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viernes, 16 de junio de 2023

ALCALÁ EN TIEMPOS DE FELIPE III. Agricultores y ganaderos

 

 

 

 

Había que relacionar los intereses de los diversos bandos de la ciudad  con los de los agrícultores y ganaderos. Muchos regidores trataron de beneficiarse de los repartimentos y de sus antiguas tierras, entablando pleitos con la propia ciudad, por entrada y roturaciones de terrenos baldíos, descansaderos y veredas comunales. Incluso, se vio obligado a venir en el año 1604, un procurador general Juan Velarde Aguilar. Pues, se beneficiaron de un comercio suculento con los mercaderes genoveses de la ciudad de Granada (Veneroso, Ferrari....) y los flamencos de la ciudad de Sevilla a través de sus facotres cordobeses. 

En esta línea, se mantiene  también la defensa de la lucha por el privilegio del vino, un comercio muy fructífero del blanco torrontés,  que continuamente provoca incidentes con Granada e, incluso, con la ciudad de Jaén. Muchas veces, los transgresores  son los vendedores de vino y otras las ciudades y villas  de venta las que dan lugar a disputas en tribunales.

     Un conflicto que caracterizó todo el principio de siglo fue el cobro de la sisa que gravaba la carne, el aceite y el vino o de los millones. Era administrado por la ciudad de Jaén y esto da a lugar a una serie de disputas de jurisdicción entre ambas ciudades, ya  que por aquellos tiempos Jaén intentaba representar en Cortes a la ciudad alcalaína. Esta se resistía a dicha subordinación y quería mantener su autonomía y su relación con la Corona. Y no sólo, en este caso, sino  en el militar, eclesiástico y  judicial. Curiosamente, un breve obligó a también al estamento eclesiástico que se resistió a la nueva sisa. A ello, se añadía que los caballeros veinticuatro de la capital jiennense en muchas ocasiones siempre estuvieron dispuestos a favor de las nuevas imposiciones y, por lo tanto enviaban, administradores de la familia de los Soria, como en el 1604. Más tarde, algunos corregidores  serán de esta familia, era el pago de los servicios hechos a la Corona. Y no sólo se entablaron problemas con el reino de Jaén, sino con el de Granada con la entrada de vino que comenzó a sufrir la competencia del vino de Lucena, y , los mercederes alcalaínos trataban de introducirlo fraudulentamente  por medio de las partidas del vino del lugar y hubo que proponer medidas desde el año 1613.

 las nuevas villas comarcanas de Valdepeñas, Noalejo Alcaudete y Martos , que adquirieron ya una auténtica autonomía tuvieron varios pleitos con Alcalá la Real en la demarcación de los términos. En el 1608, se delimitaron la Fuente el Rayo con Valdepeñas, el puerto de Valdepeñas, la zona de Navalperal con Martos, los villares y Atalaya de Pedro Sánchez con Valdepeñas y Noalejo y Cabeza, Cacilistán y Salobrejos con Martos y Alcaudete. Era frecuente la invasión de términos por parte de los ganaderos de los distintos términos que rodeaban la comarca alcalaína. Con frecuencia los ministros de la Justicia sobrepasaban sus atribuciones. Fue muy significativo en el año 1621, el provocado por el alguacil y los guardas de Martos, que prendieron a varios ganaderos del Castillo de Locubín en medio de un tiroteo de arcabuces, acudiendo el ayuntamiento alcalaíno en defensa de el vecino Juan García Guerrero, el guarda alcalaíno y varios vecinos (Cf 6.3.1621). A rango menor se distinguen pequeños núcleos rurales en Frailes, Charilla, la Rábita, Fuente Álamo, Fuente del Rey y Señora Santa Ana, que, junto con los cortijos del término, eran los que más daño causaban a los montes (Cf-9-3-1612).

Aunque el trigo y el vino junto con el aceite eran los alimentos básicos de la población, no se pueden olvidar un condimento fundamental para alimentación humana y otras actividades agropecuarias cual era la sal. La ciudad disfrutaba de varias salinas, la más importante la de Filique en el Castillo de Locubín, y la de la Rábita junto con otra particular del clérigo Contreras. Solía arrendarse a un administrador, que , por  año 1621, era Gabriel Díaz Caballero. Como característica de este tiempo, solían aprovecharse de las concesiones abusando del precio de la sal y desabasteciendo a la tienda de la plaza, donde se vendía este producto. Gabriel Díaz se había enriquecido y obligaba a la gente a ir a las dichas salinas, estableciendo libremente el precio de la sal para poder hacer frente a la renta de propios.  A instancias del regidor Alonso de Quesada, el corregidor se vio obligado a apresar al dicho administrador y a que abasteciera la tienda para poder ofertar las cinco fanegas que se gastaban.

