DIARIO DEL RUTERO.
LA RUTA DEL DUERO.
Eran
las catorce y treinta del día diez de
octubre un chaparrón se apoderó del
cielo alcalaíno inundando las calles del casco urbano. Los 48 ruteros montaron
junto a la estatua de Pablo de Rojas y la Estación de Autobuses en medio de paraguas y maletas
mojadas a eso de las quince horas y pico., Algún despiste que solucionamos
pronto como el libreto de ruta. Nos atendió Antonio Puerma Aranda que era
nuestro conducto desde tierras andaluzas hasta tierras del Duero. Tras una
breve estancia en la capital jienense
donde recogimos a nuestras amigas Canis, pasamos las tierras de Sierra Morena y
los túneles del Despeñaperros en menos que canta un gallo, más bien un ciervo
vespertino. Con prisas, pero sin con cordura de conducción, pasamos Santa cruz
de Mudela, dejamos atrás ventas, pueblos, molinos de viento y la llanura
castellana hasta acercarnos a Madrid, donde hicimos la primera parada.
Bordeamos Madrid por la radial y M-50
y subiendo por el Puente de los
Leones, respiramos el fresco de Ávila y topamos con las tierras salmantinas.
Nos
dio la mano el río Tormes y legamos a un bello Hotel en el Paseo de los Carmelitas,
avanzada la noche las once horas, per, a
buena hora para un paseo por la ciudad nocturna. Grandiosa se presentó la Plaza
Mayor helmántica o slamantina ( no salamaquesa), entre penumbra la casa de la Compañía
de Jesús, la de las Conchas y la Universidad Pontificia. Leímos los vítores de
los príncipes japoneses y el presidente
panameño Arístides, cerca de la Universidad pontificia. Allí los ruteros
se esforzaron en encontrar la rana de la fertilidad sobre la calavera de la
muerte, entres escudos, iconografía imperial, mitológica y de poder nacional. Bella fachada de tiempos
de los Reyes católicos, a las espaldas con la estatua de fray Luís de León. Luego, un paseo entre las diversas
fachadas de la catedral vieja y nueva,
entreviendo el cimborrio de la antigua, y las portadas inconclusas de la
nueva. Parada obligada en la casa del archivo de la Guerra Civil y de la logia masónica.
Divisamos el monasterio de San Esteban,
contemplamos otras iglesias, casonas, y por la Rua principal entre tiendas,
librerías y bares el silencio de la noche.
Una tapa nos alivió el paseo para
disfrutar del descanso obligado del viajero.
11/10 SALAMANCA-ARRIBES DEL
DUERO-ZAMORA
Salimos muy temprano en dirección a los Arribes del
Duero por la carretera autonómica de Ledesma , unas montañas suaves y de rampa asequible, entre algún que
otro viñedo una zona de adehesamiento muy extendido. Los toros nos daban las manos, más bien los cuernos en el
amanecer. Junto a la orilla del río Forme,
apenas divisamos las viviendas al estar obstaculizados por las neblinas que
ocasionaba la cuenca de este afluente del Duero. Pequeños pueblos con
Villamayor, Valverdón dejamos atrás
hasta llegar a Ledesma, una bella ciudad sobre un cero de pizarra junto a al
río Tormes, comentamos que allí murieron
un hijo de Alfonso X y el nieto de don Sancho. Relacionamos su historia
con la serie de Isabel por eso de de la
negativa a aceptar a Pedro de Zúñiga como conde de esta ciudad y la concesión del condado por Enrique IV a Beltrán de la Cueva. Desde lejos, se observan
el ayuntamiento y la iglesia de Santa María .
Desde aquí contemplamos el principio
del embalse de Almendra en el río Tormes
y unos puntes antiguos. Viramos hacia el
norte y entramos en la comarca zamorana
de Sáyago, con el mismo paisaje de
tierras adehesadas, aldeas con huertos de cercos de piedras y y pasamos por Maraleja, Almeida y Bermillo, donde confluyen el Duero y el
Tormes. Siguiendo la carretera, cerca de un nuevo embalse doblamos hacia el
occidente hasta llegar la carretera que nos dirigía Portugal. Pronto se divisaba
la ciudad de Miranda do Douro y, tras el
paso de un pantano. Desde se veía levantarse la catedral de la villa
portuguesa, llegamos a la Estación
Biológica Internacional ( que forma la frontera de Zamora con la ciudad de Miranda
del Douro), donde fuimos recibidos por el equipo hispano luso. Visita a
Letrinas, entrega de entradas, pasarelas y
montamos en un barco catamarán
con otro grupo de ruteros paisanos de la tierra del Santo Rostro, donde emprendimos un Crucero Ambiental hasta el Área Temática
del Valle del Águila, paso de los contrabandistas y regreso. La tripulación y
el guía explicaron lo más relevante sobre flora y geología del Parque Natural. Los Arribes del Duero se encuentran entre Salamanca
y Zamora, con un unos 37 municipios: Argañín, Almendra, Cabeza del
Caballo, Villardiegua de la Ribera, Villadepera, Torregamones, Villar del Buey,
Fariza, Gamones, Fermoselle, Villarino de los Aires, Pereña, Masueco, Mieza,
Vilvestre, Puerto Seguro, San Felices de los Gallegos, Ahigal de los Aceiteros,
Sobradillo, La Fregeneda, Hinojosa del Duero, Saucelle, Adeadávila de la
Ribera, La Bouza, Bermellar, Saldeana, Barruecopardo, Fonfría, Pino del Oro,
Villalcampo, Moralina, Moral de Sayago, Trabanca, Lumbrales, Cerezal de
Peñahorcada, La Zarza de Pumareda, La Peña. Y 58 de núcleos de población, donde habitan 21.912 personas. No llegan a sumar todos
los vecinos de Alcalá la Real.Este centenar de
kilómetros- y espacio natural privlegiado se “·encajona formando los cañones
más profundos y extensos -casi belleza agreste de su paisaje granítico y una
rica y variada fauna y flora”. Su relieve pertenece al dominio del Zócalo Paleozoico y
está constituido fundamentalmente por granitos y granodioritas. Sus paisajes
más bellos y escabrosos han sido formados por los ríos Duero, Huebra y Uces. Interesante
y bella localidad: la villa de Fermoselle, que lo reservamos para el próximo
año.
