeas la mayoría de los miembros suelen ser los obreros del campo que no habían adquirido formación algún, con un alto índice de analfabetismo y continuando el gran movimiento anarquista y socialista que ya se traslucía en el siglo anterior muy reivindicativo. No obstante todos estos movimientos no fueron violentos en la sociedad alcalaína salvo algunas agresiones de tipo verbal con signo anticlerical y defensa de la Primera República. Tan sólo se ocasionaron algunos momentos de violencia con relación al cobro de los impuestos en algunas aldeas y, así coincidiendo con el mes de mayo de estos primeros años de siglo, debió intervenir la fuerza pública en Valdegranada para proteger al agente ejecutivo que fue a cobrar los impuestos a los aldeanos.

Un factor que debió influir mucho en la propagación de todo este tipo de movimientos fue el contacto con los miembros de las sociedades de las campiñas, sevillana y cordobesa, y con los trabajadores de la Costa, donde en 1903, sus sociedades y agrupaciones socialistas y republicanas ya habían alcanzado actas de concejales como en Palma del Río. Muchos campesinos solían acudir a estos lugares, por la estación de la siega, y, por el otoño.

La aldea de Charilla es un claro ejemplo de esta corriente, porque manifestaban un alto índice de laicismo y prueba de ello era el cementerio civil, donde hacían su apostasía de la fe cristiana muchos vecinos; también en esta aldea se constituyó en el veintiuno de noviembre de 1903 la Sociedad de Obreros de Charilla, por cierto muy reivindicativa. Debido a que los desórdenes se multiplicaban en todo el mundo rural, esto dio lugar a que las autoridades municipales planificaran la postura a tomar ante estos enfrentamientos convocando a los alcaldes pedáneos como en Santa Ana, o a conceder bajas o dimisiones de alguno de ellos como la de José Sánchez Serrano en Charilla o José Gregorio García Alcaide en Mures. En 1905, la situación alcanzó tal cariz que, por orden de la alcaldía, llegaron a prohibirse cualquier tipo de manifestaciones en las aldeas de Charilla y Santa Ana, a pesar de que las intentonas del gobierno civil fueron importantes para solucionar la crisis laboral de los jornaleros.

La historia de muchas sociedades es un claro síntoma de una época marcada por su carácter transitorio, sin permanencia de sedes ni estabilidad de sus miembros ni su estructura. Pues, aparte de las dificultades intrínsecas derivadas de la formación de sus miembros- analfabetismo, conciencia de servilismo clientelista etc.- se añadía una gran cantidad la dificultad para su permanencia por las continuas medidas represivas y conatos de agresividad por parte de los grupos privilegiados instaurando un mecanismo de miedo contra las nuevas sociedades, mediante el cual pretendían obtener todo tipo de información y control de cualquier acto político que se apartara de sus cánones conservadores, obligando para ello a la comunicación de la celebración de las asambleas, el traslado de su sedes y la presencia de una autoridad. Así, el alcalde pedáneo, el jefe del orden público o los guardas de campo asistían a las asambleas de las sociedades con el fin de que, con su presencia y autoridad, dieran visos de la legalidad de que pudieran celebrarse, al mismo tiempo que informaban a las autoridades municipales y gubernativas acerca de las intervenciones y contenido de lo tratado en ellas. Las Sociedades iban naciendo una tras otra en cadena. Muy relacionada con la problemática del mundo rural, el catorce de noviembre de 1904 la Sociedad de Amigos de la Agricultura de Cantera Blanca reformó el reglamento, aprobado días después por el gobernador civil y, un año después, renace con el nombre de Sociedad de Agricultura de Cantera Blanca. En 1905, nació la Sociedad de La Constancia, que envió el acta de constitución y la lista de socios el dieciocho de marzo al alcalde de la ciudad.

En 1906, el ayuntamiento conservador reclamó el aumento de los miembros de la Guardia Civil, ofreciendo los propios concejales sus propios locales y aceptando, según ellos, las sugerencias de los vecinos. Pero, el motivo no era otro que "teniendo en cuenta que el movimiento social y las exigencias de la época presente aconsejan dicho aumento". Al año siguiente, todas las sociedades obreras sufrieron las medidas represivas de disolución, entre ellas La Sociedad "La Constancia" y el Centro Agrícola de Alcalá la Real.



Tras la huelga de Barcelona declarada en contra el envío de tropas a África, se produjeron varios acontecimientos que cambiaron las relaciones entre los socialistas, anarquistas y los partidos republicanos. Además, dio lugar a la represión subsiguiente que conllevó el cierre de Casas de Pueblo, (tal como se denominaban los centros de la Unión, Círculos Republicanos), apresamientos de líderes políticos y el proceso contra Ferrer. Incluso, los socialistas y republicanos acordaron formar una coalición republicano socialista que comenzó a dar sus frutos en las elecciones generales en 1910 que obtuvo 2.331 votos en el distrito de Jaén, al que pertenecía Alcalá la Real. En 1909, esta supuesta coalición manifestaba sus puntos de vista en medio de este mundo clandestino manifestado a través de cartas ocultas y anónimos, como el que recibió el diputado Rafael Abril y Lozano.

