LA FIESTA DE LA
VIRGEN DE LAS MERCEDES
DEL SIGLO XVIII HASTA EL XX
En el siglo XVI y
XVII, existía una estrecha ligazón entre la fiesta de la Asunción, la celebración
de la toma de Alcalá la Real y el nacimiento del culto a María en la advocación
de las Mercedes. Es cierto que se
extendió la difusión y aumento, en torno a la segunda decena del siglo XVII, en
concreto, de todo lo relacionado
con la hermandad, los enseres, las
donaciones de fincas, las memorias y otros elementos derivados de la gran
repercusión que la Virgen de las Mercedes debió tener por estos años.
Curiosamente, al principio, no debió desligarse la organización de la fiesta
entre los dos cabildos, el eclesiástico y el civil. Así recientemente hemos
podido encontrar los primeros organizadores y los elementos de la fiesta de la Virgen de las Mercedes en el año 1616.
Fueron los regidores comisionados para ella
don Juan de Aranda Figueroa y don Luis Alfonso de Aranda. Se gastó una
cantidad de doscientos reales. Las actividades profanas consistieron en
invenciones de
fuego y luminarias y cosas de regocijo.
La función
religiosa corrió a cargo del cabildo eclesiástico, que recibía protocolariamente
en aquel día a los munícipes en la
función de la Iglesia Mayor.[1]Por
la tarde se celebraba la procesión general por los alrededores de la Mota. Y,
en muchas ocasiones, se acompañaban de escenificación de obras de teatro.
Posteriormente,
con el paso del tiempo, el mayordomo y administrador de la capilla se
encargaron de la administración de la fiesta y se convirtió en una fiesta
puramente religiosa.
No obstante en
el siglo XVIII, se acrecentó la relación entre los dos cabildos y se va a
instaurar la costumbre del rezo de una salve en la Capilla de las Casas
Capitulares. Aunque variaba el
día de su celebración, poco a poco solía realizarse el mismo quince de
agosto interviniendo una capilla de
música, que rezaba una salve, a la que acudían los beneficiados.[2]
Para ello , en el oratorio se colocaba
su imagen donde se rendían los cultos.[3]
Esta celebración tenía lugar por la tarde del día de la Asunción.[4]
No escatimaba esfuerzos el ayuntamiento en mantener el patronazgo y en el año
1752, con motivo de un buleto de licencia para celebrar los cultos, se
arreglaba el altar y se adquiría un velo de damasco carmesí para la imagen.[5] Curiosamente,
si nos trasladáramos al siglo XIX, en el año 1841, el culto de la Virgen de las Mercedes no cambió salvo en
pequeños detalles de poca importancia.
En el mes de febrero, se encargaba de la
fiesta de la Presentación del Niño en el Templo, o La Candelaria, costeando la torta y los
pichones.
A lo largo del año, se cantaban misas, salves, en su honor, el día de
la Víspera se mantenían los fuegos y, así, a pesar de que, algunas veces, se encontraba en la
Iglesia de la Veracruz, allí se festejó en la noche de la Víspera, ya que era
una tradición el traslado de la imagen a esta iglesia para realizar rogativas.
La capilla de Música de Florencio de Alba
amenizaba la velada de este día, donde la gente bailaba en los
alrededores de la iglesia. También lo
hacía en el resto de la de las funciones de Iglesia, misa, aguinaldos y salves
del sábado. Sin embargo el rezo diario del Rosario se acompañaba del coro de Fernando Bolívar. A
esto hay que añadir, también, otros pequeños gastos de las actividades de la
cofradía, que curiosamente era administrada por el cura Enrique Díaz. Otro día
señalado era la Octava de la fiesta junto con el novenario en el que repicaban
Consolación y la Mota.
Los ingresos
para afrontar todos estos actos consistían en las limosnas de los fieles tanto
en dinero como en especie( cera, trigo y cebada, sobre todo, sin olvidar
animales como el cerdo, chotos, corderos, gallinas e, incluso, patos) recogidas
por el campo y en la ciudad. La lámpara de aceite de la Señora no se apagaba
durante todos los días del año, que eran costeada por distintos devotos. Solía
alquilar una casa en la calle Caridad que le servía de granero donde se
almacenaba el trigo para venderlo. Las estampas se encargaban en Granada y eran
otra fuente de ingresos. En aquel tiempo, se pagaba el cuidado de las imágenes y tronos y los
costaleros de la Virgen, como se mantuvo hasta cierto tiempo. En este año 1841
se celebró una especial rogativa y la
cera se mantuvo desde abril hasta agosto en la Iglesia de la Veracruz [6].También
en los años posteriores, abundan los
datos de rogativas en las distintas epidemias, períodos de sequía o terremotos
entre las que destaca la de 1885.
En esta doble
línea de patronazgo y rogativa, se mantuvo el culto de la Virgen de las
Mercedes durante los siglos XVIII, XIX, y XX, permaneciendo casi como única
patrona y única mediadora en las rogativas, aunque a veces lo compartiera con
Santa Ana, Jesús Nazareno, Santo Domingo de Silos, el Cristo de la Salud, San
Blas y San Roque.
El quince de
Agosto va a delimitar el período festivo y no es extraño que se celebraran
corridas de toros y las compañías de Teatro acudieran por esta fecha a
representar sus obras de teatro. Claro ejemplo fue el año 1729, la propia
ciudad le concedió licencia a la Compañía de Comedias del granadino Juan de
Ordóñez[7].
[2] AMAR. Acta del
cabildo del seis de septiembre de 1742. Es la libranza de treinta reales que
importaron dichos gastos. Por la libranza del veinticinco de julio del 1749
aumentaron a cuarenta y cuatro reales.
[5] AMAR. Acta del
cabildo del siete de abril de 1752.
[6] AMAR. Cuentas
de la administración de Enrique Díaz en el culto de la Virgen de las Mercedes.
[7] AMAR. Acta del
cabildo del dieciocho de julio de 1729.
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