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domingo, 6 de abril de 2014

DIARIO DEL RUTERO VI. POR LA CAÑADA DE HAMAR O AMBAR.

Por no estar presente ofrecemos dos aspectos de la RUTA DE CAÑADA AMBAR. Por un lado mi agradecimiento a Paco por su ayuda de guía y, por otro lado, a   Campos, de quien voy a recoger su crónica.


A las diez de la mañana comenzó la marcha con el siguiente libreto.
 

 

 

 

ASOCIACION DE VECINOS“HUERTA DE CAPUCHINOS”

 

ALCALÁ LA REAL(JAÉN)

RUTA ECOCOSTUMBRISTA. VENTA DE LOS AGRAMADEROS (I).      

BOLETÍN QUINCUAGÉSIMO SEGUNDO

 RUTA ECOCOSTUMBRISTA. DOMINGO  6 DE ABRIL. DESDE LAS ERAS POR EL CAMINO DE LOS PLAYEROS HACIA EL CAMINO DE LA MATANZA, GIESA Y CORTIJO DE LOS CENTENOS Y VUELTA POR EL MISMO CAMINO Y ANTIGUO MOLINO DE CAÑADA DE AMBAR.  SALIDA EN COCHE A LAS  DIEZ DE LA MAÑANA  EN PLAZA DE LOS SAUCES.

 

 

 

SEGÚN  MADOZ , VAL DE GRANADA 



Datos de la localidad

Es una aldea de Alcalá la Real , que  es uno de los 12 partidos del campo en que estaba  dividido el término  ( el que hacía el número V ), a cuyo partido y abadía corresponde Dista de ella 3/4 de leguas al SO. y tiene una poblacioncita llamada Mafalconor ( Majalacorón). Situada  bajo  un tajo que se denomina Búas de Majalcoron  no forma calles y tiene diseminadas 10 CASAS por lo general habitadas de gente pobre y j o r n a l e r a. Se cuentan fuera de e s t a s, 43 cortijos, de los que los principales son la Cruz, Zapillo, la Loma, Atamoso alto, id. bajo, Cerrogordo, Blancares, Parra , Fraile, Agramaderos, Monjas y el Maestro. Donde se separan los término de la c de Alcalá la Real y los de Priego y Montefrio se encuentra una ermita al Norte  del p a r tido, la de la Cruz  ; y en la parte opuesta del mismo, ó sea al S. inmediato a uña Venta llamada de los Agramaderos está el nacimiento del Paloneares que en su origen es un arroyuelo insignificante. El TERRENO, sobre todo la parte inferior, es de superior calidad, y son muy apreciados los garbanzos que en él se c r i a n ; también hay algunas encinas y pocos olivos.

 

 

Población siglo XXI

 

Año
Mujeres
Hombres
Toales
2000
143/52
140/57
283/109
2005
119/47
105/42
225/92
2010
121/44
1O2/48
223/92
2013
111/38
91/38
212/111

 ESTA ERA LA RUTA FOTOGRÁFICA

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 




 

 
LA ALDEA DEL TRÁNSITO
 

 


 

 

 

 EL GRUPO DE HOY

 

 

 

 

CUENTOS RURALES  DE LA COMARCA DE ALCALÁ LA REAL

 

 

EDITORIAL

LA RECUPERACIÓN DEL FOLKLORE ALCALAÍNO.

I..Los cuentos

Intentamos recuperar todo el folklore, que nos llegue a nuestras manos. Estamos prácticamente en los últimos momentos de recuperación. No obstante, algunos restos todavía en nuestra zona rural  por parte de personas mayores de la tercera edad  y los abuelos de nuestros alumnos nos lo han proporcionado.

Lo hemos realizado, ya en otras ediciones del barrio de San Juan , y ahora continuamos con esta nueva serie de cuentos, que aumentan  el elenco de nuestro acervo cultural. En este libreto, el informante ha sido Sixto Arroyo Léon, una persona de una gran CAPACIDAD narrativa y conocedora del entorno rural de La Pedriza. A pesar de que era  octogenario, rebosaba una extraordinaria simpatía, y memoria descriptiva. También cantaba canciones de Carnaval, chirigotas y comparsas. Describía hechos importantes de nuestra Guerra Civil. Y, por encima de todo nos  relató estos cuentos muy ingeniosos que les hemos puesto forma, ilustraciones y algunos contenidos.

