FOTO EN BLANCO Y NEGRO. SALIDA DE JESÚS HACIA LA CALLE REAL
Siempre,
a lo largo de la historia, se había distinguido la cofradía de Jesús por estar
regida por un grupo de cofrades, cuyos padres de almas o patronos presidían las
distintas cuadrillas. Con el renacimiento de la Semana Santa en los años
cincuenta del siglo XX, los cofrades mantuvieron la hidalguía de sus trajes y las capas
blancas, que les daban un porte especial, y distinguido, frente al pueblo que
acompañaba a Jesús vestido de penitente, de apóstol o de las distintas ropas de
los judíos; frente a la cara descubierta
de los primeros en plan desfile, la gente sencilla se cubría su rostro con los
rostrillos y dramatizaban la Pasión como antaño.
II. La Cofradía del Dulce Nombre de
Jesús
Fue la hermandad que mayor
número de pasos representó y la que más ha perdurado hasta nuestra actualidad.
Nacida bajo la protección de la Orden Dominica en el Convento del Rosario
en 1597, esta cofradía , al
principio, debió dedicarse a la justa labor de luchar contra los falsos
juramentos y en la defensa del Nombre de Jesús.
En el siglo XVII, se convirtió además en hermandad penitencial.
Aunque
al principio parece que la imagen del Nazareno era un privilegio con el que la
comunidad religiosa participaba en sus relaciones con la cofradía, siendo ella
propietaria de conceder el pendón y la capilla, pronto debió caer la
responsabilidad y la organización de las cofradías de de la Madre del Rosario y del Dulce
Nombre de Jesús. Está constatado en las actas municipales los intentos de hacer
patrón de Jesús Nazareno al cabildo alcalaíno mediante una serie de concesiones
en las que se le otorgaba el portar el pendón, los asientos de la capilla
mayor, los enterramientos y misas. Incluso, por los años veinte, participaron
los regidores de estos beneficios. No obstante, el año 1642, la cofradía
adquiere el patronazgo de la Capilla de Jesús Nazareno así como todo lo
relacionado con el pendón, asientos y otras condiciones que se le habían
otorgado a la ciudad.[1]
En sus cabildos, tanto la
Cofradía del Dulce Nombre de Jesús como la de la Madre de Dios del Rosario, los
hermanos mayores, mayordomos, alcaldes, y
patronos bajo la presidencia del prior del Convento solían determinar
"que en la dicha Procesión se sacaran los Pasos". Tras el
nombramiento de oficiales y encargados, estos se comprometían a realizar el
paso. Unos lo hacían individuales, otros en forma de cuadrillas o gallardetes,
otros en forma de hermandades filiales o concertadas con los dos anteriormente
mencionados, la cofradía y el prior del Convento. Debieron preparar al
principio cada escenificación de un modo autónomo bajo la dirección religiosa
de algún fraile del convento. Más tarde, se transmitirá de padres a hijos o
parientes toda la puesta en escena de tal modo que en sus casas ensayarían para
el día del Viernes Santo. En los períodos de oscuridad que se producen a lo
largo de los tres siglos de la historia de los pasos, unas veces, los Judíos,
otras, el Juego de la Túnica mantuvieron
latente dicha tradición. Desaparecido el Convento de los padres domínicos, reabsorbió
en el siglo XIX la Hermandad del Señor del Ecce- Homo y Jesús en la Columna .
En nuestros días, es significativo que continúe la cofradía y la hermandad.
Solían aparecer los siguientes
pasos en el siglo XVII y en el siguiente
orden: el gallardete de Nuestra Señora, el gallardete de Jesús, el gallardete
de San Juan, las andas de Jesús Nazareno, las andas de Nuestra Señora, el
palio, las andas de San Juan, el capitán de la Compañía, alférez, sargento,
cabos de escuadra y tropa, los apóstoles, los Evangelistas, el Rey David,
Simón Cirineo, la mujer Verónica, Longinos; Abraham, Verdugo y los reos
(El Buen ladrón y el Mal Ladrón), los sayones y las cuadrillas de los
discípulos, las Tribus, Trompeta, Tambor, regentes y demandantes.
[1] AHPJ. Escribano Joan de la
Chica. 20 Noviembre de 1642. Poder,
Escritura de patronazgo, licencia de abad, condiciones de obra de
capilla mayor y otros.
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