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miércoles, 6 de agosto de 2014

X. HACIA LA FIESTA DE LA CORONACIÓN Y DE LAS MERCEDES. DEL SIGLO XVIII HASTA EL XX.


LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LAS MERCEDES
DEL SIGLO XVIII HASTA EL XX
 
 
 
En  el siglo XVI y  XVII, existía una estrecha ligazón entre la fiesta de la Asunción, la celebración de la toma de Alcalá la Real y el nacimiento del culto a María en la advocación de las  Mercedes. Es cierto que se extendió la difusión y aumento, en torno a la segunda decena del siglo XVII, en concreto, de todo  lo relacionado con  la hermandad, los enseres, las donaciones de fincas, las memorias y otros elementos derivados de la gran repercusión que la Virgen de las Mercedes debió tener por estos años. Curiosamente, al principio, no debió desligarse la organización de la fiesta entre los dos cabildos, el eclesiástico y el civil. Así recientemente hemos podido encontrar los primeros organizadores y los elementos de la fiesta  de la Virgen de las Mercedes en el año 1616. Fueron los regidores comisionados para ella  don Juan de Aranda Figueroa y don Luis Alfonso de Aranda. Se gastó una cantidad de doscientos reales. Las actividades profanas consistieron en  


invenciones de fuego y luminarias y cosas de regocijo.
La función religiosa corrió a cargo del cabildo eclesiástico, que recibía protocolariamente en aquel día a  los munícipes en la función de la Iglesia Mayor.[1]Por la tarde se celebraba la procesión general por los alrededores de la Mota. Y, en muchas ocasiones, se acompañaban de escenificación de obras de teatro. 
Posteriormente, con el paso del tiempo, el mayordomo y administrador de la capilla se encargaron de la administración de la fiesta y se convirtió en una fiesta puramente religiosa.


No obstante en el siglo XVIII, se acrecentó la relación entre los dos cabildos y se va a instaurar la costumbre del rezo de una salve en la Capilla de las Casas Capitulares. Aunque  variaba el día de su celebración, poco a poco solía realizarse el mismo quince de agosto  interviniendo una capilla de música, que rezaba una salve, a la que acudían los beneficiados.[2] Para ello , en el oratorio  se colocaba su imagen donde se rendían los cultos.[3] Esta celebración tenía lugar por la tarde del día de la Asunción.[4] No escatimaba esfuerzos el ayuntamiento en mantener el patronazgo y en el año 1752, con motivo de un buleto de licencia para celebrar los cultos, se arreglaba el altar y se adquiría un velo de damasco carmesí para la imagen.[5]        Curiosamente, si nos trasladáramos al siglo XIX, en el año 1841, el culto de la Virgen  de las Mercedes no cambió salvo en pequeños detalles de poca importancia.
En el mes de febrero, se encargaba de la fiesta de la Presentación del Niño en el Templo,  o La Candelaria, costeando la torta y los pichones.
A lo largo del año, se cantaban misas, salves, en su honor, el día de la Víspera se mantenían los fuegos y, así, a pesar de que, algunas veces, se encontraba en la Iglesia de la Veracruz, allí se festejó en la noche de la Víspera, ya que era una tradición el traslado de la imagen a esta iglesia para realizar rogativas. La capilla de Música de Florencio de Alba  amenizaba la velada de este día, donde la gente bailaba en los alrededores de la iglesia.  También lo hacía en el resto de la de las funciones de Iglesia, misa, aguinaldos y salves del sábado. Sin embargo el rezo diario del Rosario  se acompañaba del coro de Fernando Bolívar. A esto hay que añadir, también, otros pequeños gastos de las actividades de la cofradía, que curiosamente era administrada por el cura Enrique Díaz. Otro día señalado era la Octava de la fiesta junto con el novenario en el que repicaban Consolación y la Mota.

Los ingresos para afrontar todos estos actos consistían en las limosnas de los fieles tanto en dinero como en especie( cera, trigo y cebada, sobre todo, sin olvidar animales como el cerdo, chotos, corderos, gallinas e, incluso, patos) recogidas por el campo y en la ciudad. La lámpara de aceite de la Señora no se apagaba durante todos los días del año, que eran costeada por distintos devotos. Solía alquilar una casa en la calle Caridad que le servía de granero donde se almacenaba el trigo para venderlo. Las estampas se encargaban en Granada y eran otra fuente de ingresos. En aquel tiempo, se pagaba el  cuidado de las imágenes y tronos y los costaleros de la Virgen, como se mantuvo hasta cierto tiempo. En este año 1841 se celebró una especial  rogativa y la cera se mantuvo desde abril hasta agosto en la Iglesia de la Veracruz [6].También en los  años posteriores, abundan los datos de rogativas en las distintas epidemias, períodos de sequía o terremotos entre las que destaca la de 1885.

En esta doble línea de patronazgo y rogativa, se mantuvo el culto de la Virgen de las Mercedes durante los siglos XVIII, XIX, y XX, permaneciendo casi como única patrona y única mediadora en las rogativas, aunque a veces lo compartiera con Santa Ana, Jesús Nazareno, Santo Domingo de Silos, el Cristo de la Salud, San Blas y San Roque.

El quince de Agosto va a delimitar el período festivo y no es extraño que se celebraran corridas de toros y las compañías de Teatro acudieran por esta fecha a representar sus obras de teatro. Claro ejemplo fue el año 1729, la propia ciudad le concedió licencia a la Compañía de Comedias del granadino Juan de Ordóñez[7].

 



[1] AMAR. Libro de libranzas desde el 1606. Libranza del veintiocho de agosto del año 1606.
[2] AMAR. Acta del cabildo del seis de septiembre de 1742. Es la libranza de treinta reales que importaron dichos gastos. Por la libranza del veinticinco de julio del 1749 aumentaron a cuarenta y cuatro reales.
[3] AMAR. Libranza del dieciséis de agosto de 1743.
[4] AMAR. Acta del cabildo del tres de agosto del 1753,
[5] AMAR. Acta del cabildo del siete de abril de 1752.
[6] AMAR. Cuentas de la administración de Enrique Díaz en el culto de la Virgen de las Mercedes.
[7] AMAR. Acta del cabildo del dieciocho de julio de 1729.

 

 

 





 

 

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