 

LOS PELLEJOS DE MIEL  UN CUENTO QUE CUADRA CON AQUELLA VENTA DEL SIGLO XIX, LLAMADA DE LOS BARMADEROS. O INCLUSO PODÍA SER VENTA VALERO

 

Había un pueblo en un paso muy frecuentado por los transeúntes,  el cual ofrecía mucho ambiente por las personas que transitaban por aquellos lugares. Junto al camino principal, se encontraba una posada, a la vez, parada de postas, donde muchos arrieros y viajeros solían acercarse.

Cierto día, con la caída del sol, se acercaron varias  caballerías que pusieron el cartel de completo  a su alojamiento. Pero, al anochecer, el posadero recibió una visita imprevista. Llegaron a su posada unas recuas de cuatro asnos con dos arrieros de preocupante aspecto.

 

Estos le dijeron al posadero.

 

-¿Tiene usted, posadero, sitio para pernoctar hoy?

-No lo tengo, ni para vosotros ni para los animales.

 

Los arrieros se quedaron aturdidos, pues portaban, en sus acémilas, unas cargas de pellejos con miel de caña, que traían de las costas del  Mediterráneo hacia el interior de Andalucía.

 

 -¿Qué haremos con nuestros pellejos de miel? Se nos derretirá la miel si los dejamos a la intemperie. No los robarán, ¿ dónde podremos dormir y guardarlos? Le espetaron los caballeros.

 

Entonces les contestó muy amablemente  el posadero

 

-No me queda más remedio que aconsejarles que pidan un favor.

-¿A quienes?

-A los señores de enfrente de  su posada, para que les permita guardar los  pellejos.

 

Inmediatamente, los dos arrieros cruzaron el camino carretero y tocaron con sus puños  la puerta.

 

-¡Pon!,.¡ Pon!, ¡pon!.

-¿Quien es?

-Paz., unos arrieros de  la posada

 

Salió el señor de la casa a la puerta e, inmediatamente, le saludaron muy  efusivamente los arrieros.

 

-Señor, perdone, que le molestemos. Pero tenemos un gran problema. La posada esta repleta de gente, y no podemos dejar en la calle parte de nuestra carga, al menos lo más valioso, al resguardo de bandoleros, ladrones  y bandidos.

 

¿Qué son, señores?

-Cuatro pellejos de miel de caña.

 

El señor, un poco desconfiado, y acordándose de los reparos de su señora con cualquier cosa  o persona extraña, les dijo:

 

-Me es imposible. No tengo dónde colocarlas.

 

Apenados, se despidieron los dos arrieros. El señor se lo comunica a su señora, y ambos quedaron sumidos en un gran remordimiento. Pero, la señora arrepentida los llamó desde el la ventana en el momento en el que cruzaban el camino.

 

-: Vengan. Vengan. Tráiganlos lo más pronto posible,  y colóquenlos bajo la despensa de  la  escalera..

 

Los dos señores se pusieron a comer y, en medio de la cena,  comenzaron a preguntarse por aquellos objetos extraños, y de tan grandes dimensiones. No se hacían sino  preguntas, repreguntas, envueltas en una nube de temores encubiertos por si encerraran algunos monstruos espantosos o reptiles, que se despertaran en la oscuridad de la noche. Además, nos le gustó en modo alguno el aspecto de  aquellos arrieros y, menos aún, que no concordaban su recua de asnos con la de  los pellejos y arrieros. Dos pellejos, dos arrieros y cuatro  asnos. Por eso, ordenaron a sus criadas a que se mantuvieran despiertas durante toda aquella noche y estuvieran alertas ante cualquier incidencia que pudieran escuchar o percibir `proveniente de aquellos sacos o del exterior de la casa.

 

-No os marcháis, debéis quedaros vigilantes en las mecedoras del portal, con un ojo puesto en la chimenea y otro en la despensa.

-¿Por qué?

-Debéis vigilar, sobre todo, esos pellejos, que están llenos de miel, y son muy valiosos, según me han contado sus amos.

       Las criadas no sabían cómo pasar las horas. Ya se levantaban, ya  avivaban la lumbre con el soplador. Y las horas no pasaban. A eso de las una de la noche, les entraron unas ganas enormes de comer. Y, se dispusieron a preparar unas gachas. Nos falta la azúcar que la tiene guardada  la señora en el arca de las tres llaves.