Frente a esa corriente republicana de Alcalá la Real, la de las aldeas ofrecía un tinte más obrerista. Hay constancia de que, en 1910, ya existían varias agrupaciones republicanas: La Unión Republicana de Santa Ana, cuyo principal dirigente era Eugenio Barrio Sánchez y estaba formada por ocho dirigentes; La Unión Republicana de Ribera Alta a cuyo frente estaban Fernando Torrevejano y un nutrido grupo de once afiliados; la Unión Republicana de Ribera Baja , cuyo dirigente más importante era Domingo Pérez Torrevejano y agrupaba a diez afiliados; y el Centro de la Liga Republicana de Charilla, a cuyo frente estaba Manuel Álvarez Anguiano, que se componía de ocho miembros y era de carácter obrerista, muy activa. Pero la más activa y la que provocó más problemas a las autoridades conservadoras fue la Sociedad Obrera Unión Republicana de Mures a cuyo frente está Faustino Lizana Marques.. En esta aldea de Mures, era donde estaban muy arraigados los movimientos republicanos de tendencia anarquista y tuvieron que enviarse varias parejas de guardias civiles por el mes de junio a solicitud de su alcalde de barrio y cercana a Mures, en Ermita Nueva, por su parte, por presiones de la autoridad, se disolvió la S.O. La Lealtad.



A principios de 1913, la situación debió ser alarmante, porque un gran número de braceros acudieron ante el alcalde demandándole trabajo y pidiéndole ayuda para sus familias. El alcalde no pudo ofrecer sino las gestiones con el Gobernador Civil para que le indicara la forma de socorrerlos. Durante estos años, la situación debió ser tensa pues se enviaron parejas de las Guardia Civil a diversas aldeas, entre ellas de Santa Ana, Mures, y Ermita Nueva con motivo de las fiestas o acompañando al agente ejecutivo para cobrar los impuestos y tratar de que no se alterara el orden público. Acabada la temporada de aceituna por el mes de febrero, de nuevo los braceros exigieron al gobernador que les permitiera salir fuera de Alcalá. golpe sufrido por el republicanismo debilitó a los dirigentes locales de la Unión Republicana hasta tal punto que pocas noticias se refieren a sus actividades durante estos años. Pablo Batmala se dedicó intensamente a sus negocios, y, por este tiempo, solicitó al gobierno civil un guarda particular, al que mantuvo posteriormente como arrendatario y encargado: José Valverde Pérez. Son los tiempos en los que el cronista Guardia Castellano cantaba:



¿Concejalitos de hoy día

los de las sesiones plácidas,

que os bañáis en el ambiente

de una paz octaviana;

los de sedantes acuerdos

y discusiones seráficas,

¿Qués sabéis vosotros, míseros,

lo que son tortas pintadas?


Además, el predominio de los gobiernos conservadores locales cortaba de raíz cualquier tipo de inquietud ajena a estos ideales. Por eso, la S.O. Amantes del Progreso se le requirió que reintegrase toda la documentación al gobierno civil el uno de enero de 1916; poco después la segunda reprimenda recayó, el cinco de mayo, en la agrupación socialista de Cantera Blanca.


Añadir leyenda
La conciencia social de los trabajadores del campo y de las aldeas aumentaba, año tras año, en la comarca alcalaína. Obligados por la situación de miseria y abandono, en estos núcleos aldeanos de baja productividad de la tierra y con gran número de pequeños minifundistas y braceros, estos hicieron renacer, con mayor fuerza y afiliación, estas sociedades obreras que luchaban, al menos, a favor de sus reivindicaciones, concretadas en un digno jornal para paliar el hambre de aquellos años de principios de siglo. En su nuevo renacimiento, continuaron la misma línea que combatía la derecha conservadora con la creación de sociedades con el doble objetivo de defensas de intereses agrícolas y fines recreativos o sociales, como la aprobada por el gobierno civil el nueve de mayo de 1916 con el nombre Sociedad Mixta Agrícola y de recreo El Porvenir de la Hortichuela.

En el casco de la población, en 1915 la organización obrera ugetista Agricultores debió renacer tras la política agresiva de los conservadores y fue la pionera en este nuevo contexto. En Charilla, se formó una comisión de trabajadores a principios de marzo que visitó al alcalde para solicitar que colocaran a sus compañeros d trabajos ante la precaria situación y pudieran darle de comer a las familias. No hubo más remedio que el propia alcalde pedáneo de la aldea junto con los mayores contribuyentes proporcionaran trabajo hasta que vinieran mejores tiempos. Y, como medida conservadora, la Asociación de la Caridad invirtió todos sus fondos para poder solucionar un conflicto inminente.