No fue esta acción importante, pero  significaba algo con respecto a hacer valer la autoridad del corregidor. Meses  más tarde, se reformó la administración y  años más tarde dio lugar a un conflicto que alteró la paz de la ciudad. Para ello se nombraron dos regidores comisionados que vaciaron as distintas pozas y averiguaron la capacidad de producción de la Salina de Filique. Aunque le quedaban todavía dos años de arrendamiento,  el rey tenía parte y beneficio en ella y se solicitó una provisión para la administración de la ciudad.

La ganadería boyar era abundante en estos años, y, además,  se intentó de nuevo renovar la crianza caballar por medio de varias medidas de la Corte con el fomento de dehesas. También acudían muchos ganaderos que se avecindaban en Alcalá de una manera fingida para poder librarse de las imposiciones. El cabildo trató de averiguar este aumento de la población y clarificarlo en alguna que otra ocasión por medio de varios registros que afectaba sobre todo al ganado de cerda y a la tala de los montes cercanos a Frailes como en el 1612: parece de dilatarse el registro de ganado herrado, que entra en los montes acotados el año pasado, resultaban algunos inconvenientes y principalmente entrar mucho ganado forastero, haciéndose para ello muchas bentas fingidas y simuladas (Cf. 29.9.1612)  

No obstante, la mayoría del ganado solía ser menor como el  cerdo, caprino, y  lanar. El paisaje de la zona montañosa se presentaba con muchos casas situadas en medio de terrenos baldíos que habían sido anteriormente concedidas por el cabildo con el único permiso de asentamiento sin derecho alguno y había ocasionado un gran problema, pues como estaban en medio de los montes y los ganados se comen la bellota y se aprovechan sin pagar nada y las casas son por el tiempo de la voluntad de la ciudad y, abiendo señalado algún poco sitio, tienen tres veces más , cercándolo e teniéndolo como cosa suya... y los dichos vecinos  son abonados y bibiendo en esta ciudad podrán acudir a las cargas públicas que en esta ciudad ay...mano que se derriben  las casas hechas y se bengan a bibir a la ciudad y con esto cesen los grandes daños...  . Si embargo, el conflicto se generaba entre lo dos bandos de regidores que defendían intereses contrapuestos, por lado la roturación de los campos y, por otro lado, el mantenimiento de las dehesas. Con esto último solían aliarse los antiguos regidores de sangre, mientras los nuevos y adquiridos por compra no tenían perjuicios en cometer excesos en los montes de Entretorres, Caballeros, Monte de Nubes, Mures y Cueva del Moro, y, sobre todo, en  Encina Hermosa, como denunciaba uno de ellos en 1603, acusando incluso  la pasividad de la justicia:

las dehesas de esta ciudad están destruidas y perdidas y los montes de la ciudad  talados , lo qual hacen los criados de algunos regidores y escribanos y caballeros y los guardas por dádivas y cohechos disimulan y permiten que todo el común desmoche y tala han hecho en los dichos montes.....uno de los mayores desórdenes se da en  Encina Hermosa por vecinos de Alcaudete ...entran quadrillas de mano armada de manera que los guardas no se atreben a llegar a los dichos dañadores para los prender ( Cf.27.2.1603)    

 En 1604, el abuso de introducción en tierras públicas, realengas, aguaderos y descansaderos alcanzaba la cifra de treinta y cinco denuncias y comenzaba a intervenir el síndico. En este mismo  año, se editaron impresos doscientos privilegios al precio de cinco reales, iniciándose el reparto por los caballeros, regidores y jurados.     Degraciadamente, las buenas gestiones del regidor Veneroso para fundar un colegio de la Compañía  de Jesús en 1604 no llegaron a cumplirse. Hubiera significado un renacer en la ciudad para la formación de los grupos privilegiados y un peldaño de progreso de muchas personas en medio de la pobreza de la población . Sus sucesores lo disfrutaron por medio del mayorazgo creado que benefició a los intereses de los jesuitas en la ciudad de Granada, como se demuestra con la creación del colegio universitario de San Bartolomé y la iglesia teatina de san Justo y Pastor. 










             

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