 

-¿Para qué? ¡Con lo ricas que están con miel!

 -Ni, a adrede, hubiéramos tenido un mejor regalo.

 

Colocaron los trébedes en el fogón, y una sartén mediana. Le echaron el agua, el aceite y la harina, y con un enorme cucharón comenzaron a darles vueltas. Estaban ya a punto de sacar un plato, cuando una le dice a la otra.

-Muy herméticos están los pellejos para poder sacar la miel, ¿Cómo los podremos desatar? Tienen nudos miles y de los tipos más extraños. Además, podría derramarse, si consiguiéramos desatarlos.

 

-Y si  inventamos otro modo de  sacarla.

-¿Cual?

-Toma una aguja de coser sacos, lo más gorda posible. Pincha uno de ellos, y coloca un jarro debajo del agujero,  desde donde recojas el rico líquido.

 

Así lo hicieron. Una sujetó la piel del saco mediante un pellizco en la parte alta  del pellejo. La otra, con gran fuerza, lo pinchó.

Desde dentro, inmediatamente salió un sonido agudo que se mezcló con el rasguillo de la aguja en el pellejo. .

 

-¡Ay!. Cuidado, que me habéis pinchado en la frente.

        

Mientras se retorcía el furtivo ladrón, encerrado en el pellejo pinchado, las dos criadas sacaron la aguja, y, de nuevo, volvieron a pinchar el otro pellejo. El hundimiento de la aguja fue más suave y no tan  duro como en el anterior pellejo.

 

-¡Ay! Ten más cuidado que me has pinchado en un ojo.

 

Cierran la despensa. Espantadas, pero, ufanas por su aventura, subieron a los cuartos del  primer piso de la casona. Y golpearon  la puerta del dormitorio de los señores.


-Ama. Amo, bajad a la despensa, los pellejos no son de miel, son dos ladrones, que nos querían robar.

 

Ya no pudieron dormir más.  El ama abrió el arca y dio varias cucharadas de azúcar para las gachas. Y, el amo se colocó con una escopeta apuntando  hacia la despensa.
Al amanecer, la señora se dirigió hacia  las dependencias  Justicia. Esta le envió unos ministros del  alguacil,  que  detuvieran  a los ladrones.

-¿Estos son los ladrones?

-Sí, dos están dentro del pellejo. Pero aquellos dos están dormidos fuera esperando la llamada. También son dos ladrones.

 

Los detuvieron a todos, de improviso a los dos de la calle y a los del pellejo en su caldo.

Las criadas comentaban que, aquella noche, las gachas tuvieron sabor agridulce. Pero, aún así, se las comieron.

 

FIN    

 

 

 



 


 

 

 

 

 

 

LA CABEZA DE AJOS

 

Había un matrimonio que no tenía hijos, y la mujer le decía a su marido:

 

-Hay que ver la mala suerte que nos ha tocado. Llevamos tantos años de matrimonio y no tenemos hijos. Le voy a pedir a Dios que nos conceda  un hijo, aunque sea del tamaño de una cabeza de ajos.

        

Pasó el tiempo, y la mujer se quedó embarazada. Pero, después, alumbró  un hijo tal como ella había pedido tan pequeño y pequeño como una cabecita de ajos.

        

Ya, aquel matrimonio  convertido en una familia y sus miembros en  padre, madre e hijo, estaban tan alegres que no cabían en su cuerpo. Se decían entre ellos. “ ¡Más alegría no podía haber para  nadie en el mundo! En esto que dijo, el marido a la mujer:

        

-Mira, mujer, tengo unas ganas enormes de que pasen los años y  se haga mayor, para que me lleve la merienda al campo.

        

Y llegó el día, en el que le dijo el hijo a su padre:

        

-Papa, papa, mañana te voy a llevar la merienda.

        

-No, hijo mío, todavía eres muy pequeño- Le contestaba la madre.

Ella, por su pequeña estatura,  pensaba que no había crecido todavía y le animaba diciendo que ya llegaría el día que se la llevaría a su padre cuando creciera.

        

Llegó el día  y la madre le dijo:

 

-Apareja el burro, hijo mío.

 

Mientras lo aparejaba, la madre no hacía sino pensar  y darle vueltas a la cabeza para dilucidar dónde pondría a su hijo, que todavía era tan pequeño como había nacido. Al final, resolvió sus dudas

 

-Ya lo sé. Lo pongo en la oreja del burro.

