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miércoles, 26 de marzo de 2014

HACIA LA SEMANA SANTA XXI. SALE LA IMAGEN DEL CRISTO DE LA SALUD POR PRIMERA VEZ EL VIERNES SANTO. FOTOS EN BLANCO Y NEGRO.


Foto 55

       LA  SALIDA DE LA  HERMANDAD DEL CRISTO DE LA SALUD

 

 


foto 54. En el patín, con un lienzo al fondo.
Foto 56
La hermandad del Cristo de la Salud adquirió una nueva imagen en el año  1940, obra de Martín Simón, fue fotografiada en el patín en el momento de bajarse del camión que la trajo por aquel año ( foto 54). No salió penitencialmente  hasta el año 1949 en el Viernes Santo de la Semana Santa. La imagen iba portada por cuatro costaleros en un trono pequeño, con los floreros de plata que regaló Antonio Urbano Aguayo. Todavía se conservan estos enseres, así como la peana y las horquillas (foto 55). En el año 1951-52, se constituyó una banda mixta con la cofradía de nuestra Señora de las Angustias, cuya vestimenta destacaba a su paso por la calle Veracruz (foto 56). Si la calle anterior es el encuadre perfecto para la imagen y la procesión el Viernes Santo, la bajada por la calle Rosario en el año 1951  lo era aún más solemne a su paso por la iglesia del monasterio dominico, que se aprecia al fondo de la fotografía ( foto  57).
 
 
foto 57. Calle Rosario



 
O, por la calle Real y Llanillo en la estación de la iglesia de Consolación, donde la oración se sublima a la sombra de la esbelta torre

(Foto 58).

 

 

 

 

 

Foto 59


Fueron los años cincuenta, años de esfuerzo, de pasión cofrade y de hermanos entregados al amor del Cristo de la Salud. Si era necesario, donaban solares para albergar el edifico del nuevo trono de Tejero, casa construida en la esquina de la placeta de san Blas por el dúo de albañiles Saturninos (López y Mesa) al mando de la obra ( foto 59). Si la hermandad lo requería, se echaban todos al campo. Si había que picar las paredes de la  iglesia, todos, a una, acudían a aprender el oficio para realizar la obra.
Foto 60

Pero el mayor honor que tuvo la hermandad fue la caridad, la tenían impregnada en sus relaciones humanas, en la vida de la hermandad y en una mujer, que se desvivió por el barrio  la madre Carmen, como popularmente se llamaba,  y fundó un hospicio en los años treinta y donó sus bienes en beneficio de los niños y niñas pobres.                                                                        

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  :

Macario, la burra es mía

Y él respondía,

-Que no, que soy Leocadio.

Las piedras de los corrales nos recuerdan una ciudad destruida,  hidalga, que se abandonaba poco a poco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




 

 

 

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