Los vestidos, los rostrillos, las
cabelleras y otros elementos de su indumentaria
Provienen la mayoría de los
pasos representados del siglo XVII y adaptaron a este momento con una fuerte
influencia anacrónica a todos los personajes de la época de Jesús. El
flagelador es el verdugo de la época moderna, la gente armada, las tropas
romanas y el cuerpo de vigilancia de los Sumos Sacerdotes son los hombres
sencillos y los soldados de aquel tiempo.
Muchas figuras se representarían
con las típicas túnicas que las exponen como santos o seres celestiales: los
arcángeles, los profetas, los apóstoles y los discípulos de Jesús.
Durante el reinado de Felipe III
y IV solían usarse los jubones-esa vestidura que cubre el cuerpo desde los
hombros hasta la cintura, ceñida y ajustada- con mangas justas, coletos de ante
y ropillas con aletas y mangas perdidas. Los calzones, atados a las rodillas
con cintas formando grandes lazos, en este caso con ligas de unos dieciocho
centímetros de ancho, generalmente eran abotonados a los lados y se hincharon
algo. Los caballeros usaban medias de seda y los plebeyos las llevaban de
algodón, aquí se han adaptado en labradas de hilo. Ya no aparecen la trusa ni
el gregüesco, sino que aparecieron los anchos cuellos vueltos. Suelen repetir
el color de los calzones. Tampoco ni el herreruelo o capa aparece ni siquiera
entre los soldados. Lo que sí es frecuente que el traje esté adornado
profusamente con cintas y lazos, de
color azul sobre todo, desapareciendo los acuchillados y predominando los
colores claros: el rojo, blanco, azul y verde. Las clases menos acomodadas
usaban los gregüescos, calzones muy anchos, como es el caso del Simón Cirineo.
Responden los trajes a una época cuando la sencillez era la nota destacada, ya
que se dictaron varias cedulas reales en las que se prohibieron las conocidas
gorgeras y cuellos de encaje, que no aparecen en nuestros personajes. Sobre
todo en los reinados de Felipe IV y Carlos II, momento en el que surgen
nuestros personajes ,todavía se mantienen los jubones, reformados en forma de
camisas, los coletos de ante, calzones y medias de seda, adaptadas a las hilos
actual. Los únicos adornos eran botones, picados y ribetes que abundan en las
ropas de la tropa de los sayones y judíos. Las ropillas se ciñeron mucho a la
cintura y acortaron sus faldones. Los caballeros elegantes llevaban, como es el
caso del Capitán, alférez, y Longinos y sayones, bandas de seda cruzando el pecho. No le
afectaron las modas del largo chaquetón y casaca de tiempos del reinado de
Carlos II. El color del pantalón y de las mangas es rojo oscuro, que se
entremezcla con cintas azules y ribetes blancos
bordados . Tienen los guantes como signo de dignidad , pañuelo blanco y
negro para el Viernes Santo.
El rostrillo varía del blanco enrojecido del
Longinos hasta el negro de alguno de los sargentos y sayones, pasando por el
blanco del Capitán y Alférez. La máscara o rostrillo era un recurso de las
sociedades clásicas, recogido por los misterios y fiestas religiosas de la edad
Media, y después muy empleado por el carnaval. Es curioso que una sociedad tan
tradicional y religiosa no interpusiera un veto a este procedimiento que
perseguían la Corona y la Abadía. ls antiguas máscaras eran de cera, pero poco
a poco fueron sustituidas por las del cartón , seda o lino. En Alcalá, predominan
y se mantienen las primeras.
Hoy día, se cubren la mayoría de
los personajes con cascos de hojalata blanca o dorada y con flores variopintas
y cintas que penden a modo de penacho, sin embargo, por los libros de actas de
las cofradías la tropa debió llevar sombreros de cubilete con anchas alas y
adornados de plumaje. Así en 1771, entre en los enseres que dos capitanes se
intercambian, en concreto, los provenientes de Francisco de Robles para Rodrigo
Gámez, se encuentran: Una pica larga, un antepecho, espaldar y morrión
plateado, calzones y mangotes de raso. Además
de un tambor para el sargento, dos lanzas largas, rostro, morrión con
plumaje, calzones y mangotes de raso y botín., para el paje (el Lazarillo)
botinillos y vestido de bayeta. Para el alférez, aparte de la bandera morada,
un rostro, morrión, y un morrión plateado con plumas. Parecido al paje de la
Jineta, que tiene además rostro y cinco con sus dos casquillos. Los zapatos
dependen de los personajes desde las sandalias de los apóstoles hasta las zapatillas de los reos, pasando por
los botines que recortaban a las de cuerpo alto hasta la rodilla.
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