 

Y así lo hizo.

 

El niño emprendió el camino en dirección al campo, donde laboraba su padre. A mitad del trayecto, se cruzó con unos arrieros. Muy extrañados por encontrarse un burro sin amo, conversaron  y se hicieron varias preguntas  entre ellos ante tan insólito caso. Y uno le dijo a otro:

 

- Este  burro va  sólo.

        

Le contestó el niño desde la oreja del burro sin apenas  notarse la voz, y  uno  de los arrieros le dijo al otro:

        

-No va sólo, va acompañado.

 

          Entonces el burro le respondió por medio de la voz del niño escondido en la oreja:

        

-Voy yo aquí.

 

  Para  que no se lo llevaran,  el burro comenzó a rebuznar y hacerse notar al padre que se hallaba segando a la vista de ellos .

        

Y el niño, con su tímida voz, vociferaba:

        

-Papa, papa, que voy para allá a traerte la comida. 

 

Y se dirigió adonde el padre amontonaba los haces de trigo. Al verlos, le entró una enorme alegría al padre.,  a lo que el hijo le espetó diciendo:

-Papa,  ya estoy aquí contigo. Me ha mandado madre para traerte este potaje calentito.

 

A pesar de los sudores por la frente que al padre le cegaban los ojos, sin embargo tuvo la mente clara para ponerlo a descansar al niño. Y lo hizo encima de un manojo de espigas no fuera que lo pisara el burro. Pero con tal mala suerte que  en un descuido el burro no lo vio y al comerse tan rico alimento se tragó al niño y al manojo de espigas.

 

Roto por completo el padre, comenzó a llorar. No comprendía cómo había tenido tan poco juicio para poner este suculento manjar al lcance del burro. Le daba vueltas a su cabeza, mientras regresaba a su casa sin saber cómo comunicárselo a su mujer:

 

Esta, al enterarse, le increpó, pero inmediatamente se abrazó a su esposo y convirtieron  la casa en un valle de lágrimas. Mas un rayo de esperanza le vino a la mente:

 

-Metamos el burro en uno de los cuartos de la casa, limpio y con buena luz. Tal como el burro va haciendo sus necesidades, nosotros vamos deshaciendo los excrementos

        

Durmieron la primera noche con el burro, y no hallaron nada. Pero llegó la segunda noche y de uno de estos se escuchó una voz:

 

-Papa y mama, he estado recorriendo calles y callejuelas. Con unos ruidos enormes.

 

Y, sano y salvo se volvió a unirse a sus padres que llenos de alegría lo  lavaron con aguas mezcladas de  espliego, tomillo y matas de lavanda 

   LA RUTA VISTA POR SANTIAGO CAMPOS
 
La asociación vecinal Huerta de Capuchinos sigue realizando sus rutas habituales y ofreciendo  a los alcalaínos otra forma de diversión, y al mismo tiempo de contacto con el medio ambiente.
En el día de ayer, le tocó el turno a  la pequeña aldea de Venta de Agramaderos. Con salida a partir de las  10:00 horas desde el parque Juan Carlos I. Los senderistas fueron en auto hasta la misma aldea y posteriormente comenzaron su andadura por veredas y caminos hasta completar unos 8 kilómetros andando.
Durante la ruta, pudieron apreciar grandes encinas como la de la fotografía, que a veces formaban un sendero de sombras donde apetecía hacer una parada para el descanso. Igualmente, también pudieron visitar colmenas de abejas, en pleno campo, y ver estos insectos que elaboran rica miel y cera.
Durante todo el camino se puede apreciar la vista de la cara oeste de la fortaleza de la Mota, una visión poco común porque la mayoría de la gente prefiere la estampa habitual.
Igualmente, los senderistas pudieron recoger algún espárrago en diversos puntos de la ruta y apreciar diversas fuentes y arroyos que actualmente manan abudante agua, porque el invierno ha sido abundante en lluvias.
Tras unas dos horas y media de caminata, los senderistas se reunieron junto a la aldea de la Venta de los Agramaderos, y desde un alto del monte divisaron nuevas vistas de olivares, otras aldeas y volvieron a sus casas.

 

 

SE SUSPENDEN LAS RUTAS HASTA EL 27 DE ABRIL.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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