La situación se complicó a partir del año 1916, cuando hubo una gran crisis de subsistencia comarcal y provincial, de tal modo que el gobernador civil obligó, por el mes de noviembre, a recoger grano para abastecer a Alcaudete y Castillo entre todos los fondos que existían en la comarca. El clima debió ser conflictivo, porque por la autoridad gubernativa se previno ante la convocatoria de posibles mítines y manifestaciones populares. Estos se concretaron en nuestra comarca para el día dieciocho de diciembre. Para afrontarlos, el gobierno civil envió un bando que desarrollaba una serie de medidas coercitivas que trataban de impedir la alteración del orden y al mismo tiempo procuraban restringir la protesta. Probablemente, esta huelga de diciembre responda a los parados generalizados que se habían dado en toda la provincia de Jaén por la situación penosa que atravesaban los jornaleros, parados y hambrientos ocasionada por los temporales de lluvias y por la excesiva subida de precios.

El gobierno local emprendió una serie de medidas para solucionar el conflicto social. Algunas obras públicas paliaron la situación agrícola como la construcción del enlace entre la carretera de Monturque y la Rábita o el camino vecinal de Ermita Nueva y, también, se solicitó a los diputados de la provincia para que propusieran el arreglo de la Nacional de Alcaudete-Granada. Curiosamente, por primera vez, se observa una preocupación política por las denuncias de los accidentes de trabajo, pero la articulación de los movimientos sociales no estaba claramente definida. Por un lado se ofrecía el nacimiento de las asociaciones obreristas, pero por otro lado, los defensores de los patronos, ni siquiera estaban representados por la Comunidad de Labradores.

En 1917, la situación es, en algunas ocasiones, bastante tensa, a lo que hay que añadir el mal clima internacional y nacional. En Alcalá, a principios del mes de mayo, para prevenir la situación, se enviaron miembros de la benemérita a las aldeas de la Rábita (27 abril), Grageras (uno de mayo), Hortichuela (tres de mayo), Valdegranada ( cinco), Charilla ( nueve), Ermita Nueva y Caserías ( por esta misma fecha) y Mures ( diez de mayo). El Gobernador Civil envió una circular a Alcalá por veintiocho del mes de mayo, para que se prohibieran todas las manifestaciones, que se estaban gestionando por las sociedades obreras. Incluso, en Alcalá, se recogieron los ejemplares del periódico "El Socialista" por el mes de julio desde la misma oficina de correos. En este año, se propusieron varias escuelas, una para el grupo de aldeas de Grageras, Fuente Álamo y la Rábita, otra para Mures, y otra para Ermita Nueva. Fruto de estas planificaciones en 1922 se crearon las escuelas de Fuente Álamo, Ermita Nueva y Mures y muchos recuerdan que, por estos años, tuvieron un gran impacto la formación de los adultos en las aldeas.

En 1918 fue un año de huelgas en muchas zonas de la provincia, que tuvieron su réplica correspondiente en la comarca alcalaína. El auge de algunas Sociedades era importante, pues la Sociedad Agrícola Industrial "Amigos del Progreso" de Santa Ana solicitó por el mes de agosto edificar una casa para su sede junto a la iglesia de la aldea, pero las autoridades no estaban por la labor, ya que no les concedieron permiso alguno.

En 1919, ante el incremento de lo que se denominaba cuestión agraria de Andalucía, se produjeron algunos acuerdos corporativos que manifiestan que el clima político y sindical no era muy halagüeño para los conservadores, porque en varias ocasiones reclamaron del gobierno de la nación el aumento de plantilla y de puestos de las fuerzas de orden público. Se veían incapaces de controlar con la docena de miembros la carretera y otros puntos conflictivos. Por eso, en 24 de septiembre de 1919, se solicitó que se instalara un puesto de seguridad y seis puestos de guardia civil en Charilla, Pedriza, Mures, Santa Ana, Ribera Alta y Ermita Nueva. "que es lo que menos puede pedirse para que pueda ser garantizada la propiedad y seguridad de las personas constantemente amenazadas por la propaganda sindicalista que en un día no lejano proporcionará un grave disgusto al pueblo por la impunidad de que goza por ser imposible que con cinco parejas de la Guardia Civil, situada en el casco de la población distante de18 kilómetros de algunas aldeas, puedan garantizar el orden, la libertad de trabajo en su término de 24.000 hectáreas y 25.000 vecinos, pues cuando tienen que atender a un lado abandonan el otro acabando destrozados y sin resultado practico alguno". En el mismo año, se pidió el traslado del cuartel de Mures a Charilla por no encontrar local, y, una año después, la oferta de local para cuartel en la aldea de la Pedriza(18.8.1920)

Pasaron unos años y algunas sociedades debieron mantener poco desarrollo de vida societaria hasta tal punto que era frecuente que nacieran y renacieran varias veces durante un pequeño periodo de tiempo y con el mismo o diferente nombre. Una de ellas fue la Sociedad Obrera La lealtad de Ermita Nueva. Funcionó, a lo largo de la primera y segunda quincena del siglo veinte con algunos paréntesis como su disolución en 1906.


 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario