DE LOS MISTERIOS A LOS PASOS DEL VIERNES SANTO
Dentro del teatro medieval,
debieron representarse en Alcalá la Real, pequeños autos con motivo de la
Navidad, Semana Santa y el Corpus Cristi. Claro testimonio de ello son las
Constituciones Sinodales de Juan de Avila en el año 1542, que en muchos
apartados, como luego haría el abad Moya en el siglo XVII, recogía anteriores
capítulos de las constituciones de los abadesG ómez de Padilla y Ordóñez de
Villaquirán.. Así, en uno de sus capítulos prohíbe expresamente estas
representaciones que son manifestaciones de momentos anteriores a dicho texto
jurídico:"Somos informado que en algunas Iglesias y hermitas de esta
nuestra abadía se hagan algunas representaciones, juegos o remembranzas: otras
cosas semejantes no muy honestas y porque de los tales actos se ha seguido y
sigue muchos inconvenientes y traen escándalos en los corazones de algunas personas ignorantes
o no bien instructas en nuestra sancta fe cathólica, viendo los desórdenes y excesos que en ella passan por ende o p.sc.et.a. statuimos y mandamos a
todos los beneficiados y curas y a otros clérigos in sacris que no hagan las tales
representaciones ni den lugar que en las dichas iglesias se haga ni consientan
que se hagan velas en las iglesias perroquiales sopena de dos ducados por cada
vez que las hiziere o consintiere hazer alguna cosa de las susodichas aplicadas
la mitad para la fábrica de tal iglesia y la otra mitad para el juez y el
acusador"[1].
En la vigilia de la noche del
Jueves Santo al Viernes Santo, se se prestaba a canciones y sermones de Pasión,
que a veces se continuaban con otras actividades representadas. En torno
al predicador se deberían realizar sobre tablados las escenas más
significativas de la Pasión[2]
: Pilatos, la Sinagoga, la Túnica, el Señor en la Columna, Ecce-Homo, los reos,
Simón de Cirene y Longinos. En un texto transmitido a finales del siglo XIX en
el Castillo de Locubín, se describe la Pasión
en forma de sermón, insistiendo
en muchos detalles de representación y sugiriendo las escenas mientras el sacerdote lo declama
dicho.[3]
Abundan en todas las Cofradías la tradición de pagar a los predicadores por el
sermón de dichos días en la iglesia de la Veracruz, en el convento del Rosario
y de Consolación.
Aunque las procesiones se
centraban el Jueves Santo con la de la Veracruz y el Domingo de Resurrección
que era oficial para la iglesia y el cabildo, el adecentamiento de calles, la
limosna de aquellos días- carneros y ropa para los presos y los conventos de
frailes-, y la velada del Jueves con la visita a los monumentos de las iglesias
que solía ser una costumbre muy antigua y casi obligada de cualquier tipo de
cofradías, eran los elementos más importantes de la Semana Santa del siglo XVI.
Aquella noche del Jueves Santo entre disciplinantes, rostrillos y penitentes
era propicia a que se formaran altercados. De ahí que no nos extraña que el
cabildo del año 1569 con motivo de la guerra contra los moriscos dispusiera: ×" será para bien que, en la
noche del Jueves Santo para escusar algunos inconvenientes y algunas
bellaquerías que se podían facer, se haga alistada de cien hombres, lo cuales
por la orden de los comisarios , a quienes se acometiese , hagan guardia toda la
noche, con los dichos cien hombres ciento cincuenta y ronden y visiten toda la ciudad alrededor
de ella y guardando las iglesias para escusar los dichos inconvenientes o
cualquiera que pudiera acaecer"[4].
De otro lado, a lo largo del
siglo XVI, la tradición teatral de los autos e invenciones del día del Corpus
debió influir por su simbolismo en posteriores pasos de Semana Santa, que
provienen del Antiguo Testamento como Los Planetas, el Árbol de la Vida, los
Profetas, los Arcángeles, los Ángeles y los Jueces. Todos estos personajes
eran muy típicos de aquellos grandes
altares que se exhibían en el tablado de la Plaza Alta de la Mota desde el día
del Corpus Cristi hasta la Octava.