A lo largo del recorrido de este
valle encajado, resguardado de los vientos y con
mucha insolación, que da lugar a una temperatura media anual suave, la
inexistencia de heladas a lo largo del año, y unas ciertas condiciones de
humedad (precipitación media en torno a los 700 mm/año). La guía, con la ayuda
del capitán y una ayudante, y a lo largo
de unas diez estaciones de parada. Nos comentó una riquísima comunidad vegetal,
donde se mezclaban especies típicamente mediterráneas como olivo, vid,
almendro, frutales. Y, junto al
"arribe", y en la penillanura, se observa la tierra destinada al cultivo del cereal,
principalmente centeno, en alternancia con pastos apostantes y semiagostantes. Pero
, actualmente, tras el abandono de la tierra de labor, todo se cubre con el matorral donde se intercalan
enebros, encina, quejigos, alcornoques, acompañados de gramíneas y labiadas. Pero,
lo que llamó la atención fue la explicación de Antonio Atienza de las aves de
este parque: buitre común, águila real,
águila perdicera, cigüeña negra, alimoche, halcón peregrino, sin olvidar otras
especies de interés como águila culebrera, águila calzada, búho real, chova
piquirroja, vencejo real, roquero solitario, collalba rubia... Destaca también
la presencia de una gran riqueza de peces (barbo, carpines, bermejuela, boga,
colmilleja, ...), reptiles (lagarto verdinegro, eslizón ibérico, culebra de
herradura, lagartija colirroja, ...) y mamíferos (nutria, garduña, gineta,
jabalí, zorro, ...). También, con la ayuda de la guía, se comentó la comunidad de anfibios está limitada por la
escasez de agua, siendo abundantes especies como el tritón jaspeado, tritón
ibérico, rana común, sapo corredor, sapillo pintojo, y peces como el barbo, la
trucha….
Quedamos
impresionados con sus rocas ígneas de diversos tipos de granito en
perpendicular que amenazaban la caída, los cañones que sirivieron de paso de
los contrabandistas en los años de la posguerra ( azúcar, máquinas de coser,
tabaco..)
La embarcación estaba acondicionada para
navegar en el Parque con motores ecológicos insonorizados, visión por infrarrojos
y micrófono direccional. Nos detuvimos en
pozo de las nutrías, nido de cigüeña
negra, e4ncina centenaria- , Se desembarcó en el Valle del Águila para visitar
un proyecto Hispano-Luso de conservación etnográfica y ambiental Proseguimos
por Peña del Oso, que se veía en las
alturas, cascada de invierno, área de águila real paso de las estacas, donde
los contrabandistas se forraban de
dinero y de peligros por el río entre las miradas de las fuerzas de
guardia,, castro celta, otro, nido de cigüeña negra, cascada, fuente de la
pencela , y antiguo paso d la barca. Subimos a su eslora e hicimos bellas fotografías a algún que
otro “pajarraco” que capturaba los peces
en alto río.
Regresamos a la Estación con una agradable sensación que fue
complementada con una exhibición-didáctica
con Aves rapaces ( águilas, búho…) y degustamos vinos de Oporto.
Nos
dirigimos a Zamora por el pantano de Villalcampo y la autovía, ya las tres de
la tarde, ya comíamos a Hotel Marriot, almorzamos
frugalmente y nos recibió Manolita, una zamorana con ganas de enseñar de
palabra toda su ciudad, le sugerimos una
vista panorámica con la que abrimos una nueva visión de explicar la
ciudad, y así lo hicimos a las faldas de la muralla, y orillas del Duero,
pasando por los puentes ( los restos del Romano, Románica, y Nuevos) y varios
molinos de pan, batanes y lugares de tundidores y lavaderos así como antiguas iglesias extramuros. Nos detuvimos
junto a la puerta de la muralla de la Lealtad (la del traicionero Bellido
Dolfos) pasamos por ella, casa del Cid, iglesias románica hasta adentrarnos en
la catedral. Contemplamos su claustro, su
cimborrio, su mezcolanza de estilos, la Virgen Calva, el retablo de
Ventura Rodríguez, su bella sillería del coro, los tapices mitológicos,...y de
allí nos trasladamos al castillo de doña Urraca. Puente, reja, patio y…boda mestiza
entre un blanco y una negra, con aplauso andaluz.
Por la calle principal, oteamos
las iglesias desde la puerta como san Idelfonso, la Magdalena y san Juan.
Algunos, misa vespertina y otros,
tamboreada de estilo Etnosur.
Luego visita al Parador, palacio
de la Diputación, casonas y muchas más casonas. De vez en cuando el románico
zamorano, único.
La noche la despedimos entre lluvias
en un bar de picoteo y pinchos en la calle de los Lobos.
Suerte, con un día espléndido.
FIN DE LA PRIMERA PARTE.
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