LAS ÁNIMAS
El final del
siglo XVIII, con motivo de la Novísima Recopilación, el purismo introducido con
la Ilustración y el rigoricismo de los nuevos abades, sobre todo, Mendoza y
Gatica y Palomino López de Lerena, van a suponer un fuerte retroceso en el
costumbrismo festivo y en la desaparición de importantes hermandades y
cofradías que son las que configuraban en su mayor parte la parte festiva. En
el año 1829, la situación nos la expone el cabildo del diez de marzo cuando
dice:
"... que se suspendan todas las cofradías que
hay en esta ciudad sin Real aprobación, quedando sólo las dos sacramentales,
las dos de Ánimas y la de Jesús Nazareno por la Real Cédula que la instituyó, y
, creando a beneficio de los
Expósitos, una nueva bajo el título de los Desamparados, a las quales
únicamente se les permita sin prestarles comunicados a los interventores con la
multa de cien ducados o la que sea del real agrado a beneficio de los mismos".
Además, a esto
hay que añadir un principio de siglo del siglo XIX bastante convulsivo y
nefasto para los elementos festivos, religiosos y ulturales, en el que
sobresalen la guerra contra los franceses, el nuevo espíritu de la Constitución
del 1812, las calamidades, entre ellas, diversos años de sequía, peste y de
terremotos, y los continuos movimientos políticos( guerras civiles y
levantamientos militares) que no coadyuvan a favorecer ni implantar nuevos
movimientos festivos. Una savia renovadora se introduce en la Iglesia local con
el nacimiento de la Casa de Misericordia, que agrupará todos los bienes de las
hermandades, fundaciones, bienes, censos y otros elementos de las manos
muertas, provocando un gran decaimiento de la actividad festiva.
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