Cuando Cosme
de Médicis visitó a Alcalá el día dieciséis de diciembre de 1668, la ciudad
se encontraba en clara decadencia, por la pérdida de población y por la continua
sangría de hombres y caudales, que había aportado la ciudad a Felipe IV en las
guerras de Portugal, Cataluña, Francia y los Países Bajos, sin olvidar las
incursiones de los turcos en la Costa granadina. El artista Pier María Baldi la
ilustra lo mismo que las salinas de Filique, exaltando su aspecto de su
fortaleza y Lorenzo Magalotti la define como
una ciudad de
mil hogares, que desde la cumbre de un monte muy alto se extiende abajo por el
costado y el valle de él, y comenzando a remontarse sobre la colina opuesta
forma una cuenca. En la cima más elevada hay un fuerte, el cual aunque esté
reducido al presente en morada para el Corregidor, fue otras veces fortaleza
inexpugnable para los moros, para detenerlos en los límites del Reino de
Granada, de donde retine también el día de hoy el antiguo nombre ganado Llave
de Castilla.
La jurisdicción
de Alcalá pertenece totalmente al Rey, el cual allé designa al Corregidor y dos
Alcaldes. esta corregiduría comprende otros dos grandes lugares por lo cual
para lo más se pone persona de alguna consideración, y actualmente se encuentra
y actualmente es el Marues de Torres , que
al paso de S.A. se encontraba en Oza (hoy LOja), uno de los lugares a él
sometidos.
El gobierno
espiritual es independiente de cualquier diócesis, estando únicamente
subordinado a un Abad secular, el cuaql tiene uso de mitra y del hánito
pontificales, alzando baldaquino, no de otro modo que si fuese Obispo. esta
Abadía produce alrededor de treinta mil escudos al año, y al presente ladisfruta
don Antonio, hijo natural de don Felipe Cuarto, no legitimado. El tiene su
residencia en Alcalá, y nosotros allí le encontramos, aunque la tardía llegada
y la presurrosa partida no nos permitiesen verlo.[1]
A través de la ilustración, se
distingue la alameda, la ermita y el Humilladero de la Magadalena y la Cruz de los Blanquitos que adentraba
hacia la cuesta del Cambrón y puerta de Granada. Eran las dos vías principales
de acceso de la ciudad que ofrece un aspecto de cerco, bien delimitado por
torreones y murallas en la parte alta, la antigua fortaleza, y de mampuesto,
tapiales y corrales en el resto de su extensión urbana. Mientras los
alrededores de la Mota y la parte que se extiende al cerro de su ladera, se
encuentra muy poblada, el cerro del Calvario, prácticamente está despoblado. La
muralla está fuertemente protegida por elevados muros y torres barbacanas,
distinguíendose la puerta de Granada, y
la de la Imagen. Dentro de la fortaleza, se observa el arrabal Viejo de santo
Domingo de Silos con su iglesia, y un barrio de trama musulmana comunicada por
la parte alta con los majestuosos
edificios del barrio de la Mota, que sirven de tapial y segunda muralla, debido
a su elevada altura que alcanzaban hasta los tres pisos en contraste con las
casas del barrio. En el barrio de la Mota
se alza esbelta la iglesia Mayor abacial, que oculta a la torre del
Homenaje,y se distingue la torre del Trabuquete, las Casas del Cabildo, el
Gabán. la torre del argamasón, la Casa
de la Justicia y los corredores ,
tiendas , las carnicería, la torre de
Aguilera y otras varias torres, como la de la Cárcel . Fuera de la fortaleza,
son dignos de destacar el barrio del Rastro que se adentraba por la puerta de
Zayde al barrio de santo Domingo, el barrio de Bartolomé ,y el de san Blas, con sus respectivas ermitas y
algunos edificios significativos se vislumbran como el convento de la Trinidad,
del Rosario y los monasterios de Consolación y Capuchinos.
Hasta que, un
siglo después, en 1787, Bernardo Espinalt, en su Atlante Español la describe y
la ilustra, no se han encontrado nuevas
descripciones de visitantes extraños. La
visión de su grabado nos muestra una Alcalá, donde se ha abandonado la fortaleza
como sitio de población y se ha convertido en un residuo eclesial bien fortificado,
mientras la nueva ciudad se ha extiendido por completo entre los dos cerros, el
de la Mota y los Llanos, donde se han formando un centro rectángular,
atravesado por el Llanillo, en el que corvergen perpendicular y paralelamente
una serie de calles importantes, entre las que destacan Varacruz, Real, Llana,
y Rosario entre otras. El recinto fortificado muestra su decadencia
significativa no apreciándose la continuídad ni la habitabilidad en el barrio
de santo Domingo, que sólo mantiene erigida en pie su iglesia y el lienzo
meridional de la muralla, mientras gran parte de la zona oriental ha
desparecido. Tampoco se conserva el barrio de san Bartolomé ni el del Rastro y
el de san Francisco practicamente sólo conserva el monasterio. La ermita de san
Blas, adosada a la muralla es otro de los barrios decadentes de la ciudad. Una
amplia avenida desde la ermita de la Magdalena desemboca por la puerta de lós
Álamos. La antigua ciudad de trazado musulmán ha dado lugar a una ciudad nueva,
donde los espacios abiertos del Paseo Nuevo y la Plaza del Ayuntamiento le
imprimen una modernidad racionalista que se ha ido plasmando paulatinamente a
lo largo de estos dos siglos. Este entramado urbano permite la ubicación de nuevos edificios
civiles y religiosos que se abren a compases y plazoletas. Muestra de esta
evolución es la concentración de los principales edificios públicos en la zona
comprendida entre la calle Rosario y el Llanillo: la plaza mayor, el
Ayuntamiento, las Casas de la pescadería y Carnicería o de Enfrente, el
Hospital del Dulce Nombre de Jesús, el Pósito y el Matadero. Los edificios
religiosos se ubican en espacios ubicados en el siglo XVI: la ermita de san
Juan y los conventos de san Francisco, de Consolación, de santo Domingo y de la Trinidad, distribuidos a una distancia que la ciudad creía conveniente para su
ubicación. No obstante, el traslado de algunos desde la Mota se realiza en la
misma zona: el Palacio Abacial o el monasterio de la Encarnación y las nuevas
iglesias de la Angustias,y san Antón o
el conventto de los capuchinos. Sin embargo, el barrio de las faldas de
las Cruces, aparece muy poblado y
coronado por el solitario Calvario que le daba su nombre-, formado por la calle Antonio Ponz , en el año 1791
visitó la ciudad, mo hay
referencias de personas forasteras y la ciudad ha sufrido un cambio
significativo a lo largo del siglo XVIII:
Caminando desde Baena a Alcalá la Real, casi siempre por tierra montuosa, de malos caminos y solitarios, no encontré posada que la Venta llamada de la Rábita..Está puesta Alcalá en una elevación, ya aunque me dijeron que consta de cuatro mil vecinos, acaso no pasará de ocho mil o nueve mil almas. tiene seis conventos, con dos parroquias y dos ayudas de parroquia. La iglesia de los padres de san Antón no es desarreglada en lo interior, con todo, le echan a perder las hojarascas ridículas de las pechinas y de los retablos. También hay cierta sencillez en las iglesias de Santo Domingo y san Francisco;pero los ornatos dejémoslo a un lado, aunque los retablos ma
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