Otro factor que juega un gran papel fue lo que el siglo XVII
denominó con el nombre "Máscara". Los caballeros anunciaban la fiesta
el día anterior, luciendo sus hermosas vestiduras y cubriendo sus rostros con
armaduras hasta que fue degenerando en forma de máscaras. De estas máscaras y
de los rostrillos de los personajes del teatro y de los autos se pasará al de
las representaciones de Semana Santa. Además, se trasladarán otros aspectos
como la comitiva caballaresca que iba
anunciando la fiesta entre chirimías y atabales y paraba en diversos lugares de
la plaza alta de la Mota, del arrabal Nuevo, del Llanillo, y del arrabal
de la Veracruz. En esos lugares, se pregonaban las fiestas solemnemente.
Después, en Semana Santa se pregonarán las fiestas del Señor en medio de
rostrillos y la tropa de ciudad. Por lo
tanto, a principios del siglo XVII observamos que el rostrillo de las máscaras
y del Corpus, las representaciones de dicha fiesta, las desfiles de las
mascaradas, la participación de los grupos y danzas en la festividad del Corpus
así como la introducción de personajes simbólicos el día de la fiesta son
los ingredientes y elementos básicos
del teatro pasional en el discurso procesional de la Semana Santa. A esto hay
que añadir el inicio y expansión del teatro por medio de la Cofradía de la
Veracruz en su corral de Comedias desde el año 1587 en tiempos del abad Andrés
de Bobadilla.
Ya entrado el siglo
XVII, cuando muchas cofradías han pasado de
ser disciplinantes a penitenciales, todavía se mantienen muchas de estas
costumbres. El propio Abad Moya recoge la prohibición en las iglesias.
Manifiesta una degradación de los elementos dramáticos en objetos de burla y
decadencia, ya muy lejanos de la época que los creó. Primero , a través de la
representación de las insignias; después con la representación humana, los
pasos se procesionan y se introducen en
la celebración de la manifestación religiosas. De ahí que no nos extrañe que
varios abades incluso hagan edictos para limitar los abusos y los actos
deshonestos que se producían en la Semana Santa. Siguiendo a Domingo Murcia, cronista
de la ciudad, parece que la marcha procesional no se mantenía con el fervor ni
respeto que tales momentos requerían. Por los penitentes "había risas,
escándalos, e indecencias en los participantes y sus vestimentas": por los
cubiertos con rostrillo, se portaban cosas profanas e indecentes y realizaban
acciones y gestos indecentes.[5]
Un siglo después, la misma ciudad está
preocupada por los rostrillos y en una
de sus ordenanzas también los regula de la siguiente manera:"Otro sí
prohibimos el destestable y pernicioso abuso de que en la fiesta y Octava del
Corpus salen por las tardes y en otras
fiestas y procesiones muchas quadrillas de Diablillos, no sólo con ropas y
rostros de tales, sino con los de los sayones de Semana Santa y otros
ridículos y extraordinarios trages que no
vienen en al caso para el Culto, ni cosa de razón, sino para ejecutar
lizenciosamente toda suerte de desórdenes ; y así mandamos que tan sólo aya
ocho libreas propias de la ciudad, y
para una quadrilla que con lizencia del
Juez si quisiere darla y reseñados los
sujetos en el oficio del Cabildo, y asistidos de un ministro, y qualquiera que
de otra suerte saliere, será multado en diez ducados, diez días de cárcel, y
perdida la ropa o vestidos, y el que diere alquilados otros que de la Ciudad o
prestados, los perderá y se serán sacados dos mil mrs., todo lo qual se
executará con rigor indispensable"[6].
Se denota en las ordenanzas la mescolanza de fiesta, rostrillo, ropa y máscara
que se intercambian de unas festividades a otras.
Posteriormente, cambiará la
situación y predominarán los pasos de tablados o en el decurso de la procesión.
