Poder
municipal y el abacial
Las
relaciones con el abad Alonso de Mendoza y el estamento eclesiástico tuvieron
algunos momentos tensos en asuntos comunes de protocolos de procesiones y
fiestas religiosas, tan típicos de este período, como en el 1598, en el que el
cabildo municipal se negó a acudir a la fiesta de san Sebastián, en el 1610 con
el provisor de la abadía por el asiento de la Capilla Mayor de la Iglesia Mayor
Abacial, pero algunos puntos de litigio
se apartaban de esta frecuente disidencia, apareciendo nuevos temas como la
subida de los estipendios funerarios en el 1599, que infringían las
competencias de uno y otro estado al tener que dar el consentimiento el cabildo
eclesiástico todos los cambios que se ocasionaron en las Constituciones
sinodales. El conflicto se generó por la
muerte de la esposa de un regidor y los clérigos, transcendiendo al Obispo de
Jaén, que trató de resolver el contencioso. Sin embargo, la sisa que se impuso
en el vino y aceite recrudeció las relaciones, así como el intento de algunos
vecinos de fundar una parroquia en la iglesia de la Veracruz en el año 1601.
Con el
corregidor, en concreto, con el alcalde mayor de Pedro Enríquez de Baldelomar,
Basilio Alonso Suárez, joven inexperto,
los clérigos mantuvieron un duro litigio que incluso llegó al
enfrentamiento armado de algunos clérigos, provocando su cese de su cargo que
fue apelado por el propio alcalde y restituido por la Real Chancillería.
A
pesar de que la mayoría de los enfrentamientos ocurrieron al principio del
mandato del abad, ambos cabildos tenían plena conciencia de que era necesario
el acuerdo no fuera que se entendiese que
las cabeças eclesiástica y civil andaban
con diferencias.
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