La primera mitad del siglo dieciocho e, incluso, algunas decenas posteriores
serán el pleno auge de representaciones, de renacimiento de cofradías, sobre
todo, en la del Cristo de la Humildad que había desaparecido, y proliferacion
de pequeñas hermandades y gallardetes que inician una nueva forma de
organización cofradiera. Sin embargo
hubo momentos delicados en la mitad de este siglo , sobre todo, con la llegada
del vicario y provisor de don Alvaro de Mendoza, don Pedro Pablo de Vera y
Barnuevo, que emitió varios edictos"
para que no se hicieran velas nocturnas en las Iglesias ni ermitas,
procesiones de noche, prescribiendo la forma y modo que se deberá observar en
las procesiones de Semana Santa, desterrando el abuso de las caras tapadas y
otras indecencias".[7]Es
verdad que, algunas veces, muchas
hermandades y cofradías desaparecieron,
cuando el rigoricismo eclesiástico, imbuído del espíritu de la
Ilustración, interpretaba un atentado
con la liturgia todo este tipo de representaciones, como sucedió en el año 1782
con el Decreto del Obispo- Abad Mendoza
y Gatica. O más tarde, de una manera más estricta, con la aplicación realizada
por el espiritualista Abad Palomino en 1791, que provocó la desgraciada
desaparición de una de las cofradías más importantes del acervo alcalaíno, la
de la Santa Veracruz.
Sin embargo la raigambre popular
no se resistió y volvió a renacer aquellos pasos, cada vez más esfumados,
quince años después, en 1797, con el mismo abad Palomino Lerena, y continuaron
difuminándose hasta el siglo XIX. A
principios de siglo XIX, volvieron a salir
las hermandades e iniciaron una campaña en contra de aquel rigoricismo
de la Ilustración, que le estaba ocasionando bastante problemas; y así se
defendían con acentuada pasión:" Y para aumentar más la Devoción
determinaron sacar el Viernes Santo una
devota Procesión con el título de referido Santo Nombre, representando en una
devotísima imagen de Jesús Nazareno, con los principales atributos de la
Sagrada Pasión, que desde aquel tiempo hasta el presente ha permanecido en esta
ciudad con la edificación mayor , conmoviendo no solo a sus moradores sino aún también a los
Pueblos de la Comarca para adorar tan
santos Exercicios y que por quanto hasta ahora no han premeditado que estos
Pasos deben ser con la Superior Aprobación del Real Supremo Consejo". Difícil situación en un período de guerras
y cambios políticos constantes. Momentos de penuria económica. Se mantenían de
las limosnas de muchos hermanos del campo y de la ciudad y esto provocaba
enormes dificultades para la
representación de los pasos.
Aunque, a finales de siglo XIX,
surgió otra nueva corriente reformista y un importante cambio en las Semanas
Santas, que pasaron de un carácter devocional y penitencial a un predominio
del esplendor externo, que se fijaba
más en los grandes pasos de las imágenes, olvidando este tipo de
representaciones, que, como sucedía en
la diócesis sevillana , consideraban
actos indecorosos: "Tales son estas ridículas representaciones de la
pasión del Señor, en que figuran personajes grotescos, y usando un lenguaje
chocarrero que no puede menos de ofender
a los oídos de todo hombre culto".
Muy
descompuestos dichos pasos, participando de las dos hermandades del Ecce-Homo
en la mañana del Viernes Santo y de
Jesús en la Columna en la tarde del Jueves Santo, por muchos testimonios
periodísticos, como los María Pilar Contreras o las noticias de otros escritores
locales, se mantienen como una
reliquia de este tesoro cultural a
finales del siglo XIX y principios del
XX. No obstante debieron perderse algunas partes como las denominadas Los votos, que
reflejan las actuaciones de cada uno de los miembros del Consejo de los Judíos,
donde se le acusa a Jesús para condenarle y , al final , se vota.
Manifestándose a favor de la condena Anás, Caifás, Semes, Dothaim, Judás,
Leví,Neftalí, Alejandro y Jairo y oponiéndose José, Nicodemo y Gamadiel,
provoca un incidente entre sus miembros, porque el prestigio de estos dos-
sobre todo, Gamadiel, abogado de prestigio- no era comprendido por los demás.
Varios conflictos bélicos
contribuyeron en su decadencia, sobre todo la última Guerra Civil. No obstante
esta situación permitió la
reagrupación de la Hermandad del Señor
del Ecce-Homo y Jesús en la Columna, así como la recuperación de muchos cuadros
e insignias gracias al riesgo de muchos hermanos que ocultaron sus enseres en
la Iglesia del Rosario y en sus casas particulares, a pesar del riesgo de sus
vidas. Pastor Sánchez y Celedonio Cano
fueron algunos de los arriesgados hermanos que contribuyeron al
mantenimiento de todos estos enseres, y, por ende, a que pudieran renacer tras
el conflicto bélico.[8]
Sin embargo los pasos ya se habían debilitado mucho y tan sólo quedaban unos
vestigios y reliquias que se han mantenido hasta finales del siglo XX de lo que
fue un rico acervo religioso, cultural y , por así decirlo, etnológico.
Los años 1945 y el 1984 fueron
dos hitos muy importantes en la restauración de todos los pasos, que se habían
convertido en algunas ocasiones en un puro desfile procesional y en el traslado de las imágenes a las casas
de los hermanos..
[2] Constituciones
Synodales del Abad Moya. Año 1623. En la Constitución 13 Que la noche de la
Navidad ni otro tiempo del año, no se haga cosas indecentes en los Oficios
divinos. Prohibimos y mandamos , que la noche de Navidad no otro tiempo, ni
Fiestas de entre año, no se digan, ni hagan cosas deshonestas, ni
representadas, ni se hagan representaciones algunas, ni se canten villancicos,
ni coplas sin nuestra especial licencia, y sin que primero sean por nos
examinadas, o por la persona que nombraremos, para que se vea si en ellas se
dize cosa deshonesta, falsa o escandalosa, o contra nuestra sancta Fe
Cathólica, ni se canten con viguelas o
guitarras, ni otros instrumentos profanos, ni se prediquen sermones de noche en
Jueves ,o Viernes Santo, ni ottro tiempo del año, sino antes que anochezca o
después de amanecido: ni tampoco se hagan velas de noche en las Iglesias , ni
Hermitas, salvo las noches de la mañana de Resurrección, por ser Fiestas tan
principales, y estos días , y los demás que hubiere tinieblas, o Maytines en
las Iglesias, a que acude el pueblo, mandamos que aya luzes en ellas, de manera
que todo esté claro ".
[3] El texto original me ha sido
facilitado por mi entrañable amigo del Castillo de Locubín, Francisco Juan. Es
un largo sermón, con citas evangélicas, que se veía interrumpido por las
escenificaciones.
[5] Murcia Rosales,
Domingo. Curiosidades de la Semana Santa de Alcalá la Real. Ideal 31 de
marzo de 1996.
[7] Espinosa Garrido de los
Monteros, Diego. Historia de la Abadía de Alcalá la Real. Diputación
Provincial de Jaén 1996.
[8] Según testimonios de Juan Vega Cano, capitán
honorario, en el programa de la Virgen de las Angustias de 1983: "Fue en
el año 1937, cuando la Hermandad del Ecce-Homo y Jesús en la Columna, recogió
las actuales láminas, que se encontraban dispersas, al objeto de no ser
destruidas por cosas de guerra. Tras hablar con el párroco que las reconoció ,
se juntaron en el Rosario, proviniendo de la calle Ancha el Gallardete de la
Columna, siendo este año Hermano Mayor, Celedonio Cano Rosales. Y hermano mayor
de la Túnica, Pastor Sánchez, sacristán de esta iglesia. El Ecce-Homo, se
encontraba en la calle Zalamea, siendo su hermano Mayor , Francisco Vega Díaz
que tras huir por razones de guerra, dejó dicho a los hermanos, donde se
encontraba el cuadro. Todos fueron recogidos por Juan Vega Gámez, Rafael Marvel
y Santiago Vega Hinojosa, José Muñoz, conocido por el Lile, Antonio
Romero, apodado Cojillo Horrores, y Antonio Marañón Zamora, personas que
se preocuuparon hasta conseguir trasladarlas a la iglesia del Rosario. Se salió
por primera vez el Jueves Santo por la tarde."
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